DÍA MUNDIAL DEL CORAZÓN
Corazón libre de riesgos
A pesar de los avances experimentados en los últimos años, las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de muerte en todo el mundo. Las previsiones no son muy esperanzadoras debido a que la patología cardiovascular está alcanzando proporciones épicas en estos países menos desarrollados. De ahí que la Federación Mundial del Corazón-FMC con el apoyo de la OMS y la UNESCO designara el 29 de septiembre del 2000 como el primer Día Mundial del Corazón.
Nekane Lauzirika | 28 - Septiembre - 2016 16:42 h.
Las campañas de prevención y educación en hábitos saludables frente a la enfermedad cardiovascular que se están llevando a cabo en nuestro país no están dando los resultados esperados. “Algo estamos haciendo mal; fallamos porque la ciudadanía conoce muy bien la teoría pero no la aplica. Los pacientes tienen que comprometerse y responsabilizarse también de su propia salud”, indica el doctor Carlos Macaya, presidente de la Federación Española de Cardiología (FEC), una de las sociedades que lidera en nuestro país la prevención de la dolencia cardiovascular por medio de campañas dirigidas a la promoción de una vida saludable, y a la búsqueda de compromisos tanto de las grandes multinacionales como de las instituciones públicas.
Por tipología de enfermedades cardiovasculares, las cerebrovasculares continúan situándose como las más mortales, causando el 23% del total de defunciones cardiovasculares —aunque existe una tendencia a la baja en esta patología: un 5% desde 2004—. El 18% de las muertes se producen por lo que el informe del INE denomina como "otras enfermedades del corazón". Entre ellas, la insuficiencia cardiaca se mantiene como la tercera causa de defunción —con un 15% del total de fallecimientos cardiovasculares—, seguida de "otras enfermedades isquémicas del corazón (14%) y del infarto agudo de miocardio (14%)".
En los últimos 10 años las enfermedades hipertensivas son las que más han aumentado, doblándose el número de defunciones debido a esta causa, pues mientras en 2004 representaban el 5% de los fallecimientos cardiovasculares, actualmente son ya el 10%, alerta el doctor Andrés Íñiguez, presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), al tiempo que se refiere a como en la última década se ha constatado que la mortalidad por enfermedad cardiovascular es la que más disminuye. “Esta paulatina reducción se debe, seguramente, al elevado nivel y calidad de la atención cardiológica de España, al esfuerzo de sus profesionales, y a la introducción de innovación como fuente de mayor efectividad y eficiencia en el sistema de salud”, explica el presidente de la SEC, en plena sintonía con el doctor Carlos Macaya.
Mensajes erróneos
Para el doctor Andrés Íñiguez se está trasladando un mensaje erróneo a la población sobre la incidencia de la patología cardiovascular. “Paradójicamente, en paralelo a la tendencia a la baja de la mortalidad hay también una disposición creciente hacia el aumento de la incidencia de estas dolencias, por lo que no basta con el buen trabajo que llevamos a cabo en Cardiología. Que uno de cada tres españoles continúe falleciendo por afecciones cardiovasculares, en gran medida evitables, es un indicador de que aún nos falta mucho trabajo por llevar a cabo para evitar que sigamos enfermando, y demasiado, por esta causa”, subraya contundente el presidente de la SEC. “Debemos cambiar el mensaje que dirigimos a la población si realmente queremos incidir en el verdadero problema, que no es exclusivamente el tratamiento agudo del paciente, sino la prevención para que no aparezca la enfermedad”, recalca Íñiguez.
Por género, el 32,84% de las muertes de mujeres estuvieron motivadas por dolencias relacionadas con el sistema circulatorio (63.812 en total), mientras que en los varones el porcentaje se situó en el 25,58% (53.581 defunciones).
