USO DE ANTIHISTAMÍNICOS ORALES
Las dermatosis y las picaduras de insectos, las alergias más comunes en verano
El veneno de himenópteros, las dermatosis de diverso origen y las alergias alimentarias son las más comunes en esta época del año en la que los viajes, las visitas a la playa y las comidas fuera del hogar son los protagonistas.
Natalia García. Madrid | nataliag.castano@unidadeditorial.es | 01/08/2016 11:00
Pedro Ojeda, médico de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica. (Planner Media)
Con el verano llegan las vacaciones, los viajes a la playa, el ocio y las comidas fuera de casa. No obstante, para aquellos que padecen algún tipo de alergia, es imprescindible mantenerse alerta igual que el resto del año.
La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic) ya recordó las medidas de prevención para evitar problemas alérgicos en verano, entre las que se encontraban prestar atención a los ingredientes de las comidas ingeridas fuera de casa, la precaución en cuanto al consumo de fruta de verano, la alerta ante las picaduras de insectos himenópteros o las recomendaciones a la hora de transportar las vacunas cuando salimos de viaje.
Pedro Ojeda, médico de la Seaic cuenta a DM que "las afecciones alérgicas que suelen predominar en el verano son las reacciones por picaduras de insectos y dermatosis de diverso origen. Respecto a las primeras, hay que tener en cuenta que la mayor parte de las veces se trata de reacciones inflamatorias locales en la zona de la picadura y que la inmensa mayoría de estas no son de tipo alérgico sino por el propio efecto pro-inflamatorio de la saliva o el veneno del insecto que haya picado. Sin embargo, es importante reconocer que una reacción local intensa y extensa tras la picadura de una avispa o abeja puede ser indicativa de una sensibilización alérgica al veneno y debería motivar, cuando menos, la consulta con el especialista en Alergia. Desde luego, las reacciones sistémicas (las que se producen a distancia de la picadura o que afectan a órganos no relacionados con la piel) deben ser tratadas de forma inmediata y los pacientes deberían ser indefectiblemente derivados con carácter preferente al alergólogo para estudio y recomendaciones terapéuticas ante futuras picaduras".
El tratamiento con fármacos para este tipo de alergias está dominado por los corticoides tópicos y, en algunos casos orales, y los antihistamínicos orales (nunca tópicos, dado que podría inducir a la fotosensibilidad). En las personas diagnosticadas de alergia sistémica, según Ojeda, "se debe siempre valorar la conveniencia de las vacunas hiposensibilizantes dada su tasa elevada de eficacia curativa". Aunque en este sentido, Ojeda ha declarado que aunque "no hay contraindicaciones absolutas para el uso de este tipo de vacunas, se debe sopesar el cociente beneficio-riesgo en personas con enfermedades cardiovasculares graves, en tratamiento crónico con beta-bloqueantes. También en personas con enfermedades neurológicas o psiquiátricas importantes que vayan a entorpecer el adecuado seguimiento del régimen de 5 años de vacunación, y en personas con cáncer activo sometidas a tratamientos antineoplásicos. Y por supuesto, dado que sí que existe la posibilidad de reacciones sistémicas con la administración de las dosis de las vacunas de himenópteros, éstas deberán administrarse siempre en un servicio de alergia con instalaciones hospitalarias y siempre bajo la estrecha supervisión de un alergólogo".
En cuanto a las dermatosis, Ojeda dice que "éstas pueden ser muy diversas. La mayor parte de las veces suelen ser por mecanismos de sensibilidad no alérgica a la radiación ultravioleta o por toxicidad o irritación de productos aplicados sobre la piel, en los que la exposición al sol puede tener un efecto potenciador. En ocasiones, pueden darse casos de urticaria solar o de urticaria acuagénica o urticaria por frío en caso de baños en aguas frías. Igualmente, el tratamiento consistirá en intentar evitar el agente causal, si se llega a identificar, y el uso de corticoides tópicos, antihistamínicos orales, fotoprotectores y, circunstancialmente, los corticoides orales".
