Incumplimiento en el 30% de depresión resistente

La falta de adherencia al tratamiento y los síntomas residuales favorecen la depresión resistente.

Ángeles Gómez. Madrid | dmredaccion@diariomedico.com | 27/07/2015 00:00

Miquel Roca, Guillermo Lahera y Manuel Bousoño, ponentes del simposio 'La letra pequeña de la depresión'. (Ángeles Gómez)

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Los antidepresivos actuales son muy eficaces y tienen menos efectos adversos que los que se utilizaban hace unos años. "Son fármacos limpios, que no generan dependencia, pero están estigmatizados", sostiene Manuel Bousoño, profesor de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo. Tal vez este sea uno de los factores que ayuden a explicar "el incumplimiento terapéutico, que se encuentra detrás del 30 por ciento de los casos de depresión resistente", añade Guillermo Lahera, del Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria.

El recelo que suscitan los antidepresivos, incluso entre los médicos, y los problemas para que la sociedad considere la depresión como una enfermedad más, con sus bases fisiopatológicas, conduce a situaciones impensables en otros procesos. "¿Podríamos admitir que el 50 por ciento de los pacientes de cáncer estuviese sin tratar?", reflexiona el profesor Miquel Roca, de la Red de Investigación en Actividades Preventivas y de Promoción de la Salud de la Universidad de las Islas Baleares.

Además, Bousoño recuerda que en muchos casos no bastará con un sólo fármaco y también "conviene asociar psicoterapia".

Instaurar el tratamiento temprano, y cumplirlo, es relevante porque, como advierte el profesor asturiano, "a mayor número de días de depresión no tratada, se producen más alteraciones del hipocampo. Esto, unido a que cada episodio provoca estas alteraciones, lleva a que a lo largo del tiempo esa atrofia del hipocampo sea tan importante que ya no se recupera".

Síntomas residuales
Aunque la mayoría de los pacientes responden bien a la terapia, sólo un 30 por ciento se curan. Por eso, Bousoño insiste en que "los pacientes que han sufrido tres episodios depresivos tienen que seguir con la terapia". Los expertos advierten de la importancia que hay que prestar a los síntomas residuales, ya que orientan sobre cuál será la evolución. Según Lahera, "son síntomas a los que los pacientes no conceden demasiada importancia, como olvidos, distracciones, sensación de estar en una nube... Pero no hay que infravalorarlos porque se asocian con un mayor riesgo de recaídas".

Para atajar esos síntomas, el investigador subraya la necesidad de "adelantar la reevaluación del tratamiento", en la misma línea que indica la Guía del Ministerio de Sanidad de Depresión. "Deberíamos evaluar la eficacia del tratamiento entre la segunda y la cuarta semana y no entre la sexta y la octava".

Los expertos han analizado estos aspectos en el seminario La letra pequeña de la depresión, organizado por Lundbeck, y en el que han ido más allá de los aspectos médicos para insistir en el impacto social de esta enfermedad, cuya incidencia aumenta "a medida que los países avanzan más en su desarrollo".

Una forma de contener su avance es identificar grupos de riesgo (dependiendo de factores psicosociales, genéticos, sexo, etc.). Apuestan por unificar criterios diagnósticos y terapéuticos. "Debemos aspirar a una psiquiatría lo más científica posible. La lotería de las corrientes psiquiátricas es una escena del pasado", reclama Miquel Roca.