Tratamiento del cáncer de cuello uterino (PDQ®)–Versión para profesionales de salud
Información general sobre el cáncer de cuello uterino
El cáncer de cuello uterino es el cuarto tipo de cáncer más frecuente en las mujeres de todo el mundo y tiene la cuarta tasa de mortalidad más alta de los cánceres en las mujeres.[1] La mayoría de los casos de cáncer de cuello uterino se puede prevenir con exámenes de detección de rutina y con el tratamiento de las lesiones precancerosas. Como consecuencia, la mayoría de los casos de cáncer de cuello uterino se diagnostican en mujeres que viven en regiones desprovistas de protocolos de detección adecuados.
Incidencia y mortalidad
Cálculo del número de casos nuevos y defunciones por cáncer de cuello uterino (cervical) en los Estados Unidos en 2019:[2]
- Casos nuevos: 13 170.
- Defunciones: 4250.
Características anatómicas
El cuello uterino es contiguo al cuerpo del útero y actúa como su apertura. Es un órgano cilíndrico y fibroso, cuya longitud promedio es de 3 a 4 cm. El hocico de tenca es la parte visible del cuello uterino en un examen vaginal. La abertura del cuello uterino se denomina orificio externo, que se encuentra al principio del conducto endocervical y forma la superficie interna del cuello uterino. En la superficie superior del conducto endocervical, se encuentra el orificio interno, que es un estrechamiento de este conducto. El estrechamiento señala la transición del cuello uterino al cuerpo del útero. El conducto endocervical más allá del orificio interno se llama conducto endometrial.
El cuello uterino está revestido por dos tipos de células epiteliales: células escamosas en la cara más externa, y células cilíndricas y glandulares en el conducto interno. La zona de transición entre las células escamosas y las cilíndricas se denomina unión pavimentoso-cilíndrica. La mayoría de los cambios precancerosos y cancerosos se presentan en esta zona.
Patogenia
El carcinoma de cuello uterino se origina en la unión pavimentoso-cilíndrica; puede incluir las células escamosas externas, las células glandulares internas o ambas. La lesión precursora es una displasia: neoplasia intraepitelial cervical (NIC) o adenocarcinoma in situ, que posteriormente se puede tornar en cáncer invasivo. Este proceso puede ser bastante lento. En algunos estudios longitudinales se observó que, en pacientes de cáncer de cuello uterino in situ que no se trataron, entre 30 y 70 % presentarán un carcinoma invasivo en un período de 10 a 12 años. Sin embargo, en alrededor de 10 % de las pacientes, las lesiones pueden progresar de in situ a invasivas en un período menor de 1 año. En la medida en que se torna invasivo, el tumor irrumpe a través de la membrana basal e invade el estroma del cuello uterino. La extensión del tumor en el cuello uterino puede manifestarse, en último término, como una ulceración, un tumor exofítico o la infiltración extensa del tejido subyacente, incluso la vejiga o el recto.
Factores de riesgo
El envejecimiento es el factor de riesgo más importante para la mayoría de cánceres. El principal factor de riesgo del cáncer de cuello uterino es la infección por el virus del papiloma humano (VPH).[3-6]
Los siguientes son otros factores de riesgo del cáncer de cuello uterino:
- Número elevado de partos e infección por el VPH.[7]
- Tabaquismo e infección por el VPH.[8]
- Consumo prolongado de anticonceptivos orales e infección por el VPH.[9,10]
- Inmunodepresión.[11,12]
- Edad temprana en el momento de la primera relación sexual.[13]
- Número elevado de parejas sexuales.[13]
- Exposición al dietilestilbestrol (DES) en el útero.[14]
Infección por el virus del papiloma humano
La infección por el virus del papiloma humano (VPH) es un paso necesario para la presentación de prácticamente todas las lesiones precancerosas y cancerosas. En algunos estudios epidemiológicos se demuestra, de modo convincente, que el principal factor de riesgo del carcinoma preinvasivo o invasivo de cuello uterino es la infección por el VPH, que sobrepasa, en gran medida, otros factores de riesgo conocidos.
Se calcula que más de 6 millones de mujeres en los Estados Unidos están infectadas por el VPH. La infección transitoria por el VPH es frecuente, en particular, en las mujeres jóvenes,[15] mientras que el cáncer de cuello uterino es poco frecuente. La persistencia de una infección por VPH conduce a un riesgo mayor de lesiones precancerosas y cancerosas.[16,17]
También es importante la cepa de la infección por VPH para conferir el riesgo. Hay múltiples subtipos de VPH que infectan a los seres humanos; de estos, los subtipos 16 y 18 son los que se han relacionado más estrechamente con la presentación de displasia de grado alto y cáncer. Los estudios indican que una infección aguda por los tipos 16 y 18 del VPH otorga un riesgo 11 a 16,9 veces más alto de que se presente rápidamente una NIC de grado alto.[18-20] En estudios posteriores, se observó que la infección por el VPH 16 o 18 pronostica mejor una NIC de grado alto o una enfermedad más grave que los exámenes de detección citológicos y que la capacidad pronóstica se observa hasta por 18 años después de la prueba inicial.[21-23]
Hay dos vacunas disponibles en el mercado que atacan cepas anogenitales del VPH. Las vacunas se dirigen a niñas y mujeres jóvenes que nunca han tenido la infección por el VPH; aunque la penetración de la vacuna en el mercado ha sido moderada, se han documentado disminuciones significativas de las enfermedades relacionadas con el VPH.[24] (Para obtener más información, consultar el sumario del PDQ Prevención del cáncer de cuello uterino).
Características clínicas
Es posible que el cáncer de cuello uterino en estadio temprano no cause signos ni síntomas perceptibles.
Los siguientes son los posibles signos y síntomas de cáncer de cuello uterino:
- Hemorragia vaginal.
- Flujo vaginal inusual.
- Dolor pélvico.
- Dispareunia.
- Hemorragia poscoital.
Diagnóstico
Para diagnosticar un cáncer de cuello uterino, se pueden utilizar los siguientes procedimientos:
- Antecedentes y examen físico.
- Examen pélvico.
- Citología del cuello uterino (frotis de Pap).
- Prueba del VPH.
- Legrado endocervical.
- Colposcopia.
- Biopsia.
Prueba del virus del papiloma humano
El estudio citológico cervical (frotis de Pap) ha sido el pilar de la detección del cáncer de cuello uterino desde su introducción. Sin embargo, las técnicas moleculares para la identificación del ADN del VPH son muy sensibles y específicas. Las siguientes son las opciones actuales de exámenes de detección:
- Citología sola.
- Citología y prueba del VPH.
La prueba del VPH se indica cuando es probable que las pacientes se logren clasificar en grupos de riesgo bajo y riesgo alto ante una displasia de grado alto o una lesión mayor.
Es poco probable que las pruebas de ADN del VPH permitan separar a las pacientes con lesiones intraepiteliales escamosas de grado bajo entre las que necesitan evaluación adicional y las que no la necesitan. En un estudio de 642 mujeres, se encontró que 83 % tenía uno o más tipos oncógenos de VPH cuando se analizaron muestras citológicas de cuello uterino mediante una técnica sensible (captura híbrida).[25] Los autores del estudio y de una editorial que lo acompaña, concluyeron que el uso de la prueba de ADN del VPH en este entorno no añade suficiente información que justifique su costo.[25]
La prueba del ADN del VPH resultó útil en la selección de pacientes con células escamosas atípicas de significación indeterminada para una colposcopia y se integró en las pautas actuales para las pruebas de detección.[25-27]
En otros ensayos, se muestra que las pacientes con estudio citológico de riesgo bajo e infección por el VPH de riesgo alto con tipos 16, 18 y 31 son más propensas a presentar NIC o características histopatológicas microinvasivas en una biopsia.[18,28-30] Hay un método que mostró que la integración de los tipos 16 y 18 del VPH en el genoma, que conduce a la transcripción de mensajes víricos y celulares, puede pronosticar cuáles pacientes tienen mayor riesgo de displasia de grado alto y cáncer invasivo.[31]
En el caso de las mujeres mayores de 30 años, que son más propensas a presentar una infección persistente por VPH, la tipificación del virus permite clasificar con éxito a las mujeres en grupos de riesgo alto o riesgo bajo de NIC 3 o de una enfermedad más grave. En este grupo etario, las pruebas de ADN del VPH son más eficaces que el estudio citológico solo para pronosticar el riesgo de una NIC 3 o de menor grado.[32] En otros estudios, se observó la eficacia de una estrategia de detección de ADN del VPH mediante la selección con citología sobre los algoritmos de detección citológicos utilizados anteriormente.[33,34]
Factores pronósticos
El pronóstico de las pacientes con cáncer de cuello uterino depende, en gran medida, de lo avanzada que se encuentre la enfermedad en el momento del diagnóstico. Más de 90 % de los casos de cáncer de cuello uterino se pueden detectar temprano mediante las pruebas de Pap y del VPH.[35] En cerca de 33 % de las mujeres aptas, no se realizan las pruebas de Pap y VPH, lo que produce una tasa de mortalidad más alta de lo previsto.
Estadio clínico
El estadio clínico como factor pronóstico se complementa con varios hallazgos macroscópicos y microscópicos en las pacientes sometidas a cirugía.
Datos probatorios (estadio clínico y otros hallazgos):
En un estudio grande sobre estadificación quirúrgico patológica de pacientes con enfermedad de estadio clínico IB, notificado por el Gynecologic Oncology Group (GOG) (GOG-49), los factores pronósticos más destacados de metástasis ganglionar y una disminución en la supervivencia sin enfermedad fueron el compromiso del espacio linfático capilar por el tumor, el aumento del tamaño del tumor y de la profundidad de la invasión estromal, que fue la más importante y reproducible.[36,37]
En un estudio de 1028 pacientes sometidas a cirugía radical, las tasas de supervivencia se correlacionaron de manera más acorde con el volumen tumoral (determinado mediante una volumetría tumoral precisa) que con el estadio clínico o histológico.[38]
En un análisis multifactorial del COG sobre variables pronósticas en 626 pacientes con enfermedad localmente avanzada (principalmente en estadios II, III, y IV), se identificaron las siguientes variables de importancia para determinar intervalos y supervivencia sin progresión:[39]
- Estado de los ganglios linfáticos periaórticos y pélvicos.
