El maltrato a los trastornos de ansiedad
Un estudio internacional muestra que solo el 10% de las personas con estas dolencias recibe el tratamiento adecuado
Barcelona
Los trastornos de ansiedad, desde el caso más leve hasta los ataques de pánico, las fobias o los trastornos obsesivo compulsivos (TOC), no están bien diagnosticados ni bien tratados. Pese a ser los problemas de salud mental más comunes en la población —se estima que afectan al 10% de la población mundial—, los pacientes afectados no reciben el diagnóstico ni el tratamiento adecuado con facilidad. Así lo constata un estudio internacional liderado por el Hospital del Mar de Investigaciones Médicas de Barcelona (IMIM) que muestra que solo una de cada 10 personas con trastornos de ansiedad recibe el tratamiento adecuado.
Este tipo de dolencias, relacionadas con una sensación de miedo y ansiedad anormal o patológica, se pueden tratar con psicoterapia —terapia cognitivo conductual— y tratamiento farmacológico como benzodiazepinas y antidepresivos, según el caso. El problema que han detectado los investigadores del IMIM, no obstante, es que, además del infradetección de estos trastornos (TOC, estrés postraumático, crisis de pánico, fobias, etc.), la mayoría de los pacientes diagnosticados no reciben el tratamiento médico más adecuado para su situación.
Los científicos analizaron las encuestas psiquiátricas realizadas a más de 51.000 individuos de 21 países diferentes y encontraron que apenas un 28% de las personas con ansiedad recibieron algún tipo de tratamiento a lo largo de su vida. De ellas, solo en el 9,8% de los casos se considera, según los especialistas, que fue el adecuado. "Creemos que hay un infradiagnóstico pero no lo podemos medir. Hay una parte importante de personas, y no solo las menos severas, que no son conocidas por el sistema de salud", avisa el doctor Jordi Alonso, primer autor del estudio y director del Programa de Epidemiología y Salud Pública del IMIM. La investigación se ha publicado en la revista científica Depression and Anxiety.
Alonso advierte de que el sistema solo está abordando "una parte del problema potencial que hay" en torno al diagnóstico de los trastornos de ansiedad. El riesgo, agrega, es el desarrollo de otras comorbilidades vinculadas al mal tratamiento del trastorno inicial. "Si no se trata correctamente, un trastorno de ansiedad puede degenerar en una depresión o en un abuso de las sustancias que se toman como calmantes de los síntomas", advierte Alonso. Las malas estrategias de atención, también pueden acarrear otras dolencias vinculados a la somatización de esa ansiedad, como por ejemplo, la hipertensión o los problemas gastrointestinales.
Las causas del mal trato a la ansiedad, asegura Alonso, pueden ser múltiples: "Hay pacientes que presenta síntomas físicos y puede estar tratado por estos problemas somáticos pero no por la ansiedad. Y también hay gente que no consideran que tienen un trastorno y no ven la necesidad de tratarse. ", señala el epidemiólogo del IMIM. De hecho, solo el 41% de las personas con ansiedad perciben la necesidad de recibir tratamiento y cuando esta dolencia no está combinada con ningún otro tipo de trastorno, esta percepción de precisar ayuda baja al 26%. "Se considera un tratamiento adecuado el que incluye tratamiento farmacológico con al menos cuatro visita al médico o bien psicoterapia con un mínimo de ocho visitas", apunta Alonso.
Solo el 41% de las personas con ansiedad perciben la necesidad de recibir tratamiento
Con todo, pese a los datos globales, también hay diferencias entre países. Así, por ejemplo, en Estados Unidos hay el doble de prevalencia de la media (19%), pero también el 40% de los pacientes están en tratamiento. "Aunque no siempre es el adecuado", puntualiza el médico. En los países ricos hay más prevalencia, más uso de los servicios sanitarios y más adecuación del tratamiento, según el estudio.
"El sistema tiene que ser capaz de responder a trastornos tan frecuentes como estos. Debería haber una buena transferencia de pacientes e información de atención primaria a especializada", valora Alonso, que considera también que el sistema público de salud de España hay "pocos profesionales de salud mental" para mejorar los circuitos de atención. El médico señala además, la necesidad de educar a la población para que sea consciente de estas dolencias. "Hay que hacer educación sanitaria para saber detectar o imaginar que lo que le sucede puede ser un trastorno de salud mental. Hay que empoderar al paciente pero también luchar contra el estigma que existe aún con los problemas de salud mental", apunta el epidemiólogo.
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