lunes, 2 de diciembre de 2019

Cáncer de próstata, nutrición y suplementos alimentarios (PDQ®)–Versión para profesionales de salud - Instituto Nacional del Cáncer

Cáncer de próstata, nutrición y suplementos alimentarios (PDQ®)–Versión para profesionales de salud - Instituto Nacional del Cáncer

Instituto Nacional Del Cáncer



Cáncer de próstata, nutrición y suplementos alimentarios (PDQ®)–Versión para profesionales de salud

Introducción

En este sumario de información sobre el cáncer se ofrece una descripción general del consumo de varios alimentos y suplementos alimentarios para reducir el riesgo de presentar cáncer de próstata o para el tratamiento del mismo. Este sumario incluye la trayectoria en investigación, la revisión de los estudios con animales y de laboratorio, así como los resultados de los ensayos clínicos sobre los siguientes alimentos o suplementos alimentarios:
Cada tipo de suplemento alimentario o alimento tendrá una sección específica en este sumario y, con el tiempo, se agregarán nuevos temas. Nota: Además, se dispone de un sumario por separado del PDQ sobre PC-SPES.
El cáncer de próstata es el cáncer extracutáneo más común que afecta a los hombres en los Estados Unidos. Con base en los datos de 2014 a 2016, se calcula que 11,6 % de los hombres en los Estados Unidos recibirán un diagnóstico de cáncer de próstata durante toda su vida.[1]
En muchos estudios se señala que es común que los pacientes con cáncer de próstata utilicen medicina complementaria y alternativa (MCA) y que notifiquen el consumo de vitaminas, suplementos y determinados alimentos. Por ejemplo, el Prostate CAncer Therapy Selection (PCATS) fue un estudio prospectivo en el que se investigó el proceso de toma de decisiones de los hombres sobre el tratamiento tras un diagnóstico de cáncer de próstata en estadio localizado. Como parte de este estudio, los pacientes respondieron a encuestas sobre el uso de MCA. Más de la mitad respondió que utilizó uno o más tratamientos de MCA; los más comunes fueron las modalidades fisicomentales y los tratamientos basados en productos biológicos.[2]
En los estudios internacionales se describieron resultados similares. En un estudio sueco publicado en 2011 se encontró que, en general, era más probable que los participantes con cáncer de próstata hubiesen consumido suplementos que los participantes del grupo de control de población sana. El consumo de suplementos fue aún más común en aquellos pacientes con los hábitos alimentarios más saludables (por ejemplo, consumo elevado de pescados grasos y verduras).[3] En un estudio canadiense, 39 % de los pacientes con diagnóstico reciente de cáncer de próstata admitieron utilizar MCA; las terapias más comunes fueron de tipo herbario, con vitaminas y con minerales. Dentro de esas categorías, las más populares fueron la palma enana americana, la vitamina E y el selenio. Los dos motivos más comunes para escoger terapias de MCA fueron estimular el sistema inmunitario y prevenir recidivas.[4] Según los resultados de otro estudio canadiense, aproximadamente 30 % de los encuestados con cáncer de próstata declaró utilizar terapias de MCA. En ese estudio, los suplementos de mayor consumo fueron la vitamina E, la palma enana americana y el licopeno.[5] En un estudio británico publicado en 2008, se indicó que 25 % de los pacientes con cáncer de próstata utilizaron MCA y se informó que las intervenciones más frecuentes eran la alimentación baja en grasas, las vitaminas y el licopeno. En ese estudio la mayoría de los consumidores de MCA mencionaron que las razones primordiales para utilizar esta medicina eran mejorar la calidad de vida y estimular el sistema inmunitario.[6]
También se documentó el consumo de vitaminas y suplementos en hombres con riesgo de presentar cáncer de próstata. En un estudio se investigó el consumo de suplementos y vitaminas en hombres con antecedentes familiares de cáncer de próstata. En el momento de la encuesta, casi 60 % de los hombres consumían vitaminas o suplementos. Un tercio de los hombres consumían vitaminas y suplementos comercializados específicamente para la salud de la próstata o para la quimioprevención (por ejemplo, selenio, té verde y palma enana americana).[7] En un estudio de 2004, se investigó el consumo de suplementos herbarios y vitaminas en hombres atendidos en una clínica para detección de cáncer de próstata. Los hombres que asistieron a la clínica de detección respondieron a cuestionarios sobre el consumo de suplementos. En el análisis se observó que 70 % de los encuestados notificó que consumía suplementos multivitamínicos y 21 %, suplementos herbarios.[8]
En un metanálisis publicado en 2008 se revisaron estudios sobre el consumo de suplementos de minerales y vitaminas en sobrevivientes de cáncer. En los resultados se describió que entre los sobrevivientes de cáncer de próstata el consumo de minerales o vitaminas osciló entre 26 y 35 %.[9]
Aunque muchos pacientes con cáncer de próstata utilizan tratamientos de MCA, no todos lo informan al médico. Según los resultados del estudio PCATS, 43 % de los pacientes hablaron con un profesional sanitario acerca de utilizar MCA.[2] En dos estudios diferentes, 58 % de los encuestados le comunicó al médico que utilizaban MCA.[4,6]
¿Cómo deciden los pacientes con cáncer de próstata utilizar o no MCA? En un estudio cualitativo publicado en 2005, se describieron los resultados de entrevistas a pacientes con cáncer de próstata. En el estudio se encontraron diferencias en los patrones de pensamiento entre quienes utilizaban MCA y quienes no la utilizaban; se observó que los pacientes que usaban MCA no se guiaban por un tema en particular sino por una combinación de ideas. Por ejemplo, la percepción de que la MCA es inocua se relaciona con la creencia de que la medicina convencional provoca muchos efectos secundarios nocivos.[10] En los resultados de un estudio cualitativo de 2003, se indicó que la toma de decisiones sobre tratamientos de MCA en los pacientes de cáncer de próstata depende tanto de factores de decisión fijos (por ejemplo, antecedentes médicos) como de factores flexibles (por ejemplo, necesidad de sentirse en control).[11]
Muchos de los términos médicos y científicos en este sumario tienen un enlace al Diccionario de cáncer del NCI la primera vez que se mencionan en cada sección. Este diccionario se orienta a personas sin conocimientos especializados. Al pulsar sobre un término con un enlace, aparece la definición en una ventana separada.
Las referencias bibliográficas citadas en los sumarios de información sobre el cáncer del PDQ pueden tener enlaces a otros sitios de Internet gestionados por individuos u organizaciones con el propósito de comercializar o promover el uso de tratamientos o productos específicos. Estas referencias bibliográficas se ofrecen solo con fines informativos. Su inclusión no se debe interpretar como aprobación del contenido de las páginas de Internet ni de ningún tratamiento o producto por parte del Consejo editorial del PDQ sobre terapias integrales, alternativas y complementarias, o del Instituto Nacional del Cáncer.
Para obtener más información sobre la prevención del cáncer de próstata, consultar el sumario de PDQ Prevención del cáncer de próstata.
Bibliografía
  1. National Cancer Institute: SEER Stat Fact Sheets: Prostate. Bethesda, MD: National Cancer Institute. Available online. Last accessed September 23, 2019.
  2. McDermott CL, Blough DK, Fedorenko CR, et al.: Complementary and alternative medicine use among newly diagnosed prostate cancer patients. Support Care Cancer 20 (1): 65-73, 2012. [PUBMED Abstract]
  3. Westerlund A, Steineck G, Bälter K, et al.: Dietary supplement use patterns in men with prostate cancer: the Cancer Prostate Sweden study. Ann Oncol 22 (4): 967-72, 2011. [PUBMED Abstract]
  4. Eng J, Ramsum D, Verhoef M, et al.: A population-based survey of complementary and alternative medicine use in men recently diagnosed with prostate cancer. Integr Cancer Ther 2 (3): 212-6, 2003. [PUBMED Abstract]
  5. Boon H, Westlake K, Stewart M, et al.: Use of complementary/alternative medicine by men diagnosed with prostate cancer: prevalence and characteristics. Urology 62 (5): 849-53, 2003. [PUBMED Abstract]
  6. Wilkinson S, Farrelly S, Low J, et al.: The use of complementary therapy by men with prostate cancer in the UK. Eur J Cancer Care (Engl) 17 (5): 492-9, 2008. [PUBMED Abstract]
  7. Bauer CM, Ishak MB, Johnson EK, et al.: Prevalence and correlates of vitamin and supplement usage among men with a family history of prostate cancer. Integr Cancer Ther 11 (2): 83-9, 2012. [PUBMED Abstract]
  8. Barqawi A, Gamito E, O'Donnell C, et al.: Herbal and vitamin supplement use in a prostate cancer screening population. Urology 63 (2): 288-92, 2004. [PUBMED Abstract]
  9. Velicer CM, Ulrich CM: Vitamin and mineral supplement use among US adults after cancer diagnosis: a systematic review. J Clin Oncol 26 (4): 665-73, 2008. [PUBMED Abstract]
  10. Singh H, Maskarinec G, Shumay DM: Understanding the motivation for conventional and complementary/alternative medicine use among men with prostate cancer. Integr Cancer Ther 4 (2): 187-94, 2005. [PUBMED Abstract]
  11. Boon H, Brown JB, Gavin A, et al.: Men with prostate cancer: making decisions about complementary/alternative medicine. Med Decis Making 23 (6): 471-9, 2003 Nov-Dec. [PUBMED Abstract]

