Las terapias centradas en la familia son beneficiosas para curar la anorexia nerviosa en adolescentes
26/09/2014 - E.P.
En el estudio realizado, todos los pacientes pesaban un 75 por ciento de lo que debían
Dos terapias diferentes basadas en la familia son eficaces en la lucha contra la anorexia nerviosa en adolescentes, según revela un estudio que compara estos dos tratamientos para este trastorno alimentario que puede poner en peligro la vida de quienes lo padecen.
Los hallazgos de este análisis multicéntrico dirigido por investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, se suman a un creciente cuerpo de evidencia que apoya el valor de la participación de los padres en el tratamiento de la anorexia.
Los resultados, que se publican en la edición de la revista 'JAMA Psychiatry', continúan con la investigación que comenzaron estos expertos de Stanford anteriormente que encontró que un enfoque basado en la familia era dos veces más eficaz que la terapia individual para el tratamiento de pacientes adolescentes que sufren anorexia.
"El mensaje que trasladar a los padres es que, en primer lugar, existe un buen tratamiento disponible para su hijo que esté luchando con la anorexia", resalta Stewart Agras, profesor emérito de Psiquiatría y Ciencias Conductuales de Stanford y autor principal del nuevo estudio. "En segundo lugar, el tratamiento de elección es la terapia basada en la familia en la que los padres ayudan a sus hijos a recuperar el peso", añade.
Los pacientes con anorexia nerviosa distorsionan la imagen de su propio cuerpo, creyendo erróneamente que tienen sobrepeso. Por ello, hacen ejercicio en exceso y se niegan a comer lo suficiente para mantener un peso corporal saludable. La enfermedad, que afecta a alrededor de entre el 0,5 y el 0,7 por ciento de las adolescentes, tiene una de las tasas de suicidio más altas que cualquier trastorno psiquiátrico.
"Durante mucho tiempo, la gente culpó a las familias de causar anorexia y pensaron que deberían quedar fuera del tratamiento", explica James Lock, profesor de Psiquiatría y Ciencias Conductuales de la Universidad de Stanford y coautor del trabajo. "Sin embargo, este estudio sugiere que si se involucran en el tratamiento, las familias pueden ser de utilidad, y que el tratamiento centrado en la familia funciona más rápido y de forma más rentable para la mayoría de los pacientes", añade Lock, director del Programa Integral de Trastornos de la Comida en el Hospital de Niños Lucile Packard de Stanford.
El análisis, un ensayo aleatorio y controlado de 164 pacientes realizado en seis sitios de Estados Unidos y Canadá, comparó dos formas de tratamiento de la anorexia que suponen sesiones regulares de terapia con adolescentes y sus familias. Un enfoque se centró en enseñar a los padres a ayudar a sus niños a comer normalmente y recuperar el peso en casa y el otro intentó resolver dinámicas familiares difíciles.
Ambos tratamientos produjeron tasas similares de recuperación de la anorexia, pero los pacientes tratados con el primer modelo aumentaron de peso más rápido y necesitaron menos hospitalización, según detectaron los autores del estudio, en el que los pacientes tenían entre 12 y 18 años y habían sufrido anorexia durante una media de 13,5 meses.
Al inicio de la investigación, todos los pacientes tenían un peso corporal de al menos el 75 por ciento de lo que se considera ideal, lo que significa que los médicos creían que era seguro que recibieran tratamiento ambulatorio. Casi el 90 por ciento de los participantes eran mujeres. Todos tenían al menos un padre que accedió a participar en el tratamiento, que consistió en 16 sesiones de terapia de una hora en un periodo de nueve meses, evaluándose su éxito al final de ese tiempo y de nuevo un año más tarde.
En ambas formas de terapia familiar, los pacientes experimentaron un aumento de peso similar al final del tratamiento y al año de seguimiento. La terapia que se centró en enseñar a los padres a ayudar a sus hijos a comer normalmente otra vez era menos de la mitad de caro que el enfoque de la dinámica familiar, principalmente porque los pacientes pasaron menos tiempo en el hospital. Sin embargo, esta segunda terapia fue más efectiva para un subgrupo específico de pacientes: aquellos que también tenían síntomas graves de trastorno obsesivo-compulsivo.
Lock, que ha llevado a cabo varios estudios previos de la terapia que enseña a los padres a ayudar a sus niños a comer normalmente otra vez, dijo que cree que este enfoque funciona mediante la interrupción de las conductas del paciente que están apoyando los patrones de pensamiento erróneos. "Creemos que los padres son capaces de interrumpir los comportamientos que respaldan la anorexia el tiempo suficiente para que los pensamientos y las cogniciones que van con la enfermedad disminuyan -señala--. En ese momento, las propias cogniciones tienen muy poco poder de permanencia".
Abordar la anorexia durante la adolescencia es la mejor esperanza para la remisión a largo plazo, según Agras. "Cuanto más tiempo pasa, la anorexia es más difícil de tratar -advierte--. Un gran número de personas viven crónicamente limitados por esta enfermedad, planeando sus días alrededor de comer lo mínimo y hacer ejercicio en exceso, por lo que algunos de ellos mueren. La idea es tratar el trastorno en la adolescencia para evitar que más adultos se conviertan en anoréxicos".
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