Nuevas esperanzas para combatir más rápida y eficazmente la alergia a la leche de vaca
Londres (14/05/2013) - Paco Romero
En el transcurso de la 46ª Reunión Anual de la Sociedad Europea de Gastroenterología infantil, Hepatología y Nutrición (ESPGHAN) se han mostrado los resultados de un estudio que revela los beneficios comparativos en la adquisición de la tolerancia a la proteína de la leche de vaca de una fórmula extensamente hidrolizada de caseína que incluye Lactobacillus rhamnosus GG (LGG)
La alergia alimentaria más común en los niños menores de 12 meses, la alergia a la proteína de la leche de vaca (APLV), puede combartirse de forma más óptima con la única fórmula infantil comercializada hasta el momento que contiene la proteína de la leche de vaca extensivamente hidrolizada con Lactobacillus rhamnosus GG (LGG). Los hallazgos se han presentado en el marco de una rueda de prensa y un simposio satélite, patrocinado por Mead Johnson Nutrition, en el marco de la 46ª Reunión Anual de la ESPGHAN, celebrada del 8 al 11 de mayo en Londres.
La clave del éxito en el abordaje de la intolerancia a los alimentos pasa, en muchos casos, por intervenir en la microflora y, por tanto, la resolución de estos trastornos pasa por el empleo de probióticos. En base a este planteamiento, se están buscando nuevas opciones capaces de hacer frente a distintas alergias, entre ellas la APLV, que puede llegar a afectar a más de un 2 por ciento de los niños en los primeros años de vida.
Un problema creciente
Alrededor del 50 por ciento de los niños con APLV mediada por la inmunoglobulina E (IgE) recuperan la tolerancia durante los primeros 5 años de vida. Sin embargo, el historial natural de este tipo de alergia está cambiando, aumentando la persistencia hasta edades superiores.
Sus consecuencias negativas no son anecdóticas. Según el Dr. Colin Rudolph, vicepresidente de Asuntos Médicos de Mead Johnson Nutrition, "puede ocasionar problemas digestivos, dificultades respiratorias, erupciones cutáneas o inflamación facial". Además, estudios recientes muestran que la severidad y la duración de la alergia a la proteína de la leche de vaca están aumentando, lo que limita la dieta de los niños, un hecho que puede influir en su crecimiento y desarrollo, así como en la aparición de otros problemas de salud.
Como apunta el Dr. Roberto Berni Canani, profesor de Pediatría en la Universidad de Nápoles, "aunque la etiología de la APLV no está todavía completamente definida, numerosos estudios indican que la inmunidad y la microbiota asociadas al intestino representan un papel crucial en la patología, sugiriéndose que una composición alterada de la microbiota intestinal provoca una respuesta inmunitaria local y sistémica a los alérgenos alimenticios". Además, se ha observado la existencia de importantes diferencias cualitativas y cuantitativas en la composición de la microbiota intestinal entre los pacientes afectados por ALV y los niños sanos.
Basándose en estos hallazgos, se ha propuesto que las bacterias beneficiosas específicas de la microflora intestinal humana, conocidas como "probióticos", podrían restaurar la homeostasis intestinal y prevenir o tratar la alergia a los alimentos. En este sentido, la Sociedad Europea de Gastroenterología Pediátrica, Hepatología y Nutrición (ESPGHAN) aconseja la utilización de fórmulas extensamente hidrolizadas en la mayoría de los casos de niños con APLV.
Más eficacia
Partiendo de esta realidad, se ha llevado a cabo un ambicioso estudio multicéntrico, cuyos resultados han sido recientemente publicados en la revista "The Journal of Pediatric", para tratar de discernir si alguna de las fórmulas infantiles más utilizadas para hacer frente a la APLV ofrecía ventajas comparativas.
El estudio, abierto y no aleatorizado, ha evaluado el porcentaje de adquisición de tolerancia a la PLV en 260 niños de uno a doce meses diagnosticados de alergia a la proteína de la leche de vaca que fueron alimentados con fórmulas extensamente hidrolizadas de caseína (n=55), fórmulas extensamente hidrolizadas de caseína y Lactobacillus GG (n=71), fórmulas hidrolizadas de arroz (n=46), soja (n=55) o aminoácidos libres (n=33).
Tal y como destacó el prof. Canani, autor principal del trabajo, "nuestra investigación muestra que un número significativo de niños con alergia a la proteína de la leche de vaca (APLV) que recibieron Nutramigen LGG, una fórmula extensamente hidrolizada de caseína que incluye Lactobacillus rhamnosus GG (LGG), adquirieron más rápidamente la tolerancia a la proteína de la leche de vaca que aquellos que recibieron otras fórmulas infantiles".
En concreto, cuatro de cada cinco niños (78,9 por ciento) alimentados con Nutramigen LGG adquirieron la tolerancia a los 12 meses en comparación con los niños que recibieron otros tratamientos nutricionales como fórmulas extensamente hidrolizadas de caseína (43,6 por ciento), fórmulas hidrolizadas de arroz (32,6 por ciento), fórmulas de soja (23,6 por ciento) o de aminoácidos libres (18,2 por ciento). Hasta ahora, los niños con este tipo de alergia no adquirían la tolerancia a la PLV hasta los tres o cinco años.
Hacia una dietoterapia activa
Según el profesor Roberto Canani, "la adquisición de la tolerancia a la PLV a edad tan temprana permite a los lactantes y niños a volver a una dieta normal más rápidamente minimizando el impacto en su desarrollo. Además, este hecho conlleva una reducción del gasto sanitario".
