martes, 15 de diciembre de 2009
inédito trasplante “dominó”, una mujer recibió el hígado “enfermo” de otra mujer
PRIMER CASO EN EL MUNDO
En un inédito trasplante “dominó”, una mujer recibió el hígado “enfermo” de otra mujer
Se desconocen antecedentes en la literatura médica.
Una mujer con hepatitis fulminante, en estado de coma avanzado y con altísimo riesgo de muerte cerebral, sobrevivió gracias a que le implantaron de manera momentánea un órgano enfermo, con predisposición a formar tumores, que acababan de quitarle a otra paciente en otro trasplante. Doce horas más tarde recibió un hígado sano de un donante cadavérico y volvieron a trasplantarla de manera definitiva.
Alicia Carmen Torres, de 42 años, llegó al Hospital Austral el 22 de octubre con un diagnóstico de hepatitis aguda grave. “Estaba en mi casa en Córdoba y empecé a verme muy amarilla. El problema apareció de golpe, sin dar síntomas, incluso había ido a trabajar ese día. Me llevaron al médico y a partir de ahí no recuerdo nada más”, relató.
Ingresó por sus propios medios y consciente al Hospital, pero su estado neurológico se deterioró y en cuatro días se vio en un coma profundo y con respiración asistida.
“Mi familia estuvo entre la espada y la pared. Tuvieron que decidir si trasplantarme el hígado enfermo o no”. (Alicia)
De ahí en más fue una carrera contra el tiempo. Cada hora aumentaba el riesgo de que sufriera muerte cerebral. El Dr. Gustavo Podestá, director de la Unidad de Trasplante Multivisceral del Hospital Universitario Austral, afirmó que “la evolución de la enfermedad de Alicia requería un trasplante urgente, de lo contrario era alto el riesgo de daño cerebral irreversible. Desde el 25 de octubre, Alicia figuraba primera en la lista nacional de emergencia del INCUCAI, pero el hígado para salvar su vida no llegaba.
Historias cruzadas
Mientras Alicia agonizaba, Silvia Zapata, una docente de 59 años, debía ser trasplantada para curarse de una enfermedad que le generaba tumores en el hígado. “Me detectaron un tumor en el 2004, pero no lo traté porque podía ser benigno; en el 2006, cuando los médicos hallaron que seguía ahí, me sugirieron consultar al Dr. Podestá, quien recomendó la cirugía. Y como me operaron tres veces y el tumor reaparecía, el año pasado me hablaron de la necesidad de un trasplante hepático”, contó Silvia.
“Cuando me desperté venían los doctores y me decían que había protagonizado un hecho histórico”. (Silvia)
Ante la dificultad de recibir un órgano cadavérico, se le ofreció a los Zapata la opción de que el donante fuera un familiar. “El problema era que no calificaba para el INCUCAI, iba a estar en los últimos lugares de la lista de espera porque no era un caso urgente. Ese fue el momento decisivo en el cual mis hijos me pidieron que aceptara que alguno de ellos me donara parte de su hígado. Yo no quería, pero me convencieron, porque mi estado general era muy bueno y no tenía metástasis en ningún lado. Era el momento justo para hacerlo”, expresó la paciente.
Tras evaluarlo con los médicos, la familia concluyó que Hernando Fontana, uno de los hijos de Silvia, era el candidato ideal para el trasplante. La cirugía fue programada para el 27 de octubre.
La decisión
Ese 27 de octubre, durante el trasplante de Silvia, “mientras se exploraba su abdomen, se consideró la posibilidad de utilizar su hígado ‘enfermo’ para Alicia, a modo de ‘puente’ hasta que apareciera un órgano (hígado cadavérico) que le diera la oportunidad de resolver su situación crítica definitivamente”, dijo el Dr. Podestá.
El hígado de Silvia presentaba un aspecto normal, ya que no era cirrótico, y tenía dos lesiones pequeñas que podían extirparse una vez que el órgano estuviese frío y fuera de la circulación sanguínea. Además, casualmente ambas mujeres eran compatibles por tener el mismo tipo de sangre. Los médicos confiaban en que este hígado podía funcionar, revertir la progresión del edema cerebral y evitar la muerte de Alicia.
Sin embargo, el Dr. Podestá aclaró que “al tratarse de un órgano con tumores malignos, debían evaluar el riesgo de que el cáncer se transmitiera a Alicia”. Esta posibilidad, una vez extirpados los tumores, se valoró como mínima, ya que la transmisión de células tumorales era inviable si se dejaba el órgano en otro cuerpo por un lapso de horas. “Dado que no existía precedente de una situación similar, ante la desesperante situación de Alicia, que presentaba altísimas chances de morir a causa de la hipertensión endocraneana, y no habiendo en ese momento ninguna donación de órganos, se solicitó una reunión de urgencia del Comité de Ética del Hospital Universitario Austral y se entrevistó a ambas familias (donante y receptora). Se informó la estrategia al INCUCAI, se le pidió autorización para realizar el procedimiento y se requirió que se mantuviera la prioridad de Alicia en la lista de espera, con el fin de retrasplantarle un hígado definitivo cuando apareciera un donante”, contó el especialista.
