sábado, 31 de mayo de 2014

Consenso de enfermedad meningocóccica en la infancia y la adolescencia - IntraMed - Artículos

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26 MAY 14 | En latinoamerica
Consenso de enfermedad meningocóccica en la infancia y la adolescencia
La enfermedad meningocócica invasiva (EMI) es una infección grave que se produce en todo el mundo, causando cerca de 500000 casos y 50000 muertes anuales. La Neisseria meningitidis sigue siendo una de las principales causas de meningitis bacteriana en todas las edades.

Dres. Ricardo Walter Rüttimann, Angela Gentile, Mercedes Macias Parra, Xavier Saez-Llorens, Marco Aurelio Palazzi Safadi, and Maria Elena Santolaya
Pediatr Infect Dis J 2014; 33: 284–290
 






Los sistemas nacionales y regionales de vigilancia son fundamentales para valorar la epidemiología y la carga de enfermedad de la enfermedad meningococica invasiva (EMI), ya que la epidemiología de la EMI en América Latina no ha sido bien caracterizada y ocurren marcadas diferencias entre países. Por otra parte, la información no es uniforme y la calidad de los datos notificados es pobre en muchos países.

A pesar de la disponibilidad de vacunas seguras y eficaces contra la EMI, pocos países de la región han decidido poner en marcha un programa de inmunización sistemática a nivel nacional, con estas vacunas.

Después de varios brotes, sólo Brasil y Cuba han puesto en marcha un programa de vacunación rutinaria con la vacuna antimeningocócica conjugada MenC y las vacunas de la membrana externa de proteína B. Aunque algunas otras naciones de la región cuentan con programas de vacunación meningocócica, las disponibles se centran sólo en los grupos de alto riesgo y/o para el control de brotes esporádicos.

Para evaluar la epidemiología actual y el estado de vigilancia de la EMI en América Latina, así como para determinar cuál es la mejor manera de proteger a la población de futuros brotes, la Fundación para la Salud de América y la Lucha contra las Enfermedades Infecciosas en Países Emergentes, patrocinó recientemente una conferencia de consenso para proporcionar claridad y recomendaciones sobre estas cuestiones y para discutir de qué manera se utilizan los recursos de salud pública y las vacunas disponibles para reducir la incidencia de la enfermedad.

Un grupo de 6 expertos en enfermedades infecciosas (los autores de este artículo) de toda la región llevaron a cabo una revisión exhaustiva de la literatura para identificar artículos que (1) fueron publicados entre 2000-2013, (2) cubrieran aspectos de la enfermedad meningocócica en América Latina y/o directrices nacionales e internacionales para la prevención de la EMI, (3) se basan en ensayos clínicos o eran estudios observacionales y (4) proporcionan un protocolo claro y completo, así como una descripción de la población estudiada. Con esta base de evidencia, el grupo debatió sobre los temas identificados anteriormente y elaboró un documento de consenso.

El presente informe detalla la respuesta del panel a seis preguntas, que se explican a continuación.

¿Cuál es la situación actual de la vigilancia de enfermedad meningocóccica en américa latina?

El establecimiento de un sistema de vigilancia nacional y regional es crítico para evaluar la epidemiología y la carga de enfermedad de la EMI. También es de suma importancia para controlar el impacto de las vacunas.

El estándar de oro para el diagnóstico son las pruebas de laboratorio, confiando en los cultivos de líquido cefalorraquídeo, sangre u otros fluidos corporales normalmente estériles. La EMI exige la notificación obligatoria en América; sin embargo, los países utilizan diferentes sistemas de vigilancia. La vigilancia es principalmente pasiva y muchos países tienen un sistema con presentación periódica y detallada, mientras que otros países no, limitando de este modo la posibilidad de comparar la incidencia y las tasas de prevalencia.

En los países con un sistema pasivo bien establecido, como Argentina, Brasil, Chile y Uruguay, se reporta por lo menos un 50-60% de los aislamientos de todos los casos reportados en un año determinado. En la mayoría de los otros países, se provee sólo una pequeña proporción de los aislamientos, limitando la evaluación epidemiológica de las cepas circulantes.

El diagnóstico basado en el laboratorio de los casos sospechosos de EMI en América Latina se presenta casi exclusivamente a través de los cultivos, que tienen la ventaja de permitir la determinación de serogrupo y otras características del aislamiento meningocócico. Sin embargo, el uso previo de antibióticos es un factor de riesgo para la negatividad de los cultivos, lo que contribuye a una subestimación de la carga de enfermedad.