Calcio

Aspectos generales

Esta sección contiene la siguiente información clave:
  • El calcio es necesario para determinadas funciones metabólicas como la vasodilatación y la vasoconstricción, la función muscular, la transmisión neural, la señalización intracelular y la secreción hormonal.
  • En los Estados Unidos, las principales fuentes de calcio son los alimentos y los suplementos alimentarios.
  • Los estudios sobre la relación entre el consumo de calcio y el cáncer de próstata se han limitado a las fuentes nutricionales de calcio, como los productos lácteos.
  • En algunos estudios se indica que el consumo total elevado de calcio se puede relacionar con un aumento del riesgo de cáncer de próstata metastásico y en estadio avanzado, comparado con un consumo más bajo de calcio.
  • Se necesita más investigación para aclarar los efectos del calcio o de los productos lácteos en el riesgo de cáncer de próstata.

Información general y antecedentes

El calcio, el mineral más abundante del cuerpo, se encuentra en ciertos alimentos de forma natural, como agregado en alimentos, suplementos alimentarios y algunos medicamentos (como los antiácidos). El calcio es necesario para la vasodilatación y la vasoconstricción, la función muscular, la transmisión neural, la señalización intracelular y la secreción hormonal; aunque se requiere menos de 1 % del calcio corporal total para mantener estas funciones metabólicas vitales.[1] El calcio sérico se regula de forma estricta y no fluctúa con los cambios en el aporte alimentario. El cuerpo utiliza el tejido óseo como depósito y fuente de calcio para mantener constantes las concentraciones de calcio en la sangre, los músculos y el líquido intercelular.[1]
En la población estadounidense las principales fuentes de calcio son los alimentos y los suplementos alimentarios.[2] Según se observa en los resultados recientes de la National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES), los adultos en los Estados Unidos obtienen 38 % del calcio alimentario de la leche y sus derivados, como el yogur y el queso.[3] Además de los lácteos, otras fuentes de calcio son las verduras, como la col de China, la col rizada y el brócoli. Las espinacas contienen calcio, pero su biodisponibilidad es limitada. La mayoría de los cereales no tienen grandes cantidades de calcio a menos que estén enriquecidos; sin embargo, contribuyen con el calcio alimentario porque aunque las cantidades del mineral son pequeñas, la gente los consume con regularidad. Los alimentos enriquecidos con calcio son, entre otros, muchas bebidas y jugos de fruta, el tofu y los cereales. En los Estados Unidos, es frecuente el consumo de suplementos alimentarios como los de calcio para prevenir enfermedades crónicas como el cáncer.[1] La media del consumo alimentario de calcio en varones de un año o más de vida, oscila entre 871 a 1266 mg/día según la etapa de la vida (es decir, la lactancia, la adolescencia o la adultez). Casi 43 % de la población estadounidense consume suplementos alimentarios que contienen calcio, lo que eleva el aporte en unos 330 mg/día en los consumidores de suplementos.[1,2]
Para evaluar la relación entre el consumo de calcio, la mortalidad y la morbilidad por cáncer de próstata, sería importante medir en forma objetiva los marcadores biológicos del calcio, que incluye la información sobre el consumo de calcio alimentario y suplementario, así como el control de otros factores de confusión. Sin embargo, los estudios sobre la relación entre calcio y cáncer de próstata se han restringido a las fuentes alimentarias como los productos lácteos. Aunque más de la mitad de la población estadounidense consume suplementos de minerales y vitaminas (con un costo anual de más de 11 000 millones de dólares), en pocos estudios se incluye el consumo de suplementos en relación con el riesgo de enfermedades, como el cáncer de próstata, o con las tasas de mortalidad.[1,2] (Para obtener más información, consultar el sumario del PDQ Prevención del cáncer de próstata).