Los mecanismos de este efecto beneficioso de la fórmula extensivamente hidrolizada con LGG son múltiples, incluyendo desde la modulación de la composición de la microflora intestinal, hasta el efecto directo sobre la estructura y función de la mucosa intestinal y en la respuesta inmune local y sistémica. Estos hallazgos, a juicio del Dr. Canani, sugieren "un enfoque innovador para los niños afectados por ALV, conocido como una dietoterapia activa, capaz de inducir la remisión de los síntomas de manera más rápida y de reducir el tiempo de adquisición de la tolerancia".
La clave del éxito en el abordaje de la intolerancia a los alimentos pasa, en muchos casos, por intervenir en la microflora y, por tanto, la resolución de estos trastornos pasa por el empleo de probióticos. En base a este planteamiento, se están buscando nuevas opciones capaces de hacer frente a distintas alergias, entre ellas la APLV, que puede llegar a afectar a más de un 2 por ciento de los niños en los primeros años de vida.
Un problema creciente
Alrededor del 50 por ciento de los niños con APLV mediada por la inmunoglobulina E (IgE) recuperan la tolerancia durante los primeros 5 años de vida. Sin embargo, el historial natural de este tipo de alergia está cambiando, aumentando la persistencia hasta edades superiores.
Sus consecuencias negativas no son anecdóticas. Según el Dr. Colin Rudolph, vicepresidente de Asuntos Médicos de Mead Johnson Nutrition, "puede ocasionar problemas digestivos, dificultades respiratorias, erupciones cutáneas o inflamación facial". Además, estudios recientes muestran que la severidad y la duración de la alergia a la proteína de la leche de vaca están aumentando, lo que limita la dieta de los niños, un hecho que puede influir en su crecimiento y desarrollo, así como en la aparición de otros problemas de salud.
Como apunta el Dr. Roberto Berni Canani, profesor de Pediatría en la Universidad de Nápoles, "aunque la etiología de la APLV no está todavía completamente definida, numerosos estudios indican que la inmunidad y la microbiota asociadas al intestino representan un papel crucial en la patología, sugiriéndose que una composición alterada de la microbiota intestinal provoca una respuesta inmunitaria local y sistémica a los alérgenos alimenticios". Además, se ha observado la existencia de importantes diferencias cualitativas y cuantitativas en la composición de la microbiota intestinal entre los pacientes afectados por ALV y los niños sanos.
Basándose en estos hallazgos, se ha propuesto que las bacterias beneficiosas específicas de la microflora intestinal humana, conocidas como "probióticos", podrían restaurar la homeostasis intestinal y prevenir o tratar la alergia a los alimentos. En este sentido, la Sociedad Europea de Gastroenterología Pediátrica, Hepatología y Nutrición (ESPGHAN) aconseja la utilización de fórmulas extensamente hidrolizadas en la mayoría de los casos de niños con APLV.
Más eficacia
Partiendo de esta realidad, se ha llevado a cabo un ambicioso estudio multicéntrico, cuyos resultados han sido recientemente publicados en la revista "The Journal of Pediatric", para tratar de discernir si alguna de las fórmulas infantiles más utilizadas para hacer frente a la APLV ofrecía ventajas comparativas.
El estudio, abierto y no aleatorizado, ha evaluado el porcentaje de adquisición de tolerancia a la PLV en 260 niños de uno a doce meses diagnosticados de alergia a la proteína de la leche de vaca que fueron alimentados con fórmulas extensamente hidrolizadas de caseína (n=55), fórmulas extensamente hidrolizadas de caseína y Lactobacillus GG (n=71), fórmulas hidrolizadas de arroz (n=46), soja (n=55) o aminoácidos libres (n=33).
Tal y como destacó el prof. Canani, autor principal del trabajo, "nuestra investigación muestra que un número significativo de niños con alergia a la proteína de la leche de vaca (APLV) que recibieron Nutramigen LGG, una fórmula extensamente hidrolizada de caseína que incluye Lactobacillus rhamnosus GG (LGG), adquirieron más rápidamente la tolerancia a la proteína de la leche de vaca que aquellos que recibieron otras fórmulas infantiles".
En concreto, cuatro de cada cinco niños (78,9 por ciento) alimentados con Nutramigen LGG adquirieron la tolerancia a los 12 meses en comparación con los niños que recibieron otros tratamientos nutricionales como fórmulas extensamente hidrolizadas de caseína (43,6 por ciento), fórmulas hidrolizadas de arroz (32,6 por ciento), fórmulas de soja (23,6 por ciento) o de aminoácidos libres (18,2 por ciento). Hasta ahora, los niños con este tipo de alergia no adquirían la tolerancia a la PLV hasta los tres o cinco años.
Hacia una dietoterapia activa
Según el profesor Roberto Canani, "la adquisición de la tolerancia a la PLV a edad tan temprana permite a los lactantes y niños a volver a una dieta normal más rápidamente minimizando el impacto en su desarrollo. Además, este hecho conlleva una reducción del gasto sanitario".
Los mecanismos de este efecto beneficioso de la fórmula extensivamente hidrolizada con LGG son múltiples, incluyendo desde la modulación de la composición de la microflora intestinal, hasta el efecto directo sobre la estructura y función de la mucosa intestinal y en la respuesta inmune local y sistémica. Estos hallazgos, a juicio del Dr. Canani, sugieren "un enfoque innovador para los niños afectados por ALV, conocido como una dietoterapia activa, capaz de inducir la remisión de los síntomas de manera más rápida y de reducir el tiempo de adquisición de la tolerancia".
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