Uno de los problemas clínicos asociado directamente con las enfermedades oncológicas lo constituyen los malestares relacionados con la nutrición del paciente. Por ello, se recomienda una valoración nutricional en todos los pacientes con cáncer, tanto en el momento del diagnóstico como durante el tratamiento. El objetivo es detectar, de forma temprana, pacientes desnutridos o en riesgo y descartar el Síndrome de Anorexia-Caquexia (SAC).
Esta es la principal conclusión del capítulo destinado al ‘Diagnóstico del Síndrome Anorexia-Caquexia’, que ha sido desarrollado por la doctora Ana Lucrecia Ruiz Echevarría, médico adjunto de Oncología Médica del Anderson Cancer Center, en Madrid. Esta aportación, forma parte de las monografías ‘Los expertos opinan sobre SAC (Síndrome Anorexia-Caquexia) y AM (Acetato de Megestrol)’ que ofrece EL MÉDICO INTERACTIVO a sus lectores gracias a la colaboración de la compañía farmacéutica Mylan.
Para la doctora Ruiz Echevarría, la detección de los problemas nutricionales en los pacientes oncológicos es esencial, ya que permite “una intervención precoz, evitando un diagnóstico tardío que puede dificultar la recuperación del paciente”.
La dificultad para diagnosticar a pacientes afectados por SAC viene dada porque no existen criterios estructurados ni específicos para su diagnóstico, sino que se “integran las manifestaciones clínicas, la valoración nutricional, las mediciones antropométricas, los cuestionarios y la determinación de marcadores bioquímicos que se emplean en la desnutrición”, explica la especialista.

 Anamnesis, manifestaciones y exploración

La principal herramienta de la que disponen los facultativos para evaluar estos criterios es la realización de una anamnesis adecuada y sistemática, la exploración física del paciente, además de la valoración de diferentes manifestaciones clínicas como la anorexia, disfagia, odinofagia, náuseas y vómitos, alteraciones en el hábito intestinal o síntomas digestivos, entre otras.
Por otro lado, la doctora Ruiz Echevarría destaca que los pacientes oncológicos, bien por el tipo de tumor o tratamiento, por las comorbilidades, bien por el uso prolongado de algunos fármacos o por el déficit nutricional, pueden tener edemas en el abdomen y miembros inferiores que pueden enmascarar la caquexia.
En consecuencia, “durante la exploración física se debe prestar atención a la presencia de ojos hundidos, pómulos retraídos, pliegue colgante en la parte posterior del brazo, falta de grasa entre el pulgar y el índice o costillas prominentes, ya que pueden indicar la existencia de desnutrición”, indica la experta.
Otros aspectos que se deben tener en cuenta en estos pacientes son algunas pruebas complementarias bioquímicas que pueden ayudar a confirmar la existencia del Síndrome de Anorexia-Caquexia. De hecho, en el SAC suelen estar disminuidos los niveles de creatinina, linfocitos, hemoglobina y proteínas plasmáticas (albúmina, prealbúmina, transferrina y la proteína fijadora de retinol). Las escalas de cribado nutricional son un complemento más que puede ayudar en el diagnóstico de SAC en pacientes oncológicos.
El capítulo completo sobre el diagnóstico, así como la monografía ‘Los expertos opinan sobre SAC (Síndrome Anorexia-Caquexia) y AM (Acetato de Megestrol)’, está disponible para su descarga por parte de los profesionales sanitarios, gracias a la colaboración de Mylan.