La cirugía cambia el pronóstico en la atresia esofágica de enfermedad letal a crónica

Los avances quirúrgicos han reducido la mortalidad en la atresia de esófago, logrando que esta malformación en principio incompatible con la vida sea ahora una patología crónica, si bien precisa cuidados a lo largo de la vida.

S. Moreno | 04/01/2018 16:34

La intervención quirúrgica para reparar la atresia esofágica suele hacerse en las primeras horas de vida. (DM)

Unos tres niños por cada 100.000 nacidos en todo el mundo sufren atresia esofágica, una malformación congénita que consiste en la falta de continuidad del esófago, lo que condiciona la imposibilidad de deglutir pues no existe paso desde el tramo superior del esófago hasta el estómago. Al tratarse de una embriopatía, con mucha frecuencia aparece junto a otras malformaciones, sobre todo las cardiovasculares, esqueléticas y respiratorias, lo que complica su manejo. No obstante, gracias al desarrollo quirúrgico y de la medicina perinatal, esta enfermedad de pronóstico nefasto tiene ahora una baja tasa de mortalidad, que depende más de las patologías asociadas que de la propia malformación esofágica.

Así lo recuerda a DM Leopoldo Martínez, jefe de Sección en el Servicio de Cirugía Pedriátrica del Hospital Infantil La Paz, en Madrid. El citado servicio junto a la recién creada Asociación de Atresia de Esófago han organizado unas jornadas, las primeras en la Comunidad de Madrid, que contaron con más de 200 asistentes. Se trata de una oportunidad de encuentro entre profesionales, pacientes y familias, cuyo objetivo principal es dar visibilidad a esta enfermedad y aunar esfuerzos para la mejora de la calidad de vida de los pacientes y sus cuidadores.

El tratamiento de la atresia esofágica requiere un abordaje multidisciplinar, en el que intervienen junto a los especialistas en Cirugía Pediátrica, profesionales de la Ginecología y Obstetricia, Neonatología, Gastroenterología y Neumología Pediátrica, a los que se suman también de la enfermería.

El abordaje quirúrgico suele efectuarse en las primeras horas de vida, recuerda Leopoldo Martínez. Esa cirugía tiene el objetivo de reconstruir la continuidad del esófago, cerrando su comunicación con la vía respiratoria. En la mayoría de los casos se lleva a cabo esa unión, con un pronóstico bueno, sin embargo la calidad de vida de estos pacientes se ve bastante afectada por las secuelas digestivas, al margen de las respiratorias, esqueléticas o cardiovasculares.

No obstante, hay pacientes más complejos, en los que habrá que optar por soluciones imaginativas, como interponer un fragmento de colon, por ejemplo, que son válidas a medio plazo. "Lo habitual en estos enfermos es realizar una gastrotomía para permitir la alimentación y una vez que el niño crece, en torno a los ocho o doce meses de vida, ofrecer una solución quirúrgica".

El cirujano recuerda que las secuelas digestivas de esos pacientes exigen un seguimiento de por vida, con controles endoscópicos periódicos. "Presentan una serie de alteraciones funcionales, como problemas en la deglución, en la motilidad, reflujo... y pueden surgir estrecheces en la anastomosis de diferente gravedad", enumera.

La Paz ha tratado a más de 500 casos de atresia de esófago desde su apertura en 1965. En el Servicio de Cirugía Pediátrica se atienden pacientes remitidos desde toda España. Algunos de ellos han asistido a las jornadas organizadas también por la Asociación de Atresia de Esófago. Esta entidad sin ánimo de lucro se acaba de constituir, en marzo de 2017, para ayudar y dar soporte a pacientes y familiares afectados por la atresia de esófago y/o fístula traqueosofágica.

Nace con el objetivo básico de dar visibilidad y conocimiento de esta enfermedad al colectivo de familias y profesionales de todo el territorio. Entre sus objetivos fundamentales se encuentra la mejora de la calidad de vida de pacientes y cuidadores a través de la adecuada información y educación, y el apoyo psicológico.