- Tamaño del tumor.
- Edad de la paciente.
- Estado funcional.
- Enfermedad bilateral.
- Estadio clínico.
En el estudio, se confirmó la importancia fundamental de los ganglios periaórticos afectados por cáncer y se indicó evaluar más a fondo estos ganglios en los casos de cáncer de cuello uterino localmente avanzado. El estado de los ganglios pélvicos fue importante solo si los ganglios periaórticos eran negativos. Esto también fue cierto en relación con el tamaño del tumor.
Resulta polémico el hecho de que el adenocarcinoma de cuello uterino conlleve un pronóstico significativamente más adverso que el carcinoma de células escamosas de cuello uterino.[40] En varios estudios retrospectivos poblacionales, se observa un desenlace más precario en las pacientes de adenocarcinoma, en quienes se observa un aumento de metástasis a distancia en comparación con aquellas con características histológicas escamosas.[41-44] Los informes son contradictorios en relación con el efecto del tipo de célula adenoescamosa en el desenlace.[45,46] En un informe, se indicó que casi 25 % de los tumores aparentemente escamosos producen mucina demostrable y se comportan de manera más maligna que los puramente escamosos, lo que indica que cualquier diferenciación adenomatosa puede conferir un pronóstico adverso.[47]
En una serie numerosa de pacientes con cáncer de cuello uterino tratadas con radioterapia, se observó que la incidencia de metástasis a distancia (con más frecuencia a los pulmones, la cavidad abdominal, el hígado y el tubo gastrointestinal) aumentaba con el estadio de la enfermedad, de 3 % en el estadio IA a 75 % en el estadio IVA.[48] En un análisis multivariante sobre los factores que influyen en la incidencia de metástasis a distancia, se observó que el estadio, la diseminación endometrial del tumor y el control del tumor pélvico son indicadores importantes de diseminación a distancia.[48]
Los estudios del GOG indicaron que los factores pronósticos varían según se utilice la estadificación quirúrgica o clínica y con los distintos tratamientos. La dilación en finalizar la administración de radiación se relaciona con una supervivencia sin progresión más corta cuando se usa la estadificación clínica. Hasta la fecha, el estadio, el grado tumoral, la raza y la edad son factores pronósticos inciertos en los estudios con quimiorradiación.[49]
Otros factores pronósticos
Los siguientes son otros factores pronósticos que pueden afectar el resultado:
- Estado de infección por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH): las mujeres con VIH presentan una enfermedad más maligna y avanzada, así como un pronóstico más adverso.[50]
- Sobrexpresión de C-myc: en un estudio con pacientes de carcinoma escamoso de cuello uterino invasivo conocido, se encontró que la sobrexpresión del oncogén C-myc se relacionó con un pronóstico más adverso.[51]
- Número de células en fase S: el número de células en fase S también puede tener importancia pronóstica en el carcinoma de cuello uterino en estadio temprano.[52]
- ADN del VPH-18: se determinó que el ADN del VPH-18 es un factor pronóstico molecular independiente adverso. En dos estudios, se observaron peores resultados cuando se identificó el VPH-18 en pacientes de cáncer de cuello uterino sometidas a histerectomía radical y linfadenectomía pélvica.[53,54]
- Se observó que un polimorfismo en la enzima γ-glutamil peptidasa, que se relaciona con el metabolismo del folato, reduce la respuesta al cisplatino y, como resultado, se vincula a resultados más deficientes.[55]
Seguimiento posterior al tratamiento
Se carece de estudios de alta calidad y no se conoce el tratamiento óptimo de seguimiento para las pacientes después de la terapia del cáncer de cuello uterino. En estudios retrospectivos, se observó que las pacientes que recidivan son más propensas a hacerlo en los 2 primeros años.[56] En consecuencia, la mayoría de las pautas indica un seguimiento de rutina cada 3 a 4 meses por los primeros 2 años, seguido de evaluaciones cada 6 meses. La mayoría de las recidivas se diagnostica luego de que una paciente presente signos y síntomas nuevos;[57,58] no está clara la utilidad de las pruebas de rutina, que incluyen un frotis de Pap y una radiografía de tórax.
El seguimiento se debe concentrar en los antecedentes y el examen físico minuciosos, con una revisión cuidadosa de los síntomas; las técnicas con imágenes se deben reservar para la evaluación de un hallazgo positivo. Se debe interrogar a las pacientes sobre posibles signos de alerta, como los siguientes:
- Dolor abdominal.
- Dorsalgia.
- Dolor o hinchazón en las piernas.
- Problemas para orinar.
- Tos.
- Fatiga.
El examen de seguimiento también debe detectar posibles complicaciones de una terapia previa, debido a las múltiples modalidades (cirugía, quimioterapia y radiación) a las que se someten las pacientes durante el tratamiento.
Sumarios relacionados
Otros sumarios del PDQ que contienen información relacionada con el cáncer de cuello uterino son:
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Clasificación celular del cáncer de cuello uterino
El carcinoma de células escamosas (epidermoide) y el adenocarcinoma representan cerca de 90 y 10 % de los cánceres de cuello uterino, respectivamente. Los carcinomas adenoescamosos y los carcinomas de células pequeñas son relativamente poco frecuentes. También se notificaron sarcomas primarios de cuello uterino y linfomas malignos de cuello uterino primarios y secundarios.
Información sobre los estadios del cáncer de cuello uterino
El carcinoma de cuello uterino se puede diseminar por invasión local, a los ganglios linfáticos regionales o el torrente sanguíneo. La diseminación del tumor es, por lo general, una función de la extensión y la invasión de la lesión local. Aunque el cáncer de cuello uterino suele progresar de manera ordenada, en ocasiones, se puede observar un tumor pequeño con metástasis a distancia. Por este motivo, las pacientes se deben evaluar minuciosamente para detectar enfermedad metastásica.
La estadificación prequirúrgica es el método más preciso para determinar la extensión de la enfermedad,[1] pero hay pocas pruebas que demuestren una mejor supervivencia general con el uso rutinario de la estadificación quirúrgica; la estadificación se suele realizar solo como parte de un estudio o ensayo clínico. Se puede indicar la estadificación prequirúrgica en el caso de enfermedad con gran masa tumoral, pero localmente curable, en casos seleccionados si los resultados de la búsqueda de enfermedad metastásica por métodos que no son quirúrgicos son negativos. Si se detectan ganglios anormales por tomografía computarizada (TC) o linfangiografía, la aspiración con aguja fina debe ser negativa antes de que se lleve a cabo un procedimiento quirúrgico de estadificación.
Las siguientes son las pruebas y procedimientos para evaluar la extensión de la enfermedad:
Agrupación por estadios y definiciones FIGO
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Aspectos generales de las opciones de tratamiento del cáncer de cuello uterino
En los estudios de patrones de atención, se demuestra claramente el efecto pronóstico negativo del aumento del volumen tumoral y el modo de diseminación.[1] En consecuencia, el tratamiento puede variar en el marco de cada estadio, tal como los define individualmente la Féderation Internationale de Gynécologie et d’Obstétrique (FIGO).
Quimiorradioterapia
En cinco ensayos aleatorizados de fase III (GOG-85, RTOG-9001, GOG-120, GOG-123 y SWOG-8797) se observó una ventaja de supervivencia general con la terapia a base de cisplatino, administrada de forma simultánea con radioterapia,[2-6] mientras que en ensayo en el que se examinó este régimen no se demostró un beneficio.[7] La población de pacientes en estos estudios incluyó a mujeres con cáncer de cuello uterino en estadios IB2 a IVA de FIGO, tratadas con radioterapia primaria y a mujeres con enfermedad en estadios I a IIA de FIGO con factores pronósticos adversos (enfermedad metastásica en los ganglios linfáticos de la pelvis, enfermedad en el parametrio o márgenes quirúrgicos afectados por cáncer) en el momento de la cirugía primaria.
- A pesar de que los ensayos positivos varían en términos del estadio de la enfermedad, la dosis de radiación y los planes de cisplatino y radiación, en los ensayos se demostró una marcada ventaja de supervivencia con este enfoque de modalidad combinada. El riesgo de muerte por cáncer de cuello uterino disminuyó en 30 a 50 % con la administración simultánea de quimiorradioterapia.
- Sobre la base de estos resultados, se deberá considerar seriamente la incorporación de la administración simultánea de quimioterapia a base de cisplatino con radioterapia en aquellas mujeres que necesitan radioterapia para el tratamiento del cáncer de cuello uterino.[2-6]
Cirugía y radioterapia
La cirugía y la radioterapia son igualmente eficaces en el tratamiento de la enfermedad en estadio temprano de volumen pequeño.[11] Las pacientes más jóvenes se pueden beneficiar de la cirugía para preservar los ovarios y evitar la atrofia y la estenosis vaginales.
El tratamiento de las pacientes con cáncer del muñón de cuello uterino es eficaz y produce resultados comparables con los observados en las pacientes con el útero intacto.[12]
Bibliografía
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Tratamiento del cáncer de cuello uterino in situ
Se han establecido pautas conjuntas para el tratamiento de las mujeres con neoplasia intraepitelial de cuello uterino o adenocarcinoma in situ.[1] Si se trata adecuadamente, el control tumoral del carcinoma de cuello uterino in situ se deberá acercar a 100 %. Es necesaria una biopsia dirigida con colposcopia o una biopsia en cono realizada por expertos para excluir la enfermedad invasiva antes de iniciar el tratamiento. También es necesaria la correlación entre las pruebas citológicas y la biopsia dirigida con colposcopia antes de comenzar la terapia ablativa local. Una enfermedad invasiva sin identificar, tratada con terapia ablativa insuficiente puede ser la causa más frecuente de fracaso.[2] El fracaso en la identificación de la enfermedad, la falta de correlación entre el frotis de Pap y los hallazgos colposcópicos, un adenocarcinoma in situ, o la extensión de la enfermedad al conducto endocervical hace que sea obligatoria una conización con láser, asa o bisturí.
