LEJOS DE CONVERTIRSE EN UNA TERAPia en sí misma
Las iPS ayudan a comprender los mecanismos moleculares
Las células pluripotentes inducidas (iPS) son utilizadas como medio para conocer los mecanismos celulares y moleculares de determinadas enfermedades, lo que contribuirá a avanzar en su tratamiento. Sin embargo, aún están lejos de convertirse en una terapia en sí mismas.
María R. Lagoa | 25/04/2012 00:00
El investigador del Instituto de Bioingeniería de Cataluña Ángel Raya Chamorro ha ofrecido una conferencia sobre reprogramación de células humanas a células madre pluripotentes en el congreso nacional que la Sociedad Española de Diabetes (SED) ha celebrado en Vigo, durante la que ha explicado el modelo de investigación en el que su grupo está trabajando, cuáles han sido los avances en este ámbito y el camino que aún queda por recorrer.
El investigador ha recordado que las primeras células pluripotentes (creadas en laboratorio y que se pueden diferenciar en cualquier célula del cuerpo) fueron embrionarias del cordón umbilical, lo que ralentizó el desarrollo de este método de investigación como consecuencia de algunos problemas legales derivados del conflicto ético. Las iPS se obtienen a partir de cualquier célula del cuerpo y, mediante una reprogramación en el laboratorio, se convierten en pluripotentes inducidas: "Son muy parecidas a las embrionarias pero no se utilizan embriones, lo que ha despertado el interés de varios laboratorios, acelerándose esta vía en los últimos cinco años", ha señalado Ángel Raya.
No obstante, todavía queda mucho para que puedan utilizarse como tratamiento, porque -tal y como ha advertido el ponente- "tienen las mismas ventajas y los mismos problemas". Se pueden diferenciar en cualquier tipo de célula, pero por ahora no se puede controlar cómo sucede el fenómeno: "No pueden ser dirigidas perfectamente". Además, son células con una capacidad de proliferación elevada: "Si se queda en el cuerpo alguna célula sin diferenciar como queremos, podría generarse un tumor".
Utilidad actual
El hecho de que sean pluripotentes de forma inducida añade un peligro más: "La posibilidad de que se introduzca una manipulación del genoma que no sea buena, de que se reprogramen esas células; pero aún se desconocen los detalles de cómo sucede el proceso". En definitiva, hay que avanzar para que se conviertan en células con capacidad para curar y solventar problemas de seguridad para el paciente.
Sin embargo, Ángel Raya ha considerado que otra manera de progresar en el tratamiento es estudiar y entender la enfermedad, y las iPS ya se están utilizando con este fin. La metodología consiste en generar iPS de pacientes que tienen su genoma y reflejan toda su complejidad: "De esta manera, se puede reproducir la enfermedad en una placa, es decir, hacemos un modelo de la enfermedad genuinamente humano".
En estos momentos se pueden modelar algunas patologías congénitas y de causa genética. Las enfermedades raras son también candidatas a beneficiarse de este procedimiento, entre otros motivos, porque la industria farmacéutica no invierte en su investigación.
El grupo de Ángel Raya está utilizando estas células en Parkinson: "El objetivo es ver los mecanismos celulares y moleculares de la enfermedad para después prevenirla y curarla con terapias convencionales. Como estas células se pueden diferenciar en cualquier tipo, se puede comprobar la efectividad de un fármaco y también la toxicidad en otros tejidos".
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