Estudios preclínicos o con animales

Estudios in vitro

En un estudio de 2011, se trataron las células cancerosas de próstata con leche de vaca, leche de almendras, leche de soja, caseína o lactosa. El tratamiento con leche de vaca estimuló la multiplicación de las células cancerosas de próstata de tipo LNCaP. El tratamiento con leche de soja no afectó la multiplicación de las células cancerosas de próstata y el tratamiento con leche de almendras inhibió dicha multiplicación.[4]

Estudios in vivo

En un estudio se investigaron los efectos del calcio alimentario sobre la progresión tumoral en la próstata de ratones transgénicos de tipo LPB-Tag. Los animales recibieron alimentaciones con poco (0,2 %) o mucho (2,0 %) calcio y fueron sacrificados a las 5, 7 o 9 semanas de vida. El peso y la progresión tumoral fueron semejantes en los ratones que recibieron alimentación baja o alta en calcio.[5]
En un estudio de 2012, se investigó el efecto del calcio y la alimentarios en el crecimiento del cáncer de próstata en ratones atímicos. Se administraron inyecciones de células cancerosas de próstata humana a ratones que, luego, fueron aleatorizados a recibir alimentaciones específicas (por ejemplo, alta en calcio y o normal en calcio y sin ). Los ratones que recibieron alimentación normal en calcio y deficiente en presentaron dimensiones tumorales significativamente mayores (P <0,05) que los ratones que recibieron otro tipo de alimentación.[6]

Estudios con seres humanos

Estudios epidemiológicos

En varios estudios epidemiológicos se encontró un vínculo entre el consumo elevado de calcio, los productos lácteos o ambos y el riesgo alto de presentar cáncer de próstata.[7-9] No obstante, en otros estudios solo se encontró una relación débil; no se encontró relación alguna o se encontró una relación inversa entre el consumo de calcio y el riesgo de cáncer de próstata.[10-13] Según los resultados de estos estudios, la interpretación de las pruebas se complica por la dificultad para separar los efectos de los productos lácteos de los efectos del calcio. Además, los estudios epidemiológicos iniciales tenían varias limitaciones. La relación entre el consumo de calcio y el cáncer de próstata se restringió a las pruebas obtenidas de los cuestionarios autonotificados sobre la frecuencia del consumo de alimentos que son fuente nutricional de calcio, con énfasis en los productos lácteos.[14,15] No se tomaron en cuenta los factores de riesgo competidores, como otros nutrientes importantes de los lácteos (es decir, grasas) y los factores simultáneos y de confusión (es decir, edad, índice de masa corporalhormonas esteroideas y otros sucesos metabólicos de la vía causal). Además, en estas cohortes no se obtuvieron marcadores objetivos de calcio, como calcio sérico. Sin embargo, los estudios de observación en conjunto permiten indicar que el consumo total elevado de calcio se podría relacionar con riesgo alto de cáncer de próstata en estadio avanzado y metastásico en comparación con un consumo menor de calcio.[11,12,16-18] En otro análisis de 886 pacientes sometidos a prostatectomía, se encontró aumento del riesgo de recibir un diagnóstico de una enfermedad más agresiva en los hombres con el consumo más alto de calcio.[19] El peligro de padecer de una enfermedad recidivante después del tratamiento quirúrgico aumentó en los hombres con consumos de calcio muy bajos o muy altos. Se necesita más investigación para aclarar los efectos del calcio y los productos lácteos en el riesgo de cáncer de próstata y para esclarecer los mecanismos biológicos posibles.

Estudios de intervención

En un ensayo clínico aleatorizado publicado en 2005, se le dio seguimiento durante un máximo de 12 años a 672 hombres que recibieron a diario 3 g de carbonato de calcio (1200 mg de calcio) o placebo durante cuatro años. En el transcurso de los primeros 6 años del estudio, se presentó un número significativamente menor de casos de cáncer de próstata en el grupo de calcio comparado con el de placebo. Sin embargo, la diferencia ya no era estadísticamente significativa en la evaluación de 10 años.[20]