La elección del tratamiento depende de la extensión de la enfermedad y de varios factores relativos a la paciente, como la edad, la intención de preservar la capacidad reproductiva y su condición médica.
Opciones de tratamiento estándar del cáncer de cuello uterino in situ
Las siguientes son las opciones de tratamiento estándar del cáncer de cuello uterino in situ:
La histerectomía es el tratamiento estándar para pacientes con adenocarcinoma in situ. La enfermedad, que se origina en el conducto endocervical, puede ser más difícil de extirpar por completo mediante un procedimiento de conización. Se puede ofrecer la conización a pacientes de adenocarcinoma in situ seleccionadas que deseen mantener su capacidad reproductiva en el futuro.
Conización
Cuando está afectado el conducto endocervical, se puede utilizar la conización con láser o bisturí en pacientes seleccionadas para preservar el útero, y evitar la radioterapia o una cirugía más extensa.[6]
En casos seleccionados, el PEEA ambulatorio puede ser una alternativa aceptable a la conización con bisturí. Para este procedimiento, solo se necesita anestesia local, lo que evita los riesgos relacionados con la anestesia general para la conización con bisturí.[7-9] Sin embargo, hay polémica sobre la idoneidad del PEEA como remplazo de la conización, es poco probable que este sea suficiente para pacientes de adenocarcinoma in situ.[10]
Datos probatorios (conización con PEEA):
- En una ensayo en el que se comparó el PEEA con la conización con bisturí, no se observó ninguna diferencia en la probabilidad de lograr una escisión completa de la displasia.[6]
- En dos informes de casos, se indicó que la práctica de PEEA en pacientes de cáncer invasivo oculto condujo a la incapacidad de determinar la profundidad de la invasión cuando se cortó transversalmente un foco del cáncer.[11]
Histerectomía para pacientes en edad posreproductiva
La histerectomía es la terapia estándar para mujeres con adenocarcinoma de cuello uterino in situ, porque la ubicación de la enfermedad en el conducto endocervical y la posibilidad de saltear lesiones en esta región hacen que el estado del margen sea un factor pronóstico menos confiable. No obstante, no se estudió el efecto en la mortalidad de la histerectomía comparada con medidas quirúrgicas conservadoras. Si la conización no fuera posible por una cirugía previa o si se observaran márgenes afectados por cáncer después de la terapia con conización, se puede realizar una histerectomía para un carcinoma de células escamosas in situ. La histerectomía no es aceptable como tratamiento de primera línea de un carcinoma de células escamosas in situ.[12]
Radioterapia interna para pacientes médicamente inoperables
En pacientes médicamente inoperables, se puede utilizar una inserción intracavitaria simple con tándem y ovoides de 5000 mg horas (dosis de 80 Gy en la superficie vaginal).[13]
Ensayos clínicos en curso
Realizar una búsqueda avanzada en inglés de los ensayos clínicos sobre cáncer auspiciados por el NCI que ahora aceptan pacientes. La búsqueda se puede simplificar por ubicación del ensayo, tipo de tratamiento, nombre del fármaco y otros criterios. También se dispone de información general sobre los ensayos clínicos.
Bibliografía
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Tratamiento del cáncer de cuello uterino en estadio IA
Opciones de tratamiento estándar del cáncer de cuello uterino en estadio IA1
Las siguientes son las opciones de tratamiento estándar del cáncer de cuello uterino en estadio IA1:
Conización
Si la profundidad de invasión es menor de 3 mm, no se observa invasión del conducto vascular ni linfático y los márgenes del cono son negativos, la conización sola puede ser adecuada en las pacientes que tengan la intención de preservar su fecundidad.[1]
Histerectomía total
Si la profundidad de invasión es menor de 3 mm, comprobada mediante biopsia de cono con márgenes limpios,[2] no se observa invasión del conducto vascular ni linfático y la frecuencia del compromiso ganglionar es suficientemente baja, no es necesaria la disección de ganglios linfáticos en el momento de la histerectomía. La ooforectomía es opcional y se debe posponer en las mujeres jóvenes.
Opciones de tratamiento estándar del cáncer de cuello uterino en estadio IA2
Las siguientes son las opciones de tratamiento estándar del cáncer de cuello uterino en estadio IA2:
Histerectomía radical modificada con linfadenectomía
Se ha recomendado la histerectomía radical modificada con disección de ganglios pélvicos en las pacientes con invasión tumoral de 3 a 5 mm, porque el riesgo notificado de metástasis ganglionar es de hasta 10 %.[2] También se puede considerar la histerectomía radical con disección ganglionar en pacientes cuya profundidad de la invasión tumoral sea incierta debido a un tumor invasivo en los márgenes del cono.
Datos probatorios (cirugía abdominal abierta [abierta] versus cirugía mínimamente invasiva [CMI]):
- En el ensayo aleatorizado, multicéntrico, internacional Laparoscopic Approach to Cervical Cancer (LACC [NCT00614211]), se exploró la eficacia de la histerectomía radical y la estadificación que se hace mediante cirugía abdominal abierta versus CMI para pacientes con cáncer de cuello uterino en estadio temprano.[3] Se consideraron aptas para inclusión las pacientes con enfermedad en estadio IA1 (con invasión del espacio linfovascular), IA2 y IB1, así como quienes tenían subtipos histológicos de células escamosas, adenocarcinoma o carcinoma adenoescamoso. El criterio principal de valoración fue la ausencia de inferioridad de la CMI en comparación con la cirugía abdominal abierta; el parámetro que se utilizó fue el porcentaje de pacientes sin enfermedad 4,5 años después de la cirugía. Los criterios secundarios de valoración fueron las comparaciones de las tasas de recidiva y supervivencia entre los dos grupos.Se planeó la inclusión de 740 pacientes, pero solo se inscribieron 632 hasta el momento de la interrupción prematura del estudio debido a un desequilibrio de las muertes entre los dos grupos. De las 631 pacientes aptas, 319 se asignaron a CMI y 312 a cirugía abierta.
- La supervivencia sin enfermedad (SSE) a 4,5 años fue de 86 % para el grupo de la CMI y de 96,5 % para el grupo de la cirugía abierta, una diferencia de porcentaje de 10,6 puntos (intervalo de confianza [IC], 95 %, -16,4 a -4,7). A los 3 años, el grupo de la CMI tuvo una SSE de 91,2 versus 97,1 % del grupo de la cirugía abierta (cociente de riesgos instantáneos [CRI] para la recidiva o la muerte, 3,74; IC 95 %, 1,63–8,58).
- El grupo de la CMI también tuvo una tasa de supervivencia general (SG) a 3 años más baja (SG, 93,8 vs. 99,0 % para el grupo de la cirugía abierta; CRI para muerte por cualquier causa, 6,0; IC 95 %, 1,77–20,30).[3][Grado de comprobación: 1iiA]
En el estudio se llegó a la conclusión de que no hay ausencia de inferioridad de la CMI en comparación con la cirugía abdominal abierta y que la CMI no debería reemplazar a la cirugía abdominal abierta como el enfoque estándar para las pacientes de cáncer de cuello uterino. - En un estudio epidemiológico se utilizaron dos bases de datos de gran tamaño de los Estados Unidos, la National Cancer Database (NCDB) y la Surveillance, Epidemiology, and End Results Database (SEER), y se confirmó una reducción de la SG en pacientes que, entre los años 2010 a 2013, se sometieron a una histerectomía radical mediante CMI para el cáncer de cuello uterino en estadio IA2 y estadio IB1. Además, entre las mujeres que se sometieron a histerectomía radical entre los años 2000 a 2010, hubo una disminución de la SG después de 2006, que coincide con la adopción generalizada de la CMI para el cáncer de cuello uterino.[4][Grado de comprobación: 3iA]
A pesar de que permanecen las dudas sobre el uso de la histerectomía radical mediante CMI para algunas subpoblaciones de pacientes con poco riesgo, los datos de este ensayo sugieren que la cirugía abdominal abierta debería considerarse el tratamiento estándar para las pacientes con cáncer de cuello uterino en estadio temprano que son candidatas a la histerectomía radical.
Otras opciones de tratamiento
Cervicectomía uterina radical
Las pacientes con enfermedad en estadios IA2 a IB que tienen la intención de conservar la capacidad reproductiva pueden ser aptas para una cervicectomía uterina radical. Durante este procedimiento, se extirpan el cuello uterino y los tejidos laterales del parametrio, y se conservan el cuerpo del útero y los ovarios. En la mayoría de los centros, se utilizan los siguientes criterios de selección de las pacientes:
- Intención de un futuro embarazo.
- Edad menor de 40 años.
- Enfermedad en posible estadio IA2 a IB1 y tamaño de la lesión menor de 2 cm.
- Imágenes por resonancia magnética preoperatorias, que muestran un margen desde el borde más distal del tumor hasta el segmento uterino inferior.
- Tipos de células escamosas, adenoescamosas o adenocarcinomatosas.
En el entorno intraoperatorio, se evalúa a la paciente de modo similar al de una histerectomía radical; se interrumpe el procedimiento si se encuentra una enfermedad más avanzada que lo previsto. En el momento de la cirugía, también se evalúan los márgenes de la pieza quirúrgica y se realiza una histerectomía radical si no se obtienen márgenes adecuados.[5-9]
Radioterapia intracavitaria
La radioterapia intracavitaria es una opción terapéutica cuando se indica tratamiento paliativo debido a otras afecciones y para mujeres que no son aptas para cirugía.
No es necesaria la radioterapia de haz externo si la profundidad de invasión es menor de 3 mm y no se observa invasión del espacio capilar linfático, y si la frecuencia de compromiso ganglionar es suficientemente baja. Se recomiendan una o dos inserciones con tándem y ovoides de 6500 a 8000 mg horas (dosis de 100 a 125 Gy en la superficie vaginal).[10]
Ensayos clínicos en curso
Realizar una búsqueda avanzada en inglés de los ensayos clínicos sobre cáncer auspiciados por el NCI que ahora aceptan pacientes. La búsqueda se puede simplificar por ubicación del ensayo, tipo de tratamiento, nombre del fármaco y otros criterios. También se dispone de información general sobre los ensayos clínicos.
