martes, 29 de marzo de 2016

Células anómalas en el embrión no siempre implican un trastorno en el recién nacido - DiarioMedico.com

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BIOPSIA CORIÓNICA

Células anómalas en el embrión no siempre implican un trastorno en el recién nacido

La presencia de células anómalas durante las primeras fases del desarrollo embrionario no supone necesariamente que el neonato tendrá una alteración, pues podrían eliminarse a lo largo de la embarazo.
Redacción. Madrid   |  29/03/2016 15:44
 
 

Grupo de Magdalena Zernicka-Goetz
El grupo de Magdalena Zernicka-Goetz, en Cambridge. (DM)
Las células anómalas que se detectan en el embrión durante las fases iniciales de desarrollo no indican necesariamente que un niño nazca con un trastorno congénito, como el síndrome de Down, según sugiere un estudio realizado con ratones en la Universidad de Cambridge (Reino Unido).
En este trabajo, que aparece en Nature Communications, los científicos muestran que las células anormales pueden ser eliminadas y reemplazadas por células sanas, y en muchos casos esa reparación se fija por completo en el embrión.
El hallazgo implica que el embrión tiene capacidad para corregir sus propias anomalías a medida que se desarrolla, lo que incide en el significado de las pruebas de diagnóstico prenatal; los test invasivos, en concreto, la biopsia corial y la aminiocentesis se ofrecen en determinadas gestantes entre la semana 11 y 14 de gestación, y la semana 15 y 20, respectivamente.
El grupo de Magdalena Zernicka-Goetz, del Departamento de Fisiología, Desarrollo y Neurociencia en Cambridge, ha desarrollado un modelo de ratón con aneuploidia, en el que se mezclaban embriones en la etapa de ocho células, combinando los que tenían células normales con los anómalos. Estos últimos son muy raros entre los ratones, por lo que los científicos recurrieron a la reversina, una molécula que inducía la aneuploidia.
En los embriones mezclados a partes iguales con células sanas y anómalas, observaron que las células anormales del embrión se eliminaban mediante apoptosis, incluso cuando las células de la placenta retenían las anomalías. De esa forma, las células normales dirigían el desarrollo, dando lugar a un embrión con todas las células sanas. Cuando la mezcla de células estaba en una proporción de tres células anormales por cada célula normal, algunas de las células anómalas sobrevivieron, si bien aumentaba la proporción de células normales.
"El embrión tiene una capacidad asombrosa para corregirse a sí misma", explica la profesora Zernicka-Goetz. "Hemos encontrado que incluso cuando la mitad de las células en el embrión etapa temprana son anormales, el embrión se puede reparar plenamente a sí mismo. Si este es también el caso en los seres humanos, significará que incluso cuando los primeros indicios sugieren que un niño puede tener una alteración congénita porque hay algunas células alteradas, si no están en todo su cuerpo embrionario, puede no darse el caso".
"De hecho, se han observado células con anomalías estructurales o numéricas en los cromosomas hasta en el 80-90 por ciento de los embriones humanos durante la etapa inicial tras la fertilización in vitro", dice otro de los autores del trabajo, el profesor Thierry Voet, del Instituto Wellcome Trust Sanger (Reino Unido) y de la Universidad de Lovaina (Bélgica). "Y la biopsia coriónica puede exponer a un cierto grado de estas anormalidades".
Así lo experimentó la propia autora del trabajo, Magdalena Zernicka-Goetz, durante el embarazo de su segundo hijo. "Formo parte de ese grupo cada vez más numeroso de mujeres que tienen hijos a partir de los 40; estaba embarazada de mi segundo hijo cuando tenía 44 años", dice. El análisis de vellosidades coriónicas encontró que hasta una cuarta parte de las células de la placenta eran anormales: ¿Podría el bebé que estaba desarrollándose tener también células anormales? Cuando Zernicka-Goetz habló con sus colegas genetistas sobre estas potenciales consecuencias, se encontró con que se sabe muy poco acerca del destino de los embriones que contienen células anormales y sobre el destino de esas células dentro de los embriones en desarrollo.
Afortunadamente, su hijo, Simon, nació sano. "Yo sé lo afortunada que he sido y lo feliz que me sentí cuando Simon nació sano," dice la profesora, y recuerda que "muchas mujeres embarazadas tienen que tomar una decisión difícil sobre su gestación a partir de unas pruebas cuyos resultados no entendemos completamente. ¿Qué significa que una cuarta parte de las células de la placenta contengan una anomalía genética? ¿Qué probabilidades hay de que el niño vaya a tener también células con esta anomalía? Esta es la pregunta que quería responder. Teniendo en cuenta que la edad media de las mujeres embarazadas va en aumento, es una cuestión cada vez será más importante".
Ahora estos investigadores tratarán de determinar la proporción exacta de las células sanas necesarias para que el embrión se repare por completo y desentrañar el mecanismo por el que se eliminan las células anormales.

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