Un plan mundial para poner fin a la malaria
Esta enfermedad se cobra la vida de un niño cada dos minutos en África subsahariana, unas muertes evitables con prevención
Recolección de mosquitos para el estudio de la malaria. LUIS SEVILLANO
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Nadie debería morir por una enfermedad evitable; pero cada año, estas matan a dos millones de niños, muchos de ellos demasiado pobres para tener acceso a un tratamiento adecuado. En la mayoría de los casos, la dolencia causante pudo evitarse, para empezar, o tratarse con medicamentos que ya existen.
La malaria, una enfermedad con riesgo para la vida, transmitida por mosquitos, es una de estas enfermedades. Hace menos de un siglo, en todo el mundo (incluso en Norteamérica y Europa) las familias vivían con miedo a la picadura de un mosquito. La malaria no solo se cobraba vidas de niños y adultos, sino que también perpetuaba la pobreza y limitaba el crecimiento económico global, al impedir a millones de personas alcanzar su pleno potencial.
Ya hay más de 30 países que eliminaron el parásito causante de la malaria, y al menos otros diez van camino de lograrlo de aquí a 2020. Sin embargo, sigue siendo una de las principales causas de muerte de niños de hasta cinco años en África subsahariana, y se cobra la vida de uno cada dos minutos. La malaria también es una carga económica: su costo para la economía africana asciende a unos 12.000 millones de dólares al año (unos 9.700 millones de euros).
Pese a una intensa labor de investigación y desarrollo que ya lleva varias décadas y produjo más de 20 vacunas candidatas en evaluación, todavía no hay una inmunización comercialmente disponible contra la malaria. Pero hay varias medidas preventivas que pueden contribuir a reducir el riesgo de infección, por ejemplo: cubrir las camas con toldos mosquiteros tratados con insecticida, rociar con insecticida las paredes internas de las casas y aplicar medidas profilácticas dirigidas a los grupos más vulnerables.
Hoy tenemos una oportunidad para continuar los avances ya logrados; para ello hay que destacar y apoyar diversas iniciativas e investigaciones con potencial de erradicar el paludismo. Por ejemplo, científicos del Instituto de Investigación de la Malaria perteneciente a la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg descubrieron un mecanismo para la difusión de la resistencia al parásito que la causa en poblaciones de mosquitos. Estos hallazgos pueden servir para el desarrollo de estrategias autopropagantes de control de la enfermedad, que reducirían la necesidad de aplicación continua de insecticidas o uso de toldos mosquiteros.
Hay varias medidas preventivas que pueden contribuir a reducir el riesgo de infección, por ejemplo, cubrir las camas con toldos mosquiteros tratados con insecticida
Otra importante iniciativa que merece apoyo son las pautas para el control de vectores de la Organización Mundial de la Salud, que proponen estrategias para el control de mosquitos, moscas y otros insectos transmisores de la enfermedad. El plan de la OMS plantea una nueva estrategia para fortalecer el control de vectores en todo el mundo, por medio del incremento de recursos, la mejora de la vigilancia, una mayor coordinación y acciones integradas que incluyan a diversos sectores y enfermedades. Los programas sanitarios internacionales deben ayudar a los países donde la malaria es endémica a elaborar y mejorar estrategias de control de vectores.
También hay que analizar la relación entre el cambio medioambiental y la incidencia de la malaria. Por ejemplo, la deforestación provoca proliferación de zanjas y charcos que pueden acumular agua menos ácida, propicia para el desarrollo de larvas de mosquitos; por eso, los países con mucha pérdida de bosques suelen tener una mayor incidencia de malaria. La deforestación también reduce la absorción de lluvia, lo que aumenta el volumen de agua estancada.
En los Emiratos Árabes Unidos, creemos que eliminar las enfermedades es fundamental para el desarrollo global. Las personas sanas están en mejores condiciones para estudiar, contribuir a la economía y cuidar de sus familias, lo que genera un efecto multiplicador que impulsa aún más la prosperidad y el desarrollo.
Hace unos años creíamos que terminar con esta enfermedad estaba fuera de nuestro alcance, pero la colaboración internacional permitió avances impresionantes
También creemos en una estrategia holística que incluya compromisos financieros estables, promoción de la investigación y la innovación a través del desarrollo de infraestructuras, y reuniones periódicas de los líderes globales de la lucha contra las enfermedades para mantener el empuje y compartir ideas. La colaboración es esencial para la erradicación de las enfermedades. Por eso el jeque Mohammed bin Zayed, príncipe heredero de Abu Dabi, contribuyó 30 millones de dólares (24,2 millones de euros) a la alianza Roll Back Malaria, principal marco internacional para la lucha contra esta enfermedad.
Me enorgullece integrar la junta directiva de Roll Back Malaria, porque creo que una diversidad de visiones en el nivel dirigencial es vital para hallar soluciones a esta enfermedad, en particular ahora que nos adentramos en un nuevo capítulo en la lucha para erradicarla. Los líderes que apoyan la salud mundial son cada vez más y ya representan a poblaciones de todo el mundo. Esto es importante, porque para salvar la mayor cantidad posible de vidas, es necesario que alianzas como Roll Back Malaria trabajen en el nivel internacional.
En noviembre, más de 200 líderes de la lucha contra las enfermedades se reunieron en Abu Dabi en un foro llamado Reaching the Last Mile (Alcanzar la última milla). El objetivo de esta reunión fue compartir ideas y buenas prácticas sobre cómo cartografiar, controlar o eliminar enfermedades evitables, incluidas innovaciones que tal vez ayuden a poner fin a la malaria en todo el mundo.
En el siglo XX conseguimos por primera vez en la historia erradicar una enfermedad (la viruela). Erradicar, eliminar o controlar las enfermedades no es fácil, especialmente en el caso de la malaria. Hace unos años creíamos que terminar con esta enfermedad estaba fuera de nuestro alcance, pero la colaboración internacional permitió avances impresionantes. Entre 2000 y 2015, la intervención en salud pública salvó la vida de 6,2 millones de personas, de las que 5,9 millones fueron niños de hasta cinco años.
Se calcula que en 2020 se necesitarán unos 6.400 millones de dólares al año (5.172 millones de euros) para financiar la lucha mundial contra la malaria. No será fácil, pero juntos podemos crear un futuro saludable, próspero y estable para millones de personas vulnerables, con más oportunidades para las generaciones venideras.
Maha Barakat es integrante de la junta directiva de la alianza Roll Back Malaria. Copyright: Project Syndicate, 2017.www.project-syndicate.org. Traducción de Esteban Flamini.
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