Sin embargo, la mujer es quien más ha logrado rebajar el número de defunciones por causa cardiovascular: en el año 2004 la mortalidad femenina fue del 38,14%, frente al 28,91% de la masculina. "Otra de las falsas percepciones que existe entre la población es que estas dolencias afectan más a los varones. Se sigue creyendo que la principal causa de muerte en la mujer es el cáncer cuando en realidad es la enfermedad cardiovascular. Esta errónea idea en la sociedad hace que no tenga conciencia de la importancia ni de la trascendencia de esta patología en la mujer; ello motiva que en ocasiones acuda más tarde a recibir asistencia y tal vez, por la peculiaridad de género, algunos síntomas sean más difíciles de detectar y reciban una asistencia que probablemente podría ser mejor y más precoz si se tuviera esa conciencia de que esta enfermedad es tan importante en las mujeres como en los hombresˮ, explica con vehemencia el doctor Andrés Íñiguez.
En hombres y mujeres
Las enfermedades cerebrovasculares son la causa más frecuente de muerte tanto en hombres como en mujeres. El infarto es más común entre ellos, que se sitúa como la segunda causa de fallecimiento (en la mujer, se sitúa como sexta causa). La insuficiencia cardiaca provoca más defunciones entre las mujeres (en ellas es la tercera causa; mientras que es la quinta causa de muerte en ellos).
Desde la Fundación Española del Corazón (FEC) advierten de que el número de cardiópatas sigue creciendo por el incremento de la incidencia de los principales factores de riesgo cardiovascular: diabetes, hipertensión, tabaquismo, colesterol elevado sedentarismo y obesidad. "Hay que seguir insistiendo a la sociedad en mensajes como que el 80% de las enfermedades del corazón y hasta el 90% de los infartos podrían prevenirse con un estilo de vida más saludable, realizando más ejercicio físico y vigilando nuestra dieta", explica Macaya, presidente de la Fundación. “De hecho, el 30% de los casos que se ven en las Urgencias de los centros españoles se deben a problemas cardiovasculares, no solo a anginas de pecho e infartos; llegan también insuficiencias cardíacas y, sobre todo, pacientes mayores con comorbilidades y casi todos tienen dolencias cardiovasculares que, además del perjuicio personal y familiar, originan un gasto importante al sistema sanitario, directo en atención e indirecto en tratamientos, bajas laborales, etc”, reflexiona Macaya.
Aumentan los factores de riesgo
Tampoco manifiesta la menor duda de que el estilo de vida es determinante para el riesgo de estas dolencias Valentín Fuster, presidente del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC), centro de investigación de excelencia reconocido internacionalmente. “En general están aumentando los factores de riesgo por el estilo de vida que llevamos, tanto mujeres como hombres. Cada vez somos más sedentarios y se impone una dieta peor, que es lo que se está intentando cambiar con iniciativas de promoción de la salud como las que organizamos en la Fundación Pro CNIC, el propio CNIC y el Hospital Mount Sinai, así como muchas otras entidades involucradas en el cuidado de la salud”, subraya el cardiólogo que compagina la dirección del CNIC de Madrid con “Physician-in-Chief” del Mount Sinai Medical Center de Nueva York.
En este sentido, en el CNIC están trabajando intensamente en la prevención de la enfermedad CV mujer. Tienen en marcha la campaña “Mujeres por el corazón”, un proyecto que nace con el fin de informar a la mujer sobre a la importancia de cuidar la salud cardiovascular y contribuir a prevenir las enfermedades que afectan al corazón. “Se trata de una iniciativa con la que se pretende concienciar a la población femenina sobre la importancia del reconocimiento precoz de los síntomas y la necesidad de mantener un estilo de vida saludable que ayude a reducir el impacto de esta enfermedad en la mujer ya que, actualmente, es la primera causa de mortalidad entre las mujeres en España. La campaña está teniendo muy buena aceptación y estamos ampliándola a todo el territorio nacional”, apunta el director del Centro de Investigación madrileño.
A juicio del doctor Macaya, el esfuerzo puesto por las sociedades médicas, industria farmacéutica e instituciones públicas en el avance y desarrollo de fármacos y técnicas de tratamiento de la enfermedad, debe continuar, “con más ahínco si cabe en campañas de prevención y en medidas más estrictas como la reducción de la sal y del azúcar en los alimentos o el aumento de las restricciones tabáquicas”.
