En España hay, aproximadamente, un millón de personas con psoriasis (una cifra similar a la de los países de nuestro entorno), "una de las enfermedades más antiguas de la Humanidad reconocidas por la medicina", asegura Gregorio Carretero, del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín.
La repercusión cutánea es la característica más evidente de la psoriasis -placas de piel enrojecida, recubiertas de descamación-, pero es un proceso inflamatorio crónico que se acompaña de otras manifestaciones, como alteración de articulaciones, huesos y tendones, riesgo aumentado de problemas metabólicos (obesidad, diabetes e hipertensión), deterioro de la función renal, variaciones cardiacas e intestinales. "Si a todo esto se suma la estigmatización psicológica y afectiva que produce en los afectados, debemos ser muy exactos para hacer el diagnóstico y tratamiento correctos", sostiene Carretero.
La enfermedad tiene diferentes formas de presentación en función del tipo, extensión y localización de las lesiones cutáneas (en placas, palmo-plantar, pustulosa, generalizada, focalizada, artropática, etc), y todas ellas con la característica común de las comorbilidades(físicas, psíquicas o social), hasta el punto de que, afirma el dermatólogo, "la psoriasis es reconocida como una de las patologías que producen en el paciente una considerable pérdida de calidad de vida".
Con todo, sí se puede hablar de un antes y un después en el tratamiento de la enfermedad; el pasado marcado por ungüentos, balneoterapia y pomadas entre otros remedios, hasta la llegada de los antipsoriásicos clásicos (metotrexato, acitretina y ciclosporina) "de gran eficacia pero con efectos adversos asociados que limitaban su uso en el tiempo"; y el presente, donde se ha dado un salto en la calidad terapéutica gracias a la llegada de las terapias biológicas, de las que ya hay listas otras nuevas que, "probablemente, aportarán mayor eficacia y, esperemos, seguridad".
Sin embargo, el especialista canario considera que el gran paso en el abordaje global del paciente ha sido posible por la unión del mayor conocimiento de los mecanismos de la enfermedad y la concienciación de investigadores y dermatológos con el impacto que tiene en la esfera personal del afectado. La suma de estos factores se ha materializado en avances terapéuticos que "han logrado lo que parecía inalcanzable: el blanqueamiento de la piel, la desaparición de síntomas asociados a las lesiones cutáneas (picor, dolor y descamación), la mejora de la autoestima y poder realizar una vida normal".
Para estabilizar la enfermedad, lo primero es que "el paciente psoriásico acepte la enfermedad y procure los medios y atenciones necesarios para su control, que puede llegar al total de blanqueamiento de las lesiones", insiste el experto. Además, "el enfermo tiene que comunicar al dermatólogo su decisión de cumplir las directrices que le dé, y esto requiere voluntad, disciplina y constancia".
El estilo de vida es muy importante para combatir la inflamación del proceso, y para ello Carretero recomienda "evitar el consumo de alcohol y tabaco, controlar el peso, hacer ejercicio regularmente, hidratar la piel adecuadamente, dieta equilibrada y buscar el equilibrio psico-afectivo".
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