La radioterapia, sola o asociada a otros tratamientos, contribuye al 40% de las curaciones de cáncer
Madrid (05/02/20104) - Redacción
• Entre el 50 y el 55% de los pacientes con cáncer recibe radioterapia en algún momento de su vida
• Coincidiendo con la celebración del Día Mundial contra el Cáncer, la SEOR ha hecho una revisión de la importancia y la situación de esta especialidad, fundamental en el tratamiento de los tumores
El cáncer es una de las enfermedades que más muertes ocasionan en el mundo y en España; es responsable del 27,5 por ciento de los fallecimientos que se produjeron en nuestro país en 2012. Coincidiendo con la celebración del Día Mundial contra el Cáncer, la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR) ha hecho una revisión de la importancia y la situación de esta especialidad, fundamental en el tratamiento de los tumores.
Según el doctor José López Torrecilla, presidente de la SEOR y jefe del Servicio de Oncología Radioterápica del Hospital General Universitario de Valencia, "aproximadamente, entre el 50 y el 55 por ciento de los pacientes con cáncer recibe radioterapia en algún momento de su vida. La mayor parte lo hace tras el diagnóstico, aunque algunos pueden llegarla a recibir tras la aparición de metástasis para aliviar los síntomas que produce la enfermedad".
Hoy en día, el cáncer se cura en el 50-60 por ciento de los pacientes; la radioterapia, sola o asociada a otros tratamientos, contribuye al 40 por ciento de las curaciones, aunque su porcentaje de éxito es variable dependiendo de la localización del tumor y del estadio de la enfermedad. Así, por ejemplo, los tumores de mama diagnosticados precozmente y tratados con una cirugía limitada, conservando el pecho y posteriormente con una radioterapia pueden tener un control de la enfermedad superior al 95 por ciento. Sin embargo, señala este experto, "en otros tumores más avanzados este tratamiento va tener como único objetivo aliviar el dolor o cortar la hemorragia y ello se consigue en el 90 por ciento de las ocasiones".
A pesar del amplio porcentaje de casos de pacientes de cáncer que son tratados por esta especialidad, todavía se trata de un área sobre la que existe cierto desconocimiento, no solo entre la población general sino también entre la propia profesión médica, "probablemente por el escaso peso que tienen los conocimientos de Oncología Radioterápica en los estudios de Medicina. Hay que tener en cuenta que las clases sobre nuestra especialidad en Medicina son impartidas dentro de la asignatura de Radiología junto con la de Medicina Nuclear y la Rehabilitación y por tanto esta información para el futuro médico general es limitada", explica el especialista.
Por todo ello, señala el Dr. López Torrecilla, "en muchos tumores, tras el diagnóstico, la radioterapia es una opción de tratamiento y es bueno que el paciente piense que ante un cáncer la extirpación no es la única vía, sino que pueden existir otras opciones de tratamiento que son igual de efectivas y que tiene derecho a preguntar por ellas".
La Oncología Radioterápica depende en gran medida de una serie de equipos de tratamiento que evolucionan continuamente y cuya renovación periódica es obligatoria para poder aplicar las técnicas de tratamiento más adecuadas a los conocimientos que van mejorando sobre el crecimiento y extensión del cáncer.
Según este experto, "la coyuntura económica ha retrasado la renovación de equipos de tratamiento y la estandarización de los sistemas de información en todos los servicios de Oncología Radioterápica", ya que las inversiones en esta área obligan a un desembolso importante cuando se instalan o renuevan servicios, debido al coste de los equipos de tratamiento, planificación o simulación. Sin embargo, hay que recordar que los equipos de radioterapia se utilizan durante un tiempo largo, aproximadamente diez o doce años, lo que hace que los tratamientos sean menos costosos que otros utilizados habitualmente en oncología y tengan un costo-efectividad muy alto.
Según el Dr. López Torrecilla "los equipos de radioterapia deberían reponerse cada 10-12 años, máximo 15, porque a pesar de ser seguros, por el mantenimiento y los controles dosimétricos a los que son sometidos continuamente, los avances tecnológicos hacen que no sean adecuados para los tratamientos más avanzados que deben aplicarse en algunas localizaciones tumorales".
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