PUBLICADO EN 'PROCEEDINGS OF THE NATIONAL ACADEMY OF SCIENCES'
Unos mediadores lipídicos derivados de los omega-3, claves para disminuir inflamación en el hígado por obesidad
JANO.es · 28 enero 2015 10:22
Un estudio del IDIBAPS demuestra que la inhibición de la enzima responsable de degradar unos mediadores lipídicos derivados de estos ácidos grasos, puede modular la inflamación asociada a la acumulación hepática de grasa.
La esteatosis hepática no alcohólica (EHNA), o hígado graso, es una enfermedad asociada a la obesidad que se caracteriza por una acumulación de grasa en las células del hígado acompañada por un proceso inflamatorio que provoca lesiones similares a las que sufren las personas que consumen alcohol en cantidades tóxicas.
Un estudio liderado por el Dr. Joan Clària, investigador del grupo IDIBAPS Fisiopatología y tratamiento de la ascitis y del trastorno de la función renal en la cirrosis hepática y consultor del Servicio de Bioquímica y Genética Molecular del Hospital Clínic, demuestra por primera vez que, mediante la inhibición de la enzima responsable de degradar unos mediadores lipídicos derivados de los ácidos grasos omega-3, se puede modular la inflamación asociada a la acumulación hepática de grasa. Además, estos compuestos, denominados epóxidos, hacen que las células hepáticas sean capaces de eliminar la grasa por un proceso que degrada componentes celulares denominado autofagia. En este estudio, que publica la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), también han participado investigadores de la Universidad de California. La primera firmante del trabajo es Cristina López-Vicario, investigadora predoctoral del grupo del IDIBAPS.
Los omega-3 son ácidos grasos poliinsaturados esenciales que están presentes en las membranas celulares. En el hígado se ha detectado la presencia de unas enzimas metabólicas que transforman los ácidos grasos omega-3 en unos compuestos denominados epóxidos. Estos epóxidos tienen propiedades antiinflamatorias, reducen el estrés oxidativo y tienen la capacidad de aumentar la autofagia, es decir, promueven la eliminación de lo que es perjudicial para la célula. El único inconveniente de estos epóxidos es que son moléculas muy inestables y con un tiempo de vida de pocos segundos ya que son degradadas por una enzima, la epóxido hidrolasa soluble (sEH). Hasta ahora varios estudios habían demostrado los efectos beneficiosos de inhibir esta enzima en el campo de la hipertensión. En este trabajo, que publica el PNAS, los investigadores se han centrado en demostrar que esta inhibición también puede jugar un papel determinante en la EHNA, ya que en esta enfermedad la enzima está presente en el hígado en grandes cantidades.
Así, se ha estudiado el efecto de un fármaco desarrollado por el profesor Bruce Hammock, de la Universidad de California, para inhibir la enzima sEH de forma específica. Para comprobar la eficacia del fármaco se han utilizado ratones obesos modificados genéticamente para tener tejidos enriquecidos en ácidos grasos omega-3 y así poder generar grandes cantidades de epóxidos. Los investigadores han encontrado que la inhibición de la enzima que degrada estos epóxidos disminuye la inflamación del hígado asociada a la acumulación de grasa y aumenta la autofagia del mismo por parte de las células hepáticas. Por otra parte, también han comprobado que este efecto también se da en el tejido adiposo obeso.
Así, los inhibidores de la sEH se postulan como una estrategia terapéutica prometedora para prevenir y contrarrestar las consecuencias derivadas de la obesidad. En base a los importantes resultados que se han obtenido en este trabajo se iniciarán nuevos estudios para comprobar la eficacia del fármaco en pacientes con obesidad y con hígado graso.
Los omega-3 son ácidos grasos poliinsaturados esenciales que están presentes en las membranas celulares. En el hígado se ha detectado la presencia de unas enzimas metabólicas que transforman los ácidos grasos omega-3 en unos compuestos denominados epóxidos. Estos epóxidos tienen propiedades antiinflamatorias, reducen el estrés oxidativo y tienen la capacidad de aumentar la autofagia, es decir, promueven la eliminación de lo que es perjudicial para la célula. El único inconveniente de estos epóxidos es que son moléculas muy inestables y con un tiempo de vida de pocos segundos ya que son degradadas por una enzima, la epóxido hidrolasa soluble (sEH). Hasta ahora varios estudios habían demostrado los efectos beneficiosos de inhibir esta enzima en el campo de la hipertensión. En este trabajo, que publica el PNAS, los investigadores se han centrado en demostrar que esta inhibición también puede jugar un papel determinante en la EHNA, ya que en esta enfermedad la enzima está presente en el hígado en grandes cantidades.
Así, se ha estudiado el efecto de un fármaco desarrollado por el profesor Bruce Hammock, de la Universidad de California, para inhibir la enzima sEH de forma específica. Para comprobar la eficacia del fármaco se han utilizado ratones obesos modificados genéticamente para tener tejidos enriquecidos en ácidos grasos omega-3 y así poder generar grandes cantidades de epóxidos. Los investigadores han encontrado que la inhibición de la enzima que degrada estos epóxidos disminuye la inflamación del hígado asociada a la acumulación de grasa y aumenta la autofagia del mismo por parte de las células hepáticas. Por otra parte, también han comprobado que este efecto también se da en el tejido adiposo obeso.
Así, los inhibidores de la sEH se postulan como una estrategia terapéutica prometedora para prevenir y contrarrestar las consecuencias derivadas de la obesidad. En base a los importantes resultados que se han obtenido en este trabajo se iniciarán nuevos estudios para comprobar la eficacia del fármaco en pacientes con obesidad y con hígado graso.
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Proceedings of the National Academy of Sciences (2015); doi: 10.1073/pnas.1422590112Noticias relacionadas
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