jueves, 22 de septiembre de 2016

Firma transcriptómica de dos genes discrimina la infección bacteriana de la viral - DiarioMedico.com

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EN NIÑOS CON FIEBRE

Firma transcriptómica de dos genes discrimina la infección bacteriana de la viral

Primer pasao hacia un test a pie de cama, que podría probarse en un año, y evitaría la administración inadecuada de antibióticos a los niños.
María R.Lagoa. Vigo   |  22/09/2016 15:38
 
 

Federico Martinón
Federico Martinón y su grupo de investigadores. (CHUS)
Discernir con seguridad si se trata de una infección viral o bacteriana lo que provoca la fiebre de un niño que llega al hospital continúa siendo una asignatura pendiente de la medicina actual. Lo cierto es que la mayoría de los niños que ingresan en esta situación padecen infecciones virales, pero el hecho de que en algunos casos el origen sea bacteriano y pueda haber un resultado de muerte o de secuelas importantes, aboca a los profesionales a utilizar antibióticos como buena práctica clínica en aras de la protección del paciente; una sepsis o una meningitis bacteriana pueden tener un curso fulminante, por lo que el médico tiene que actuar en un margen de pocas horas.
Una investigación internacional dirigida por el Imperial College, en Londres, y que en España coordina Federico Martinón, pediatra del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela, busca un test que pueda realizarse a pie de cama y que, de una forma rápida y segura, permita al médico tomar una decisión, evitando el uso injustificado de antibióticos. Los investigadores acaban de dar un paso esencial al encontrar una firma transcriptómica de sólo dos genes que discrimina la infección vírica de la bacteriana en niños con fiebre. Los resultados se han publicado recientemente en The Journal of the American Medical Association(JAMA).
"Por primera vez un estudio encuentra lo que podría considerarse como el santo grial en el terreno de la infectología", comenta gráficamente Martinón, quien considera que es un primer paso "robusto" de cara a confeccionar un test que sirva para la práctica clínica, lo que considera factible porque se trata sólo de dos transcritos. De hecho, la previsión es comenzar a probarlo en aproximadamente un año. Antes, habrá que adaptar el hallazgo a una tecnología que abra la puerta a su uso generalizado y hacer una validación prospectiva para verificar el comportamiento de esta señal en los pacientes dudosos, que es ahora el principal reto.
El trabajo publicado en JAMA, desarrollado en hospitales españoles, ingleses, holandeses y americanos, incluyó más de 350 niños menores de 5 años, que presentaban fiebre secundaria a diversas causas bien establecidas: infecciones bacterianas, víricas o fiebre por enfermedades inflamatorias. En ellos, se determinó el patrón de expresión funcional genética mediante el análisis de sus transcriptomas y, posteriormente, se seleccionaron los genes que permitían diferenciar unos pacientes de otros y hacer una selección de los que de una forma más sencilla y fiable facilitasen el diagnóstico. En principio, se identificaron 38 transcritos (señales de ARN mensajero) pero la investigación depuró finalmente dos, que tienen una sensibilidad del cien por cien y una especificidad del 96,4 por ciento.
Los beneficios de este método serían claros para los niños, el sistema sanitario y para afrontar el problema que hoy existe con el uso indiscriminado y preventivo de antibióticos, que ha conducido a la aparición de los superbichos (superbugs). Federico Martinón significa que, dentro de este trabajo, sólo el 46 por ciento de los niños del grupo de pacientes dudosos tenía una infección bacteriana, "lo que significa que si se confirma la validez de nuestra firma, podría evitarse la administración de antibióticos en uno de cada dos niños que llegan al hospital con fiebre".
La necesidad de hallar un sistema rápido está justificada porque el "gold standard" actual es realizar cultivos a partir de sangre o de otros fluidos habitualmente estériles (como el líquido cefalorraquídeo), un procedimiento que puede tardar días en conseguir resultados o que dan negativo cuando la infección reside en lugares inaccesibles. Sólo en el CHUS se atienden 33.000 urgencias pediátricas cada año y aproximadamente el 60 por ciento se presentan con fiebre, siendo los profesionales del servicio de urgencias quienes deben decidir si prescriben o no antibióticos.
Con Martinón, en España, ha trabajado Antonio Salas, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago y coordinador del grupo GenPoB del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (IDIS).

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