Prevenir la enfermedad arterioesclerótica
En esta línea, desde el CNIC insisten en señalar que lo importante es prevenir la enfermedad arterioesclerótica y esto se consigue tratando los factores de riesgo más importantes, causantes del 95% de los infartos de corazón o cerebrales. “En cuanto a los genes, no hay duda de que entre 100 fumadores, 60 pueden sufrir un infarto de miocardio y 40 no. Aquí entra la genética, pero no se puede afirmar que sea la causa de la enfermedad o que solo se dirija a aquellos que tienen factores de riesgo. Desde luego que hay patologías que pueden dar lugar al infarto desde un punto de vista genético, pero en general se produce por esos seis factores de riesgo: obesidad, presión arterial alta, el colesterol y glucosa elevada, el tabaco y la falta de ejercicio físico”, señala Fuster.
Pero la prevención de la enfermedad cardiovascular, y las de muchas otras, tienen mucho que ver con el concepto de educación en salud, sobre todo a edades muy tempranas, a partir de los 3 años, que es cuando realmente se puede influir en los hábitos y podemos crear ambiente saludable, pero sin olvidarnos de los adultos. Argumentos compartidos por los doctores Macaya e Íñiguez, quienes son conscientes de que los hábitos saludables deben ser inculcados en edades iniciales de la vida. “Es difícil cambiar las costumbres a partir de determinada edad. Hay que ir a las escuelas e informar de la importancia de unos hábitos saludables en general, no solo cardiosaludables. Las campañas no solo hay que hacerlas con los chicos y chicas, sino también con los padres. En este sentido, los chavales pueden ser agentes de salud e inculcar a los mayores lo que aprenden en los colegios. Los pacientes con los que hablamos nosotros en las consultas tienen ya sus costumbres fijas y es muy complicado que las varíen”, apuntan al unísono los cardiólogos.
Los presidentes de la SEC y de la FEC se refieren también a la necesidad de conseguir una mejor coordinación entre médicos de atención primaria (AP) y los especialistas. “Los facultativos de familia deben jugar un papel fundamental en la prevención y también en el tratamiento de las dolencias cardiovasculares y aunque la relación entre los dos niveles asistenciales ha mejorado notablemente en los últimos años, todavía queda mucho camino por recorrer para que no se produzca ningún discontinuo entre ambos. Debe existir fluidez en la comunicación permanente para mejorar el trabajo que realizamos. Sí, hemos avanzado pero todavía hay que mejorar. Hemos de tener más conexión a la hora de remitir los pacientes de primaria a la especializada; sobre qué pruebas pueden solicitar desde la AP directamente, porque las enfermedades cardiovasculares no solo tienen un coste humano, sino también sanitario”, insiste en señalar el doctor Macaya. “Son patologías que se alivian pero no se curan; se cronifican”.
Macaya no deja pasar por alto el papel que debe jugar la Enfermería en la asistencia de los pacientes crónicos, como son los cardiópatas. “Tienen una función clave en la educación sanitaria, en el cuidado de estos enfermos. El médico especialista tiene una dedicación limitada y debe ser utilizado para lo que realmente ha sido formado: para diagnosticar y tratar procesos concretos y puntuales, pero en el SNS en Cardiología, y otras especialidades, necesitaríamos involucrar más a la Enfermería, lo que facilitaría más el manejo de la cronicidad en patologías cardiovasculares y otras enfermedades como las del pulmón, neurodegenerativas, etc”.