El uso de métodos moleculares para detectar ADN meningocócico de la sangre, líquido cefalorraquídeo, suero y otros fluidos estériles, utilizando reacción en cadena de la polimerasa (PCR) y PCR en tiempo real (RT-PCR), demostró ser una herramienta importante para la vigilancia (PCR) y para aumentar la exactitud del diagnóstico de meningitis bacteriana utilizada como una herramienta clínica (RT-PCR).

En algunos países desarrollados, como el Reino Unido, la PCR es un método de diagnóstico de rutina para los pacientes con meningitis, con > 50% de los casos de meningococo identificados por laboratorio confirmados por PCR solamente. El valor de la RT-PCR cuando se incorpora en la rutina de la salud pública en América Latina se demostró en São Paulo, Brasil que muestra un aumento en el rendimiento diagnóstico de la meningitis bacteriana en un 85% con respecto a lo estimado por el cultivo solo.

En ese estudio, el factor de riesgo principal para cultivos negativos y RT-PCR positiva fue el tratamiento antibiótico previo. Los resultados de otro sistema de vigilancia activa, prospectiva en México, donde se documentó una tasa de incidencia meningocócica superior en comparación con la información publicada anteriormente, refuerza la importancia de una adopción más amplia del uso de la PCR en la vigilancia de laboratorio microbiológico de rutina.

Aunque se han logrado avances, el panel considera que hay una clara necesidad de mejores sistemas de vigilancia en la región. El establecimiento de una vigilancia activa basada en sistemas centinela, junto con los sistemas pasivos, la incorporación de datos basados en la población y un mayor uso de técnicas de diagnóstico basadas en la biología molecular, serán cruciales para asegurar estimaciones precisas de la carga de enfermedad.

¿Cuál es la epidemiología y la carga de enfermedades meningocócicas en america latina?

N. meningitidis se ha convertido en la principal causa de meningitis bacteriana en los niños después de las drásticas reducciones en la incidencia de infecciones por Streptococcus pneumoniae y Haemophilus influenzae tipo b como resultado de la vacunación correspondiente. Aunque la incidencia anual es relativamente baja, las tasas de letalidad (10-15%) y secuelas (11-19%) entre los sobrevivientes son apreciables.

Las secuelas significativas incluyen amputación de extremidades o dígitos, cicatrices en la piel, discapacidades neurológicas y pérdida de audición. Aunque la incidencia es más alta en los bebés, las tasas de letalidad en los adolescentes son significativamente más altas (~20%). Los factores de riesgo más importantes para el desarrollo de EMI son la menor edad, el hacinamiento, el tabaquismo, la infección respiratoria concomitante y la inmunodeficiencia.

Las investigaciones sobre la portación del meningococo son cruciales para la comprensión de la dinámica de la transmisión y la epidemiología.

La portación meningocócica se supone que es común, con una prevalencia poblacional del 10% citada a menudo y varía con la edad y el lugar. La edad es el factor más importante en el establecimiento de la prevalencia de portación y es baja en los niños pequeños, aumentando a su máximo en adolescentes y adultos jóvenes y, posteriormente, disminuye en los de mayor edad.

Las altas tasas de portación también se encontraron en los contactos hogareños de las personas con la enfermedad, en el personal militar y en condiciones de vida hacinada (por ejemplo, residencias de estudiantes, prisiones). La información sobre la portación en América Latina es escasa.

En contraste a otros estudios, un informe de México encontró baja portación en niños y estudiantes universitarios. Se estudió en forma considerable la relación entre tasas de portadores de meningococo y brote de EMI. La medida importante en términos de la enfermedad es la tasa de adquisición de una cepa hipervirulenta de meningococos, no la tasa general de portación.

La epidemiología de la EMI en América Latina no ha sido bien caracterizada pero ocurren marcadas diferencias entre países. La información no es uniforme y la calidad de los datos informados es pobre en la región. La incidencia total por año varía entre <0,1 casos por cada 100000 habitantes en México a 1,5 casos por 100000 en Brasil, con el mayor número de lactantes <1 año de edad. En contraste con la epidemiología de N. meningitidis en los países desarrollados, aparentemente no hay un segundo pico de incidencia en los adolescentes en la región.

Esta diferencia puede ser debido a la falta de hacinamiento en este grupo de edad. Mientras que en general ha habido una tendencia a la baja en la incidencia de la enfermedad en la región durante los últimos años, las incoherencias en la calidad de la información sugieren que la enfermedad fue subestimada.

Muchos casos de EMI en América Latina son causadas por los serogrupos B y C, pero se reportó la emergencia de los serogrupos W e Y en algunos países de Sudamérica. La enfermedad por el serogrupo A ahora es poco común en la región.