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- Grigsby PW, Perez CA: Radiotherapy alone for medically inoperable carcinoma of the cervix: stage IA and carcinoma in situ. Int J Radiat Oncol Biol Phys 21 (2): 375-8, 1991. [PUBMED Abstract]
Tratamiento del cáncer de cuello uterino en estadios IB y IIA
Opciones de tratamiento estándar del cáncer de cuello uterino en estadios IB y IIA
Las siguientes son las opciones de tratamiento estándar del cáncer de cuello uterino en estadio IB y IIA:
El tamaño del tumor es un factor pronóstico importante y se deberá evaluar cuidadosamente al elegir la terapia óptima.[1]
Tanto la radioterapia como la histerectomía radical y la disección de ganglios linfáticos bilaterales producen tasas de curación de 85 a 90 % en mujeres con enfermedad de bajo volumen en estadios IA2 y IB1, según la Féderation Internationale de Gynécologie et d’Obstétrique (FIGO). La elección de uno de los tratamientos depende de los factores de la paciente y de la pericia local disponible. En un ensayo aleatorizado, se notificaron tasas idénticas de supervivencia general (SG) y de supervivencia sin enfermedad (SSE) a 5 años cuando se comparó la radioterapia con la histerectomía radical.[2]
Para los tumores en estadio IB2 que expanden el cuello uterino más de 4 cm, el tratamiento primario debe ser quimioterapia y radioterapia simultáneas.[3]
Radioterapia con quimioterapia simultánea
La quimioterapia a base de cisplatino con radioterapia simultánea es el tratamiento estándar para las mujeres que necesitan radioterapia para el cáncer de cuello uterino.[4-10] Tradicionalmente, en los protocolos de radioterapia de las pacientes con cáncer de cuello uterino, se ha usado la dosificación en dos puntos anatómicos, denominados punto A y punto B, para estandarizar las dosis recibidas. El punto A se define como 2 cm desde el orificio externo y a 2 cm laterales, en relación con el conducto cervical. El punto B también se encuentra a 2 cm desde el orificio externo y a 5 cm laterales desde la línea media de la paciente, en relación con la pelvis ósea. En general, para los tumores más pequeños, la dosis con intención curativa dirigida al punto A es de alrededor de 70 Gy, mientras que para los tumores más grandes, las dosis dirigidas al punto A se pueden acercar a 90 Gy.
Datos probatorios (radiación con quimioterapia simultánea):
- En tres ensayos aleatorizados de fase III, se observó una ventaja de SG para la terapia a base de cisplatino, administrada de modo simultáneo con radioterapia,[4-7] mientras que no se demostró este beneficio en un ensayo en el que se examinó este régimen.[8] Las poblaciones de pacientes en estos estudios incluyeron mujeres con cáncer de cuello uterino en estadios FIGO IB2 a IVA, tratadas con radioterapia primaria, así como mujeres con enfermedad en estadios FIGO I a IIA, a quienes en el momento de la cirugía primaria se les encontraron factores pronósticos adversos, como enfermedad metastásica en los ganglios linfáticos pélvicos, enfermedad en el parametrio y en los márgenes quirúrgicos.
- Aunque los ensayos positivos varían un poco en cuanto al estadio de la enfermedad, la dosis de radiación, y el plan de cisplatino y radiación, estos demuestran un beneficio significativo de supervivencia con este enfoque combinado.
- El riesgo de muerte por cáncer de cuello uterino disminuyó en 30 a 50 % mediante la administración simultánea de quimiorradioterapia.
- Estos resultados se confirmaron en otros ensayos.[9,10]
Braquiterapia
La radioterapia estándar para el cáncer de cuello uterino incluye braquiterapia después de la radioterapia de haz externo (RHE). Aunque la tasa de dosis bajas (LDR) de braquiterapia, típicamente con Cs 137(137Cs) ha sido el abordaje tradicional, el uso de tasas de dosis altas (HDR) de terapia, típicamente con Ir 192, está en aumento rápido. La braquiterapia con HDR proporciona la ventaja de evitar que el personal médico se exponga a la radiación, que el tratamiento sea más corto y cómodo para la paciente, y que se logre un mayor control de la paciente ambulatoria. La American Brachytherapy Society publicó pautas para el uso de la braquiterapia con LDR y HDR como componentes del tratamiento del cáncer de cuello uterino.[11,12]
Datos probatorios (braquiterapia):
- En tres ensayos aleatorizados, la braquiterapia con HDR fue comparable a la braquiterapia con LDR en términos de control local regional y tasas de complicaciones.[13-15][Grado de comprobación: 1iiDii]Se puede indicar cirugía después de la radioterapia en algunas pacientes con tumores limitados al cuello uterino que no responden completamente a la radioterapia o en aquellas cuyas características anatómicas vaginales imposibilitan la administración óptima de braquiterapia.[16]
Enfermedad en los ganglios linfáticos pélvicos
La resección de ganglios pélvicos macroscópicamente comprometidos puede mejorar las tasas del control local con radioterapia posoperatoria.[17] Las pacientes sometidas a muestreo de ganglios linfáticos extraperitoneales tuvieron menos complicaciones intestinales que las que se sometieron a muestreo de ganglios linfáticos transperitoneales.[18-20] Las pacientes con márgenes vaginales cerrados (<0,5 cm) también se pueden beneficiar de la radioterapia pélvica.[21]
Histerectomía radical y linfadenectomía pélvica bilateral, con radioterapia pélvica total más quimioterapia o sin estas
Se puede considerar la histerectomía radical y la linfadenectomía pélvica bilateral en las mujeres con enfermedad en estadios IB a IIA.
Datos probatorios (histerectomía radical y linfadenectomía pélvica bilateral, con radioterapia pélvica total más quimioterapia o sin estas):
- Un grupo italiano asignó al azar a 343 mujeres con cáncer de cuello uterino en estadios IB y IIA a someterse a cirugía o recibir radioterapia. La radioterapia incluyó RHE y una inserción de Cs-137 con LDR, y una dosis total de 70 a 90 Gy dirigida al punto A (mediana 76 Gy). Las pacientes en el grupo de cirugía se sometieron a histerectomía radical de clase III, linfadenectomía pélvica y disección selectiva de los ganglios linfáticos paraórticos. Se administró radioterapia adyuvante a las pacientes con características patológicas de riesgo alto en la pieza uterina o ganglios linfáticos con cáncer. La radioterapia adyuvante consistió en una dosis total de RHE de 50,4 Gy por 5 a 6 semanas.[2][Grado de comprobación: 1iiA]
- El criterio de valoración primario fue la SG a 5 años, con mediciones secundarias de tasas de recidiva y complicaciones. Con una mediana de seguimiento de 87 meses, la SG de 83 % fue igual en ambos grupos (cociente de riesgos instantáneos [CRI], 1,2; intervalo de confianza [IC], 0,7–2,3; P = 0,8).
- El mayor número de complicaciones se presentó en las pacientes que recibieron radioterapia adyuvante posquirúrgica.
- En general, se debe evitar la histerectomía radical en pacientes que probablemente necesiten terapia adyuvante.
Datos probatorios (cirugía abdominal abierta [abierta] versus cirugía mínimamente invasiva [CMI]):
- En el ensayo aleatorizado, multicéntrico, internacional Laparoscopic Approach to Cervical Cancer (LACC [NCT00614211]), se exploró la eficacia de la histerectomía radical y la estadificación que se hace mediante cirugía abdominal abierta versus CMI para pacientes con cáncer de cuello uterino en estadio temprano.[22] Se consideraron aptas para la inclusión las pacientes con enfermedad en estadio IA1 (con invasión del espacio linfovascular), IA2 y IB1, así como quienes tenían subtipos histológicos de células escamosas, adenocarcinoma o carcinoma adenoescamoso. El criterio principal de valoración fue la ausencia de inferioridad de la CMI en comparación con la cirugía abdominal abierta; el parámetro que se utilizó fue el porcentaje de pacientes sin enfermedad 4,5 años después de la cirugía. Los criterios secundarios de valoración fueron las comparaciones de las tasas de recidiva y supervivencia entre los dos grupos.Se planeó la inclusión de 740 pacientes, pero solo se inscribieron 632 hasta el momento de la interrupción prematura del estudio debido a un desequilibrio de las muertes entre los dos grupos. De las 631 pacientes aptas, 319 se asignaron a CMI y 312 a cirugía abierta.
- La supervivencia sin enfermedad (SSE) a 4,5 años fue de 86 % para el grupo de la CMI y de 96,5 % para el grupo de la cirugía abierta, una diferencia de porcentaje de 10,6 puntos (intervalo de confianza [IC], 95 %, -16,4 a -4,7). A los 3 años, el grupo de la CMI tuvo una SSE de 91,2 versus 97,1 % del grupo de la cirugía abierta (cociente de riesgos instantáneos [CRI] para la recidiva o la muerte, 3,74; IC 95 %, 1,63–8,58).
- El grupo de la CMI también tuvo una tasa de supervivencia general (SG) a 3 años más baja (SG, 93,8 vs. 99,0 % para el grupo de la cirugía abierta; CRI para muerte por cualquier causa, 6,0; IC 95 %, 1,77–20,30).[22][Grado de comprobación: 1iiA]
En el estudio se llegó a la conclusión de que no hay ausencia de inferioridad de la CMI en comparación con la cirugía abdominal abierta y que la CMI no debería reemplazar a la cirugía abdominal abierta como el enfoque estándar para las pacientes de cáncer de cuello uterino. - En un estudio epidemiológico se utilizaron dos bases de datos de gran tamaño de los Estados Unidos, la National Cancer Database (NCDB) y la Surveillance, Epidemiology, and End Results Database (SEER), y se confirmó una reducción de la SG en pacientes que, entre los años 2010 y 2013, se sometieron a una histerectomía radical mediante CMI para el cáncer de cuello uterino en estadio IA2 y estadio IB1. Además, entre las mujeres que se sometieron a histerectomía radical entre los años 2000 a 2010, hubo una disminución de la SG después de 2006, que coincide con la adopción generalizada de la CMI para el cáncer de cuello uterino.[23][Grados de comprobación: 3iA y 3iiiA]
A pesar de que permanecen las dudas sobre el uso de la histerectomía radical mediante CMI para algunas subpoblaciones de pacientes con poco riesgo, los datos de este ensayo sugieren que la cirugía abdominal abierta debería considerarse el tratamiento estándar para las pacientes con cáncer de cuello uterino en estadio temprano que son candidatas a la histerectomía radical.