Metanálisis

En un metanálisis publicado en 2005, se informó que podría existir una relación entre un aumento del riesgo de cáncer de próstata y mayor consumo de calcio y productos lácteos.[21]
En un metanálisis de 2008, en el que se revisaron 45 estudios de observación, no se encontraron pruebas de una relación entre productos lácteos y riesgo de cáncer de próstata.[22] En un metanálisis de estudios de cohorte publicado entre 1996 y 2006, se encontró una relación directa entre el consumo de leche y productos lácteos y el riesgo de cáncer de próstata.[23]
En una revisión reciente de las U.S. Preventive Services Task Force Evidence Syntheses (antes denominadas Systematic Evidence Reviews), se realizó un metanálisis con modelos de efectos fijos de Mantel-Haenszel para la incidencia general de cáncer, incidencia de enfermedades cardiovasculares y mortalidad por todas las causas. No se observaron efectos generales de la administración de complementos de o calcio en la mortalidad o incidencia de cánceres, como el cáncer de próstata.[3] En un metanálisis sobre la relación del calcio sin administración simultánea de , se observó una reducción del riesgo de cáncer de próstata, aunque se presentaron solo unos pocos casos.[24]
En 2007, el World Cancer Research Fund junto con el American Institute for Cancer Research informaron que había pruebas probables de que los regímenes alimentarios con mucho calcio aumentan el riesgo de cáncer de próstata y que hay pruebas limitadas de que la leche y los productos lácteos también aumentan el riesgo.[25] Desde ese entonces, se han publicado otros 18 estudios en los que se evaluaron los productos lácteos o la ingesta de calcio, y el riesgo de cáncer de próstata. En un metanálisis de 2015 de estos estudios, se concluyó que el consumo elevado de productos lácteos, leche, leche con bajo contenido graso, queso, calcio alimentario total y calcio en los productos lácteos puede aumentar el riesgo de cáncer de próstata.[26] Los suplementos de calcio y el calcio no lácteo no se relacionaron con un aumento de riesgo, aunque el calcio suplementario se vinculó con un aumento de riesgo de cáncer de próstata mortal. Los autores señalaron que se debe estudiar más este vínculo.

Ensayos clínicos en curso

Realizar una búsqueda avanzada en inglés de los ensayos clínicos sobre cáncer auspiciados por el NCI que ahora aceptan pacientes. La búsqueda se puede simplificar por ubicación del ensayo, tipo de tratamiento, nombre del fármaco y otros criterios. También se dispone de información general sobre los ensayos clínicos.
Bibliografía
  1. Ross AC, Taylor CL, Yaktine AL, et al., eds.: Dietary Reference Intakes for Calcium and Vitamin D. Washington, DC: National Academies Press, 2011. Also available online. Last accessed October 20, 2017.
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  3. Fortmann SP, Burda BU, Senger CA, et al.: Vitamin, Mineral, and Multivitamin Supplements for the Primary Prevention of Cardiovascular Disease and Cancer: A Systematic Evidence Review for the U.S. Preventive Services Task Force. Rockville, MD: Agency for Healthcare Research and Quality, 2013. Available online. Last accessed October 20, 2017.
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  5. Mordan-McCombs S, Brown T, Zinser G, et al.: Dietary calcium does not affect prostate tumor progression in LPB-Tag transgenic mice. J Steroid Biochem Mol Biol 103 (3-5): 747-51, 2007. [PUBMED Abstract]
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  9. Raimondi S, Mabrouk JB, Shatenstein B, et al.: Diet and prostate cancer risk with specific focus on dairy products and dietary calcium: a case-control study. Prostate 70 (10): 1054-65, 2010. [PUBMED Abstract]
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  12. Koh KA, Sesso HD, Paffenbarger RS, et al.: Dairy products, calcium and prostate cancer risk. Br J Cancer 95 (11): 1582-5, 2006. [PUBMED Abstract]
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  17. Kesse E, Bertrais S, Astorg P, et al.: Dairy products, calcium and phosphorus intake, and the risk of prostate cancer: results of the French prospective SU.VI.MAX (Supplémentation en Vitamines et Minéraux Antioxydants) study. Br J Nutr 95 (3): 539-45, 2006. [PUBMED Abstract]
  18. Rohrmann S, Platz EA, Kavanaugh CJ, et al.: Meat and dairy consumption and subsequent risk of prostate cancer in a US cohort study. Cancer Causes Control 18 (1): 41-50, 2007. [PUBMED Abstract]
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  20. Baron JA, Beach M, Wallace K, et al.: Risk of prostate cancer in a randomized clinical trial of calcium supplementation. Cancer Epidemiol Biomarkers Prev 14 (3): 586-9, 2005. [PUBMED Abstract]
  21. Gao X, LaValley MP, Tucker KL: Prospective studies of dairy product and calcium intakes and prostate cancer risk: a meta-analysis. J Natl Cancer Inst 97 (23): 1768-77, 2005. [PUBMED Abstract]
  22. Huncharek M, Muscat J, Kupelnick B: Dairy products, dietary calcium and vitamin D intake as risk factors for prostate cancer: a meta-analysis of 26,769 cases from 45 observational studies. Nutr Cancer 60 (4): 421-41, 2008. [PUBMED Abstract]
  23. Qin LQ, Xu JY, Wang PY, et al.: Milk consumption is a risk factor for prostate cancer in Western countries: evidence from cohort studies. Asia Pac J Clin Nutr 16 (3): 467-76, 2007. [PUBMED Abstract]
  24. Bristow SM, Bolland MJ, MacLennan GS, et al.: Calcium supplements and cancer risk: a meta-analysis of randomised controlled trials. Br J Nutr 110 (8): 1384-93, 2013. [PUBMED Abstract]
  25. Food, Nutrition, Physical Activity, and the Prevention of Cancer: A Global Perspective. Washington, DC: World Cancer Research Fund/American Institute for Cancer Research, 2007. Also available onlineNotificación de salida. Last accessed August 2, 2019.
  26. Aune D, Navarro Rosenblatt DA, Chan DS, et al.: Dairy products, calcium, and prostate cancer risk: a systematic review and meta-analysis of cohort studies. Am J Clin Nutr 101 (1): 87-117, 2015. [PUBMED Abstract]

