21 de octubre, Día Nacional del Síndrome del Intestino Irritable
El 40% de los pacientes con Síndrome del Intestino Irritable ve afectadas sus relaciones sociales
· El SII es un trastorno gastrointestinal que interfiere en las relaciones sociales, personales, familiares y laborales de quién lo sufre
· El aumento de la permeabilidad de la barrera mucosa intestinal podría ser modificado con un nuevo tratamiento de reciente investigación
Madrid, 20 de octubre de 2017. El 40% de los pacientes con Síndrome del Intestino Irritable (SII) sufre impacto en sus relaciones sociales, el 36% en sus relaciones físicas o sexuales, y el 35% en las familiares. Así lo destacan los expertos del Grupo Español de Motilidad Digestiva (GEMD) que, con motivo del Día Nacional del Síndrome del Intestino Irritable que se celebra el 21 de octubre, han organizado este viernes, junto a #FFpaciente, el debate sobre ‘Calidad de vida del paciente con SII’, con la colaboración de Laboratorios Norgine. La jornada tendrá su actividad también en redes sociales donde cada paciente podrá contar su experiencia con el hashtag #ViviendoConSII.
El SII es un trastorno del sistema digestivo caracterizado por dolor abdominal recurrente, al menos una vez por semana, relacionado con alteraciones en el hábito deposicional, que puede cursar con diarrea, estreñimiento o mixto. Tiene una prevalencia en España de entre el 6 y el 8% de la población, afectando más a las mujeres con una media de edad de 45 años, según datos del GEMD. “El SII cursa con síntomas que frecuentemente son de moderada intensidad lo que supone un fuerte impacto en la calidad de vida de quienes lo padecen. Así mismo es una causa frecuente de absentismo laboral, según se señala en el estudio español Calidad de vida en los pacientes con síndrome del intestino irritable”, advierte la doctora Silvia Gómez Senent, miembro del GEMD y médico especialista en aparato digestivo. Muchos pacientes sufren urgencia defecatoria, “lo que hace que tengan una necesidad difícilmente controlable de evacuar las heces, con la repercusión que esto tiene para su calidad de vida”, indica. Además, “por retraso en el diagnóstico, los pacientes visitan con frecuencia a los médicos de familia y al especialista, y se les realizan numerosas pruebas diagnósticas que en muchos casos resultan innecesarios para el diagnóstico”, asegura.
Las personas que sufren SII sufren un fuerte impacto a nivel emocional, según esta especialista. Así, una investigación reciente realizada en Holanda y publicada en Neurogastroenterology and Motility concluye que los pacientes con SII tienen con más frecuencia síntomas psicológicos y peor calidad de vida.
El origen del SII es multifactorial, “parece que influyen factores genéticos, ambientales como la dieta y el estrés, y alteraciones en la microbiota intestinal”, asegura la doctora Gómez Senent. Todos ellos pueden alterar la permeabilidad del intestino y favorecer la entrada de sustancias que lo inflaman y que, a su vez, alteran la sensibilidad, los movimientos y la secreción del tracto intestinal.
Tratamiento del SII
La mayoría de los tratamientos disponibles “se suelen utilizar dirigidos a mejorar los síntomas que padecen estos pacientes, ya que no se conoce la causa última que desencadena los mismos, aunque pueden estar implicados distintos factores ambientales, la microbiota intestinal, la motilidad colónica y la alteración de la sensibilidad visceral”, explica la doctora Gómez Senent. Lo que sucede, apunta esta especialista, “es que la mayoría de los tratamientos están encaminados a mejorar y aliviar los síntomas, pero sin tratar el problema de base”. En este sentido, existe una novedad terapéutica reciente “que puede ayudar a restablecer fisiológicamente la comprometida permeabilidad de la mucosa intestinal, y esto es debido a la triple acción de sus componentes aue dificultaría la entrada de sustancias causantes de inflamación, favoreciendo además la proliferación de bacterias en la flora intestinal con acción protectora frente a la inflamación”, indica.
A la hora de tratar a un paciente con SII, también habrán de tenerse en cuenta los factores dietéticos. “En algunos casos puede indicarse una dieta sin FODMAP en la que se eliminan alimentos ricos en oligosacáridos fermentables, disacáridos, monosacáridos y polioles. Pero hay que ser muy cautos con las restricciones. Estas dietas pueden inducir cambios negativos en la homeostasis y microbiota intestinal además de provocar déficits nutricionales”, señala la doctora Gómez. Por otro lado, añade, se debe tener en cuenta que alimentos como el alcohol, las grasas y el café, “pueden agravar los síntomas. Muchos pacientes prueban con frecuencia a restringir algunas sustancias como la lactosa o el gluten, por ejemplo”.
En cualquier caso, los expertos coinciden en que es fundamental que la relación entre el médico y el paciente “sea efectiva y fluida. Es necesario que haya una empatía y una escucha activa, una complicidad, para que conozcan el SII y puedan iniciar un tratamiento”, indica Pedro Soriano, enfermero y fundador de #FFpaciente, plataforma que busca dar visibilidad a las experiencias de los pacientes de diferentes patologías. Por otro lado, Soriano, advierte de la importancia de que el paciente esté bien informado sobre su enfermedad y los síntomas. Para ello, subraya, “aparte de tener la confianza de preguntar en consulta, también pueden recurrir a Internet siempre que los recursos estén referenciados por autores cualificados, que tengan fechas actuales y estén debidamente acreditados con algún respaldo científico”.
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