Radioterapia adyuvante posquirúrgica
Con base en las tasas de recidiva en ensayos clínicos previos, se definieron dos clases de riesgo de recidiva. Se considera que los pacientes con una combinación de tamaño grande del tumor, invasión del espacio linfático vascular e invasión profunda del estroma en la pieza quirúrgica de histerectomía tienen enfermedad de riesgo intermedio. Estas pacientes son aptas para recibir RHE adyuvante.[24] Las pacientes cuyas características patológicas muestran afectación tumoral de los márgenes, del parametrio o de los ganglios linfáticos se consideran con riesgo alto de recidiva.
Datos probatorios (radioterapia adyuvante posquirúrgica):
- El Gynecologic Oncology Group (GOG) comparó la radioterapia adyuvante sola con la radioterapia más cisplatino más fluorouracilo (5-FU) después de una histerectomía radical en pacientes del grupo de riesgo alto. Las pacientes posoperatorias eran aptas si exhibían una de las siguientes características patológicas: afectación por cáncer del parametrio, los márgenes o los ganglios linfáticos. Las pacientes de ambos grupos recibieron 40 Gy dirigidos a la pelvis. Las pacientes en el grupo experimental también recibieron cisplatino (70 mg/m2) y una infusión de 5-FU durante 96 horas (1000 mg/m2/día cada 3 semanas durante 4 ciclos); los 2 primeros ciclos fueron simultáneos con la radioterapia.[6][Grado de comprobación: 1iiA]
- Se evaluaron a 268 pacientes y el criterio de valoración primario fue la SG. Las conclusiones del estudio se notificaron temprano, dados los resultados positivos de otros ensayos en los que se administró cisplatino y radioterapia de modo simultáneo.
- La supervivencia a 4 años fue de 81 % para la quimioterapia más radioterapia y de 71 % para la radioterapia sola (CRI, 1,96; P = 0,007).
- Como era de esperar, el grado 4 de toxicidad fue más frecuente en el grupo de quimioterapia más radioterapia, con predominio de efectos tóxicos hematológicos.
Se ha practicado cirugía radical en lesiones pequeñas, pero la incidencia alta de factores patológicos que conducen a la radiación posoperatoria con quimioterapia o sin esta hace de la quimioterapia primaria simultánea con la radiación un abordaje más frecuente en pacientes con tumores más grandes. Se debe considerar la radiación limitada a 50 Gy administrados por 5 semanas más quimioterapia con cisplatino, con 5-FU o sin este en pacientes con riesgo alto de recidiva.
Enfermedad ganglionar paraórtica
Después de la estadificación quirúrgica, las pacientes en las que se encuentra enfermedad ganglionar paraórtica de volumen pequeño y enfermedad pélvica controlable se pueden curar con radioterapia pélvica y paraórtica.[25] El tratamiento de pacientes con ganglios paraórticos resecados con radioterapia de campo extendido y quimioterapia conduce al control de la enfermedad a largo plazo en pacientes con bajo volumen (<2 cm) de enfermedad paraórtica por debajo de L3.[18] En un solo estudio (RTOG-7920), se observó una ventaja de supervivencia en pacientes con tumores mayores de 4 cm que recibieron radioterapia dirigida a los ganglios paraórticos sin prueba histológica de enfermedad.[26] Los efectos tóxicos de la radioterapia paraórtica fueron mayores que los de la radioterapia pélvica sola, pero se limitaron, en mayor medida, a pacientes sometidas previamente a cirugía abdominopélvica.[26] La administración de la radioterapia de intensidad modulada (TRIM) puede reducir al mínimo los efectos en el intestino delgado que habitualmente se relacionan con este tratamiento.[27]
Otras opciones de tratamiento
Cervicectomía uterina radical
Las pacientes con presunta enfermedad en estadio temprano que tienen la intención de conservar la fecundidad pueden ser aptas para una cervicectomía uterina radical. Durante este procedimiento, se extirpan el cuello uterino y los tejidos laterales del parametrio, y se conservan el cuerpo del útero y los ovarios. La selección de pacientes difiere, en alguna medida, entre los grupos; sin embargo, los siguientes son los criterios generales:
- Intención de un embarazo futuro.
- Edad menor de 40 años.
- Enfermedad en posible estadio IA2 a IB1 y tamaño de la lesión menor de 2 cm.
- Imágenes por resonancia magnética preoperatoria que muestran un margen desde el borde más distal del tumor hasta el segmento uterino inferior.
- Tipos de células escamosas, adenoescamosas o adenocarcinomatosas.
En el entorno intraoperatorio, se evalúa a la paciente de modo similar al de una histerectomía radical; se interrumpe el procedimiento si se encuentra una enfermedad más avanzada que lo previsto. En el momento de la cirugía, también se evalúan los márgenes de la pieza quirúrgica y se realiza una histerectomía radical si no se obtienen márgenes adecuados.[28-32]
Quimioterapia neoadyuvante
Varios grupos han investigado la función de la quimioterapia neoadyuvante para hacer que las pacientes convencionalmente aptas para quimiorradioterapia lo sean para una cirugía radical.[33-37] Se utilizaron múltiples regímenes; sin embargo, en casi todos se utiliza el platino como fármaco principal. El ensayo aleatorizado más grande hasta la fecha se notificó en 2001; el registro de pacientes se completó antes de que el estándar de atención incluyera la adición de cisplatino a la radioterapia.[38] Como resultado, solo se administró radioterapia al grupo de control. Aunque hubo una mejora de la SG en el grupo experimental, los resultados no reflejan la práctica actual. En este estudio, participaron pacientes con enfermedad en estadio IB a IVA, pero la mejora en el grupo experimental solo se observó en las participantes con enfermedad en estadio temprano (estadios IB, IIA o IIB).
En el ensayo EORTC-55994 (NCT00039338), se asignó al azar a pacientes de cáncer de cuello uterino en estadios IB2, IIA2 y IIB a recibir quimiorradioterapia estándar o quimioterapia neoadyuvante (con tres ciclos de cisplatino como fármaco principal), seguidas de evaluación para cirugía. Este ensayo puede precisar si la quimioterapia neoadyuvante cumple una función en esta población de pacientes si tiene la SG como criterio de valoración primario.
Radioterapia sola
La radioterapia de haz externo dirigida a la pelvis, combinada con dos o más aplicaciones de braquiterapia intracavitaria es un tratamiento adecuado en pacientes con lesiones en estadio IA2 y IB1. Para pacientes con lesiones en estadio IB2 y más grandes, se indica quimioterapia con radiosensibilizadores. No se ha probado la función de la quimioterapia con radiosensibilizadores en pacientes con lesiones en estadio IA2 y IB1. Sin embargo, puede resultar beneficiosa en ciertos casos.
Radioterapia de intensidad modulada
La radioterapia de intensidad modulada (RTIM) es una técnica radioterapéutica que permite una dosificación conformada del sitio anatómico a la que se dirige sin afectar el tejido circundante. En teoría, esta técnica debe disminuir los efectos tóxicos relacionados con la radiación, pero esto podría tener el costo de disminuir la eficacia si se excluye el tejido de modo inadecuado del campo de tratamiento. Varias instituciones informaron sobre su experiencia con la RTIM para el tratamiento adyuvante posoperatorio de pacientes con enfermedad de riesgo intermedio y alto después de la cirugía radical.[39-41] El Radiation Therapy Oncology Group (RTOG) cerró la inscripción en un ensayo de fase II (RTOG-0418 [NCT00331760]) en el que se evalúa el uso de la RTIM en pacientes con cánceres de cuello uterino y endometrio que necesitan radioterapia adyuvante.
Ensayos clínicos en curso
Realizar una búsqueda avanzada en inglés de los ensayos clínicos sobre cáncer auspiciados por el NCI que ahora aceptan pacientes. La búsqueda se puede simplificar por ubicación del ensayo, tipo de tratamiento, nombre del fármaco y otros criterios. También se dispone de información general sobre los ensayos clínicos.
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Tratamiento del cáncer de cuello uterino en estadios IIB, III y IVA
Opciones de tratamiento estándar del cáncer de cuello uterino en estadios IIB, III y IVA
El tamaño del tumor primario es un factor pronóstico importante y se debe evaluar minuciosamente al escoger la terapia óptima.[1] La supervivencia y el control local son mejores si el compromiso del parametrio es unilateral en lugar de bilateral.[2] En los estudios de modelos de atención de pacientes en estadios IIIA y IIIB, se indica que la supervivencia depende de la extensión de la enfermedad; el compromiso unilateral de la pared pélvica pronostica un mejor desenlace que el compromiso bilateral que, a su vez, pronostica un mejor desenlace que el compromiso del tercio inferior de la pared vaginal.[2] Estos estudios también revelan un aumento progresivo del control local y la supervivencia, paralelo a un aumento progresivo de las dosis paracentrales (punto A) y la administración de tratamiento intracavitario. La tasa más alta de control central se observó con dosis paracentrales (punto A) mayores de 85 Gy.[3]
La siguiente es la opción de tratamiento estándar del cáncer de cuello uterino en estadios IIB, III y IVA:
Radioterapia con quimioterapia simultánea
Se debe considerar seriamente la administración de la radioterapia intracavitaria y la radioterapia de haz externo (RHE) a la pelvis, combinada con cisplatino o cisplatino/fluorouracilo (5-FU).[5-12]
Datos probatorios (radioterapia con quimioterapia simultánea):
- En cinco ensayos aleatorizados de fase III, se observó una ventaja de supervivencia general (SG) cuando se administró terapia a base de cisplatino simultáneamente con radioterapia,[5-10] pero no se mostró ningún beneficio en un ensayo en el que se examinó este régimen.[13] La población de pacientes en estos estudios comprendió mujeres con cáncer de cuello uterino en estadio IB2 a IVA, de la Féderation Internationale de Gynécologie et d’Obstétrique (FIGO), tratadas con radioterapia primaria y mujeres con enfermedad en estadios I a IIA de FIGO, en quienes se encontraron factores pronósticos adversos en el momento de la cirugía primaria, incluso enfermedad metastásica en los ganglios linfáticos de la pelvis, enfermedad del parametrio y de los márgenes quirúrgicos.
