MIÉRCOLES, 24 de febrero de 2016 (HealthDay News) -- Hay bastantes evidencias que sugieren que las personas que son activas social, intelectual y físicamente podrían prevenir la enfermedad de Alzheimer. Pero un nuevo estudio muestra que esos esfuerzos podrían mantener la demencia a raya solo hasta cierto punto.
Ejercitar la mente y el cuerpo podría retrasar los síntomas de la enfermedad de Alzheimer, dijeron los investigadores, pero en la mayoría de las personas no ralentiza los cambios cerebrales subyacentes vinculados con la enfermedad.
El estudio fue dirigido por Prashanthi Vemuri, de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota. Su equipo se centró en casi 400 personas de a partir de 70 años de edad. Aunque ninguno de los participantes tenía demencia, 53 habían experimentado deterioros leves en sus capacidades mentales.
El equipo de Vemuri dividió a los participantes en dos grupos: los que tenían más de 14 años de escolarización y los que tenían menos.
Cada participante se sometió a escáneres cerebrales para evaluar las señales de enfermedad de Alzheimer, y también se les preguntó sobre sus niveles de actividad mental y física.
En general, los trabajos, la actividad mental y física y la educación de los participantes en la mediana edad parecieron tener entre poco y ningún efecto sobre los niveles de acumulación de placas de proteína amiloidea en el cerebro, un factor que hace mucho que se asocia con la enfermedad de Alzheimer. Los niveles de actividad física o mental también parecieron tener un impacto reducido en el volumen del cerebro o el metabolismo del azúcar (el uso de energía) del cerebro, señalaron los investigadores.
Pero los hallazgos fueron distintos en una minoría de los participantes, las personas con un gen vinculado con el Alzheimer llamado APOE4. Alrededor del 20 por ciento de las personas portan ese gen, anotó el equipo de Vemuri.
En ese subgrupo, las personas que tenían unos niveles educativos altos y que habían seguido aprendiendo durante todas sus vidas tenían menos placa amiloidea, en comparación con las que tenían unos niveles educativos altos que no siguieron esforzando la mente.
El estudio aparece en la edición en línea del 24 de febrero de la revista Neurology.
"Estudios recientes han mostrado resultados conflictivos sobre el valor de la actividad física y mental en relación con el riesgo de desarrollar enfermedad de Alzheimer, y notamos que los niveles educativos diferían en esos estudios", dijo Vemuri en un comunicado de prensa de la revista.
"Cuando observamos específicamente el nivel de aprendizaje durante toda la vida, hallamos que los portadores del gen APOE4 que tenían un nivel educativo más alto y que siguieron aprendiendo durante la mediana edad presentaban menos deposición amiloidea en las imágenes, cuando se les comparó con los que no continuaron con la actividad intelectual en la mediana edad", comentó.
¿Y qué pasa con los hallazgos más bien decepcionantes sobre las personas sin el gen APOE4? Vemuri cree que esas personas de cualquier forma deben hacer ejercicio y realizar actividades mentalmente estimulantes como leer, jugar juegos y usar computadoras.
"Hay evidencias sustanciales de que esas actividades ayudan a retrasar el inicio de los problemas de memoria y pensamiento", comentó. "Lo que no sabemos es cómo funciona el proceso".
Y en este tipo de estudio es imposible separar causa y efecto, añadió Vemuri. Por ejemplo, dijo, es posible que la relación funcione incluso a la inversa. "Quizá los que no siguieron con la actividad intelectual en la mediana edad no lo hicieron porque tenían niveles más altos de placas amiloideas", comentó.
Dos expertos en Alzheimer se mostraron de acuerdo en que no se ha dicho la última palabra sobre el tema.
"Las conclusiones [de este estudio] son limitadas, y podrían solo aplicar a los que portan el gen APOE4", dijo el Dr. Irving Gomolin, jefe de medicina geriátrica del Hospital de la Universidad de Winthrop en Mineola, Nueva York. "Dicho esto, la estimulación intelectual raras veces hace daño y puede aumentar la sensación general de bienestar".
La Dra. Gisele Wolf-Klein, directora de educación geriátrica de Northwell Health en New Hyde Park, Nueva York, se mostró de acuerdo en que, según los datos del nuevo estudio, un estilo de vida mental y físicamente activo solo tiene un efecto "mínimo" sobre los marcadores subyacentes de enfermedad de Alzheimer en la persona promedio.
Pero el beneficio para las personas con el gen APOE4 fue notable, dijo Wolf-Klein, y de cualquier forma se debe animar a todo el mundo "a participar en actividades cognitivas [intelectuales] en la mediana edad".
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor
FUENTES: Gisele Wolf-Klein, M.D., director, geriatric education, Northwell Health, New Hyde Park, N.Y.; Irving H. Gomolin, M.D., chief, division of geriatric medicine, Winthrop-University Hospital, Mineola, N.Y.; Neurology, news release, Feb. 24, 2016
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