CONGRESO EUROPEO DE CÁNCER DE MAMA
Cirugías más conservadoras y radioterapia más reducida ya son posibles en mama
En el tratamiento del cáncer de mama ya son posibles cirugías menos radicales y radioterapias más reducidas. Se busca con estos abordajes limitar los efectos secundarios sin reducir las posibilidades de supervivencia de las pacientes.
Miguel Ramudo. Barcelona | 23/03/2018 17:40
Isabel Rubio, de la Clínica Universidad de Navarra en Madrid y presidenta del comité organizador nacional del congreso. (Jaume Cosialls)
El tratamiento con quimioterapia junto con terapia anti HER2 puede llegar a evitar la cirugía mayor que implica la mastectomía y la extirpación de los nódulos linfáticos sin que esto suponga un riesgo para la supervivencia de la paciente. Esta es una de las conclusiones del trabajo de investigación que ha llevado a cabo Isabel Rubio, directora de la Unidad de Cirugía de Mama de la Clínica Universidad de Navarra en Madrid y presidente del Comité Organizador Nacional del Congreso Europeo de Cáncer de Mama que se ha celebrado en Barcelona estos días.
"La aplicación de estas terapias previas tienen la ventaja de que nos permite ver cómo va a responder el tumor al tratamiento. Y ahora sabemos que además nos permite llevar a cabo cirugías más conservadoras. Esto tiene una especial trascendencia en pacientes de HER2, que hasta que se desarrollaron estos fármacos específicos eran unos tumores muy agresivos", explicó Isabel Rubio.
Hasta la fecha, la cirugía desempeñaba una función esencial en el tratamiento del cáncer de mama, pudiendo implicar la extirpación únicamente de la zona donde crece el tumor o de toda la mama y sus nódulos linfáticos cercanos cuando la enfermedad ya se había extendido. Estas cirugías más radicales se asociaban también con mayores efectos secundarios. Ahora el trabajo de Rubio parece abrir una nueva puerta.
"Ya habíamos podido comprobar que hasta en el 65 por ciento de las pacientes que se trataban con trastuzumab desaparecía el tumor. Sin embargo, esto no se había traducido en unas cirugías más conservadoras. Ahora con este trabajo vemos que es posible llevar a cabo intervenciones menos radicales también con buenos resultados a largo plazo" añadió Isabel Rubio.
En el estudio participaron un total de 160 mujeres con cáncer de mama HER2+ que fueron tratadas en el Hospital Universitario Valle de Hebrón entre 2007 y 2016. De todas ellas, un 81 por ciento eran candidatas a mastectomía por el tamaño del tumor y otras características clínicas. A todas las pacientes se les aplicó un tratamiento farmacológico previo antes de la cirugía que incluía quimioterapia y al menos un fármaco anti-HER2. "Pudimos comprobar como los tumores desaparecían o se reducían mucho de tamaño, lo que permitió que hasta un 57 por ciento de todas las pacientes pudieran recibir una cirugía más conservadora". No solo la mama se veía de esta forma más preservada, el trabajo también estudió el impacto de este tratamiento sobre la axila. "Un 71 por ciento de las pacientes tras el tratamiento previo no presentaban signos de cáncer en los nódulos linfáticos, lo que también permitió que se aplicase una cirugía menor en esas zonas" apuntó Isabel Rubio, quien además explicó como así se conseguía mantener una mejor calidad de vida de las pacientes.
Radioterapia parcial o reducida
No solo las cirugías están siendo aplicadas de una forma más conservadora. Otros tratamientos, como la radioterapia, también están demostrando que pueden llegar a aplicarse de una forma más controlada y que evite más efectos colaterales adversos. Así lo explicó Indrani Bhattacharya, investigador clínico de la Unidad de Estadística y de Ensayos Clínicos en el Instituto del Cáncer de Londres, donde se llevó a cabo el estudio Import Low y del cual presentó nuevos resultados.
Con anterioridad este trabajo, en el cual se analizó a más de 2.000 mujeres en 41 centros del Reino Unido, ya había demostrado que la radioterapia parcial en la mama o de dosis reducida resultaban tan efectivas como la radioterapia en el conjunto de la mama en cuanto al control del cáncer en un plazo de cinco años. "Ahora hemos demostrado también que más de la mitad de las pacientes del estudio no declararon efectos colaterales ni moderados ni notables en ningún momento y que aquellas que si los presentaban, estos tendían a reducirse con el tiempo".
En esta segunda parte del estudio se centraron en los resultados declarados por las pacientes. De esta forma se les preguntó al principio, después de seis meses, de un año, de dos y hasta de cinco sobre los efectos colaterales. "La mayoría de los efectos se referían a cambios en la mama, siendo el más común el cambio general en la apariencia" explicó Bhattacharya.
El estudio también ha servido para identificar cuáles son las pacientes más proclives en comentar los efectos adversos: mujeres jóvenes, con mamas más grandes y con un mayor volumen de tejido eliminado. También influía si el cáncer se había extendido a los ganglios y si al principio del estudio estaban ansiosas o deprimidas. "Ahora que tenemos este perfil, esto permitirá a los médicos plantear un seguimiento más frecuente y personalizado si fuera preciso para reducir estos problemas".
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