- Aunque los ensayos positivos varían, en cierta medida, en términos del estadio de la enfermedad, la dosis de radiación y el plan de cisplatino y radiación, demuestran un beneficio de supervivencia considerable de este enfoque combinado.
- El riesgo de muerte por cáncer de cuello uterino disminuyó en 30 a 50 % mediante el uso simultáneo de quimiorradioterapia.
Datos probatorios (tasa de dosis bajas vs. tasa de dosis altas de radioterapia intracavitaria):
- Aunque la tasa de dosis bajas (LDR) de braquiterapia, típicamente con cesio Cs 137 ha sido el abordaje tradicional, está en aumento rápido el uso de tasas de dosis altas (HDR) de terapia, típicamente con iridio Ir 192. La braquiterapia con HDR proporciona la ventaja de evitar que el personal médico se exponga a la radiación, que el tratamiento sea más corto y cómodo para la paciente, y que se logre un mayor control de la paciente ambulatoria. La American Brachytherapy Society publicó pautas para el uso de la braquiterapia con LDR y HDR como componentes del tratamiento del cáncer de cuello uterino.[14,15]
- En tres ensayos aleatorizados, la braquiterapia con HDR fue comparable con la braquiterapia con LDR en términos de control local regional y tasas de complicaciones.[16-18][Grado de comprobación: 1iiDii]
- En un intento por mejorar la quimiorradioterapia estándar, en un ensayo aleatorizado de fase III, se comparó la gemcitabina más cisplatino y radioterapia simultánea, seguida de gemcitabina y cisplatino adyuvantes (grupo experimental) con cisplatino más radioterapia simultánea (quimiorradiación estándar) en pacientes de cáncer de cuello uterino en estadios IIB a IVA.[19][Grado de comprobación: 1iiA] Se inscribió a un total de 515 pacientes de 9 países. El plan para el grupo experimental fue cisplatino (40 mg/m2) y gemcitabina (125 mg/m2) por semana durante seis semanas con RHE simultánea (50,4 Gy en 28 fracciones), seguida de braquiterapia (30–35 Gy durante 96 horas) y, luego, dos ciclos de 21 días de cisplatino adyuvante (50 mg/m2) el día 1 más gemcitabina (1000 mg/m2) los días 1 y 8. El plan para el grupo estándar fue cisplatino (40 mg/m2) por semana durante 6 semanas con RHE simultánea y braquiterapia, como se describió para el grupo experimental.
- El criterio de valoración primario fue la supervivencia sin progresión (SSP) a los 3 años; sin embargo, en el estudio se encontró una mejora de la SSP a 3 años en el grupo experimental (74,4 %, intervalo de confianza [IC] 95 %, 68–79,8 vs. 65,0 %; IC 95 %, 58,5–70,7 %); SSP general (cociente de riesgos instantáneos [CRI], 0,68, IC 95 %, 0,49–0,95) y SG (CRI, 0,68, IC 95 %, 0,49–0,95). Las pacientes del grupo experimental exhibieron un mayor número de efectos tóxicos hematológicos y no hematológicos de grado 3 o 4, y es posible que 2 muertes en el grupo experimental estuvieran relacionadas con el tratamiento.
Un análisis de subgrupo mostró un aumento de beneficio en las pacientes con enfermedad en un estadio más alto (estadios III-IVA vs. estadio IIB), lo que indicó que, para estas pacientes, se puede justificar el aumento de los efectos tóxicos del protocolo experimental.[20] Es necesaria más investigación a fin de determinar qué aspecto del grupo experimental condujo a una mejor supervivencia (es decir, la adición de la gemcitabina semanal, la quimioterapia adyuvante o ambas) y para determinar la calidad de vida durante el tratamiento y después de este, un aspecto que se omitió en el protocolo.
Actualmente, se evalúa la administración de quimioterapia adyuvante después de la quimiorradioterapia, como parte de un ensayo clínico grande multinacional. En el ensayo OUTBACK (NCT01414608) se asigna al azar a mujeres a recibir cisplatino (40 mg/m2 semanal en 5 dosis) con radioterapia dirigida a toda la pelvis (quimiorradioterapia estándar) con quimiorradioterapia estándar o sin esta más carboplatino adyuvante (ABC 5 + paclitaxel 155 mg/m2).
Tratamiento de los ganglios linfáticos
Las pacientes que se estadifican mediante cirugía como parte de un ensayo clínico y se les encuentra un volumen pequeño de enfermedad ganglionar paraórtica y enfermedad pélvica controlable se pueden curar con radioterapia pélvica y paraórtica.[21] El tratamiento de las pacientes con ganglios periaórticos que no están resecados con radioterapia de campo extendido conduce al control de la enfermedad a largo plazo en aquellas con enfermedad ganglionar de volumen bajo (<2 cm), por debajo de L3.[22] En un solo estudio (RTOG-7920), se observó una ventaja de supervivencia en pacientes que recibieron radioterapia dirigida a los ganglios paraórticos sin evidencia histológica de enfermedad.[23] Los efectos tóxicos son mayores con la radioterapia paraórtica que con la radioterapia pélvica sola, pero se limitaron, en su mayoría, a pacientes sometidas previamente a cirugía abdominopélvica.[23]
Si se planifica administrar RHE después de la cirugía, el muestreo de los ganglios linfáticos extraperitoneales se relaciona con menos complicaciones inducidas por la radioterapia que con un abordaje transperitoneal.[24] Las pacientes sometidas a muestreo de ganglios linfáticos extraperitoneales tuvieron menos complicaciones intestinales que las sometidas a muestreo de ganglios linfáticos transperitoneales.[22,24,25]
La resección de ganglios pélvicos macroscópicamente comprometidos puede mejorar las tasas del control local con radioterapia posoperatoria.[26] Además, los datos prospectivos apuntan a una mejora de los resultados en las pacientes que se someten a una resección de los ganglios linfáticos paraórticos con cáncer antes de quimiorradioterapia con intención curativa; sin embargo, solo se beneficiaron las pacientes con compromiso ganglionar mínimo (<5 mm).[27]
Otras opciones de tratamiento
Braquiterapia intersticial
Para las pacientes que completan la RHE y que tienen enfermedad cervical con gran masa tumoral, la cual impide anatómicamente que se coloque la braquiterapia estándar, se ha utilizado la braquiterapia intersticial para administrar dosis tumoricidas suficientes con un perfil tóxico aceptable.[28]
Quimioterapia neoadyuvante
Varios grupos han investigado la función de la quimioterapia neoadyuvante para hacer que las pacientes convencionalmente aptas para quimiorradioterapia lo sean para una cirugía radical.[29-33] Se utilizaron múltiples regímenes; sin embargo, en casi todos se utiliza el platino como fármaco principal. En 2001, se notificó el ensayo aleatorizado más grande hasta la fecha y la inclusión de pacientes se completó antes de que el estándar de atención incluyera la adición de cisplatino a la radioterapia.[34] Como consecuencia, aunque se notificó una mejora de la SG en el grupo experimental, los resultados no reflejan la práctica actual. En este estudio, participaron pacientes con enfermedad en estadio IB a IVA, pero solo se observó mejoría en el grupo experimental de participantes con enfermedad en estadio temprano (estadios IB, IIA o IIB).
En el ensayo EORTC-55994 (NCT00039338), se asignó al azar a pacientes de cáncer de cuello uterino en estadios IB2, IIA2 y IIIB a recibir quimiorradioterapia estándar o quimioterapia neoadyuvante (con tres ciclos de cisplatino como fármaco principal), seguidas de evaluación para cirugía. Este ensayo puede destacar si la quimioterapia neoadyuvante cumple una función para esta población de pacientes si tiene la SG como criterio de valoración primario.
Ensayos clínicos en curso
Realizar una búsqueda avanzada en inglés de los ensayos clínicos sobre cáncer auspiciados por el NCI que ahora aceptan pacientes. La búsqueda se puede simplificar por ubicación del ensayo, tipo de tratamiento, nombre del fármaco y otros criterios. También se dispone de información general sobre los ensayos clínicos.
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Tratamiento del cáncer de cuello uterino en estadio IVB
Opciones de tratamiento estándar del cáncer de cuello uterino en estadio IVB
Las siguientes son las opciones de tratamiento estándar del cáncer de cuello uterino en estadio IVB:
Radioterapia paliativa
Se puede usar radioterapia para paliar la enfermedad central o las metástasis a distancia.
Quimioterapia paliativa y otra terapia sistémica
Hay múltiples sustancias que se relacionan con tasas de respuesta objetiva; no obstante, las respuestas duraderas son poco frecuentes.
Los fármacos que se utilizan para el tratamiento del cáncer de cuello uterino en estadio IVB se presentan en el Cuadro 6
Cisplatino combinado con otros fármacos
El cisplatino como sustancia única, administrado por vía intravenosa en una dosis de 50 mg/m² cada 3 semanas, ha sido el régimen usado con más frecuencia para tratar el cáncer de cuello uterino recidivante desde que se introdujo inicialmente este fármaco en la década de 1970.[2] Más recientemente, el GOG informó sobre ensayos aleatorizados secuenciales en los que se administra quimioterapia combinada para el cáncer de cuello uterino en estadio IVB, recidivante o persistente.[8,12-16]
Datos probatorios (cisplatino combinado con otros fármacos):
- GOG-110, GOG-0179 y GOG-0169:
- GOG-110: la combinación de ifosfamida y cisplatino fue superior al cisplatino solo en el criterio de valoración secundario de las tasas de respuesta, pero al costo de aumento de efectos tóxicos.