En 1993, la Organización Panamericana de Salud implementó una vigilancia pasiva de América Latina y el Caribe, basado en la vigilancia pasiva del programa de laboratorio, denominada SIREVA, inicialmente para los casos de enfermedad invasiva por S. pneumoniae. Esta red se amplió en 2000 a los casos de N. meningitidis; SIREVA realiza un análisis sistemático estandarizado de los aislamientos recuperados por la red de investigación epidemiológica de los países de la región. Es de destacar, que no todos los países participan en SIREVA y algunos son más activos que otros.

La distribución de serogrupo por región o país pone de relieve la alta diversidad observada en América Latina en los últimos años. Dos ejemplos del dinamismo de la prevalencia de serogrupo se observaron en Colombia y en el Cono Sur. En Colombia, el serogrupo Y surgió por primera vez en 2003, y 3 años más tarde estaba causando casi la mitad de todas las infecciones. En 2007, el serogrupo W estaba causando <10% de los casos en Argentina y Chile. Para el 2012, este serogrupo fue la principal causa de enfermedad invasiva a través de todas las edades, en ambos países.

Los mecanismos que contribuyen a la dinámica de la epidemiología meningocócica están relacionados con factores microbianos, del huésped y del medio ambiente. Un factor microbiano importante es la conmutación capsular que es el mecanismo por el que N. meningitidis puede cambiar su fenotipo capsular, como ocurrió con W, como se mencionó anteriormente. Los brotes meningocócicos también pueden iniciarse o sostenerse por conmutación capsular.

¿Cuáles son las vacunas disponibles para la prevención de la enfermedad meningococica?

El desarrollo de vacunas meningocócicas comenzó en la década de 1960 con los avances más significativos durante la década pasada. Las vacunas ahora están disponibles en contra de todas las cepas del meningococo relacionadas con los serogrupos A, C, Y y W. En cuanto a la protección contra el serogrupo B, se dispone de vacunas para cepas específicas y fue aprobada recientemente una vacuna recombinante ampliamente protectora para el serogrupo B en Europa y Australia.

Tipos de Vacunas

1. Vacunas de polisacárido capsular. Estas vacunas para los serogrupos A, C, Y y W están disponibles en formulaciones mono y polivalentes. Demostraron ser seguras y eficaces en el control de brotes y epidemias. Sin embargo, su inmunogenicidad en lactantes y niños pequeños es limitada, especialmente en contra del serogrupo C, ejercen sólo un efecto transitorio e incompleto, en la reducción de la colonización y la transmisión del meningococo en la población vacunada y transmiten una menor respuesta después de dosis repetidas en comparación con las vacunas glicoconjugadas. Por lo tanto, estas vacunas han sido cada vez más abandonadas en la población pediátrica.

2.Vacunas glicoconjugadas. Estas vacunas se producen por el acoplamiento de los polisacáridos capsulares a las proteínas portadoras. Estas vacunas conjugadas provocan una respuesta de anticuerpos más alta que las vacunas polisacáridas y generan anticuerpos que tienen mayor actividad funcional.

Hay 2 formulaciones de vacunas meningocócicas glicoconjugadas monovalentes. Una contra el serogrupo A (que actualmente se utiliza en África) de la empresa Serum Institute de la India y otro contra el serogrupo C, fabricada por 3 empresas farmacéuticas diferentes (Novartis, Pfizer y Baxter), todas demostraron ser seguras e inmunogénicas en lactantes. Una de las vacunas, conjugada con toxoide tetánico, parece generar un mayor título de anticuerpos que las otras y puede resultar en un mejor cebado y persistencia de anticuerpos.

Recientemente, se licenció en Estados Unidos una vacuna bivalente antimeningocócica conjugada con proteína polisacárida que ofrece protección contra el meningococo serogrupos C e Y junto con el H. influenzae tipo b (Hib) para su uso como vacunación primaria a los 2-4-6 meses con una dosis de refuerzo en el segundo año de vida. Otra vacuna bivalente Hib- MenC se utiliza como refuerzo en el segundo año de vida en el Reino Unido.

Por último, existen vacunas tetravalentes contra los serogrupos A, C, Y y W. Están disponibles en América Latina tres vacunas tetravalentes glicoconjugadas. Una se conjuga con el toxoide diftérico desnaturalizado (MenACYW - D) y está indicada para uso en individuos de 9 meses a 55 años. La otra vacuna se conjuga con un toxoide diftérico mutante de reactividad cruzada, no tóxico (MenACYW-CRM197) y se indica en América Latina para los >2 años.

Evidencia clínica más reciente, que incluyó una población de América Latina, sugiere que MenACWY-CRM197 es inmunogénica desde los 2 meses de edad; esta vacuna ya está aprobado para los recién nacidos en los Estados Unidos. También hay una vacuna tetravalente conjugada con toxoide tetánico aprobada en Europa para niños de 1 año y se introdujo recientemente en Chile, junto con las otras 2 formulaciones cuadrivalentes conjugadas, para el control de brotes.

