sábado, 1 de octubre de 2011

OMS | Normas de salud pública para combatir la contaminación atmosférica

 

Normas de salud pública para combatir la contaminación atmosférica

¿Cuáles son las políticas públicas que pueden disminuir los efectos de la contaminación atmosférica urbana sobre la salud?

Para reducir las repercusiones de la contaminación atmosférica urbana sobre la salud pública es preciso reducir las fuentes principales de contaminación, en particular la combustión ineficiente de combustibles fósiles para el transporte motorizado y la generación de electricidad, y mejorar la eficiencia energética de los edificios y las fábricas.

Reducir los efectos sanitarios de esta forma de contaminación escapa en gran medida a la voluntad de las personas y exige más bien la actuación de las autoridades públicas en los planos nacional, regional e incluso internacional.

El sector de la salud pública puede desempeñar un papel protagónico promoviendo un enfoque multisectorial de la prevención de la exposición a la contaminación atmosférica, para lo cual debe involucrarse y apoyar el trabajo de otros sectores (por ejemplo, transporte, vivienda, energía, industria) a fin de elaborar y aplicar políticas y programas a largo plazo enderezados a reducir la contaminación del aire y mejorar la salud.
OMS Normas de salud pública para combatir la contaminación atmosférica


¿Con qué dificultades se enfrentan los países y qué obstáculos impiden que se preste ayuda para mejorar la calidad del aire en las ciudades?

En el plano internacional se tienen los conocimientos suficientes en torno a los efectos de la contaminación atmosférica sobre la salud y a las normas que pueden mejorar la calidad del aire y, en consecuencia, proteger la salud.

La elaboración de normas para mejorar la calidad del aire en una ciudad se ve limitada a menudo por la falta de acceso a información sobre las concentraciones de contaminantes en el aire y las fuentes principales de dichos productos.

Es frecuente que las poblaciones urbanas no hayan cobrado conciencia con respecto a la carga sanitaria de la contaminación atmosférica. Ello puede deberse al desconocimiento de las pruebas científicas provenientes de los países desarrollados y en desarrollo que vinculan la exposición a la contaminación atmosférica y la salud, a una laguna en la información del sistema de monitoreo de la calidad del aire o incluso al menosprecio de las posibles soluciones y medidas que pueden aplicarse para mejorar la calidad del aire.

La contaminación atmosférica urbana plantea un desafío de carácter intersectorial. El mejoramiento de la calidad del aire debería ser una consideración importante en la planificación de políticas de diferentes sectores de la economía (transporte, energía, industria, desarrollo urbano) para lograr los beneficios máximos para la salud.

Además, la exposición al aire contaminado y los efectos consiguientes sobre la salud entrañan una gran desigualdad: la contaminación atmosférica se combina con otros aspectos del entorno social y el medio ambiente y genera una carga de morbilidad desproporcionada en los grupos de pocos ingresos y con recursos locales mínimos para tomar medidas.



¿Cómo pueden los gobiernos locales utilizar la información de la base de datos para mejorar la calidad del aire?

Las soluciones a los problemas de contaminación atmosférica en una ciudad diferirán en función de la contribución relativa de las fuentes de contaminación, el grado de desarrollo y las características geográficas, como la elevación y el tipo de terreno. La mejor forma de utilizar la información de la base de datos de la OMS es para que las autoridades urbanas monitoreen las tendencias de la contaminación atmosférica a lo largo del tiempo con el fin de determinar, mejorar o ampliar las intervenciones eficaces.

La base de datos también constituye un instrumento útil para que las ciudades aprendan unas de otras y puede estimular el intercambio de información y experiencias. Esta información puede ser sintetizada y distribuida por la OMS, lo que permitirá que los países centren su atención en las formas más eficientes de prevenir o reducir los riesgos sanitarios de la exposición a los contaminantes.



¿De qué manera la disminución de la cantidad de automóviles que circulan en una gran ciudad reduce la contaminación atmosférica urbana y ejerce un efecto beneficioso sobre la salud y el bienestar de sus habitantes?

Si bien es verdad que los automóviles más nuevos cuentan con motores más eficientes y utilizan combustibles más limpios, el número absoluto de vehículos y la potencia de los motores siguen aumentando y con ellos también crecen los niveles de contaminación atmosférica urbana. Por ejemplo, en algunas partes de Europa occidental donde se han implantado normas y reglamentos más rigurosos, los niveles de contaminación atmosférica se mantienen estables o siguen aumentando como consecuencia del aumento del número de vehículos en circulación y del tamaño de los motores.

Utilizar el transporte colectivo o caminar o andar en bicicleta, en vez de utilizar el coche, disminuiría la densidad del tránsito y ayudaría a limpiar el aire que todos respiramos, amén de que reduciría la carga sanitaria que ocasiona la contaminación atmosférica urbana.

Según la ciudad, el transporte causa entre un 25% y un 70% de la contaminación atmosférica urbana, pero hay otras fuentes contra las que se debe enderezar la mira. La actuación en los sectores de energía, industria y construcción, además del sector de transporte, ofrece el máximo potencial de reducir la carga de morbilidad relacionada con la contaminación atmosférica urbana.

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