Intervención en la población
Desde el CNIC están trabajando en la prevención de la enfermedad cardiovascular a través de la intervención directa sobre la población. “Siguiendo el modelo de Alcohólicos Anónimos, hemos diseñado un sencillo programa de intervención comunitaria de promoción de la salud integral, similar a las terapias de grupo, y hemos visto que logra un claro beneficio en el control de los 5 factores de riesgo cardiovasculares más relevantes (tensión arterial, ejercicio, peso, dieta y tabaco)”, explica Fuster. Este proyecto, llamado Programa Fifty-Fifty, es el primer ensayo clínico aleatorizado y con grupo control que confirma que educar a los adultos en conocimientos, habilidades y actitudes sobre un estilo de vida saludable acompañado además de soporte y ayuda mutuos -el apoyo entre iguales-, mejora los hábitos de salud cardiovascular y el autocontrol de los factores de riesgo.
“Por otro lado, pero íntimamente relacionado, la ciencia ha demostrado que la mejor edad para la promoción de la salud es entre los 3 y los 6 años. Esto ha hecho que pongamos en marcha iniciativas como el Programa SÍ! y otras similares que han llegado incluso a EE.UU. A través de charlas contamos no solo lo que se debe o no se debe hacer, sino que somos conscientes de que el niño tiene que entender por qué. Y entonces lo asume. Una primera parte está destinada a explicar al niño cómo funcionamos y así comprende perfectamente cómo funciona nuestro cuerpo; y por tanto, por qué es importante el ejercicio físico y una nutrición correcta. Y además es útil no solo para el niño, sino para su familia, porque el niño puede influir muchísimo en el comportamiento de sus padres. Estamos haciéndolo y con muy buenos resultados en niños de entre 3 y 6 años, que es cuando realmente podemos influir en los hábitos y podemos crear ambiente saludable”, recalca Fuster.
Con este mismo hilo argumental señala que “además sabemos que los factores de riesgo van actuando a lo largo de los años de manera silenciosa. Ese es el gran problema por el que no llegamos a tiempo. En las sociedades occidentales, solo el 2% de la población no presenta ningún factor de riesgo. Conocemos cómo modificarlos pero, ¿lo hacemos? El mensaje que debe llegar a la población general es claro: cuidar de nuestra salud es una cuestión de responsabilidad individual y de un cambio general de actitud y de estilos de vida. Y hay que insistir en un mensaje fundamental: Nunca es tarde para cuidarse”, añade el director del CNIC, Valentín Fuster.
Investigación puntera
En relación a la calidad asistencial que se presta en el SNS a los pacientes con enfermedad cardiovascular, los expertos coinciden en señalar que se encuentra en unos niveles excelentes, comparables a cualquiera de los países más avanzados de nuestro entorno. “La especialidad en España tiene un magnífico nivel de conocimiento e investigación; los profesionales son muy buenos y la Cardiología que se aplica es muy vanguardista; de primera línea. Además, aquí se celebran algunos de los congresos más importantes del mundo. Esto no quiere decir que no exista posibilidad de mejora como en todo, pero nuestro nivel es de primera y la contribución española a la investigación es magnífica. No hace falta más que ver el porcentaje de trabajos científicos que se presentan en los mejores congresos de Cardiología del mundo”, asienten los presidentes de la SEC y la FEC.
En este mismo sentido se manifiesta el cardiólogo Valentín Fuster, para quien la investigación española ocupa asimismo un puesto de relevancia dentro de la investigación mundial y a ello ha contribuido notablemente “el trabajo que hacemos en el CNIC, como refleja nuestra presencia habitual en las publicaciones científicas más relevantes y en los foros científicos internacionales. Así lo demuestra el hecho de que el pasado año el CNIC haya ocupado el primer puesto entre las entidades españolas más destacadas que participan en el Reto social 1: Salud, Cambio demográfico y bienestar, englobado dentro del Programa Horizonte 2020 o que la Secretaría de Estado de I+D+i haya concedido al CNIC la renovación de su acreditación Severo Ochoa”, explica.
Sobre el apoyo de la Administración sanitaria pública a la demandas de los cardiólogos, el doctor Íñiguez considera que las opiniones de las sociedades científicas tendrían que ser tenidas más en cuenta por las autoridades que rigen la Sanidad pública. “Si hicieran más caso al criterio profesional de las organizaciones en la toma de decisiones y se guiaran menos por planteamientos políticos que siempre son cortoplacistas, tanto el sistema sanitario como los pacientes saldrían ganando”, remacha.