Con la disponibilidad de estas vacunas tetravalentes, ahora se puede vacunar a individuos de diversas edades. El panel cree que por todos los factores considerados (por ejemplo, la inmunogenicidad, la seguridad, la epidemiología de la EMI) deberían ser aprobadas las vacunas en América en personas tan jóvenes como de 2 meses, este cambio puede hacer que las vacunas sean la elección.

3. Vacunas serogrupo B. Se desarrollaron vacunas a medida para el serogrupo B, que son eficaces contra los brotes. Estas vacunas basadas en proteínas se desarrollaron principalmente con la inmunoproteína de membrana externa llamada porina A, que se retiene en la vesícula de membrana externa (VME).

Este enfoque ha sido utilizado para desarrollar 3 vacunas a medida diferentes para controlar con éxito brotes de meningococo B causados por cepas homólogas en Cuba, Nueva Zelanda y Noruega. La principal limitación de las vacunas de VME-B es la respuesta específica de la cepa y la incapacidad para generar anticuerpos bactericidas contra cepas heterólogas, particularmente en niños.

Hubo mucha investigación para desarrollar vacunas contra el serogrupo B sobre la base de otras proteínas subcapsulares que serán ampliamente protectoras. Por una técnica conocida como "vacunología inversa," se desarrolló una vacuna que contiene 3 proteínas recombinantes, proteína de unión factor H, adhesina A Neisseria y proteína de unión Neisseria heparina, que en conjunto se expresan colectivamente en la gran mayoría de cepas del serogrupo B, son inmunogénicas y provocan actividad bactericida.

Se desarrolló una vacuna de cuatro componentes que comprende las 3 proteínas mencionadas anteriormente además de una VME destoxificada de una cepa específica de meningococo B (NZ 98/254). Esta vacuna 4CMenB fue recientemente autorizada para su distribución comercial en Europa y Australia y se encontró que es segura e inmunogénica en una población de adolescentes latinoamericanos.

Otra vacuna recombinante en investigación, que contiene 2 variantes de proteína de unión factor H, expresadas como lipoproteínas en Escherichia coli, demostraron ser altamente inmunogénicas en los seres humanos y provocar anticuerpos bactericidas anti-MenB ampliamente reactivos en la fase 2 de ensayos clínicos en adolescentes.

En general, las vacunas meningocócicas se pueden administrar concomitantemente; sin embargo, deben ser inyectadas en diferentes sitios y sin mezclar con otras vacunas. Los efectos secundarios de la vacunación son raros. Pueden aparecer reacciones locales leves y temporales, como dolor, eritema e induración, 24-48 horas después de la administración. Las reacciones sistémicas moderadas como fiebre e irritabilidad pueden estar presentes en el 10-30% de las vacunas. Las reacciones anafilácticas después de la vacunación son poco frecuentes.

Las contraindicaciones generales para la vacunación se aplican a todas las vacunas meningocócicas. No hay ninguna contraindicación para las vacunas meningocócicas de polisacáridos durante el embarazo cuando el beneficio de la vacunación supera los riesgos potenciales para el feto. Las vacunas conjugadas ya no están contraindicadas en personas con historia de síndrome de Guillain -Barré.

¿Cuál es el correlato de la proteccion, la eficacia y la protección de rebaño generadas por las vacunas?

Los anticuerpos séricos confieren protección contra la EMI activando la bacteriolisis mediada por el complemento y mediante la mejora de la fagocitosis (actividad de opsonización). En la década de 1960, Goldschneider y colaboradores utilizando un ensayo de actividad bactericida del suero (SBA) encontró que el recluta militar con un título ≥1:4 que estuvo expuesto durante una epidemia de meningococo grupo C no desarrolló la enfermedad, mientras que ocurrieron prácticamente todos los casos en individuos cuyos títulos SBA fueron <1:4. Además, la SBA rara vez se detecta en niños de 2 meses a 2 años, el grupo de edad con mayor incidencia de enfermedad.

Por el contrario, muchos adultos, en quienes la enfermedad era rara, tenían los títulos de SBA ≥1:4 medido frente a cepas de grupo A, B y C. También se demostró que el estado de portador meningocócico es un proceso de inmunización y los anticuerpos se pueden identificar en muchos individuos dentro de las 2 semanas de la colonización.

El estudio Goldschneider demostró una correlación entre el título y la protección de la SBA, utilizado complemento humano en el ensayo (hSBA). Cuando se mide con complemento humano, un título SBA ≥1:4 generalmente se considera protector para el serogrupo C y A.

