lunes, 29 de enero de 2018

'El debate sobre el perfeccionamiento genético del ser humano es urgente' - DiarioMedico.com

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EDICIÓN GÉNICA

"El debate sobre el perfeccionamiento genético del ser humano es urgente"

El investigador Salvador Macip, de la Universidad de Leicester, alerta de la falta de una normativa global sobre edición genómica en embriones humanos.
Antoni Mixoy . Barcelona | dmredaccion@diariomedico.com   |  29/01/2018 00:00
 
 

Salvador Macip
Salvador Macip, investigador en la Universidad de Leicester, en Reino Unido. (Jaume Cosialls)
La mejora y el perfeccionamiento del ser humano, de la mano de los avances médicos y tecnológicos, ha sido y es un anhelo tan aupado por fantasías de ciencia ficción como denigrado por pesadillas eugenésicas no tan lejanas en el tiempo. Hoy, el perfeccionamiento genético ha dejado el plano teórico "porque ya disponemos de los instrumentos para modificar los genes humanos de manera efectiva, rápida y barata, e incluso se han modificado en embriones: urge un debate profundo y global sobre su regulación y sus límites", clama Salvador Macip, investigador en la Universidad de Leicester, en Reino Unido.
Macip es profesor del Departamento de Biología Molecular y Celular y lidera un grupo de investigación sobre las bases moleculares del cáncer y el envejecimiento. Hace pocos días participó en Barcelona en la conferencia El perfeccionamiento genético de la especie humana, dentro de un ciclo sobre transhumanismo organizado por el Club de Roma y la Obra Social "la Caixa", en la que insistió que en este terreno la ciencia va unos cuantos pasos por delante de la sociedad, "que debe espabilarse y propiciar ese debate, porque podemos encontrarnos un día con los hechos consumados: el primer humano nacido de un embrión modificado".
Hoy se prueba, con buenas perspectivas, la manipulación de genes ex vivo para volver a implantarlos y curar una determinada enfermedad en adultos. "No creo que nadie tenga ningún problema ético con esto; pero las cosas se complicarán a medida que vayamos avanzando y nos planteemos actuar sobre el embrión". Se refiere, de entrada, a modificar un gen defectuoso detectado en un embrión para evitar una enfermedad; el paso siguiente sería sobreactivar genes en embriones sanos para hacerlos inmunes a patologías concretas, y, llevado al extremo, a "diseñar" niños con determinadas características escogidas. Más inteligentes, por ejemplo.
"La técnica para hacerlo es la misma y ya la tenemos, o estamos en camino. Por ello, la cuestión es debatir entre todos dónde ponemos la línea roja de lo no aceptable", remarca Macip. El riesgo de los "niños a la carta" sería diluir y acabar eliminando variables genéticas que son la riqueza de nuestra especie por criterios de moda, culturales o de otro tipo. A este riesgo teórico se le suman las limitaciones de las técnicas actuales: no hay seguridad sobre los efectos secundarios de la modificación en embriones. "Por ejemplo, hemos visto en ratones que las copias extra del gen p53, supresor de tumores, los convierten en inmunes al cáncer, pero también que aceleran su envejecimiento".
  • "Científicos chinos usaron de forma experimental CRISPR en embriones; la Historia nos recuerda que lo que se puede hacer se acaba haciendo"
Las primeras publicaciones sobre modificaciones genéticas en embriones correspondieron a dos grupos de investigación chinos, en 2015 y 2016, que emplearon la tecnología CRISPR/Cas9 de edición genómica. Aunque se trataba de pruebas de laboratorio, con embriones no aptos para su desarrollo, han puesto sobre aviso a la comunidad científica. "Y es que la Historia nos recuerda que lo que se puede hacer, se acabará haciendo", advierte Macip.
Este experto reitera que "llegamos tarde" a este debate, necesario y urgente, para alcanzar una regulación mundial -hoy inexistente- que establezca los límites de actuación. "Es cierto que hay países que recogen en su legislación la prohibición de manipular genes de embriones, pero lo que se requiere es una normativa universal, ya que los países tienen preceptos éticos y rasgos culturales distintos". En todo caso, sí existe un principio de consenso científico -"una moratoria autoimpuesta"- de no editar, por el momento, la línea germinal humana. 
Sin embargo, tampoco en este caso hay unanimidad entre los científicos. "Hay partidarios de explotar al máximo las posibilidades de la edición genómica y otros, de limitar mucho su utilización". Sin esperar a este acuerdo, Macip se inclina por abrir al máximo el debate a la sociedad y apoyar a los grupos que ejercen presión en favor de un acuerdo internacional lo más amplio posible. "En el marco de Naciones Unidas, probablemente". Y hace un paralelismo con el cambio climático: "Hasta que no hemos estado cerca de la catástrofe, los gobiernos no han actuado de forma decidida".

La edición genética abre la puerta a “vivir más y mejor”

El avance acelerado de la edición genética también abre nuevas perspectivas para frenar el envejecimiento, uno de los campos de estudio de Salvador Macip. "Investigamos cómo envejecer mejor: no tanto vivir más años -que también- sino vivir bien nuestros últimos años. Vemos el envejecimiento como una enfermedad, con una base celular, por lo que podemos actuar para evitarlo, frenarlo o modificarlo". Por ello celebra iniciativas como el proyecto Calico, impulsado por Google, que tienen el mismo objetivo.
En cuanto al posible tope -tantas veces barajado- de los 120 años de vida, señala que es "meramente estadístico", el máximo invariable hasta ahora. "En animales de laboratorio se ha conseguido alargar la vida un máximo del 30 por ciento, y si hemos prolongado de forma continuada la esperanza de vida media en el hombre, acabaremos haciéndolo con la máxima. Por eso no creo que 120 años sea una barrera infranqueable". Resta por descubrir, nada menos, cómo interferir en el envejecimiento -"una ciencia que está naciendo ahora"- para poder pasar a su tratamiento.

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