“Fue difícil para mi familia -reconoció Alicia Torres–. Los médicos les dieron a elegir por el trasplante o no. Estaban entre la espada y la pared, y tomaron la decisión correcta”.
Un trasplante “dominó”, muy particular
Se llama trasplante “dominó” o secuencial al procedimiento en el cual un órgano extraído de un paciente trasplantado, o candidato a trasplante, es implantado en un segundo paciente. Hasta el momento, en los casos que se habían realizado en el mundo, incluso en la Argentina, se había utilizado hígados de pacientes con ciertas enfermedades metabólicas. En este caso, la particularidad consistió en que el hígado trasplantado de un paciente a otro, normalmente se hubiese desechado, ya que tenía predisposición a formar tumores. En la literatura médica mundial no existen antecedentes de semejante hecho.
El día del trasplante múltiple, se operó a Silvia y a Hernando en quirófanos contiguos. Mientras que a Hernando se le extraía el 40% de su hígado para donárselo a su mamá, a Silvia se le quitó el “hígado enfermo”, al que se le removieron los dos tumores y se lo preparó para trasplantárselo a Alicia.
Según el Dr. Podestá, en ese momento “el estado general de Alicia había empeorado, estaba con tendencia al sangrado –habitual en la hepatitis fulminante– y la presión en el cerebro iba en aumento”. De todos modos, el trasplante se realizó de manera exitosa, ya que durante la operación se pudo mantener una buena presión de circulación cerebral. Además, el hígado donado por Silvia demostró signos tempranos de buen funcionamiento, ya que producía bilis y comenzó a corregir el sangrado. La presión cerebral se normalizó lentamente.
Alicia mejoró gracias a un órgano “enfermo” que en cualquier otra situación hubiese sido eliminado. A las pocas horas del trasplante, el INCUCAI informó la disponibilidad de un hígado “sano”, proveniente de un donante cadavérico de Santa Fe. Entre que se desarrolló el operativo de ablación y pudo iniciarse el retrasplante pasaron alrededor de 12 horas, durante las cuales Alicia se mantuvo estable. Esto permitió que la operación se hiciera sin sobresaltos.
Un final muy feliz
Alicia fue restableciéndose progresivamente. Despertó del coma al tercer día después del trasplante, y, lentamente, se recuperó sin secuelas. Le dieron el alta a las dos semanas y media de la segunda operación.
“El primer recuerdo que tengo es que abrí los ojos y pregunté adónde estaba y qué fecha era. Cuando me dijeron que me habían trasplantado, dos veces para colmo, no podía creerlo”, expresó la cordobesa de ojos verdes y brillante pelo rubio, que aseguró que se siente “muy bien” y que salió adelante gracias a que siempre tuvo “mucha fuerza de voluntad”: “Me contó mi hermana que `bailaba´ en la cama de la terapia. Estaba inconsciente, pero con ganas de vivir”.
Silvia Zapata, por su parte, apenas despertó del trasplante se enteró que había salvado una vida. “Venían los doctores y me decían `protagonizaste un hecho histórico´. A mí me dio mucha felicidad y me encantaría conocerla”, dijo.
El encuentro está pendiente. Alicia está “muy agradecida” de Silvia y cuando piensa en el día que finalmente se vean, se emociona. Por ahora, espera en un departamento a unas cuadras del Hospital Austral, donde se controla y se aplica la medicación. Extraña su casa y sus hijos, pero sabe que aún le queda un tiempo en Buenos Aires. Y es paciente: sabe que la vida le dio otra oportunidad: “Después de dos trasplantes puedo decir que volví a nacer”, concluyó.
El grupo médico del HUA agradece la donación de órganos y enfatiza la importancia de este gesto desinteresado que permitió salvar las vidas de Silvia y de Alicia.
Acerca del Hospital Universitario Austral
El Hospital Universitario Austral inició su actividad en mayo de 2000. Es una entidad de bien público sin fines lucro que se dedica a la asistencia, la docencia y la investigación biomédica. Es un hospital general de agudos y alta complejidad, que cuenta con una infraestructura técnica de última generación y un equipo de destacados profesionales. Su compromiso con la búsqueda de la verdad y la promoción de la cultura de la vida, implica un especial énfasis en la calidad del trabajo, orientando toda su labor hacia el servicio y el desarrollo de valores humanos. Con la firme premisa de cuidar con competencia y compasión a las personas, el Hospital Universitario Austral fundamenta sus servicios en la formación ética y científica de su personal, y en la tecnología aplicada en cada una de sus especialidades. Conforme a su ideario, la institución está comprometida con una profunda labor asistencial solidaria, tanto en la comunidad a la que pertenece como también en el resto del país. Más información en: www.hospitalaustral.edu.ar
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