Porque, a juicio del presidente de la SEC, las Sociedades Científicas tienen un papel importantísimo como agentes consultores, vertebradores de la asistencia de calidad de los enfermos. “Nuestro deseo es que sean consideradas como lo que son: interlocutores privilegiadas de cara a facilitar y mejorar la toma de decisiones en la planificación sanitaria, principalmente para agilizar lo que le puede dar al ciudadano en calidad asistencial”, apostilla Íñiguez, en plena sintonía con el doctor Macaya.
Apoyo de la Administración
En relación a la necesidad de mayor apoyo por parte de la Administración, el doctor Fuster es contundente.“Evidentemente que para investigar es necesario tener recursos, pero yo también puedo decir que el dinero y los recursos no lo son todo en ciencia. El CNIC no ha tenido una situación muy diferente a la de otros centros en cuanto a los recortes económicos, pero contamos con personas muy sacrificadas, que tiene asimilado que trabajan para una institución, no para ellos mismos. No puedo negar que para nosotros también ha sido un momento difícil. Hemos recortado, pero nada de esto ha afectado a lo que era prioritario”.
Desde la SEC y la FEC coinciden en líneas generales con el director del CNIC, pero recuerdan que en la práctica diaria “la Cardiología es una especialidad que precisa de mucha tecnología, que avanza a marchas aceleradas, mientras que en los últimos años la renovación de equipos en los centros ha sido más pobre, aunque nos hayamos ido arreglando. Pero es cierto que los próximos dos o tres años se precisará en diferentes centros de un recambio tecnológico para no entrar en la obsolescencia de los equipos. Los próximos años serán decisivos para que los recursos materiales sean los necesarios; ya estamos viendo equipos obsoletos. A día de hoy todavía nos arreglamos, pero esta obsolescencia tecnológica sí que puede ser una amenaza”, advierte Macaya.
Como presidentes de las dos Sociedades científicas más representativas en Cardiología, Íñiguez y Macaya piden a la Administración sanitaria que trabaje conjuntamente con todas las asociaciones que están potenciando la salud cardiovascular, “que busquemos sinergias entre todas las instituciones, que somos varias, las que tenemos la misma misión: potenciar la salud cardiovascular. Sabemos lo que hay que hacer, porque hemos realizado un exhaustivo diagnóstico, por lo que le demandamos a la Administración su colaboración y que nos facilite las herramientas necesarias para difundir entre la ciudadanía los mensajes de hábitos de vida saludable para frenar esta enfermedad; que acceda a las escuelas y se utilicen los medios de comunicación para llegar a todos los hogares y que estén bien informados y dispongan de una mayor educación sanitaria y se incrementen las medidas y hábitos sanitarios”, reclaman.
Porque mientras desgraciadamente en muchas patologías no se pueden prevenir, en el caso de las cardiovasculares, “primera causa de muerte en España”, recalcan los expertos, la prevención sí es posible: llevando una alimentación equilibrada, ejercicio físico, evitando el sobrepeso, controlando la hipertensión y la diabetes, dejando de fumar y moderando el consumo de alcohol. “Algo no demasiado difícil, y que, sin embargo, no lo realizamos”, concluyen Íñiguez y Macaya.
MORTALIDAD POR COMUNIDAD AUTÓNOMA
La media española de muerte por enfermedad cardiovascular en los datos de 2014 era del 29,66%, aunque en las comunidades autónomas (CC.AA.) su incidencia sea bastante dispar.
Las comunidades que están por encima de esta media española:
- Ceuta, Andalucía, Galicia, Asturias, Extremadura, Melilla, La Rioja, Valencia, Aragón y Castilla y León.
Mientras que las que se sitúan por debajo de la media:
- Murcia, Islas Baleares, Castilla La Mancha, Cantabria, Catalunya, Navarra, País Vasco, Madrid y Canarias.
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