Falta percepción social del riesgo cardiovascular real entre las mujeres
El Médico Interactivo | 31 - Mayo - 2017 15:00 h.
Hasta un 6 por ciento más de mujeres fallece por enfermedades cardiovasculares en comparación con la población masculina, convirtiéndose en la primera causa de mortalidad en el género femenino. “Es fundamental sensibilizar a la mujer del riesgo cardiovascular, ya que tanto la prevalencia como el diagnóstico y el tratamiento tienen carácter diferencial por género, especialmente en el caso de la cardiopatía isquémica. Las mujeres tienen como temor principal el cáncer de mama, cuando las enfermedades cardiovasculares son responsables de muchas más muertes al año”, explica Paola Beltrán Troncoso, vocal de la Sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología, durante el IV Foro de Salud Cardiovascular para Pacientes y Familiares, organizado por la Fundación Española del Corazón (FEC).
Por todo ello, la importancia de educar a la población y, especialmente, a los familiares y acompañantes de la paciente a la hora de distinguir la diferencia sintomática entre sexos es fundamental de cara a actuar con rapidez y eficacia ante un accidente cardiovascular en mujeres.
Uno de los principales problemas es que los síntomas del infarto femenino pueden confundirse con los de otras enfermedades: molestias en el pecho, dolor en uno o ambos brazos, en la espalda, el cuello, la mandíbula o el estómago, cansancio y otros signos, como sudor frío, náuseas o mareo.
Este es uno de los principales problemas que los cardiólogos se encuentran en consulta, ya que la mayoría de las mujeres que sufren ataques al corazón no son capaces de identificarlo como tal y tardan más en acudir al especialista.
Al igual que en los hombres, el síntoma de infarto más común entre las mujeres es el dolor de pecho o malestar. La diferencia es que, en el caso de las mujeres, existe mayor tendencia a experimentar otros de los síntomas comunes, en particular falta de aire, náuseas, vómitos y dolor de espalda o mandíbula, que a menudo se confunden con ansiedad o se les resta importancia vinculándolo a molestias leves.
Otro de los aspectos abordados es la falta de percepción social del riesgo cardiovascular real entre la población femenina. “Como consecuencia, la mujer está infratratada en algunos casos, ya sea por temas biológicos o culturales”, añade Beltrán. “Este mensaje también se trasladaría al sistema sanitario, ya que a veces estos síntomas pasan desapercibidos en consulta y esta demora en el diagnóstico se traduce en un alto riesgo para la paciente y un pronóstico más grave”.
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