CÁNCER DE MAMA
La toxina botulínica controla las secuelas de la postmastectomía
Dolor residual y disfunción en la movilidad articular de hombro o brazo. Una única infiltración es capaz de controlar este tipo de alteraciones.
Raquel Serrano. Madrid | raquelserrano@unidadeditorial.es | 06/07/2015 00:00
Concepción Cuenca y Lucía Garvín, del Clínico de Madrid. (Mauricio Skrycky)
VISTA:
Las pacientes con cáncer de mama suelen presentar secuelas derivadas de los tratamientos que se administran para controlar su enfermedad. La realización de mastectomía, la administración de radioterapia local, la quimioterapia, las cirugías reconstructivas de la mama (expansores y prótesis mamarias) pueden originar complicaciones derivadas, fundamentalmente dolor, fibrosis, retracciones, limitación de la movilidad del brazo; un conjunto de síntomas conocido como síndrome de dolor postmastectomía. Actualmente, la administración de toxina botulínica constituye una buena opción terapéutica para estas secuelas, con grandes ventajas asociadas.
"Numerosos estudios muestran que las mujeres que presentan secuelas después del tratamiento del cáncer de mama, como dolor residual o disfunción del hombro, axila y brazo, suelen padecer alteraciones del estado de ánimo, como ansiedad y depresión, pérdida de la calidad de vida y disminución de su estado de salud", han manifestado a DM Lucía Garvín Ocampos, jefa del Servicio de Rehabilitación, y Concepción Cuenca González, responsable de la Unidad de Linfedema del Servicio de Rehabilitación, integrado para estas actuaciones en la Unidad de Patología Mamaria, todos del Hospital Clínico de Madrid.
Las profesionales señalan que no hay que olvidar que el tratamiento con analgésicos a largo plazo y sesiones prolongadas de rehabilitación supone, por otro lado, un aumento de costes del tratamiento en fisioterapia y gasto farmacéutico, absentismo laboral y disminución de la participación en actividades de ocio con el consiguiente empeoramiento del estado de ánimo.
Equipos pioneros
"La toxina botulínica es una opción terapéutica en estas pacientes para tratar el dolor asociado a contractura pectoral, inhibiendo el espasmo muscular y mejorando el dolor y la movilidad articular del hombro, en la mayoría de los casos", señala Garvín, cuyo equipo ha recibido el primer premio de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física por un estudio que recoge los primeros resultados de la experiencia con esta técnica.
"La toxina botulínica es una opción terapéutica en estas pacientes para tratar el dolor asociado a contractura pectoral, inhibiendo el espasmo muscular y mejorando el dolor y la movilidad articular del hombro, en la mayoría de los casos", señala Garvín, cuyo equipo ha recibido el primer premio de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física por un estudio que recoge los primeros resultados de la experiencia con esta técnica.
La administración de toxina botulínica para secuelas terapéuticas en cáncer de mama es una técnica que el equipo del Clínico aplica con buenos resultados en todas las tratadas desde septiembre de 2014. En Madrid, el equipo de Esperanza de Carlo, en el Hospital 12 de Octubre, también practica este procedimiento. En principio, se indica como uso compasivo y existen escasos artículos internacionales al respecto, por lo que la experiencia española es pionera.
Según Cuenca, en este tipo de secuelas las medidas de fisioterapia mejoran la retracción, pero no resuelven el problema, hecho que con la administración de la toxina alcanza una ganancia de 20-30 grados en la movilidad. Pero, en su indicación princeps, el dolor nociceptivo, neuropático o de tipo mixto, la mejoría es clarísima, incluso en pacientes polimedicadas, derivadas de la Unidad del Dolor, que se encuentran en el tercer escalón de la escala analgésica con opiáceos. "Se consigue disminuir la cantidad de fármacos, bajar de escalón e incluso, eliminar la medicación".
Una única sesión
Aunque precisa de pericia profesional, la técnica es sencilla de aplicar y se realiza de forma ambulatoria con mínimos efectos secundarios. Los resultados comienzan a apreciarse, en la mayoría de los casos, entre los primeros 10 y 15 días.
Aunque precisa de pericia profesional, la técnica es sencilla de aplicar y se realiza de forma ambulatoria con mínimos efectos secundarios. Los resultados comienzan a apreciarse, en la mayoría de los casos, entre los primeros 10 y 15 días.
"Con una única infiltración con una dosis estándar de 100 unidades, como la que se emplea para espasticidad, se consigue mejorar el dolor, la movilidad y otros aspectos como la calidad de vida y las alteraciones del estado del ánimo, por lo que resulta muy coste-efectiva". No obstante, después de la sesión, suelen recomendarse pautas de ejercicios a domicilio.
Los procesos que contraindican la realización de esta técnica son existencia de cáncer bilateral en el momento del diagnóstico, recidiva tumoral local, insuficiencia hepatorrenal de moderada a grave, debilidad muscular en la cintura escapulohumeral, estar en tratamiento con anticoagulantes y, por supuesto, antecedentes de hipersensibilidad o alergia a la toxina.
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