lunes, 4 de agosto de 2014

Elaboran recubrimientos biodegradables para conservar alimentos - Investigación y Desarrollo

Elaboran recubrimientos biodegradables para conservar alimentos - Investigación y Desarrollo







ELABORAN RECUBRIMIENTOS BIODEGRADABLES PARA CONSERVAR ALIMENTOS

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Investigadores de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán, de la UNAM, trabajan en la elaboración de empaques biodegradables que alarguen el tiempo de vida de frutas frescas y hortalizas, así como de aquellas mínimamente procesadas (desinfectadas, listas para consumirlas), sin modificar su calidad nutricional.
Con base en extractos acuosos y etanólicos de plantas como la damiana, orégano, romero, sangre de dragón, tomillo y hoja sen, combinados con un material polimérico (mucílago de nopal, grenetina, entre otros), se consiguen estos recubrimientos, los cuales mejoran la apariencia de frutas y hortalizas cuando son sumergidas en dichos extractos acuosos.

De acuerdo con la doctora María Andrea Trejo Márquez, profesora-investigadora de la FES Cuautitlán y miembro del proyecto, la tecnología del envasado activo busca aumentar la vida útil de los alimentos, sin alterar su calidad nutricional, tal y como se pretende lograr con los recubrimientos biodegradables comestibles que este equipo de investigadores produce.

Asimismo, este tipo de biodegradables aumentan la seguridad microbiológica y mejoran las propiedades organolépticas de los alimentos, esto con la adición de un polímero. Respecto a la selección y uso de plantas desérticas, la también responsable del Laboratorio de Poscosecha de Productos Vegetales, explicó que este tipo de plantas contiene compuestos antifúngicos que son utilizados en el recubrimiento o envase activo; una característica que garantizará el aislamiento del alimento ante la presencia de alguna enfermedad.

Esta cualidad en plantas como el orégano, tomillo o romero, no sólo mantiene inocuas a las frutas y demás alimentos que son tapados con el recubrimiento creado por los científicos de la mencionada casa de estudios, sino que evita el uso de fungicidas químicos y conservadores.

Además de estas propiedades, la doctora Trejo Márquez añadió que los envases o recubrimientos activos están compuestos por aditivos naturales que son capaces de absorber etileno, dióxido de carbono u oxígeno que las frutas y hortalizas consiguen durante su vida de poscosecha, una condición que puede transformarse en una barrera que retrase el metabolismo o inhiba el crecimiento fúngico de los alimentos.

Los recubrimientos desarrollados por el grupo de investigadores de la FES Cuautitlán han sido aplicados en frutas como fresas, zarzamoras, ciruelas, naranjas y mangos, que han sido mínimamente procesadas y listas para su consumo. Y en el caso de hortalizas, las verdolagas. Tanto frutas como hortalizas son introducidas en los compuestos bioactivos y así se obtienen alimentos libres de microbios.

“En el caso de las zarzamoras y las verdolagas, luego de ser expuestas a nuestros recubrimientos, pueden comerse incluso sin ser lavadas posteriormente, con la seguridad de que están libres de contaminantes”, concluyó la investigadora.

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