PUBLICADO EN 'JOURNAL OF AMERICAN COLLEGE OF CARDIOLOGY'
La epinefrina puede resultar más perjudicial que beneficiosa en pacientes con paro cardíaco
JANO.es · 02 diciembre 2014 12:01
Un estudio sobre 1.500 personas muestra que el 63% de los que no recibieron epinefrina obtuvieron el alta con el funcionamiento cerebral normal, por sólo el 19% de aquéllos a los que se administró el fármaco.
La administración de epinefrina para reanimar el corazón puede aumentar la probabilidad global de muerte o daño cerebral debilitante en pacientes con paro cardíaco, según un estudio publicado en Journal of the American College of Cardiology.
La epinefrina, también conocida como adrenalina, es una hormona que estimula el corazón y promueve el flujo de la sangre. Directrices internacionales actuales recomiendan la administración de 1 mg de adrenalina cada 3-5 minutos durante la reanimación cardíaca.
"El papel de la epinefrina es cada vez más cuestionable en el paro cardíaco", afirma la autora principal del estudio, Florencia Dumas, del Centro de Investigación Cardiovascular de París, en Francia. "Tenemos que evaluar constantemente nuestros procedimientos y protocolos para asegurarnos de que el uso de la epinefrina es eficaz y se realiza en el momento correcto", añade.
Según Dumas, los resultados del estudio se suman a la creciente evidencia que sugiere que el fármaco perjudica las posibilidades de sobrevivir con la función cerebral intacta, a pesar de sus efectos en el reinicio del corazón, es decir, del retorno de la circulación espontánea o ROSC, por sus siglas en inglés.
Dumas y sus colegas analizaron los registros hospitalarios de más de 1.500 personas ingresadas en un hospital parisino durante un período de 12 años. Los pacientes incluidos en el análisis habían sufrido un paro cardíaco fuera del hospital, se les había reanimado y logrado ROSC. Casi tres cuartas partes de ellos habían recibido al menos una dosis de epinefrina.
El 63% de los pacientes que no recibieron epinefrina obtuvieron el alta con el funcionamiento cerebral normal, en comparación con sólo el 19%d e aquéllos a los que se administró el fármaco. A los pacientes que recibieron dosis más altas de epinefrina les fue peor que a aquéllos con dosis más bajas. En comparación con las personas a las que no se les administró epinefrina, aquellas que recibieron una dosis de 1 miligramo fueron un 52% más propensas a un mal resultado y las que recibieron 5 miligramos o dosis más grandes, un 77% más propensas a registrar un mal resultado.
El tiempo también parece ser un factor importante, puesto que aquellos que recibieron epinefrina en las últimas etapas de reanimación presentaban más probabilidades de morir que los que recibieron su primera dosis de epinefrina poco después de desmayarse. Los efectos adversos del medicamento parecían no verse afectados por el uso de tratamientos médicos posteriores al de reanimación, como las técnicas para enfriar el cuerpo con el fin de reducir el daño a los tejidos o las intervenciones para restaurar el flujo de sangre a través de las arterias bloqueadas.
Los pacientes que no fueron tratados con epinefrina normalmente poseían otras características que mejoraron sus perspectivas. Por ejemplo, generalmente eran más jóvenes y tenían más probabilidades de haber estado cerca de un testigo cuando se derrumbaron, pero el equipo de investigación empleó una variedad de métodos estadísticos robustos para tener en cuenta estas diferencias.
Dumas subraya que los resultados no indican necesariamente una necesidad inmediata de cambiar las directrices. "Es muy difícil porque la adrenalina a dosis bajas parece tener un buen impacto en los primeros minutos, pero parece más perjudicial si se utiliza más adelante", señala.
Por ello, entiende que "sería peligroso incriminar completamente a este medicamento", ya que podría ser útil para ciertos pacientes en determinadas circunstancias. "Se trata de un estudio más que apunta fuertemente a la necesidad de estudiar más la epinefrina en los animales y en ensayos aleatorios", concluye.
La epinefrina, también conocida como adrenalina, es una hormona que estimula el corazón y promueve el flujo de la sangre. Directrices internacionales actuales recomiendan la administración de 1 mg de adrenalina cada 3-5 minutos durante la reanimación cardíaca.
"El papel de la epinefrina es cada vez más cuestionable en el paro cardíaco", afirma la autora principal del estudio, Florencia Dumas, del Centro de Investigación Cardiovascular de París, en Francia. "Tenemos que evaluar constantemente nuestros procedimientos y protocolos para asegurarnos de que el uso de la epinefrina es eficaz y se realiza en el momento correcto", añade.
Según Dumas, los resultados del estudio se suman a la creciente evidencia que sugiere que el fármaco perjudica las posibilidades de sobrevivir con la función cerebral intacta, a pesar de sus efectos en el reinicio del corazón, es decir, del retorno de la circulación espontánea o ROSC, por sus siglas en inglés.
Dumas y sus colegas analizaron los registros hospitalarios de más de 1.500 personas ingresadas en un hospital parisino durante un período de 12 años. Los pacientes incluidos en el análisis habían sufrido un paro cardíaco fuera del hospital, se les había reanimado y logrado ROSC. Casi tres cuartas partes de ellos habían recibido al menos una dosis de epinefrina.
El 63% de los pacientes que no recibieron epinefrina obtuvieron el alta con el funcionamiento cerebral normal, en comparación con sólo el 19%d e aquéllos a los que se administró el fármaco. A los pacientes que recibieron dosis más altas de epinefrina les fue peor que a aquéllos con dosis más bajas. En comparación con las personas a las que no se les administró epinefrina, aquellas que recibieron una dosis de 1 miligramo fueron un 52% más propensas a un mal resultado y las que recibieron 5 miligramos o dosis más grandes, un 77% más propensas a registrar un mal resultado.
El tiempo también parece ser un factor importante, puesto que aquellos que recibieron epinefrina en las últimas etapas de reanimación presentaban más probabilidades de morir que los que recibieron su primera dosis de epinefrina poco después de desmayarse. Los efectos adversos del medicamento parecían no verse afectados por el uso de tratamientos médicos posteriores al de reanimación, como las técnicas para enfriar el cuerpo con el fin de reducir el daño a los tejidos o las intervenciones para restaurar el flujo de sangre a través de las arterias bloqueadas.
Los pacientes que no fueron tratados con epinefrina normalmente poseían otras características que mejoraron sus perspectivas. Por ejemplo, generalmente eran más jóvenes y tenían más probabilidades de haber estado cerca de un testigo cuando se derrumbaron, pero el equipo de investigación empleó una variedad de métodos estadísticos robustos para tener en cuenta estas diferencias.
Dumas subraya que los resultados no indican necesariamente una necesidad inmediata de cambiar las directrices. "Es muy difícil porque la adrenalina a dosis bajas parece tener un buen impacto en los primeros minutos, pero parece más perjudicial si se utiliza más adelante", señala.
Por ello, entiende que "sería peligroso incriminar completamente a este medicamento", ya que podría ser útil para ciertos pacientes en determinadas circunstancias. "Se trata de un estudio más que apunta fuertemente a la necesidad de estudiar más la epinefrina en los animales y en ensayos aleatorios", concluye.
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