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jueves, 28 de enero de 2010
Ojos que se abren a nuevos horizontes - DiarioMedico.com
Proceso de conservación (3 de 7)
Se hace un cálculo de las células útiles de cada córnea. (Rafa M. Marín)
Proceso de conservación
Proceso de conservación (1 de 7)
Los globos oculares llegan al banco en un frasco. (Rafa M. Marín)
Diariomedico.com
ESPAÑA
mejorar los tratamientos oftalmológicos
Ojos que se abren a nuevos horizontes
Cada año en España se realizan unas 3.000 donaciones de córneas. Los avances en las técnicas quirúrgicas y de conservación permiten que se puedan optimizar cada vez más los tejidos donados para tratamientos médicos. Además, los ojos que no son viables para un trasplante se usan para investigación. Están en marcha diversos estudios orientados a mejorar las técnicas, así como a desarrollar y mejorar los tratamientos disponibles para patologías oftalmológicas como las cataratas, el glaucoma, los traumatismos y, en general, la ceguera.
Karla Islas Pieck. Barcelona - Jueves, 28 de Enero de 2010 - Actualizado a las 00:00h.
La posibilidad de trasplantar las córneas para tratar algunas patologías de los ojos marcó un salto en la oftalmología hace unas décadas. Hoy, las nuevas técnicas como los trasplantes lamelares o el cultivo con células madre adultas del limbo corneal amplían el potencial terapéutico disponible, ya que permiten realizar intervenciones menos invasivas, con una recuperación visual mucho más rápida, además de que facilitan la optimización de algunos ojos donados que antes se consideraban inviables para el trasplante.
Juan Álvarez de Toledo, director médico y jefe de conservación del Banco de Ojos para el Tratamiento de la Ceguera, del Instituto Barraquer, ha explicado a Diario Médico que el trasplante lamelar, también denominado laminar ya que consiste en sustituir sólo las capas dañadas de la córnea, se ha extendido mucho en los últimos cinco años.
Este procedimiento quirúrgico reduce de forma considerable el riesgo de rechazo y acorta el tiempo de recuperación. "Con esta técnica, el paciente puede estar viendo en un plazo de dos meses, mientras que con la queratoplastia convencional puede tardar hasta año y medio".
La queratoplastia lamelar anterior consiste en trasplantar el colágeno de la córnea, conservando la capa interna, "que es la que más se rechaza; así, si no la trasplantamos, los enfermos tienen mucho menos riesgo de rechazo que antes". En el caso de los trasplantes posteriores, lo que se sustituye es el endotelio de la córnea, pero de forma mucho menos invasiva respecto a la técnica convencional.
Las principales limitaciones de esta intervención son que "es más difícil quirúrgicamente, tecnológicamente es más cara y requiere más trabajo de preparación en el banco de ojos, pero es mejor para el paciente", ha indicado Álvarez de Toledo.
Hasta el momento, en la Clínica Barraquer se han realizado 35 casos de trasplantes lamelares posteriores y 50 anteriores, con unos resultados clínicos bastante buenos, si bien "por ahora tenemos algunas ligeras complicaciones, pero son inherentes a la obligada curva de aprendizaje".
Algunos estudios internacionales que constan en la literatura científica sugieren que este tipo de injertos, ya sean anteriores o posteriores, ofrecen resultados superiores al trasplante penetrante, por lo que ahora el principal reto en este campo se centra en minimizar las complicaciones.
La terapia basada en el trasplante autólogo de células madre adultas del limbo corneal se postula como otra de las grandes novedades en este campo. Hace unos días, durante la XXII Reunión Anual de la Asociación Europea de Bancos de Ojos, se anunció la puesta en marcha del primer ensayo clínico español.
Un poco de historia
Hace más de dos siglos que se iniciaron los intentos de trasplantar córneas. Algunos especialistas habían especulado con la posibilidad de sustituir este tejido ocular por un cristal, pero no fue hasta mediados del siglo XIX cuando se decidió probar con injertos procedentes de cadáveres.
En España, las primeras experiencias se remontan al periodo comprendido entre los años 1914 y 1916, en el que se comenzó a experimentar con animales. En 1931, Ramón Castroviejo realizó la primera intervención en humanos y, unos años más tarde, se extendió la técnica de la mano de Ignacio Barraquer y Alfredo Arruga. En 1960 se generalizó esta práctica en las clínicas universitarias.
Años antes, en 1944 había nacido el Banco de Ojos para el Tratamiento de la Ceguera, de la Clínica Barraquer, el primero de Europa continental y tercero en el mundo, sólo después de las experiencias de Nueva York y de Londres.
Investigación
El proceso de donación se ha simplificado mucho en los últimos años y, actualmente, casi cualquier globo ocular puede ser útil, independientemente de la edad del donante o de si necesitaba gafas. Incluso los ojos de un ciego pueden servir para un trasplante si la córnea no está afectada.
Además, los tejidos que no son aptos para trasplante se destinan a la investigación y la docencia, según ha explicado Hernán Martínez Osorio, responsable de proyectos de investigación con células en Barraquer.
Actualmente están en marcha diversos estudios orientados a mejorar las técnicas de cultivo celular para el tratamiento de patologías como la insuficiencia límbica o los trastornos inflamatorios de la conjuntiva.
Ralph Michael, coordinador de investigación de la Cátedra Joaquín Barraquer, ha detallado que otra línea se centra en estudiar la composición del cristalino. Uno de sus objetivos futuros es poder desarrollar nuevas terapias para las cataratas basadas en la simulación de este tejido, que tiene la capacidad de enfocar los objetos que están cerca y lejos.
Proceso de conservación
La adecuada conservación de las córneas permite que sean útiles hasta diez días después de su donación, según José Lamarca, responsable de los equipos móviles de enucleación del Banco de Ojos para el Tratamiento de la Ceguera, de la Clínica Barraquer. Los globos oculares llegan al banco en un frasco (1). El ojo se coloca en el recipiente del microscopio especular de recuento endotelial (2 y 3), que permite hacer un cálculo de las células útiles de cada córnea. Posteriormente se realiza el proceso de asepsia del órgano visual introduciéndolo en solución yodada y fisiológica (4) y se prepara para la incisión con el microqueratomo (5 y 6). Finalmente, la córnea se almacena en el medio de conservación (7).
Proceso de conservación (7 de 7)
Finalmente, la córnea se almacena en el medio de conservación. (Rafa M. Marín)
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