- GOG-0179: la combinación de cisplatino + topotecán (CT) en doblete tuvo una ventaja significativa de supervivencia general (SG) en comparación con el cisplatino solo; esto condujo a que la Administración de Medicamentos y Alimentos de los Estados Unidos aprobara esta indicación para el topotecán. Sin embargo, el cisplatino solo no tuvo buenos resultados en este ensayo porque hasta 40 % de las pacientes había recibido cisplatino al inicio como radiosensibilizador.[12]
- GOG 0169: del mismo modo, la combinación de paclitaxel + cisplatino (PC) fue superior en las tasas de respuesta y la supervivencia sin progresión (SSP), y sus efectos tóxicos fueron similares a los del fármaco único, a excepción de las pacientes con estado funcional 2 del GOG (escala: 0, asintomático – 4, totalmente postrado en la cama). En consecuencia, se eligió PC para el grupo de referencia en el ensayo GOG-0204 (NCT00064077).
- En el GOG-0204, se inscribió a 513 pacientes y se compararon cuatro regímenes en doblete a base de cisplatino. El ensayo se cerró antes de tiempo porque fue improbable que en ningún grupo experimental se redujera significativamente la tasa de riesgo de muerte en relación con PC:[16]
- 1,15 (intervalo de confianza [IC] 95 %, 0,79–1,67) para la vinorelbina + cisplatino (VC).
- 1,32 (IC 95 %, 0,91–1,92) para gemcitabina más cisplatino.
- 1,27 (IC 95 %, 0,90–1,78) para CT. La tendencia de las tasas de respuesta, la SSP y la SG favorecieron a CT.
- Las pacientes de los diferentes grupos del estudio difirieron en el grado de neutropenia, infecciones y alopecia que presentaron,[16] pero ninguna en los grupos de estudio difirió en la calidad de vida relacionada con la salud durante el tratamiento.[17] Sin embargo, PC produjo más efectos secundarios neurológicos.
- El GOG-0240 (NCT00803062) se diseñó para responder las dos siguientes preguntas:[18]
- ¿Puede una combinación sin platino exhibir una mejora con respecto al estándar de cisplatino-paclitaxel en esta población tratada previamente con cisplatino durante la radioterapia?
- ¿Puede la adición de bevacizumab mejorar la quimioterapia combinada en pacientes de cáncer de cuello uterino en estadio IVB, persistente o recidivante?
Se asignó al azar a pacientes a los siguientes cuatro grupos de tratamiento:- Cisplatino (50 mg/m2) + paclitaxel (135 mg/m2 o 175 mg/m2) el día 1 (PC).
- PC + bevacizumab (15mg/kg) el día 1.
- Topotecán (0,75 mg/m2) días 1–3 + paclitaxel (175 mg/m2) el día 1 (PT).
- PT + bevacizumab (15 mg/kg) el día 1.
Los siguientes fueron los métodos de estudio y los resultados adicionales:- El criterio primario de valoración fue la SG y 452 pacientes fueron evaluables.
- La combinación PT no fue superior a la PC y exhibió un cociente de riesgos instantáneos (CRI) para la muerte de 1,2 (IC 99 %, 0,82–1,76). La exposición previa al platino no afectó este resultado.
- La adición de bevacizumab a la quimioterapia combinada produjo una mejora de la SG: 17 meses para la quimioterapia más bevacizumab versus 13,3 meses para la quimioterapia sola (CRI, 0,71, IC 98 %, 0,54–0,95) y SSP extendida: 8,2 meses para la quimioterapia más bevacizumab versus 5,9 meses para la quimioterapia sola (CRI, 0,67, IC, 0,54–0,82).
- La adición de bevacizumab fue bien tolerada y no se observaron diferencias en la calidad de vida entre los dos grupos.
- Fue más probable que las pacientes tratadas con bevacizumab tuvieran fistulas de grado 3 o más (6 vs. 0 %) y episodios tromboembólicos de grado 3 o más (8 vs. 1 %) en comparación con las pacientes tratadas con quimioterapia sola.
- Como consecuencia, se puede considerar la adición de bevacizumab para esta población de pacientes.
Opciones de tratamiento en evaluación clínica para el cáncer de cuello uterino en estadio IVB
Las siguientes son las opciones de tratamiento en evaluación clínica para el cáncer de cuello uterino en estadio IVB:
- Nuevos medicamentos anticancerosos en ensayos clínicos de fase I y fase II.
Ensayos clínicos en curso
Realizar una búsqueda avanzada en inglés de los ensayos clínicos sobre cáncer auspiciados por el NCI que ahora aceptan pacientes. La búsqueda se puede simplificar por ubicación del ensayo, tipo de tratamiento, nombre del fármaco y otros criterios. También se dispone de información general sobre los ensayos clínicos.
Bibliografía
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- Tewari KS, Sill MW, Long HJ, et al.: Improved survival with bevacizumab in advanced cervical cancer. N Engl J Med 370 (8): 734-43, 2014. [PUBMED Abstract]
Tratamiento del cáncer de cuello uterino recidivante
Opciones de tratamiento del cáncer de cuello uterino recidivante
A excepción de la inmunoterapia, que ha proporcionado una supervivencia sin enfermedad prolongada, es poco probable que otras opciones de tratamiento den resultados curativos y se aplican en su mayoría con fines paliativos.
Las siguientes son las opciones de tratamiento del cáncer de cuello uterino recidivante:
Inmunoterapia
Pembrolizumab
La experiencia positiva con el inhibidor del punto de control contra la proteína de muerte celular programada 1 (PD-1), pembrolizumab, condujo a su aprobación por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) a partir del ensayo de fase II KEYNOTE-158 (NCT02628067) para mujeres con cáncer de cuello uterino recidivante o metastásico cuyos tumores tienen una expresión del ligando de muerte programada (PD-L1) mayor o igual a 1 (puntaje positivo combinado [CPS], >1).
- El KEYNOTE-028 (NCT02054806) fue una ampliación de la cohorte de la fase 1b anterior sobre el inhibidor del punto de control inmunitario anti-PD-1, pembrolizumab, que incluyó a 24 pacientes, todos ellos con carcinoma de células escamosas a excepción de 1.[1]
- La tasa de respuesta general fue de 17 % (IC 95 %, 5–37 %) y 4 pacientes lograron una respuesta parcial confirmada.
- En 18 pacientes se observaron efectos adversos que se consideró que estaban vinculados al tratamiento con el fármaco en estudio, entre estos solo el exantema (n = 5; 21 %) y la fiebre (n = 4; 17 %) se produjeron en 10 % o más de los pacientes.
- En 5 pacientes se presentaron efectos adversos de grado 3 relacionados con el tratamiento e incluyeron neutropenia, exantema, colitis, síndrome de Guillain-Barre y proteinuria.
Los hallazgos del análisis preliminar de 47 pacientes de la fase II que condujeron a la aprobación de pembrolizumab por parte de la FDA, se presentaron en forma de resumen;[2] estos se actualizaron en el prospecto de Keytruda (ver Keytruda’s package insert). - El KEYNOTE-158 (NCT02628067) fue un ensayo multicéntrico, no aleatorizado con 98 pacientes de cáncer de cuello uterino recidivante o metastásico que recibieron el medicamento en dosis de 200 mg intravenosos cada 3 semanas hasta que se presentó una toxicidad inaceptable o progresión de la enfermedad.[3] Se realizó otro análisis de 77 pacientes cuyos tumores expresaban PD-L1 (CPS >1); 92 % presentaban características histológicas escamosas.
- La tasa de respuesta general en los pacientes con expresión de la PD-L1 fue de 16 % (IC 95 %, 8,8–25,9 %) con 3 remisiones completas y 10 remisiones parciales; 17 pacientes se mantuvieron estables.
- En estos pacientes con expresión del marcador, la mediana de la supervivencia sin progresión fue de 2,1 meses y la supervivencia general fue de 9,4 meses.
- Se observaron efectos adversos relacionados con el tratamiento en 65 % de los pacientes; los más frecuentes fueron el hipotiroidismo (10,2 %), la disminución del apetito (9,2 %), el cansancio (9,2 %) y la diarrea (8,2 %).[3][Grado de comprobación: 2Diii]
- Se publicó la experiencia en una serie de casos de 11 pacientes donde 2 pacientes presentaron respuestas parciales y otros 2 pacientes presentaron estabilización de la enfermedad, todas ellas relacionadas con el tratamiento con pembrolizumab.[4]
- En el ensayo CheckMate 358 (NCT02488759), que se presentó en forma de resumen, se probó el nivolumab (240 mg IV cada 2 semanas) en 19 pacientes con cáncer de cuello uterino y en 5 pacientes con otros tumores de vagina y vulva relacionados con virus.[5]
- Se observó 1 respuesta completa y 4 respuestas parciales entre los pacientes de cáncer de cuello uterino; la mediana de SSC fue de 5,5 meses.
Radioterapia y quimioterapia
Para la recidiva en la pelvis después de la cirugía radical inicial, la radioterapia y la quimioterapia (fluorouracilo con mitomicina o sin esta) pueden curar de 40 a 50 % de las pacientes.[6]
Quimioterapia paliativa y otra terapia sistémica
Se puede administrar quimioterapia para la paliación. En el Cuadro 7, se presentan los fármacos para la quimioterapia paliativa.
Cisplatino combinado con otros fármacos
El cisplatino como sustancia única, administrado por vía intravenosa en dosis de 50 mg/m² cada 3 semanas ha sido el régimen usado con más frecuencia para tratar el cáncer de cuello uterino recidivante desde que se introdujo inicialmente este fármaco en la década de 1970.[7] Más recientemente, el GOG informó sobre ensayos aleatorizados secuenciales en los que se administra quimioterapia combinada para el cáncer de cuello uterino en estadio IVB, recidivante o persistente.[14,17,19-22]
Datos probatorios (cisplatino combinado con otros fármacos):
- GOG-110, GOG-0179 y GOG-0169 (NCT00803062)
- GOG-110: la combinación de ifosfamida y cisplatino fue superior al cisplatino solo en el criterio de valoración secundario de las tasas de respuesta, pero al costo de aumento de efectos tóxicos.
