EL MÉDICO INTERACTIVO
ESPAÑA
El abordaje del lupus en los primeros meses resulta fundamental para prevenir dolencias asociadas
Redacción
El lupus eritematoso sistémico afecta en España a 91 personas por cada 100.000 habitantes, según los datos del Estudio EPISER, de la Sociedad Española de Reumatología, y se da en mayor medida en la población femenina Cartagena (23/4-1-10).- “El lupus, una patología poco frecuente en la actualidad, en general no es difícil de diagnosticar si se tiene cierta experiencia esta patología. El problema radica, en ocasiones, cuando la enfermedad tiene una forma de presentación rara, y/o cuando el enfermo está grave y hay que tomar decisiones rápidas de tratamiento, barajando diferentes diagnósticos”, apunta la Dra. Encarnación Saiz, del Hospital Morales Messeguer, de Murcia. “En este sentido, y teniendo en cuenta que puede afectar a varios órganos, podemos decir que se presta para realizar diagnósticos diferenciales”.
El lupus eritematoso sistémico afecta en España a 91 personas en edad adulta por cada 100.000 habitantes, según los datos del Estudio EPISER, de la Sociedad Española de Reumatología (SER), y se da en mayor medida en la población femenina.
Se trata de una dolencia cuyas manifestaciones más frecuentes son lesiones cutáneas y artritis, aunque también pueden verse afectados otros órganos como los riñones, el corazón, los pulmones o el cerebro.
“Por lo general los pacientes llegan a la consulta de Reumatología en fases tempranas de la enfermedad, aunque eso no asegura que lo hagan sin afectación de órganos como los riñones o el cerebro. Este abordaje precoz hace que respondan de forma positiva a los tratamientos convencionales, aunque es importante destacar que esta enfermedad no es como la artritis reumatoide, suele cursar en brotes y en función de la gravedad se tratará con un fármaco u otro. En general, cuando no afecta a un órgano denominado no mayor, como la piel o las articulaciones, se trata con antimaláricos y dosis bajas de corticoides. Y cuando el paciente no responde o hay manifestaciones graves, se trata con inmunosupresores. En lupus no disponemos de tanto arsenal terapéutico, con eficacia claramente demostrada, como en artritis reumatoide”, indica la Dra. Saiz.
En la actualidad se han dado importantes pasos para el desarrollo de terapias biológicas –todavía en fase de estudio- en el tratamiento del lupus, sobre todo por los avances que se han experimentado en el conocimiento de la inmunopatogenia de la enfermedad.
El diagnóstico temprano, y por consiguiente un tratamiento precoz, suelen hacer que el pronóstico de la enfermedad sea mejor. “Si bien anticiparse a que la dolencia esté más evolucionada siempre es bueno, el pronóstico de las enfermedades reumáticas es diferente en todas y cada una de ellas”, subraya la Dra. Saiz. “En enfermedades como la artritis reumatoide se ha demostrado claramente que el tratamiento precoz es decisivo para la salud del paciente a largo plazo. En el lupus, lo más importante es prever el pronóstico durante los primeros meses y realizar un seguimiento más cercano de los pacientes que tengan formas más graves de la enfermedad, así como prevenir dolencias cardiovasculares”.
Además, gracias al avance que se ha producido durante los últimos años en el conocimiento de los mecanismos de la enfermedad, y los esfuerzos que se están haciendo desde organismos científicos como la Sociedad Española de Reumatología (SER) para elaborar guías de abordaje y protocolos, se está consiguiendo tratar cada vez mejor a los pacientes con lupus.
“El futuro sin duda es positivo en este campo”, indica la Dra. Saiz. “Conocemos más sobre las bases genéticas de la enfermedad y sus mecanismos, pero todavía no disponemos de resultados definitivos de ensayos con nuevos fármacos (biológicos y no biológicos). Asimismo, la implantación de medidas preventivas repercutirá de forma favorable en el pronóstico de nuestros pacientes”.
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