miércoles, 29 de enero de 2014

El legado del hombre que no podía recordar | Salud | EL MUNDO

El legado del hombre que no podía recordar | Salud | EL MUNDO

NEUROCIENCIA Paciente H. M.

El legado del hombre que no podía recordar



  • El paciente H.M perdió la capacidad de crear nuevos recuerdos tras una operación

  • Un modelo en 3D de su cerebro pretende contribuir al estudio de la memoria





Detalle del cerebro del paciente H. M. durante el proceso de...
Detalle del cerebro del paciente H. M. durante el proceso de disección. DIEGO MARISCAL




Henry Molaison nunca lo supo, pero era un hombre famoso. Al menos en el ámbito de la neurociencia, que le debe grandes avances en el conocimiento de la formación de la memoria.
El estadounidense, conocido como el paciente H. M., es posiblemente el hombre cuyo cerebro más se ha estudiado en vida. La particular amnesia que sufrió tras una compleja cirugía -era incapaz de generar nuevos recuerdos- le convirtió en un caso único para comprender cómo el cerebro es capaz de almacenar y evocar las vivencias.
Molaison falleció en 2008, pero su cerebro seguirá ayudando a los investigadores, a juzgar por los datos que publica esta semana la revista Nature Communications. Un equipo de investigadores de la Universidad de San Diego (EEUU) ha creado un modelo en tres dimensiones del órgano que permite estudiar con detalle sus particularidades. Elaborado a partir de 2.400 imágenes de tejido diseccionado, el modelo permite contemplar la anatomía del cerebro con una gran resolución. El objetivo, aseguran sus creadores, que ya han puesto el atlas al servicio de otros científicos, es contribuir a conocer mejor los detalles de la formación de la memoria.
Cuando tenía 10 años, Henry Molaison comenzó a tener ataques epilépticos que no hicieron más que empeorar con el tiempo. Su calidad de vida era tan mala, que a los 27 años -corría el año 1953-, el estadounidense decidió someterse a una intervención para intentar reducir su impacto. William Beecher Scoville fue el encargado de la operación, en la que se extrajeron partes de los lóbulos temporales mediales, incluida la región del hipocampo.
Los ataques se redujeron drásticamente, por lo que Scoville pensó que la intervención había sido un éxito. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que la cirugía había solucionado un problema para acarrear otros.

Sumido en el olvido

Al recuperarse de la operación, Molaison empezó a mostrar un comportamiento extraño: no reconocía al personal que le atendía habitualmente en el hospital y no podía guardar ningún recuerdo de lo que había sucedido tras pasar por la mesa de operaciones.
En cambio, sí rememoraba episodios de su vida anterior, sus capacidades intelectuales y su lenguaje permanecían intactos y sí era capaz de aprender a utilizar un instrumento o realizar una tarea.
El fallo afectaba básicamente a su capacidad para consolidar y almacenar nueva información en su memoria declarativa, la que permite evocar los recuerdos de forma consciente. "Podía mantener una conversación perfectamente, pero pocos minutos después serincapaz de recordar haberla mantenido o a la persona con la que había hablado", ejemplifican los autores de la investigación que recoge Nature Communications.
Este descubrimiento supuso todo un cambio de paradigma, ya que dejaba claro que, al contrario de lo que se pensaba en ese momento, la memoria no era algo único que se distribuía a lo largo todo el cerebro, sino que había distintos tipos de memorias y que se localizaban en zonas concretas. En el caso de la formación de la memoria a largo plazo, el hipocampo se erigió como una región clave.
El detallado modelo en tres dimensiones generado en la Universidad de San Diego (gracias a que Molaison donó su cerebro a la ciencia) ha permitido a Jacopo Annese y su equipo analizar en profundidad las secuelas de la operación de Scoville, profundizando en la información que ya habían dejado entrever las distintas resonancias magnéticas a las que se sometío en vida Molaison.
Los detalles son tan precisos, que los científicos han localizado una lesión desconocida hasta la fecha y han descubierto que el paciente conservaba más tejido en el hipocampo del que se pensaba (si bien estaba desconectado de las estructuras cercanas).
En sus conclusiones, los investigadores invitan a continuar estudiando un caso que, según afirman, marcó a "dos generaciones en la investigación sobre la memoria y con toda probabilidad seguirá siendo en el futuro tan emblemático como lo es hoy".

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