Té verde

Aspectos generales

Esta sección contiene la siguiente información clave:
  • Todo el té proviene de la planta Camellia sinensis (L.) Kuntze; los métodos de procesamiento de las hojas luego determinan el tipo de té que se produce. Para el té verde, las hojas se cuecen al vapor y se secan.
  • En algunos estudios de investigación se indica que el té verde podría tener un efecto protector contra enfermedades cardiovasculares y varias formas de cáncer, como el cáncer de próstata.
  • Las catequinas son compuestos polifenólicos del té que se relacionan con muchos de los efectos saludables que se le atribuyen.
  • Las catequinas del té verde (CTV) son, entre otras, (−)3-galato de epigalocatequina (GEGC), (−)-epicatequina (EC), (−)-epigalocatequina (EGC), (−)3-galato de epicatequina (GEC) y proantocianidinas oligoméricas derivadas de los monómeros de estas catequinas, que son las menos estudiadas.
  • En ensayos de laboratoriopreclínicos y en ensayos clínicos de fase inicial se identificó el GEGC como uno de los moduladores más potentes de las vías moleculares que se cree que son relevantes para la carcinogénesis de la próstata. Se demostró que el GEGC actúa como un antagonista androgénico que puede bloquear la proliferación celular del cáncer de próstata, interrumpir la producción del antígeno prostático específico (PSA) en las células cancerosas de la próstata, y en estudios in vitro, mostró una actividad proapoptótica potente y selectiva en líneas celulares del cáncer de próstata.
  • En estudios de ratones con adenocarcinoma transgénico de próstata de ratón (TRAMP), se observó que el consumo oral de una solución con CTV o GEGC solo, se relaciona con una reducción significativa del tamaño del tumor y una disminución tanto de la multiplicidad como del inicio del cáncer de próstata.
  • En los países asiáticos con un alto consumo de té verde per cápita, las tasas de mortalidad por cáncer de próstata se encuentran entre las más bajas del mundo y el riesgo de cáncer de próstata parece haber aumentado entre los hombres asiáticos que abandonan sus hábitos alimenticios originales cuando migran a los Estados Unidos. En los estudios de casos y controles y en los de cohortes, hasta el momento se han observado diversos resultados beneficiosos o neutros, con la excepción de un estudio en el que se observó un aumento del riesgo de presentar cáncer de próstata avanzado con el consumo de té verde.
  • Se ha tolerado bien el consumo de CTV en los ensayos clínicos dirigidos a hombres sin enfermedad, hombres con lesiones precursoras y hombres con cáncer de próstata. Los efectos secundarios disminuyeron con la formulación descafeinada y el consumo sin ayuno. Los efectos secundarios más comunes relacionados con las CTV fueron los síntomas gastrointestinales leves.
  • Al menos en dos ensayos controlados aleatorizados se observó una disminución general en la tasa de progresión a proliferación microacinar atípica o cáncer de próstata en hombres con neoplasia prostática intraepitelial de grado alto (NPIGA) tratado con CTV.

Información general y antecedentes

Los navegantes llevaron por primera vez el té a Inglaterra en 1644; aunque el té ha sido popular en Asia desde la antigüedad. Después del agua, el té es la bebida que más se consume en el mundo.[1] El té proviene de la planta C. sinensis y los métodos de procesamiento de las hojas determinan el tipo de té que se produce. El té verde no se fermenta, sino que se produce mediante una fase de inactivación enzimática con temperaturas elevadas (es decir, se tuestan de las hojas de té recién recogidas en una cazuela china o, tradicionalmente, se cocinan al vapor) para preservar los polifenoles (catequinas) y la frescura. En cambio, la enzima que cataliza la polimerización y oxidación de las catequinas y de otros componentes produce el color oscuro del té negro.[2] El té azul (oolong), el tercer tipo de té en importancia, contiene polifenoles semioxidados.[1]
En este sumario de información de PDQ,  se usa para referirse a las hojas de la planta C. sinensis o la bebida que se prepara con esas hojas.
En algunos estudios de observación y de intervención se indica que el té verde puede tener efectos protectores contra las enfermedades cardiovasculares [3] y existen pruebas de que el té verde puede proteger contra varias formas de cáncer.[4] Muchos de los beneficios para la salud que se relacionan con el té se atribuyen a los polifenoles. Las CTV son, entre otras, GEGC, EC, EGC, GEC y las proantocianidinas oligoméricas derivadas de los monómeros de estas catequinas. Entre estos compuestos, el GEGC es la catequina más abundante en el té verde y ha sido objeto de mucha investigación;[5] sin embargo, también se clasifica como compuesto promiscuo.[6] En ensayos de laboratorio, preclínicos y clínicos de fase inicial se identificó el GEGC como uno de los moduladores más potentes de las vías moleculares que se cree que son relevantes para la carcinogénesis de la próstata.[5] Las hojas de té también contienen grandes cantidades de catequinas oligoméricas, en particular, proantocianidinas oligoméricas. Estas, junto con los monómeros de catequina, constituyen los polifenoles de té verde (PTV). La composición de PTV y la proporción entre catequinas monoméricas y oligoméricas pueden variar mucho según el procesamiento y el origen de las hojas de té. Considerando que el GEGC y otras catequinas monoméricas interfieren con los ensayos in vitro y exhiben una amplia variación de efectos biológicos,[6,7] esto indica que la mayoría de los factores químicos responsables por los beneficios reales in vivo del té verde no se conocen.