La medición de SBA es probable que sea útil para evaluar calendarios de vacunación para las vacunas de VME, pero no existen correlaciones inmunológicas confirmadas de protección para los serogrupos Y, X y W. Como ahora es difícil encontrar una cantidad suficiente de suero humano que carece de anticuerpos contra meningococo C para servir como fuente de complemento exógeno, muchos laboratorios ahora utilizan suero de conejo lactante suero (rSBA) ya que está ampliamente disponible y puede ser compartido entre laboratorios para la estandarización del ensayo.

Hay 2 posibles enfoques para establecer un correlato serológico de la protección de una vacuna. Uno se basa en los datos de la inmunogenicidad de los individuos y el otro es de una población de vacunados como un todo.

Para validar el uso de rSBA como correlato de la protección en los grupos de edad más jóvenes, se seleccionó un enfoque basado en la población en un estudio del Reino Unido después de la introducción de vacunas MenC conjugadas. Un mes después de la vacunación, un umbral de rSBA de 1:8 correlacionó mejor con la eficacia observada, pero esto sólo se aplica a la eficacia a corto plazo y los valores de anticuerpos disminuyeron notablemente a los 12 meses de la inmunización.

La enfermedad meningocócica se produce poco después de la adquisición mucosa de las bacterias. Una vez que los valores séricos de anticuerpos disminuyen, la capacidad de una persona inmunizada para desarrollar una respuesta de anticuerpos de memoria tras la exposición a una cepa patógena del grupo C no puede ser lo suficientemente rápida para prevenir la enfermedad.

La información que muestra que disminuye la efectividad de la vacuna entre 1 y 4 años después de la inmunización en lactantes y niños pequeños, en momentos en que se pueden desarrollar respuestas sólidas de anticuerpos de memoria, sugiere que la persistencia de anticuerpos en suero es más importante en la protección que en la memoria.

Las pruebas de ensayo inmunoenzimático también se utilizan para determinar la IgG específica de polisacárido de meningococo del serogrupo C, que se puede expresar como títulos medios geométricos o concentraciones de anticuerpos de las medias geométricas.

Los estudios de inmunogenicidad predicen mayormente la eficacia a corto plazo; sin embargo, su capacidad para determinar la eficacia a largo plazo es incierta ya que los niveles de anticuerpos disminuyen después de la vacunación dentro de 6-8 meses. Se espera que los títulos post-vacunación más altos se correlacionen con una mayor duración de la protección, pero la evidencia que apoya esta hipótesis es escasa.

Eficacia de la vacuna MenC 


Por lo general no es factible para llevar a cabo estudios de eficacia de vacunas meningocócicas, porque la enfermedad es relativamente rara, y por lo tanto, deberían reclutarse grandes poblaciones. Por lo tanto, las autoridades regulatorias establecieron criterios inmunológicos como correlatos de la protección de EMI, para utilizar en los ensayos clínicos que comparan nuevas vacunas con las aprobadas anteriormente.

Como se señaló anteriormente, tras la introducción de la vacuna glicoconjugada meningocócica del grupo C en el Reino Unido, se produjo una disminución significativa en el número de casos y muertes causadas por el grupo C en bebés, niños pequeños y adolescentes a los que se había dirigido la inmunización.

La eficacia después de 1 año fue de aproximadamente 90% para todos los grupos vacunados. Sin embargo, entre 1 y 4 años después de la vacunación, la eficacia disminuyó en todos los grupos de edad, junto con una disminución paralela en el título de rSBA.

La protección se perdió en los niños vacunados a los 2, 3 y 4 meses, y la protección se redujo aproximadamente un 40% en niños vacunados con 1 dosis. Para aumentar la magnitud y la duración de los anticuerpos protectores en suero en lactantes, se cambió el calendario de vacunación en 2006 a 2 dosis dadas a los 3 y 4 meses de edad y una dosis de refuerzo a los 12 meses.

Otro estudio evaluó la efectividad de la vacunación en la portación orofaríngea de meningococos en una gran cohorte de adolescentes del Reino Unido. Se recolectaron los hisopos antes de la introducción de la vacuna y de nuevo 1 y 2 años después de la introducción. Hubo una disminución del 66% de la colonización por meningococos grupo C y no hay evidencia de sustitución por otros serogrupos.

Es de destacar, que también hubo una disminución del 66% en la incidencia de enfermedad invasiva por meningococo grupo C en individuos no vacunados, lo que sugiere que la vacunación también induce a la protección de rebaño.

Más datos desde estudios tanto epidemiológicos como de portación mostraron evidencia de que la protección a largo plazo en las personas con disminución o pérdida de anticuerpos fue probablemente el resultado de la inmunidad de rebaño, generada por todo el programa de inmunización, incluyendo la puesta al día en los grupos de mayor edad.

