PUBLICADO EN 'SCIENTIFIC REPORTS'
Las medidas de contención frente a un brote epidémico pueden no ser la mejor opción
JANO.es · 30 enero 2018 13:05
Un estudio sugiere que evitar que las personas viajen y alentarlas a reducir su interacción social no siempre es la mejor manera de enfrentarse a un brote epidémico.
Cuando se produce un brote epidémico, como los causados por los virus H1N1, Zika o el síndrome respiratorio agudo severo (SARS, por sus siglas en inglés), las medidas de contención pueden parecer la solución más razonable; pero, un estudio de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), en Suiza, arroja dudas sobre esa idea, mostrando que estas medidas hacen que una sociedad sea menos resistente y menos capaz de regresar rápidamente a su situación económica y social previa a la epidemia.
El estudio, publicado en Scientific Reports, coincide con otra publicación sobre el mismo tema, pero basada en otros modelos matemáticos, publicada en Nature Physics en diciembre. Ese estudio también comparó las ventajas de las medidas de contención con las de no intervención y llegó a la misma conclusión: evitar que las personas viajen y alentarlas a reducir su interacción social no siempre es la mejor manera de enfrentarse a un brote epidémico.
"En este campo, pensar en términos de costo/beneficio es un desarrollo bastante nuevo", señala el primer autor del estudio, Emanuele Massaro, investigador postdoctoral en el Laboratorio de EPFL para las Relaciones Humano-Ambientales en Sistemas Urbanos (HERUS, por sus siglas en inglés).
"Anteriormente, el único objetivo era limitar el número de personas infectadas. Como resultado, los estudios observaron principalmente la gravedad de la enfermedad, su prevalencia y su impacto en la salud de la población. Por supuesto, ésa es la primera etapa, pero también deberíamos considerar el costo para la sociedad causado por una ruptura a largo plazo de la movilidad y los servicios, una posible recesión y un conflicto social", plantea Massaro, quien quiere que quienes lidian con brotes epidémicos piensen en ellos de una manera nueva.
Hay otros estudios que respaldan sus conclusiones. Dos artículos, uno publicado en 'Eurosurveillance' en 2014 sobre el virus ébola y otro publicado en 'Nature' en 2006 sobre la transmisión del virus de la gripe, mostraron que el cierre de fronteras simplemente retrasó el pico epidémico unas pocas semanas y no redujo decisivamente el número de personas infectado.
En este último estudio, Massaro probó sus hipótesis sobre datos reales de movilidad, simulando el estallido de una epidemia en la ciudad de Nueva York y su posterior diseminación. También analizó el impacto de los cambios de comportamiento que las personas voluntariamente adoptarían en caso de una epidemia, como evitar espacios públicos, limitar las actividades de ocio y trabajar en el hogar, en relación con distintos niveles de intervención. Tener en cuenta este factor socioeconómico es la principal innovación del estudio.
"Cuantificamos una variable que a menudo es difícil de predecir. Las autoridades deben comprender los riesgos que crean en términos de resistencia del sistema si adoptan campañas alarmistas en los medios de comunicación. Las autoridades necesitan conocer la gravedad de la enfermedad antes de difundir mensajes que alienten a las personas a limitar sus movimientos o cambiar sus hábitos", explica Massaro
Sin intervención, la sociedad se recupera pronto
Los cálculos del estudio muestran que, sin intervención política, las infecciones alcanzan su punto máximo en un corto espacio de tiempo, pero luego la sociedad vuelve rápidamente a su estado preepidémico. Al limitar los movimientos, las autoridades crean mayores riesgos.
"Los estudios preliminares mostraron que existe un valor crítico para la reducción de los movimientos (alrededor del 80-90 por ciento) que previene la propagación de una epidemia en una población. Sin embargo, nuestra investigación muestra que la reducción de la movilidad rebaja drásticamente la capacidad de recuperación del sistema, ya que afecta al funcionamiento básico de una sociedad durante un periodo prolongado", dice Massaro.
Al construir sus modelos, Massaro adoptó la definición de resiliencia de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos; es decir, la capacidad de un sistema de planificar y prepararse para una nueva situación, y absorberla y adaptarse a ella. Las conclusiones del estudio EPFL y el artículo publicado en 'Nature Physics' pueden ser bastante contradictorias y plantean una pregunta ética para los responsables de la toma de decisiones: ¿deberían permitir que más personas se infecten inicialmente en un brote epidémico para evitar un colapso en el funcionamiento de una ciudad o un país?
El próximo paso para Massaro será refinar sus conclusiones aplicando sus modelos a las epidemias pasadas, además de trabajar con otras personas involucradas en el manejo de epidemias, como aseguradoras y funcionarios del gobierno, para descubrir cuáles consideran los problemas más importantes y tenerlos en cuenta en sus modelos. Al final, Massaro cree que los investigadores también deben adoptar un enfoque ético. "Los científicos deben ser cautelosos en estos estudios y asegurarse de que su foco central esté siempre en los seres humanos", concluye.
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