Gráfico de la investigación sobre la memoria de trabajo liderada por el IDIBAPS
PUBLICADO EN 'NATURE NEUROSCIENCE'
Relacionan por primera vez la actividad cerebral con la pérdida de memoria a corto plazo
JANO.es · 03 Febrero 2014 11:36
Un estudio internacional liderado por el IDIBAPS determina que la memoria a corto plazo no se pierde durante el periodo de 'apagón', sino que las neuronas siguen portando la información, cuya exactitud se desvanece a medida que transcurre el tiempo.
Qué ocurre en el cerebro cuándo usted ve algo, automáticamente deja de verlo y lo ha de recordar justo después? ¿Cómo gestiona nuestro cerebro este 'apagón' de información? Esta pregunta representa uno de los retos más importantes en el campo de las neurociencias. Se cree que determina en gran medida nuestra capacidad cognitiva, es decir, cómo interactuamos con nuestro entorno, cómo retenemos información o cómo efectuamos cálculos matemáticos. Se trata, en efecto, de la memoria a corto plazo o memoria de trabajo. Las personas con una mayor memoria de trabajo obtienen más puntuación en los tests de inteligencia, y por eso se sospecha que puede estar relacionada con la capacidad cognitiva. Hasta ahora se sabía que la corteza prefrontal del cerebro desempeña un papel importante, y que las personas que padecen patologías mentales como esquizofrenia, depresión o demencia la tienen alterada.
Ahora, un estudio internacional liderado por Albert Compte, investigador principal del grupo de Neurociencias de Sistemas del Institut D’Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer (IDIBAPS) de Barcelona, ha concluido que la memoria a corto plazo no se pierde durante el periodo de 'apagón', sino que las neuronas siguen representando la información aunque con cada vez menor exactitud según avanza el tiempo, lo que lleva a una degradación de dicha memoria. Es decir, el cerebro mantiene información hasta cuando creemos que se pierde por proporcionar respuestas inexactas. La revista Nature Neuroscience publica los resultados del estudio en un artículo cuyo primer firmante es Klaus Wimmer, también del IDIBAPS.
Para explicar cómo se pierde esta memoria, los investigadores utilizaron un modelo computacional llamado Bump Atractor, que permite simular en el ordenador el proceso de pérdida de información en la corteza prefrontal. Este modelo sugiere que las neuronas se mantienen activas según se va degradando la memoria. “La actividad se difunde en la red neuronal y al final el recuerdo es diferente, está distorsionado”, explica Compte. “Se trata de una actividad móvil, no de una pérdida de actividad. Antes se pensaba que la memoria decaía, ahora sabemos que las neuronas mantienen su actividad pero pierden estabilidad”, añade.
El trabajo es el resultado de una colaboración del IDIBAPS con la Universidad de Minnesota y con la Universidad de Wake Forest (Carolina del Norte), que proporcionaron datos obtenidos de dos monos que realizaban una tarea relacionada con la memoria de trabajo. El estudio realiza una relectura del registro de actividad de las neuronas de los monos, relacionándolo con la conducta del animal en ese momento. Ello ha permitido relacionar por primera vez la actividad neuronal en el cerebro con el proceso de pérdida de memoria de trabajo. Las conclusiones de este estudio mejoran el conocimiento del mecanismo de la memoria del trabajo, que se da en la corteza prefrontal, lo que podría ayudar a entender algo mejor enfermedades mentales como la esquizofrenia, donde la memoria a corto plazo está alterada.
En los años 70 un investigador catalán, Joaquim Fuster, descubrió, en un ensayo con monos entrenados para realizar tareas sencillas, que las neuronas se mantenían activas durante ese período negro o 'apagón'. O lo que es lo mismo, que las neuronas tienen memoria. Estudios posteriores demostraron que esta memoria de trabajo pierde precisión durante el 'apagón'. El presente estudio identifica la base neuronal de esta pérdida de precisión y concluye que las neuronas mantienen información pero pierden exactitud en la representación. Tal como explica Compte, la memoria de trabajo es frágil -de hecho, se puede relacionar con los lapsus o los despistes-; tanto es así que se degrada en tan sólo 10 segundos. "Para que nos hagamos una idea, las personas con un coeficiente intelectual más elevado son capaces de retener durante este tiempo unos 5 elementos", concluye.
Ahora, un estudio internacional liderado por Albert Compte, investigador principal del grupo de Neurociencias de Sistemas del Institut D’Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer (IDIBAPS) de Barcelona, ha concluido que la memoria a corto plazo no se pierde durante el periodo de 'apagón', sino que las neuronas siguen representando la información aunque con cada vez menor exactitud según avanza el tiempo, lo que lleva a una degradación de dicha memoria. Es decir, el cerebro mantiene información hasta cuando creemos que se pierde por proporcionar respuestas inexactas. La revista Nature Neuroscience publica los resultados del estudio en un artículo cuyo primer firmante es Klaus Wimmer, también del IDIBAPS.
Para explicar cómo se pierde esta memoria, los investigadores utilizaron un modelo computacional llamado Bump Atractor, que permite simular en el ordenador el proceso de pérdida de información en la corteza prefrontal. Este modelo sugiere que las neuronas se mantienen activas según se va degradando la memoria. “La actividad se difunde en la red neuronal y al final el recuerdo es diferente, está distorsionado”, explica Compte. “Se trata de una actividad móvil, no de una pérdida de actividad. Antes se pensaba que la memoria decaía, ahora sabemos que las neuronas mantienen su actividad pero pierden estabilidad”, añade.
El trabajo es el resultado de una colaboración del IDIBAPS con la Universidad de Minnesota y con la Universidad de Wake Forest (Carolina del Norte), que proporcionaron datos obtenidos de dos monos que realizaban una tarea relacionada con la memoria de trabajo. El estudio realiza una relectura del registro de actividad de las neuronas de los monos, relacionándolo con la conducta del animal en ese momento. Ello ha permitido relacionar por primera vez la actividad neuronal en el cerebro con el proceso de pérdida de memoria de trabajo. Las conclusiones de este estudio mejoran el conocimiento del mecanismo de la memoria del trabajo, que se da en la corteza prefrontal, lo que podría ayudar a entender algo mejor enfermedades mentales como la esquizofrenia, donde la memoria a corto plazo está alterada.
En los años 70 un investigador catalán, Joaquim Fuster, descubrió, en un ensayo con monos entrenados para realizar tareas sencillas, que las neuronas se mantenían activas durante ese período negro o 'apagón'. O lo que es lo mismo, que las neuronas tienen memoria. Estudios posteriores demostraron que esta memoria de trabajo pierde precisión durante el 'apagón'. El presente estudio identifica la base neuronal de esta pérdida de precisión y concluye que las neuronas mantienen información pero pierden exactitud en la representación. Tal como explica Compte, la memoria de trabajo es frágil -de hecho, se puede relacionar con los lapsus o los despistes-; tanto es así que se degrada en tan sólo 10 segundos. "Para que nos hagamos una idea, las personas con un coeficiente intelectual más elevado son capaces de retener durante este tiempo unos 5 elementos", concluye.
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