lunes, 5 de septiembre de 2016

La madurez, preventiva en trastornos psiquiátricos - DiarioMedico.com

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'PSIQUIATRÍA EN LA VIDA COTIDIANA'

La madurez, preventiva en trastornos psiquiátricos

La prudencia y el buen juicio pueden entrenarse mediante el autoconocimiento y prevendrían de algunos trastornos mentales.
Pilar Laguna. Murcia | redaccion@diariomedico.com   |  05/09/2016 00:00
 
 

Luis Gutiérrez Rojas
Luis Gutiérrez Rojas, psiquiatra del Complejo Hospitalario de Granada. (Pilar Laguna)
"La persona madura sabe lo que quiere, lucha por ello con perseverancia y disfruta de la tarea que tiene por delante", dice Luis Gutiérrez Rojas, psiquiatra del Complejo Hospitalario y profesor en la Universidad de Granada, que en contraposición a esos rasgos define al inmaduro como una persona "con complejo de inferioridad, sentimiento de culpa perpetuo, cansado de no conseguir metas en la vida y de fracasar, pues al no conocerse no sabe en qué ha fallado y qué hacer para no equivocarse de nuevo".
Durante su intervención en el curso de verano Psiquiatría en la vida cotidiana, organizado por la Universidad del Mar de Murcia, en colaboración con la Fundación de Estudios Médicos de Molina, Gutiérrez Rojas ha afirmado que en la persona madura las cogniciones dominan de forma adecuada (nunca excesiva) a los afectos, mientras que la voluntad ejerce como un eje que equilibra ambos frentes. El maduro no se dejaría llevar por sentimientos pasajeros y consigue lo que se propone con menos esfuerzo que otros en los que los sentimientos (deseos) "dominan los pensamientos y corrompen la voluntad".
Las personas inmaduras son más propensas a sufrir determinadas dolencias psíquicas. "Intentar alcanzar la madurez sirve para prevenir trastornos del espectro neurótico. Sabemos que hay una gran asociación entre rasgos de inmadurez y cuadros psiquiátricos como ansiedad generalizada, distimia, trastornos psicosomáticos y disociativos". No es que las personas maduras no sufran trastornos, sino que tienen más capacidad para afrontarlos y sobrellevarlos. "Y cuanto más inmadura es la persona más cerca estará de los trastornos graves de la personalidad, como trastornos límite, narcisismo y sociopatías, propios de personalidades desequilibradas, incoherentes y con percepción de la realidad tan patológica que pueden confundirse con una psicosis".
También habría una relación directa entre inmadurez y distimia; personas con cuadros depresivos leves y crónicos que viven apesadumbradas, con angustia vital y cuadros psicosomáticos. Esto no significa que los maduros sean siempre triunfadores y los inmaduros sean fracasados. "Sabemos que en la adolescencia se forja el carácter y determinados rasgos cogen fuerza y moldean lo que seremos en el futuro. En la mayoría de edad es esencial dedicar tiempo al autoconocimiento, a distinguir fortalezas y limitaciones".
Según Gutiérrez, el juicioso comprende mejor las causas de sus fracasos, no los exagera y sabe convivir con ellos; pero el inmaduro busca culpables, no encuentra soluciones y sufre de manera excesiva ante dificultades de la vida que, objetivamente, tienen escasa entidad. "El maduro ejerce la voluntad y consigue lo que se propone porque, como se conoce muy bien, se pone metas asequibles a sus capacidades". El inmaduro vive inmerso en miles de planes absurdos que están muy por encima -o por debajo- de sus capacidades. No ser capaz de hacer nada le produce un estado de frustración crónica o una indefensión aprendida.
Según Gutiérrez Rojas, las personas cambian continuamente y, al igual que se puede empeorar en algunos aspectos, se puede mejorar en otros. "No se termina de madurar nunca, se avanza y se retrocede, y no se puede decir rotundamente que se ha madurado; y ciertos rasgos de inmadurez aparecen con fuerza en la vejez".

¿Qué significa 'tener cabeza'?

¿Serían más inteligentes las personas maduras que las inmaduras? El psiquiatra Luis González Rojas dice que no. "Tener las ideas claras no tiene tanto que ver con la inteligencia sino con la capacidad de saber quiénes somos, qué es lo que queremos, qué está bien y qué está mal, y cómo vamos a conseguir lo que queremos hacer". De hecho, lo que llamamos "tener cabeza" no tiene que ver con la inteligencia: hay gente muy torpe con las ideas claras y gente muy inteligente con muy poco sentido común. La inteligencia es algo bastante innato, y más difícil de modular, pero las personas maduras se caracterizan precisamente por ejercer su voluntad para conseguir lo que quieren y saber prever la trayectoria desde un propósito inicial hasta alcanzar los resultados. Y si se estrellan, suelen volver a empezar, sin reconcomerse en su desgracia.

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