- "Se debe siempre valorar la conveniencia de las vacunas hiposensibilizantes dada su tasa elevada de eficacia curativa"
La urticaria, por otro lado, aparece debido a las alergias a alimentos, fármacos, a las picaduras de insectos o la exposición al látex. Asimismo, factores físicos como la luz ultravioleta, el calor, la presión, el frío, la vibración, algunos procesos infecciosos, las parasitosis, las enfermedades autoinmunitarias, y en algunas ocasiones, los procesos tumorales malignos, también deben ser tenidos en cuenta en el estudio de diagnóstico diferencial, informa Ojeda. Su tratamiento comienza por eliminar o corregir la causa en caso de que sea posible y si no lo es, Ojeda recuerda que "las guías actuales recomiendan eluso de antihistamínicos orales, preferentemente no sedativos, pudiendo llegar a cuadriplicarse la dosis recomendada en la ficha técnica. En los brotes agudos, pueden ser necesarios los corticoides sistémicos, a veces durante varios días. En los casos de urticaria de evolución crónica, las guías más recientes recomiendan como segundo escalón de tratamiento el uso del anticuerpo monoclonal Omalizumab antes que otros tratamientos como corticoides a largo plazo o inmunosupresores, dado el alto grado de eficacia y los escasos efectos secundarios de este fármaco biológico".
Las conocidas coloquialmente como 'alergias al sol' (dermatitis fototóxicas y fotoalérgicas y la urticaria solar) tienen como manifestación habitual el eccema, generalmente húmedo, en las zonas de piel en las que se ha aplicado el agente químico y que han estado expuestas al sol, o varias localizaciones de piel fotoexpuesta si la absorción del agente ha sido por vía sistémica. También, en el caso de la urticaria, se trata de una reacción de picor y habones que suele ser de aparición inmediata a la exposición al sol que empeora cuanto mayor es la exposición lumínica. Ojeda advierte sobre los "remedios de la abuela" como la aplicación de pepino triturado sobre la piel, ducharse con agua y avena o rallar patata cruda y aplicarla sobre la erupción: "aunque funcionan porque algunas plantas, muy concretamente el Aloe vera, contienen sustancias antiinflamatorias naturales o simplemente un efecto emoliente y calmante y por tanto producirán un efecto beneficioso sobre una piel dañada en la que predomina la inflamación, hay que tener en cuenta que algunas sustancias de plantas (por ejemplo, las furocumarinas) pueden tener, de por sí, una alta capacidad fotosensibilizante y que la aplicación de sustancias de origen vegetal sobre una piel dañada podría favorecer el paso de sus proteínas a través de la barrera cutánea y facilitar procesos de sensibilización alérgica. La recomendación es evitar este tipo de remedios si no están científicamente fundamentados".
Sin alergia al cloro
Aunque no existe, como algunos creen, la alergia al cloro, este químico en el agua sí que puede tener un efecto irritante sobre la piel de personas con dermatitis atópica. El efecto se hace más manifiesto en piscinas cubiertas, debido en parte a que puede elevarse la concentración ambiental de cloro. Para tratar esta irritación, Ojeda recomienda aclararse en las duchas de la piscina nada más salir del agua y aplicar crema emoliente para favorecer la hidratación de la piel. "En el caso de exacerbación de los síntomas asmáticos, se debe consultar con el especialista en alergia o neumología para realizar el estudio oportuno y ajustar las dosis de medicación antiasmática de mantenimiento. Igualmente, se debe procurar realizar estas actividades deportivas en piscinas bien ventiladas. Muchas veces resulta eficaz la inhalación preventiva de un broncodilatador de acción rápida (salbutamol, terbutalina) unos 15-20 minutos antes de realizar la actividad deportiva en piscina".
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