“La
psoriasis es una enfermedad inflamatoria, de evolución crónica y de
naturaleza inmunológica, no contagiosa, que puede ser gatillada por
múltiples factores como estrés, infecciones (bacterianas, virales o
fúngicas), y también por el consumo de alcohol y tabaco. Se calcula que a
nivel mundial afecta a entre el 0,5% y 3% de la población, mientras que
en la Argentina hay 800 mil pacientes”, refirió la Dra. Lena Marisa
Eimer, integrante del staff de Dermatología y coordinadora, junto con la
Dra. Lucila Suar, de la Unidad de Psoriasis del Hospital Universitario
Austral (HUA) que funciona todos los jueves de 13:30 a 15:00.
Características de la patología Esta
patología puede aparecer en diferentes momentos de la vida, tanto en
adultos como en niños. Por otro lado, se sabe que afecta a ambos sexos
por igual. Aunque la psoriasis puede surgir en cualquier parte del
cuerpo, las zonas más comprometidas suelen ser los codos, las rodillas,
el cuero cabelludo y la región sacra. No obstante, también puede afectar
las articulaciones y otros órganos.
“Las lesiones de la piel se
caracterizan por la aparición de una región sobreelevada de color rojo y
escamas blanquecinas que se desprenden fácilmente, y que pueden picar,
sangrar o doler. Sin embargo, lo que no debemos olvidar es que además de
los síntomas, la enfermedad tiene un importante impacto en la calidad
de vida de quienes la padecen, pudiendo provocar cuadros
psicopatológicos como ansiedad, depresión, aislamiento y adicciones como
el tabaquismo”, detalló la especialista.
Paralelamente predispone a padecer otras enfermedades entre las cuales se cuentan:
-Inmunológicas (artritis psoriásica, enfermedad inflamatoria intestinal). -Cardiovasculares (ateroesclerosis, infarto agudo de miocardio). -Inflamatorias (obesidad, síndrome metabólico).
El tratamiento “Con
la consulta a tiempo, el tratamiento correcto y cambios de hábitos, las
lesiones pueden mejorar notablemente hasta desaparecer. Por eso, se
sugiere realizar una consulta con al médico especialista, que es el
indicado para determinar qué tipo de tratamiento es el correcto”,
postuló la Dra. Eimer.
“La buena noticia es que actualmente
existen múltiples tratamientos que ayudan a mantener la enfermedad
controlada, para que los pacientes puedan tener una vida completamente
normal”, agregó.
En los casos leves se suele recurrir a los
tratamientos locales como lociones, cremas o ungüentos; mientras que
para las formas clínicas moderadas o severas se indica fototerapia o
tratamientos sistémicos en forma combinada, rotativa o intermitente.
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