Después de un período continuado de predominio de enfermedad por serogrupo C, Brasil, a finales de 2010, introdujo la vacuna conjugada MenC en el programa de vacunación de rutina. Los datos de vigilancia poblacional muestran que en el primer año después de su introducción, se observó una reducción rápida y significativa en las tasas de incidencia de EMI en niños <2 años, el grupo de edad objetivo. Cuándo un programa de inmunización no incorpora las campañas de puesta al día, los efectos tempranos de protección de rebaño es probable que no se observen.

Los datos de efectividad para la vacuna cuadrivalente MenACWY-D en Estados Unidos después de 4 años de aumento de la cobertura, principalmente en adolescentes, mostraron pocos casos de EMI entre individuos previamente vacunados y no hay evidencia de protección del rebaño.

Los resultados de un estudio de efectividad de la vacuna demuestran una eficacia menguante, y muchos adolescentes no están protegidos 5 años después de la vacunación. Los resultados de un estudio de casos y controles en los Estados Unidos entre personas de 10 a 23 años, demostraron un 77% de efectividad de la vacuna para el serogrupo C (intervalo de confianza (IC) 95%: 14-94 %) y el 88% de eficacia de la vacuna para el serogrupo Y (IC 95%: -23 a 99%).

Estos resultados indican que la efectividad de la vacuna disminuye con el tiempo cuando se evalúa hasta 5 años después de la vacunación. Por lo tanto, en Estados Unidos, ahora se recomienda un refuerzo para los adolescentes 5 años después de la primera dosis.

Eficacia y efectividad de las vacunas VME-B


La efectividad de las vacunas a medida serotipo B no fue consistentemente exitosa. La eficacia de una vacuna de VME-B se evaluó en Cuba a finales de 1980 en niños de 10-14 años y se estimó en un 83%. Posteriormente, la vacuna se introdujo en el calendario de vacunación infantil de rutina y se administra a los 3 y 5 meses. El bajo nivel de incidencia actual de la enfermedad (0,2/100000) se atribuyó a la vacuna.

Sin embargo, en Sao Paulo, Brasil, esta vacuna se introdujo para tratar de controlar un brote en 1988. La eficacia de la vacuna varió enormemente. Aunque la eficacia en niños ≥48 meses fue similar a la de la experiencia cubana en individuos más jóvenes, la vacuna fue inefectiva. Más recientemente, una vacuna VME a medida se utilizó para controlar un brote específico de enfermedad meningocócica de grupo B en Nueva Zelanda.

La vacuna se utilizó en 3 dosis, en lugar de 2, junto con una dosis de refuerzo dada sólo a los lactantes. En 2004, la campaña de vacunación comenzó a incluir a personas de 6 meses a 19 años. La vigilancia post-vacunación estimó una eficacia del 80% en los niños de entre 6 meses y 5 años en el primer año después de la vacunación.

Los autores llegaron a la conclusión según estos informes que, entre varios factores que podrían contribuir a los resultados, la respuesta inmunológica es homóloga a la cepa circulante y puede ser importante el calendario de vacuna administrada.

La evidencia limita el apoyo a una correlación de protección serológica para las vacunas meningocóccicas basadas en antígenos proteicos. Sin embargo, un consenso internacional propuso que la SBA es un punto final primario adecuado para la evaluación de vacunas proteicas y permitiría que se aprueben estas vacunas sin mostrar eficacia clínica.

Los fabricantes de vacunas desarrollaron nuevos ensayos de unión antígeno-anticuerpo para hacer frente a la cuestión de la traducción de la inmunogenicidad en un beneficio para la salud pública. Pfizer desarrolló un ensayo de expresión del antígeno de superficie meningocócica (MEDIDA), basado en citometría de flujo utilizando un anticuerpo monoclonal para medir la cantidad de proteína de unión factor H a partir de una colección de diversos aislamientos meningocócicos.

Del mismo modo, Novartis desarrolló un sistema de tipificación de antígenos meningocócicos, donde se emplea un ensayo inmunoabsorbente ligado a captura enzimática para medir 3 componentes de la vacuna expresados en los aislados de grandes colecciones de meningococos. Estos ensayos no reemplazan SBA como el correlato de la protección y no están normalizados ni disponibles públicamente.

Eventualmente, estos ensayos pueden ser utilizados para obtener estimaciones reproducibles de la cobertura de cepa de la vacuna en las diferentes situaciones geográficas y para vigilar las cepas del serogrupo de meningococo B en el tiempo. Algunos laboratorios de referencia en Europa, Australia, América del Sur y del Norte ya han testeado >1000 cepas MenB por el sistema de tipificación de antígenos de meningococo. La cobertura potencial se estima en 78% (IC 95%: 63-90%) para 4CMenB en Noruega, Reino Unido, Alemania, Francia e Italia. Entre las cepas que se prevé que sean cubiertas por la vacuna, el 64% fueron positivas para >1 antígeno.

