La supervivencia del niño con cáncer se sitúa en un 80 por ciento

La supervivencia de los niños con cáncer ha aumentado un 43 por ciento en los últimos 20 años, según los últimos datos de 2004 del Registro Nacional de Tumores Infantiles, a la espera de ofrecer las últimas cifras de 2007.

Raquel Serrano. Madrid | raquelserrano@diariomedico.com | 30/04/2013 14:04

De izquierda a derecha: Ángela Navarro, Luis Madero, Tomás Acha y Rafael Peris. (Planner Media)

Desde la creación de este registro, en 1980, los profesionales han observado cómo las supervivencia ha pasado de un 40-50 por ciento hasta el 77-80 por ciento actual a los cinco años del diagnóstico, "cifras de supervivencia equiparables a la media europea", según Rafael Peris, director del Registro Nacional de Tumores Infantiles de la Sociedad Española de Hematología y Oncología Pediátrica (SEHOP), que ha participado en un encuentro en el que se han dado a conocer la incidencia y control del cáncer infantil en la población española. Según las mismas fuentes, en España se diagnostican 1.100 nuevos casos de cáncer en niños con edades comprendidas entre los 0 y los 14 años, lo que supone 155 afectados por millón de niños. Las leucemias, con un tercio de afectación, los tumores del sistema nervioso central, con un 19,6 por ciento, los linfomas, con un 13,6 por ciento, y los neuroblastomas, con un 9 por ciento, son los procesos neoplásicos más frecuentes.

Apoyo al incremento
Los factores que han favorecido el aumento progresivo de la supervivencia son variados pero, según Tomás Acha, presidente de la SEHOP, se resumen en uno: la creación de unidades de oncología pediátrica "que disponen de equipos ubicados en centros especializados con asistencia multidisciplinar con protocolos que ofrecen los métodos de diagnóstico y terapias más adecuadas, además de hacerse cargo de las complicaciones derivadas de las mismas". En este punto, Luis Madero, presidente de la Fundación Española de Pediatría y jefe del Servicio de Oncología Pediátrica del Hospital Niño Jesús de Madrid, ha insistido en la necesidad de que se reconozca que "los niños con cáncer deben ser tratados por especialistas, lo que supone el reconocimiento la oncología pediátrica como especialidad", una demanda histórica entre el colectivo médico que atiende a niños con cáncer. Actualmente, y según los expertos, se ha abierto el reconocimiento como área específica. Ángela Navarro, directora de Relaciones Institucionales de la Federación Española de Niños con Cáncer, también ha ratificado esta necesidad "puesto que es esencial que los niños sean tratados por profesionales especializados en oncología, a pesar de que los padres sabemos que nuestros hijos están con los mejores profesionales".

De la asistencia integral que se lleva a cabo en la unidades multidisciplinares de oncología infantil también forman parte otros avances que, según Acha, han sido decisivos en el aumento de la supervivencia: el avance en nuevos métodos diagnósticos de imagen más precisos como la resonancia magnética, la gammagrafía o el PET, así como la aplicación de tratamientos internacionales estandarizados y protocolizados. "Los futuros esfuerzos deben encaminarse hacia la participación total en protocolos terapéuticos internacionales, a través de la Sociedad Internacional de Oncología Pediátrica".

Invertir en ensayos clínicos
Otro de los desafíos se relacionan con el progresivo diseño de terapias personalizadas, similares a las que se están desarrollando en adultos, y basadas en la biología molecular, que actualmente son escasas en niños (tan sólo está plenamente instalado el tratamiento con imatinib), pero que "irán llegando en los próximos años y que darán lugar a abordajes más específicos y con menos efectos secundarios", según Madero.

Actualmente son pocas las unidades de oncología pediátrica que lleven a cabo ensayos en fases I y II. En el Niño Jesús, por ejemplo, se ha puesto en marcha una Unidad Clínica Asociada a través de un consorcio de colaboración con el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas con "el objetivo de llevar las moléculas en fase I y II, las mismas que en el adulto, al niño". Pero, habrá que superar, primero, obstáculos propios de pacientes pediátricos como sus características farmacocinéticas y farmacodinámicas diferentes y, además, animar a las farmacéuticas a interesarse por estos nichos, "teniendo en cuenta el rendimiento social, académico, intelectual, entre otros, que se obtiene con los niños y que los profesionales defendemos".