Los premios IgNobel se vanaglorian por ser los galardones para todas aquellas hazañas científicas que "primero hacen reír y después pensar". Su 26 edición, entregada en Harvard, no se ha quedado corta y ha premiado estudios tan variopintos como el efecto del tejido de un pantalón en la vida sexual de las ratas, cuánta verdad hay en un perfecto mentiroso, o averiguar la capacidad antitábanos de los caballos blancos.
Los premios Nobel Dudley Herschbach, Rich Roberts, Eric Maskin, Roy Glauber y Jerome Friedman fueron los encargados de entregar los diez Ig Nobel, organizados por la revista de humor Annals of Improbable Research, en sus diez categorías.
Estudios peregrinos El premio en Reproducción recayó en Ahmed Shafik, de la Universidad de El Cairo, quien en 1993 publicó en European Urology su trabajó para determinar si la composición -lana, poliéster o algodón- de unos pantalones diseñados exclusivamente para ratas, podía influir en su vida sexual. El resultado es tan sorprendente como curioso puesto que Shafix concluye que los pantalones 100 por cien poliéster inducían a las ratas una vida sexual menos activa y lo achacaba a campos electroestáticos a campos electroestáticos producidos por la tela.
El premio de Química ha sido otorgado, con cierta sorna, a Wolkswagen por "resolver el problema de la excesiva emisión de contaminantes de los automóviles al producir de forma automática y electromecánicamente menos emisiones cada vez que el coche era testado".
El premio de Medicina lo han recibido Christoph Helmchen, Carina Palzer, Thomas Münte, Silke Anders y Andreas Sprenger, por su trabajo publicado en PLoS One en 2013, por sudescubrimiento para aliviar el picor en la parte izquierda del cuerpo con un sencillo método: mirarse en el espejo y rascar la parte derecha. El hallazgo funciona con igual éxito, casualidades de la vida, si el picor se encuentra en el lado derecho y se rasca el izquierdo.
El Premio de Biología lo comparten dos amantes de los animales. Uno es Charles Foster, quien tituló su experiencia Cómo me tome unas vacaciones para dejar de ser humano, y quien se lanzó a vivir al aire libre una vez como un tejón, otra como una nutria, y más como un ciervo, un zorro y un pájaro. Similar idea debió experimentar Thomas Thwaites, quien se lanzó a crear unas extensiones prostéticas de sus extremidades para poder moverse y vivir entre las cabras.
A estas alturas no sorprende el Premio Percepción, que recayó en Atsuki Higashiyama and Kohei Adachi, por su publicación en Vision Research de una investigación para observar si la vida se ve diferente al agacharse hacia delante y mirar entre las piernas. Y por si fuera poco, el Premio de Literatura lo recibió Fredrik Sjöberg, que escribió tres volúmenes autobiográficos sobre los placeres de coleccionar moscas muertas... y otras que aún no lo están.
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