Actualmente, Brasil es el único país de América Latina donde se estimó la cobertura por el sistema de tipificación del antígeno meningocócico. En una muestra de 99 cepas invasivas de MenB aislados en 2010, lo que representa aproximadamente el 53% de los casos de MenB identificados en Brasil, la cobertura potencial de 4CMenB fue de 80,8% (IC 95%: 70,7 a 94,9%), en consonancia con los resultados encontrados en países europeos.

¿Cuáles son las mejores estrategias para la prevención de la enfermedad meningococica?


Debido a las limitaciones presupuestarias y al probable desarrollo de nuevas vacunas en los próximos años, es crítico realizar una elección racional de que vacunas utilizar y la mejor forma de usarlas. Junto con la seguridad de las vacunas, es imprescindible contar con un robusto sistema de vigilancia de la enfermedad en el lugar y un conocimiento profundo de la costo-efectividad para asegurar un programa de inmunización valioso y duradero.

Existe una considerable variabilidad en la carga de enfermedad y en la distribución de serogrupo por región y en el tiempo. Además, la EMI puede aparecer como brote o endémica, destacando así la necesidad de estrategias específicas en cada país para tomar las decisiones adecuadas. En Europa y en las Américas, la enfermedad es en su mayoría endémica.

En varios países de Europa, Canadá y Australia, los programas de inmunización incluyen la vacunación universal de los lactantes y/o niños pequeños con campañas de puesta al día en los niños y adolescentes, destinadas a controlar la enfermedad meningocócica causada por el serogrupo С.

Más recientemente, se están utilizando vacunas conjugadas dirigidas a la enfermedad causada por los serogrupos A, C, W e Y en los programas de vacunación universal de adolescentes en Estados Unidos y Canadá. También se implementó en África una campaña de vacunación generalizada contra la enfermedad causada por el serogrupo A.

En Brasil, a partir de 2002, se observó un aumento significativo en las tasas de incidencia de meningitis C, con varios brotes reportados en diferentes regiones del país, asociadas a tasas de hasta el 20% de letalidad. Las tasas de incidencia más alta de EMI durante este período se observaron consistentemente en los niños menores de 2 años.

En respuesta, Brasil comenzó a vacunar rutinariamente a lactantes (2 dosis a los 3 y 5 meses, más una dosis de refuerzo a los 12-15 meses) y niños pequeños (1 dosis entre los 12 y 23 meses), con una vacuna antimeningocócica C conjugada en septiembre de 2010. El modelo matemático demostró que la vacunación sistemática de los lactantes brasileros contra el serogrupo C era costoefectiva, pero no se realizó una campaña de puesta al día de los grupos de mayor edad debido a los costos y a las limitaciones de recursos.

En general, sin embargo, los programas de vacunación universal infantil, son preferibles a los programas que se dirigen a las personas en alto riesgo. Se debe explorar en estudios a largo plazo el potencial de una reducción sostenida de la enfermedad que surge de menos dosis de la vacuna administrada en la infancia, una mayor dependencia de la protección de rebaño a los bebés mediante la vacunación de adolescentes y la inclusión de una dosis de refuerzo a una edad mayor.

Para la vacunación durante los brotes, debería calcularse una tasa de ataque primario y todos los casos confirmados del mismo serogrupo. La vacunación de la población en riesgo debe tenerse en cuenta si la tasa de ataque es >10 casos por 100000 personas durante un período de 3 meses.

En un brote reciente de enfermedad de serogrupo W en Chile, este factor fue considerado para la introducción de un programa de vacunación cuadrivalente conjugada en niños de 9 meses a 5 años. La utilidad de las recomendaciones anteriores y la eficacia de la vacuna están pendientes.

Para América Latina, el panel cree que está claramente indicada más investigación para delimitar mejor la epidemiología, la verdadera incidencia, las tasas de portación y el patrón de EMI en todas las edades antes de tomar una decisión acerca de la inmunización universal o selectiva.

La nueva indicación probable para 1 de las vacunas conjugadas contra el meningococo (ver anterior) y la futura disponibilidad de las vacunas basadas en proteínas prometedoras, pone de relieve la importancia de una mejor comprensión de la EMI y la necesidad de estudios de costo-efectividad de la región, antes de iniciar los programas nacionales de inmunización generalizada.

¿Cómo introducir una nueva vacuna en un programa de vacunación lleno de vacunas?


