Un tratamiento precoz reduce el riesgo de mieloma en personas propensas
Dar medicación durante dos años reduce cinco veces el peligro de que el cáncer progrese
El tumor es el segundo en incidencia entre los hematológicos
Dar dos años de tratamiento a las personas clasificadas como de alto riesgo reduce hasta cinco veces la probabilidad de que desarrollen mieloma múltiple. Esta es la conclusión de un trabajo del Grupo Español de Mieloma (GEM) que publica hoy la revista New England Journal of Medicine.
El mieloma es el segundo de los tumores hematológicos en incidencia. Hasta ahora se conocía una fase previa, silenciosa, pero en la que no se hacía nada, ha dicho el director del trabajo, Jesús San Miguel, jefe de Hematología del Hospital de Salamanca. Por eso, este trabajo puede suponer un cambio de paradigma. Los fármacos usados, una combinación de lenalinomida y dexametasona, son ya conocidos y se usan como tratamiento de segunda línea en España cuando la enfermedad ya se ha desarrollado, ha añadido San Miguel.
Los resultados, según ha dicho San Miguel, son esperanzadores. En el ensayo, en que participaron 120 voluntarios de alto riesgo de 19 hospitales españoles y portugueses divididos en dos grupos, se vio que tras 40 meses, el 76% de los que no recibían nada (que era lo que se hacía hasta ahora) progresaban a cáncer (casi habría que decir retrocedían), y que el 78% estaba vivo a los cinco años. En cambio, entre los que hicieron la terapia preventiva, solo un22% había progresado, y el 94% seguía on vida a los cinco años.
El mieloma, que tiene una incidencia de unos cuatro cinco casos por millón de habitante y año (unos 2.000 diagnósticos al año). Consiste en la proliferación de unas células de la médula ósea, las plasmáticas, que acaban produciendo anemia, fallos renales por elevación del calcio, fracturas óseas, duelen los huesos y debilitan el sistema inmunitario. En el tratamiento estándar hay combinaciones de fármacos y también trasplante de médula.
La ventaja de este trabajo es que es relativamente fácil de aplicar, ha dicho María Victoria Mateos, coordinadora del GEM. La primera sospecha debe surgir cuando en un análisis de sangre las proteínas están altas. En concreto, este tumor se asocia a las inmunoglobulinas monoclonales, que se generan por la proliferación de células plasmáticas en la médula. Estas también se pueden ver haciendo una aspiración medular, explicó Mateos. A partir de ahí hay que discernir si el paciente es de alto riesgo (los que en dos años tienen más de un 50% de riesgo de desarrollar la enfermedad). Y estos son los candidatos a este nuevo tratamiento. Aproximadamente un 40% de los casos de mieloma silente son de alto riesgo.
La otra buena noticia es que se trata de medicamentos que ya están aprobados, por lo que su uso en la clínica va a ser sencillo.
El mieloma es el segundo de los tumores hematológicos en incidencia. Hasta ahora se conocía una fase previa, silenciosa, pero en la que no se hacía nada, ha dicho el director del trabajo, Jesús San Miguel, jefe de Hematología del Hospital de Salamanca. Por eso, este trabajo puede suponer un cambio de paradigma. Los fármacos usados, una combinación de lenalinomida y dexametasona, son ya conocidos y se usan como tratamiento de segunda línea en España cuando la enfermedad ya se ha desarrollado, ha añadido San Miguel.
Los resultados, según ha dicho San Miguel, son esperanzadores. En el ensayo, en que participaron 120 voluntarios de alto riesgo de 19 hospitales españoles y portugueses divididos en dos grupos, se vio que tras 40 meses, el 76% de los que no recibían nada (que era lo que se hacía hasta ahora) progresaban a cáncer (casi habría que decir retrocedían), y que el 78% estaba vivo a los cinco años. En cambio, entre los que hicieron la terapia preventiva, solo un22% había progresado, y el 94% seguía on vida a los cinco años.
El mieloma, que tiene una incidencia de unos cuatro cinco casos por millón de habitante y año (unos 2.000 diagnósticos al año). Consiste en la proliferación de unas células de la médula ósea, las plasmáticas, que acaban produciendo anemia, fallos renales por elevación del calcio, fracturas óseas, duelen los huesos y debilitan el sistema inmunitario. En el tratamiento estándar hay combinaciones de fármacos y también trasplante de médula.
La ventaja de este trabajo es que es relativamente fácil de aplicar, ha dicho María Victoria Mateos, coordinadora del GEM. La primera sospecha debe surgir cuando en un análisis de sangre las proteínas están altas. En concreto, este tumor se asocia a las inmunoglobulinas monoclonales, que se generan por la proliferación de células plasmáticas en la médula. Estas también se pueden ver haciendo una aspiración medular, explicó Mateos. A partir de ahí hay que discernir si el paciente es de alto riesgo (los que en dos años tienen más de un 50% de riesgo de desarrollar la enfermedad). Y estos son los candidatos a este nuevo tratamiento. Aproximadamente un 40% de los casos de mieloma silente son de alto riesgo.
La otra buena noticia es que se trata de medicamentos que ya están aprobados, por lo que su uso en la clínica va a ser sencillo.
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