28 de Abril de 2014
Especialistas recomiendan usar protectores gástricos IBP solo bajo control médico
En 2010, los IBP (inhibidores de la bomba de protones) representaron el 4,9% del consumo global de medicamentos.
Los denominados fármacos inhibidores de la bomba de protones (IBP), que incluyen algunos tan conocidos como el omeprazol, lansoprazol, pantoprazol, rabeprazol y esomeprazol, son una de las familias de medicamentos más consumidas a nivel mundial. De hecho, solo en nuestro país representaron en 2010 cerca del 5% del consumo global de medicamentos del Sistema Nacional de Salud. Por ello, la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) ha señalado que se trata de medicamentos cuya eficacia está contrastada para determinadas enfermedades del aparato digestivo y también cuando se utilizan como protector gástrico en pacientes con algunas patologías y bajo control médico.“Los efectos secundarios de estos medicamentos pueden surgir cuando los utilizan personas para las que no están indicados o bien cuando los pacientes que sí deberían tomarlos no lo hacen”, ha explicado Carlos Martín de Argila, especialista del Aparato Digestivo y experto de la SEPD.
Cabe señalar que su elevado consumo anual, a nivel mundial, se debe a que, generalmente, los fármacos IBP son altamente recetados como gastroprotectores para personas que consumen antiinflamatorios no esteroides, entre ellos, el ibuprofreno o el ácido acetilsalicílico. Por lo general, son personas de edad avanzada, con enfermedad crónica y que toman estos medicamentos de forma prolongada. En este sentido, el experto de la SEPD señala que tanto la aspirina como los antiinflamatorios no esteroideos “pueden producir pequeñas úlceras en el estómago y el duodeno, de ahí que para que cicatricen más rápido recetamos estos fármacos que frenan la producción de ácido clorhídrico”.
Los fármacos inhibidores de la bomba de protones han supuesto una revolución en el manejo de las enfermedades relacionadas con la secreción de ácido clorhídrico del estómago como úlcera gástrica, úlcera duodenal, enfermedad por reflujo gastroesofágico o infección por Helicobacter pylori. En España, la úlcera péptica afecta al 10% de la población en algún momento de su vida, con una prevalencia de úlcera activa del 1%, mientras que la enfermedad por reflujo gastroesofágico afecta al 15% de la población y la prevalencia de infección por Helicobacter pylorien torno al 40%.
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