En los últimos años, ha habido un aumento dramático en la implementación de nuevas vacunas en los programas de vacunación universal. Sin embargo, algunas de las vacunas disponibles son todavía subutilizadas. Basándose en el éxito de los programas de inmunización sistemática, el uso generalizado de vacunas nuevas y subutilizadas tiene el potencial de contribuir significativamente a la reducción global de la mortalidad infantil.

La incorporación de nuevas vacunas para la inmunización infantil de rutina requiere varios temas críticos que deben abordarse. Estos incluyen: el conocimiento de la carga de la enfermedad, la disponibilidad de la vacuna, la costo-efectividad de la intervención, la voluntad política, un buen plan de comunicación y los medios para introducir la nueva vacuna en el programa nacional de inmunización.

En 2010, la implementación del programa de vacunación de la vacuna conjugada meningocócica C en Brasil, se realizó a través de una asociación entre una empresa farmacéutica (vacunas Novartis) y un fabricante de vacunas de gestión pública brasileña (Fundação Ezequiel Dias), incluyendo la transferencia de tecnología para la producción local. Se llevaron a cabo otros programas de vacunación recientes en Brasil (Hib conjugada, rotavirus y vacunas neumocócicas conjugadas) a través de acuerdos de transferencia de tecnología.

La transferencia de tecnología de las empresas farmacéuticas a fabricantes de vacunas locales en Brasil ha contribuido de manera significativa a aumentar el suministro de vacunas y el acceso a muchas de las vacunas, con la consiguiente mejora en la salud pública. En muchos casos, esta transferencia de tecnología también se tradujo en precios más bajos.

También es importante para poner de relieve que los destinatarios de transferencia de tecnología actuales pueden llegar a ser proveedores en futuras transferencias de tecnología. Fue elegido el esquema de visitas a los 3 y 5 meses porque muchas vacunas ya se dan a los 2 y 4 meses, lo que hace que una vacuna adicional en ese momento sea potencialmente gravosa y destaca la necesidad de ser capaz de combinar diferentes vacunas. La experiencia brasileña puede, por lo tanto, servir como un modelo importante para el desarrollo de vacunas antimeningocócicas y para la introducción en otros países latinoamericanos.

Después de la introducción de la vacuna, es necesaria la vigilancia para controlar el impacto de la vacuna sobre la incidencia de la enfermedad y para evaluar la seguridad de las vacunas. Los datos de vigilancia proporcionan a los tomadores de decisiones información crítica antes y después de la introducción de una nueva vacuna.

Recomendaciones

(1) Existe una clara necesidad de mejores sistemas de vigilancia en toda la región. El establecimiento de una vigilancia activa basada en sistemas centinela, junto con los sistemas pasivos, y la incorporación de datos basados en la población, serán cruciales para asegurar estimaciones precisas de carga de enfermedad.

Deben ser desarrollados sistemas de vigilancia pasiva y activa estandarizados, con información de calidad, para reconocer la carga de la enfermedad, incluida la incidencia, las tasas de letalidad y los serogrupos prevalentes en América Latina. Son mandatorios los estudios de portación. (2) Los países deben hacer un mayor uso de la PCR para mejorar la sensibilidad del diagnóstico y la vigilancia de la EMI. (3) Se deben hacer todos los esfuerzos para proporcionar condiciones de infraestructura adecuada para el diagnóstico y tratamiento temprano y para reducir las tasas de letalidad y morbilidad asociadas a la enfermedad meningocócica. (4)

Es necesario el desarrollo de vacunas con una cobertura más amplia y más inmunogénica en niños pequeños. (5) Las estrategias de prevención deberían incluir la inmunización de los niños pequeños y la puesta al día en niños y adolescentes, pero estas políticas deben ser adaptadas de acuerdo a cada país, a los estudios de costo-efectividad y al conocimiento de la carga de enfermedad, antes de iniciar los programas nacionales de vacunación generalizada. (6)

Debido al calendario de vacunación infantil lleno de vacunas, se debe explorar el desarrollo de vacunas meningocócicas combinadas y la coadministración con otras vacunas infantiles. Deberían considerarse calendarios de vacunación alternativos y la asociación entre los fabricantes privados y las instituciones públicas. El Panel de Consenso considera que la aplicación de las recomendaciones anteriores reducirá en gran medida el impacto adverso de la EMI.

Comentario: 
El presente consenso es un avance importante para entender la situación epidemiológica, de vigilancia y de carga de enfermedad en varios países de Latinoamérica. Aporta datos a los decisores de salud para valorar estrategias de control y prevención de la EMI en la región, junto con recomendaciones claras para la introducción en calendario de alguna de las vacunas antimeningocócicas.

♦ Resumen y comentario objetivo: Dra. Alejandra Coarasa


 
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