Estudios preclínicos o con animales

Estudios in vitro

Las células cancerosas de próstata tratadas con GEGC (concentraciones de 0–80 μM) presentaron inhibición de la proliferación celular y disminución de las concentraciones de la proteína y el ARNm del PSA, en presencia o ausencia de andrógenos.[8]
En un estudio de 2011, se trataron las células cancerosas de próstata humana inicialmente con GEGC (concentraciones de 1,5–7,5 μM) y, luego, con radiación. En los resultados se describió que la exposición celular al GEGC durante 30 minutos antes de la radiación logró reducir la apoptosis en forma significativa en comparación con la radiación sola.[9]
En otro estudio, las células cancerosas de próstata tratadas con GEGC (0–50 μM) presentaron disminución dependiente de la dosis en la proliferación celular y aumento en la actividad de la cinasa regulada por señales extracelulares (ERK) 1/2. Para estudiar más el efecto del GEGC en la vía ERK 1/2, se trataron las células con GEGC (0–50 μM) y un inhibidor de la proteína-cinasa activada por mitógenos (MEK) o un inhibidor de la fosfatidilinositol-3-cinasa (PI3K). La inhibición de MEK no evitó el aumento regulado de ERK 1/2; aunque el inhibidor de la PI3K logró un bloqueo parcial de este aumento tras el tratamiento con GEGC. En estos hallazgos se indica que el GEGC podría prevenir la proliferación de células cancerosas de próstata al aumentar la actividad de ERK 1/2 por un mecanismo que depende de PI3K y que es independiente de MEK.[10]
Según un estudio de 2010, las células cancerosas de próstata tratadas con GEGC (20–120 μM) presentaron cambios en el grado de expresión de 40 genes, entre estos, un descenso cuádruple en el inhibidor 2 de unión a ADN (ID2, una proteína que interviene en la supervivencia y proliferación celular). Además, la expresión forzada de ID2 en las células tratadas con 80 μM de GEGC produjo disminución de la apoptosis, lo que indica que el GEGC podría causar destrucción celular por un mecanismo relacionado con ID2.[11]
Los adelantos en nanotecnología (nanoquimioprevención) resultan en una administración más eficaz de GEGC en los hombres con riesgo de presentar cáncer de próstata. Las células del cáncer de próstata se trataron con nanopartículas cargadas de GEGC (100 μM) o GEGC libre. Aunque ambos tratamientos disminuyeron la proliferación y provocaron apoptosis, el tratamiento con nanopartículas logró mayor efecto con concentraciones más bajas que el GEGC libre. En estos resultados se indica que utilizar un sistema de administración con nanopartículas de GEGC puede aumentar la biodisponibilidad y mejorar los efectos quimiopreventivos del mismo.[12] En un estudio, se encapsuló GEGC (30 μM) en nanopartículas con polímeros dirigidos al antígeno prostático específico de membrana (PSMA). Aunque disminuyó la proliferación de las células cancerosas de próstata tratadas con esta intervención, esta no afectó a las células benignas de control. En estos resultados se indica que este sistema de administración podría ser eficaz para el tratamiento selectivo de células cancerosas de próstata.[13]
En la investigación también se indica que la glutatión S-transferasa p1 (GSTP1) podría actuar como supresor tumoral y que la hipermetilación de ciertas regiones de este gen (es decir, islas CpG) podría ser un marcador molecular de cáncer de próstata. El aumento de la metilación produce inactivación del gen. En una serie de experimentos se investigó el efecto sobre la expresión de GSTP1 de los polifenoles de té verde. El tratamiento de tipos diferentes de células cancerosas de próstata con polifenoles de té verde (1–10 μg/ml de Polyphenon E) llevó a la reexpresión de GSTP1 dado que se revirtió la hipermetilación y se redujo la expresión de proteínas con dominio de unión metil-CpG, que se fijan al ADN metilado. En estos resultados se indica que los polifenoles de té verde pueden producir efectos quimiopreventivos a través de procesos de inactivación de genes.[14]
En los resultados de un estudio de 2011, se indicó que los polifenoles de té verde pueden tener efectos antineoplásicos por inhibición de las histona-desacetilasas (HDAC). Es frecuente que las HDAC de clase I se sobrexpresen en varios tipos de cáncer, como el cáncer de próstata. El tratamiento de células cancerosas de próstata humana con polifenoles de té verde (10–80 μg/ml de Polyphenon E) redujo la actividad de las HDAC de clase I y elevó la expresión de Bax, una proteína proapoptótica.[15]
Los resultados se deben interpretar con cautela debido al empleo de concentraciones altas de polifenoles de té en algunos de los experimentos in vitro. En estudios con seres humanos, se indicó que después de tomar 2 o 3 tazas de té verde las concentraciones sanguíneas de GEGC oscilan entre 0,1 y 0,6 µM, y no superan 1 μM aun después de tomar 7 a 9 tazas de té verde.[16,17]

Estudios con animales

Se han usado modelos animales en varios estudios de investigación sobre los efectos de té verde en el cáncer de próstata. En un estudio, se les administró a ratones TRAMP agua sola o tratada con CTV (solución al 0,3 % de CTV; exposición equivalente a unas 6 tazas diarias de té verde). Después de 24 semanas, los ratones TRAMP que bebieron agua presentaban cáncer de próstata mientras que los tratados con CTV solo presentaban lesiones de neoplasia prostática intraepitelial, lo que indica que las CTV podrían retrasar la formación de los tumores de próstata.[18] En otro estudio, se administraron inyecciones de células cancerosas de próstata en ratones castrados que, luego, recibieron tratamiento diario con inyecciones intraperitoneales de 1 mg de GEGC o de un vehículo. El tratamiento con GEGC produjo disminución del volumen tumoral y de las concentraciones séricas del PSA, en comparación con el tratamiento con vehículo.
En un estudio de 2011, se observó un efecto antagonista androgénico del GEGC. Se presentó una interacción física del GEGC con el dominio de unión del ligando del receptor androgénico cuando se agregó GEGC a células cancerosas de próstata. Así mismo, se observó menor expresión de la proteína del receptor androgénico en los ratones que recibieron implantes de células tumorales y tratamiento con GEGC (inyecciones intraperitoneales de 1 mg de GEGC, 3 veces por semana) que en los que recibieron el vehículo.[19]
En un estudio de 2009, se inició una intervención con polifenoles de té verde (0,1 % de polifenoles de té verde en agua potable) en ratones TRAMP con edades diferentes (a fin de representar diferentes estadios de la formación del cáncer de próstata).[20] Se observó en estos resultados que, aunque todos los ratones que recibieron té verde tuvieron una supervivencia libre de tumor más larga que los de control que recibieron agua, los ratones que recibieron té verde durante más tiempo presentaron una ventaja.[20] En un estudio, se inició el tratamiento con GEGC (0,06 % de GEGC en agua potable, equivalente al consumo por un ser humano de 6 tazas diarias de té verde) a las 12 o 28 semanas de vida en ratones TRAMP. El tratamiento con GEGC eliminó la NPIGA en los ratones tratados a las 12 semanas de vida; sin embargo el GEGC no evitó la formación del cáncer de próstata en los ratones que iniciaron el tratamiento a las 28 semanas.[21]
En un estudio de un modelo de ratón TRAMP,[22] se demostró que la infusión oral de un extracto de PTV, a una dosis factible para seres humanos (equivalente a 6 tazas diarias de té verde), produjo un retraso significativo en la incidencia del tumor primario y en la carga tumoral según se evaluó en las imágenes de resonancia magnética consecutivas. También se observó disminución del peso prostático (64 % del inicial) y urogenital (72 %); inhibición del factor de crecimiento similar a la insulina-1 (FCI-1) sérico; recuperación de las concentraciones de la proteína tipo 3 de unión al factor de crecimiento similar a la insulina (IGFBP-3) y disminución marcada en la expresión proteica del antígeno nuclear de proliferación celular en los ratones TRAMP que consumieron PTV en comparación con los que consumieron agua. Además, el consumo de PTV causó apoptosis significativa, lo que posiblemente produjo disminución de la diseminación de células cancerosas y, de ese modo, inhibición de la formación, la progresión y las metástasis a órganos distantes. En otro estudio, 119 ratones TRAMP y 119 ratones C57BL/6J recibieron tratamiento oral a libre demanda con una de tres dosis de Polyphenon E (200, 500 o 1000 mg/kg/día) en agua potable, lo que reproduce las dosis factibles en seres humanos. Las evaluaciones de inocuidad y eficacia se realizaron al inicio y a las 12, 22 y 32 semanas de vida de los ratones. En los resultados se observó una disminución significativa del número y el tamaño de los tumores en los ratones TRAMP tratados en comparación con los animales que no recibieron tratamiento. A las 32 semanas de vida, se observaron metástasis en el 100 % (8/8) de los ratones TRAMP sin tratamiento en comparación con 13 % (2/16) de los ratones tratados con dosis altas de Polyphenon E durante el mismo periodo.[23]