- GOG-0179: la combinación de cisplatino + topotecán (CT) en doblete tuvo una ventaja significativa de SG en comparación con el cisplatino solo; esto condujo a que la Administración de Medicamentos y Alimentos de los Estados Unidos aprobara esta indicación para el topotecán. Sin embargo, el cisplatino solo no tuvo buenos resultados en este ensayo, porque hasta 40 % de las pacientes había recibido cisplatino al inicio como radiosensibilizador.[17]
- GOG 0169: del mismo modo, la combinación de paclitaxel + cisplatino (PC) fue superior en las tasas de respuesta y en la SSP, y sus efectos tóxicos fueron similares a los del fármaco único, a excepción de las pacientes con estado funcional 2 del GOG (escala: 0, asintomático – 4, totalmente postrado en la cama). En consecuencia, se eligió paclitaxel más cisplatino (PC) para el grupo de referencia en el ensayo GOG-0204 (NCT00064077).
- En el GOG-0204, se inscribió a 513 pacientes y se compararon cuatro regímenes en doblete a base de cisplatino. El ensayo se cerró antes de tiempo porque no fue probable que en ningún grupo experimental se redujera significativamente la tasa de riesgo de muerte en relación con PC:[22]
- 1,15 (intervalo de confianza [IC] 95 %, 0,79–1,67) para la vinorelbina + cisplatino (VC).
- 1,32 (IC 95 %, 0,91–1,92) para gemcitabina más cisplatino.
- 1,27 (IC 95 %, 0,90–1,78) para CT. La tendencia de las TR, la SSP y la SG favorecieron a CT.
- Los pacientes en los diferentes grupos del estudio difieren en el grado de neutropenia, infecciones y alopecia que presentaron,[22] pero ninguna de las pacientes en los grupos de estudio difirió en la calidad de vida relacionada con la salud durante el tratamiento.[23] Sin embargo, PC produjo más efectos secundarios neurológicos.
- El GOG-0240 (NCT00803062) se diseñó para responder las dos siguientes preguntas:[24]
- ¿Puede una combinación sin platino exhibir una mejora con respecto al estándar de cisplatino-paclitaxel en esta población tratada previamente con cisplatino durante la radioterapia?
- ¿Puede la adición de bevacizumab mejorar la quimioterapia combinada para pacientes de cáncer de cuello uterino en estadio IVB, persistente o recidivante?
Se asignó al azar a las pacientes a los siguientes cuatro grupos de tratamiento:- Cisplatino (50 mg/m2) + paclitaxel (135 mg/m2 o 175 mg/m2) el día 1 (PC).
- PC + bevacizumab (15mg/kg) el día 1.
- Topotecán (0,75 mg/m2) días 1–3 + paclitaxel (175 mg/m2) el día 1 (PT).
- PT + bevacizumab (15 mg/kg) el día 1.
Los siguientes fueron los métodos de estudio y los resultados adicionales:- El criterio de valoración primario fue la SG y 452 pacientes fueron evaluables.
- La combinación PT no fue superior a la PC y tenía un cociente de riesgos instantáneos (CRI) para la muerte de 1,2 (IC 99 %, 0,82–1,76). La exposición previa al platino no afectó este resultado.
- La adición de bevacizumab a la quimioterapia combinada produjo una mejora de la SG: 17 meses para la quimioterapia más bevacizumab versus 13,3 meses para la quimioterapia sola (CRI, 0,71; IC 98 %, 0,54–0,95) y extendió la SSP: 8,2 meses para la quimioterapia más bevacizumab versus 5,9 meses para la quimioterapia sola (CRI, 0,67; IC, 0,54–0,82).
- La adición de bevacizumab fue bien tolerada y no se observaron diferencias en la calidad de vida entre los dos grupos.
- Fue más probable que las pacientes tratadas con bevacizumab tuvieran fistulas de grado 3 o más (6 vs. 0 %) y complicaciones tromboembólicas de grado 3 o más (8 vs. 1 %) en comparación con las pacientes tratadas con quimioterapia sola.
- Como consecuencia, se puede considerar la adición de bevacizumab para esta población de pacientes.
Exenteración pélvica
No se dispone de un tratamiento estándar para pacientes de cáncer de cuello uterino recidivante que se diseminó más allá de los límites de un campo de radiación o cirugía. Para la enfermedad que recidiva localmente, la exenteración pélvica puede conducir a una tasa de supervivencia a 5 años de 32 a 62 % en ciertas pacientes.[25,26] Estas pacientes son idóneas para participar en ensayos clínicos de combinaciones de fármacos o de nuevas sustancias anticancerosas.
Opciones de tratamiento en evaluación clínica para el cáncer de cuello uterino recidivante
Las siguientes son las opciones de tratamiento en evaluación clínica para el cáncer de cuello uterino recidivante:
- Nuevos medicamentos anticancerosos en ensayos clínicos de fase I y fase II.
Ensayos clínicos en curso
Realizar una búsqueda avanzada en inglés de los ensayos clínicos sobre cáncer auspiciados por el NCI que ahora aceptan pacientes. La búsqueda se puede simplificar por ubicación del ensayo, tipo de tratamiento, nombre del fármaco y otros criterios. También se dispone de información general sobre los ensayos clínicos.
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Cáncer de cuello uterino en el embarazo
En el embarazo, no se justifica el tratamiento de lesiones preinvasivas del cuello uterino, incluso del carcinoma in situ, aunque se recomienda una colposcopia realizada con pericia para excluir la posibilidad de cáncer invasivo.
Diagnóstico
El tratamiento de cáncer de cuello uterino invasivo en el embarazo depende de la extensión de la enfermedad y de la edad gestacional en el momento del diagnóstico. Según sea necesario, las pacientes se deberán someter a una biopsia y a pruebas de imaginología para establecer la extensión de la enfermedad y poder tomar decisiones más fundadas. Cuando se indique, las imágenes por resonancia magnética son la modalidad de imaginología más adecuada en el embarazo.
Tratamiento de la enfermedad en estadio I
El embarazo no altera la evolución del cáncer de cuello uterino. En consecuencia, en ciertos casos, las pacientes pueden optar por posponer el tratamiento hasta que se reduzcan al mínimo sus efectos sobre en el embarazo. Esto se puede considerar en las pacientes con los subtipos histológicos más comunes y menos malignos: escamoso, adenocarcinomatoso y adenoescamoso. Dado el riesgo de progresión de la enfermedad, las pacientes con subtipos de riesgo alto, como los tumores de células pequeñas o los tumores neuroendocrinos, se deben asesorar sobre el tratamiento inmediato a pesar de los efectos sobre el feto.
Las pacientes con enfermedad en estadio temprano (IA) se pueden someter sin peligro a tratamientos que preserven la capacidad reproductiva, como la conización del cuello uterino o la cervicectomía radical, cuando se indiquen. El momento óptimo para este procedimiento es en el segundo trimestre, antes de la viabilidad. Algunos autores han indicado esperar hasta la terminación de un embarazo para iniciar el tratamiento.[1] Para los pacientes con enfermedad IA2 y IB, tal atraso también puede ser seguro pero, debido al riesgo de diseminación linfática, se debe comprobar primero la evaluación del estado de los ganglios linfáticos. La mejor manera de determinar el estado es mediante cirugía con disección laparoscópica o abierta de ganglios linfáticos, que se puede realizar de forma segura hasta aproximadamente 20 semanas de embarazo.[2,3] En las pacientes sin diseminación linfática, una opción es esperar la viabilidad fetal para iniciar el tratamiento. Se debe aconsejar a las pacientes con ganglios linfáticos afectados por cáncer que inicien un tratamiento inmediato.
Tratamiento de la enfermedad en estadios II, III y IV
Por lo general, no es aceptable que las pacientes con enfermedad en estadio II o más alto aguarden por la viabilidad fetal.[4] El estándar de atención para las pacientes con ganglios linfáticos afectados por cáncer es la quimioterapia y la radioterapia. Este tratamiento es tóxico para el feto y, sin una transposición ovárica, los ovarios no funcionarán después del tratamiento. Se debe realizar la evacuación del feto antes de iniciar la radiación. Cuando esto no es posible, por lo general, la radiación causa un aborto espontáneo entre 3 y 5 semanas después del inicio del tratamiento.
Quimioterapia neoadyuvante
Se ha ofrecido quimioterapia neoadyuvante a las pacientes con enfermedad localmente avanzada, como forma de iniciar el tratamiento mientras se mantiene el embarazo.[1] Se puede empezar a administrar de modo seguro la mayoría de las sustancias quimioterapéuticas en el segundo trimestre del embarazo y más tarde; el efecto secundario más común es una restricción leve del crecimiento fetal. Se notificó la restricción del crecimiento en un número relativamente pequeño de pacientes y se carece de datos sobre los desenlaces a largo plazo para estas mujeres; en consecuencia, se debe considerar con cautela esta estrategia. La mayoría de los pacientes en los informes se sometieron al tratamiento estándar (cirugía o radiación) después de la finalización del embarazo.
Bibliografía
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Modificaciones a este sumario (02/07/2019)
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Se actualizaron las estadísticas con el cálculo del número de casos nuevos y defunciones en 2019 (se citó la American Cancer Society como referencia 2).
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Cada mes, los miembros de este Consejo examinan artículos publicados recientemente para determinar si se deben:
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Los cambios en los sumarios se deciden mediante consenso, una vez que los integrantes del Consejo evalúan la solidez de los datos probatorios en los artículos publicados y determinan la forma en que se incorporarán al sumario.
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- Franco M. Muggia, MD (New York University Medical Center)
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PDQ® sobre el tratamiento para adultos. PDQ Tratamiento del cáncer de cuello uterino. Bethesda, MD: National Cancer Institute. Actualización: <MM/DD/YYYY>. Disponible en: https://www.cancer.gov/espanol/tipos/cuello-uterino/pro/tratamiento-cuello-uterino-pdq. Fecha de acceso: <MM/DD/YYYY>.
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