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Las ondas cerebrales podrían ayudar a medir la gravedad del autismo, según un estudio
Observar qué tan rápido procesa un niño los sonidos podría conducir también a un diagnóstico más temprano, afirman unos investigadores
Traducido del inglés: martes, 23 de septiembre, 2014LUNES, 22 de septiembre de 2014 (HealthDay News) -- Medir la rapidez con la que el cerebro de un niño procesa los sonidos podría ayudar a identificar la gravedad del autismo, según un estudio reciente.
Observar las ondas cerebrales de los niños podría también permitir que el autismo se identifique antes de lo que ahora es posible, reportaron los autores del estudio.
"El hallazgo de que la respuesta del cerebro a ciertos tipos de información se asocia con la gravedad del autismo es muy promisorio", aseguró la investigadora principal, Sophie Molholm, profesora asociada de pediatría y neurociencias del Colegio de Medicina Albert Einstein, en la ciudad de Nueva York.
"Una meta importante de la investigación sobre el autismo es desarrollar medidas para diagnosticar el trastorno lo antes posible, y que puedan ayudar a identificar los puntos débiles y los puntos fuertes, de forma que se pueda optimizar el tratamiento", apuntó Molholm. "Nuestro trabajo muestra que medir la actividad cerebral es un método viable para alcanzar esos objetivos".
Los hallazgos aparecen en la edición en línea del 22 de septiembre de la revista Journal of Autism and Developmental Disabilities.
Aproximadamente uno de cada 68 niños ha sido diagnosticado con un trastorno del espectro autista, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. Pero la experiencia del autismo de esos niños difiere de forma significativa respecto a sus síntomas y discapacidades.
Las investigaciones anteriores de Molholm encontraron que, en los niños autistas, el cerebro tarda un poco más (una medida de apenas milisegundos) en procesar los sonidos, imágenes y otras informaciones sensoriales.
En este estudio, Molholm y sus colaboradores midieron esa velocidad de procesamiento en 43 niños con autismo de 6 a 17 años de edad, utilizando electroencefalogramas (EEG), que registran las ondas cerebrales. Cuando se les mostraban imágenes a los niños, se les reproducía un tono, o se les proveía un tono y una imagen a la vez, presionaban un botón mientras el EEG grababa la rapidez con que sus cerebros registraban los estímulos.
Entonces, el equipo de Molholm comparó las velocidades de procesamiento visual, de audio y audiovisual de los niños con la gravedad de sus síntomas. Los investigadores basaron su evaluación de la gravedad de los síntomas de autismo según qué tan grandes eran las dificultades de comunicación social de los niños, qué tan graves eran sus conductas repetitivas y qué tan restringidos se hallaban sus intereses.
El estudio halló que cuanto más graves eran los síntomas de los niños, con más lentitud procesaban los sonidos. También hubo una conexión entre la lentitud con que los niños procesaban los estímulos audiovisuales combinados y la gravedad de los síntomas, pero no hubo una diferencia en la rapidez con que procesaban las imágenes solas, según el estudio.
"A medida que desarrollemos evaluaciones con EEG que midan las áreas de disfunción, o incluso las áreas en que los individuos con autismo son inusualmente buenos, deberíamos poder usarlos como herramientas para ayudar a diagnosticar el autismo", aseguró Molholm.
Pero el hallazgo particular de este estudio sobre el procesamiento de audio y audiovisual solo aplicaría a los que tienen un procesamiento sensorial más lento. Quizá eso no incluya a todos los individuos con trastornos del espectro autista, dijo.
Además, la asociación observada en el estudio no prueba causalidad.
Un experto en autismo expresó optimismo sobre el estudio, pero anotó que tiene algunas limitaciones significativas.
"El hallazgo es interesante y podría muy bien abrir nuevas áreas de investigación sobre los problemas que las personas con un trastorno del espectro autista tienen para interactuar con su ambiente", planteó el Dr. Glen Elliot. Elliot es profesor clínico de psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, y psiquiatra jefe y director médico del Consejo de Salud de los Niños.
Pero Elliot enfatizó que el estudio es muy pequeño, con varias variables distintas y unas medidas que solo se tomaron en un punto en el tiempo. Añadió que medir la "gravedad" del autismo puede resultar problemático.
"En realidad no hay un estándar, en parte porque es multidimensional", señaló Elliot. "No se pueden simplemente contar los síntomas, porque una discapacidad grave en un área podría ser mucho peor que varias discapacidades leves en varias áreas".
Pero si las investigaciones futuras sobre el tema pueden resolver ese problema, entonces usar las medidas de las ondas cerebrales podría ser útil, sugirió.
"Una medida objetiva de la gravedad del autismo sería sin duda excelente, por ejemplo, al permitir a los centros regionales fijar un umbral sobre quién califica o no para los servicios, aunque cumplan los criterios para un trastorno del espectro autista", comentó Elliot.
Molholm dijo que planifica seguir observando las formas en que los EEG pueden usarse para evaluar a los individuos que tienen un trastorno del espectro autista.
Mientras más precisas puedan ser estas herramientas, más información podrían ofrecer mucho antes de lo que ahora se puede diagnosticar el autismo según la conducta.
"Imaginamos que una vez se desarrollen, se usarán en conjunto con los diagnósticos basados en la clínica, al menos en el futuro previsible", dijo Molholm. "Pero la esperanza es llegar al punto en que se puedan usar para un diagnóstico muy temprano".
El estudio fue financiado por el Instituto Nacional de la Salud Mental de EE. UU., con fondos adicionales del Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano de EE. UU. y la Administración de Recursos y Servicios de Salud de EE. UU.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Sophie Molholm, Ph.D., associate professor, and Muriel and Harold Block Faculty Scholar in Mental Illness, departments of pediatrics and neuroscience, Albert Einstein College of Medicine, New York City; Glen Elliott, Ph.D., M.D., chief psychiatrist and medical director, Children's Health Council, emeritus professor of clinical psychiatry, University of California, San Francisco, and clinical professor of psychiatry, Stanford School of Medicine; Sept. 22, 2014 Journal of Autism and Developmental Disabilities, online
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