Estudios de inocuidad con animales

En un estudio sobre toxicidad oral de 9 meses de duración, patrocinado por la División de Prevención de Cáncer (DCP) del Instituto Nacional del Cáncer (NCI), se administró en ayunas Polyphenon E (200, 500 o 1000 mg/kg/día) a sabuesos tipo beagle de ambos sexos. El estudio se suspendió de forma prematura debido a la pérdida excesiva de animales por morbilidad y mortalidad en todos los grupos de tratamiento. Estos estudios revelaron algunos efectos tóxicos poco comunes de tipo hepático, gastrointestinal y renal que son mortales y limitantes de dosis. En las necropsias macroscópicas se encontraron lesiones inducidas por el tratamiento en el tubo digestivo, el hígado, los riñones, los órganos genitales y el tejido hematopoyético de los sabuesos de ambos sexos. En el estudio de seguimiento de 13 semanas, la concentración sin efecto adverso observado fue mayor de 600 mg/kg/día de Polyphenon E.[24] Los resultados fueron normales cuando el estudio se llevó a cabo con los mismos requisitos de pruebas e intensidad de dosis en perros que habían comido. Se encontró una toxicidad inespecífica y una disminución de 10 veces en la dosis máxima tolerada en sabuesos beagle en ayunas en comparación con los sabuesos que habían comido, cuando se usaron PTV purificados con una concentración de menos de 77 % de GEGC.[25] No obstante, no se presentaron muertes en el estudio de seguimiento auspiciado por DCP-NCI llevado a cabo en perros que habían comido en comparación con perros en ayunas y en el que se utilizaron varias formulaciones de Polyphenon E, lo que sugiere que el estado de ayunas hace que los sistemas u órganos diana se vuelvan más vulnerables a los efectos del extracto de té verde.
En un estudio [23] no se observaron efectos hepatotóxicos o de otro tipo tras la administración de varias dosis de Polyphenon E estandarizado a ratones TRAMP. En los ratones C57BL/6J, el tratamiento prolongado (32 semanas) con Polyphenon E (200, 500 y 1000 mg/kg/día) se consideró inocuo y bien tolerado, sin indicios de toxicidad. Los ratones C57BL/6J no exhibieron diferencias en la apariencia o el comportamiento, ni cambios en el peso de la próstata o del cuerpo después de 32 semanas de tratamiento con las tres dosis de Polyphenon E. No se presentaron cambios histopatológicos visibles en el hígado, los pulmones o cualquiera de los lóbulos prostáticos de los ratones C57BL/6J tratados con tres dosis diferentes de Polyphenon E.[23] De forma similar, en otro estudio preclínico [26] no se observaron efectos tóxicos o de otro tipo con GEGC estandarizado en dosis de hasta 500 mg de la preparación de GEGC/kg por día.

Estudios con seres humanos

Estudios epidemiológicos

La relación entre consumo de té verde y cáncer de próstata se ha evaluado en varios estudios epidemiológicos.
En 2 metanálisis, se investigó el consumo de té verde y el riesgo de cáncer de próstata; en uno de los metanálisis se incluyó el té negro.[27,28] En cuanto al té verde, se identificaron siete estudios de observación, en su mayoría de Asia. En los resultados se describió que en tres estudios de casos y controles se observó una relación inversa estadísticamente significativa entre consumo de té verde y riesgo de cáncer de próstata; pero no se encontró relación en los cuatro estudios de cohorte. En cuanto al té negro, no se encontró relación entre su consumo y el riesgo de cáncer de próstata.[27] Los resultados incongruentes descritos en esos estudios de población se pueden atribuir a factores de confusión que son, entre otros, consumo de té salado o muy caliente, localización geográfica, consumo de tabaco y bebidas alcohólicas y otras diferencias alimentarias.[29-33] En los países asiáticos con un alto consumo de té verde per cápita, las tasas de mortalidad por cáncer de próstata se encuentran entre las más bajas del mundo [34] y el riesgo de cáncer de próstata parece haber aumentado entre los hombres asiáticos que abandonan sus hábitos alimenticios originales cuando migran a los Estados Unidos.[34] En términos generales, los hallazgos de estos estudios de población indican que el té verde podría servir para proteger a las poblaciones asiáticas del cáncer de próstata.[27,35] En la actualidad, no hay estudios epidemiológicos en otras poblaciones que permitan evaluar la relación entre consumo de té verde y riesgo o protección frente al cáncer de próstata. Dado el aumento mundial en el consumo de té verde, incluso en la población estadounidense, los datos emergentes de los estudios en curso contribuirán más a delimitar los efectos preventivos anticancerosos del té verde o de las CTV.

