POCOS PAÍSES DE LA UE APLICAN LA NORMATIVA
El dolor, un indicador de calidad infrautilizado
Expertos reunidos en el Simposio SIP 2016 instan a los Estados miembros a mejorar sus estrategias y afirman que una evaluación ideal debería incluir indicadores de estructura, de proceso y de resultados.
Rosalía Sierra. Bruselas | rsierra@diariomedico.com | 30/05/2016 00:00
En torno al 20 por ciento de la población europea sufre dolor crónico, lo que supone cerca de cien millones de personas a las que esta patología interfiere en su vida diaria. Además de bajas laborales y problemas funcionales, el dolor es la causa de que estas personas tengan una frecuentación de los centros de salud tres veces superior a la población general. Además, sólo uno de cada cinco sale de su visita al médico satisfecho con el tratamiento prescrito.
Estos son algunos de los datos que han servido de contexto a la celebración del simposio Impacto Social del Dolor (SIP, por sus siglas en inglés), organizado la pasada semana en Bruselas por la Federación Europea de Sociedades del Dolor (EFIC, por sus siglas en inglés), con la financiación de Grünenthal y el apoyo de los pacientes, representados por Pain Alliance Europe (PAE), y la sociedad civil, representada por Active Citiezenship Network (ACN).
SIP nació en 2010 para dar voz a la EFIC en un intento de concienciar a las instituciones europeas de la importancia de promover el dolor, primero, como enfermedad en sí misma en lugar de como simple síntoma, y, segundo, como una de las principales causas de incapacidad laboral y funcional de los ciudadanos de los Estados miembros.
Uno de los mayores avances conseguidos en esta tarea de concienciación es la inclusión en la Directiva 2011/24/EU, de Sanidad Transfronteriza, en el artículo 5.8, la medición del grado de dolor del paciente como parte fundamental de la evaluación médica de la que derive la autorización para recibir asistencia sanitaria en otro país.
- La Directiva Europea de Sanidad Transfronteriza recoge la medición del grado de dolor del paciente como parte fundamental de la evaluación médica
Sería, sin duda, un gran logro, si no fuera porque no se hace. "El 68 por ciento de los servicios sanitarios no aplica el artículo 5.8; sólo dos países miembros mencionan el dolor como indicador obligatorio en sus estrategias de salud; el 75 por ciento de los Estados carecen de marco legal para el abordaje del dolor; el 21 por ciento no incluyen este punto en sus sistemas de historia clínica electrónica, y, en aquellos países en que se ha abordado este aspecto, sólo se ha hecho en hospitales, no en el resto de recursos sanitarios".
Éstos son los desoladores resultados de una encuesta realizada por EFIC y que expuso en el SIP 2016 su presidente electo, Bart Morlion.
Éstos son los desoladores resultados de una encuesta realizada por EFIC y que expuso en el SIP 2016 su presidente electo, Bart Morlion.
Además, "la directiva no recoge cómo debería medirse el dolor", afirmó Morlion, que considera necesario "incluirlo como indicador de calidad en las agendas de los decisores sanitarios".
Compromiso
No es una petición gratuita: en 2014, los ministros de Sanidad de los 28 Estados miembros alcanzaron, en un consejo informal celebrado en Milán, el compromiso de crear una red europea que garantizara la formación de los profesionales y el intercambio de información sobre la efectividad de las terapias contra el dolor para los grupos de población más frágiles.
No es una petición gratuita: en 2014, los ministros de Sanidad de los 28 Estados miembros alcanzaron, en un consejo informal celebrado en Milán, el compromiso de crear una red europea que garantizara la formación de los profesionales y el intercambio de información sobre la efectividad de las terapias contra el dolor para los grupos de población más frágiles.
La buena noticia es que ahora, como rezaba el lema del SIP 2016, es el Momento de la acción.Hasta 20 europarlamentarios asistieron a las reuniones del evento, y expresaron su compromiso: "Es hora de que se reconozca en los Estados miembros el impacto que el dolor tiene en la calidad de vida de las personas. Para ello, debemos impulsar la formación, incluyendo la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de este problema en los currículum obligatorios de los profesionales sanitarios; que se construya una plataforma europea para compartir buenas prácticas; consensuar un modelo de terapia multidisciplinar de tratamiento del dolor en el ámbito europeo; mejorar el acceso a los tratamientos con opiáceos en tiempo y calidad, y que se garantice la posibilidad de elegir y el conocimiento de los pacientes sobre los derechos que les otorga la Directiva 2011/24/EU", expresó Nicola Caputo, europarlamentario.
- La formación de médicos y enfermeras en prevención, diagnóstico y tratamiento del dolor debería ser incluida en los currículum obligatorios
Calidad
El SIP 2016 arrojó un común acuerdo sobre la importancia de utilizar indicadores específicos para evaluar el dolor. Y cómo definirlos: "Un indicador de calidad sirve para diferenciar qué se hace bien y qué se hace mal, y se deben medir tres ámbitos: estructuras, procesos y resultados", explicó Winfried Meissner, de la Universidad de Jena, en Alemania.
El SIP 2016 arrojó un común acuerdo sobre la importancia de utilizar indicadores específicos para evaluar el dolor. Y cómo definirlos: "Un indicador de calidad sirve para diferenciar qué se hace bien y qué se hace mal, y se deben medir tres ámbitos: estructuras, procesos y resultados", explicó Winfried Meissner, de la Universidad de Jena, en Alemania.
De este modo, en cuanto a estructura debe medirse "que existan abordajes y programas específicos"; en procesos, "que los pacientes tengan, por protocolo, evaluado su grado de dolor, y que se garantice la adherencia a estos protocolos", y, por lo que respecta a los resultados, "que se mida la calidad de vida y las posibles limitaciones funcionales y laborales". Estos últimos son, según el experto, "el gold standard de la evaluación del dolor. Especialmente, la valoración de la funcionalidad para la vida diaria".
Estos indicadores, a juicio de Meissner, "deben incluirse en el trabajo rutinario de los hospitales y los centros de atención ambulatoria".
Estos indicadores, a juicio de Meissner, "deben incluirse en el trabajo rutinario de los hospitales y los centros de atención ambulatoria".
No obstante, reclama más investigación, dado que "aún falta evidencia sobre el impacto de los indicadores de proceso en los de resultados", pero la que hay disponible muestra que "lo que funciona es la existencia de servicios de dolor agudo transversales en los centros y la implicación de los propios pacientes en su autocuidado. Y, sobre todo, preguntarles, e informar de sus respuestas a los profesionales".
Sólo cinco países europeos tienen estrategias
A la hora de desarrollar estrategias específicas de abordaje del dolor en la Unión Europea, los países tienen apenas cinco ejemplos en que fijarse: Dinamarca, Alemania, Italia -que incluso ha legislado al respecto-, Portugal y España.
La Estrategia para el Abordaje de la Cronicidad en el Sistema Nacional de Salud española está recogida en la documentación de SIP como modélica y pionera, dado que ha dado lugar no sólo al reconocimiento del dolor como parte fundamental de las patologías crónicas, sino que incluye un documento marco para la mejora del abordaje del dolor en el SNS, en vigor desde 2014. También se recogen estrategias autonómicas como la andaluza y la gallega.
"En España somos pioneros en abordar el dolor como un conjunto, pero en Europa el desarrollo de este trabajo aún está en un punto incipiente, queda mucho por hacer. La Directiva de Sanidad Transfronteriza puede suponer un hito importante", dice la europarlamentaria Soledad Cabezón.
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