Estudios de intervención

Biodisponibilidad
En los estudios de intervención de fase I/II se notificó la biodisponibilidad de GEGC en plasma cuando se usaron dosis únicas o repetidas de GEGC; se señalaron concentraciones plasmáticas de GEGC más altas en estado de ayuno en comparación con un estado posprandial.[36-38] En los estudios en los que se usaron dosis variables (400 mg y 800 mg de GEGC) de PTV y Polyphenon E administrados en planes de dosis única o repetida durante 3 a 6 semanas, se informó sobre una mediana de las concentraciones máximas de GEGC que osciló de 68,8 ng/ml a 390,36 ng/ml (consultar el Cuadro 1).[38-40] No todos los participantes de los grupos de tratamiento de estos y otros estudios [31,41,42] tenían concentraciones detectables de GEGC, lo que indica una posible variación individual en la absorción. En muchos estudios, no se podían detectar catequinas diferentes al GEGC, o las concentraciones de estas catequinas estaban por debajo de los límites cuantificables en plasma.
Las concentraciones tisulares de las catequinas también han sido muy variables en las evaluaciones. En un estudio llevado a cabo antes de la prostatectomía se observó, de modo particular, que las concentraciones de catequinas en el tejido prostático fueron bajas o indetectables después de la administración de Polyphenon E.[39] En un análisis del tejido prostático que se obtuvo de consumidores de té verde, se descubrió que hay formas metiladas y no metiladas de GEGC en la próstata después de un tratamiento corto con té verde; 48 % del GEGC se encuentra metilado.[39] Las formas metiladas del GEGC no son tan eficaces como el GEGC en cuanto a la inhibición de la proliferación celular y la inducción de la apoptosis de células cancerosas de próstata, lo que indica que el estado de metilación del GEGC podría afectar las propiedades de quimioprevención del té verde. Parece que los polimorfismos del gen de la catecol-O-metiltransferasa (COMT; la enzima que metila el GEGC) determinan el estado de metilación.[43]
Cuadro 1. Concentraciones plasmáticas de GEGC máximas
CitaDosis de GEGCEstadoDuraciónMediana de la concentración plasmática de GEGC (ng/ml)
DE = desviación estándar; GEGC = (−)3-galato de epigalocatequina; kg = kilogramos; mg = miligramos; ml = mililitro; ng = nanogramos.
[38]400 mgPosprandial, ayunas4 semanas155,4 (posprandial), 161,4 (ayunas)
800 mgPosprandial, ayunas4 semanas287,6 (posprandial), 390,36 (ayunas)
[39]800 mg (en Polyphenon E)Posprandial3–6 semanas68,8
[40]2 mg/kgAyunasDosis única77,9
[42]200 mg (2 veces por día)Posprandial1 año12,3 (DE, 24,8)
Prevención
En un estudio italiano realizado en un solo centro, se asignó al azar a 60 hombres con diagnóstico de NPIGA para recibir cápsulas de CTV (600 mg de CTV/día) o un placebo por 1 año. Después de 6 meses, se diagnosticó cáncer de próstata en 6 de 30 hombres del grupo de placebo; pero no se diagnosticaron casos entre los 30 que recibieron CTV. Después de 1 año, se diagnosticó cáncer de próstata en 9 hombres del grupo de placebo y 1 hombre del grupo de CTV (P < 0,01). En estos resultados se indica que las CTV podrían servir para prevenir el cáncer de próstata en grupos con alto riesgo de esta enfermedad.[44] En 2008, se publicaron los resultados de seguimiento de este estudio en dónde se indicó que los efectos inhibitorios de las CTV sobre la progresión del cáncer de próstata son duraderos.[45] Sin embargo, en ese estudio casi toda la reducción del riesgo de cáncer de próstata ocurrió en la biopsia de 6 meses, lo que indica que los resultados podrían estar sesgados por una distribución no aleatorizada del cáncer de próstata oculto al comienzo del estudio.[34] En este estudio, no se observaron disminuciones en el PSA sérico en el grupo de tratamiento en comparación con el de placebo.
En un estudio aleatorizado, multicéntrico más grande (NCT00596011) en los Estados Unidos, se estudiaron 97 hombres con NPIGA o proliferación microacinar atípica que recibieron una mezcla de CTV (200 mg de Polyphenon E, 2 veces por día).[42] La proliferación microacinar atípica es una afección que agrupa un conjunto amplio de lesiones de importancia clínica variable caracterizadas por atipia citológica o estructural que no son suficientes para establecer un diagnóstico definitivo de cáncer de próstata.[9,27] En los resultados se indicó que se toleró bien el consumo diario de una mezcla estandarizada y descafeinada de catequinas con 400 mg de GEGC por día (acumulado en el plasma),[42][Grado de comprobación: 1A], pero no se redujo de manera significativa la incidencia de cáncer de próstata en el grupo de tratamiento con Polyphenon E (5/49, 10,2 %) en comparación con el grupo de placebo (9/48, 18,8 %; P = 0,25). Sin embargo, en un análisis secundario planificado llevado a cabo en hombres que tenían NPIGA (sin proliferación microacinar atípica) al comienzo del estudio, se vinculó el Polyphenon E con una disminución significativa del criterio compuesto de valoración (cáncer de próstata más proliferación microacinar atípica) (3/26 Polyphenon E vs. 10/25 placebo, P < 0,024); estos resultados se explican, en su mayor parte, por la ausencia de proliferación microacinar atípica en la biopsia al final del estudio en el grupo de Polyphenon E (Polyphenon E [0/26] vs. el grupo de placebo [5/25]). No obstante, dado que no hay pruebas inequívocas de que la NPIGA y la proliferación microacinar atípica representen pasos lineales hacia el cáncer de próstata, estos resultados se deben interpretar con cautela. En una comparación del cálculo del efecto terapéutico general se observó una disminución más profunda y significativa del PSA sérico en los hombres tratados con Polyphenon E en comparación con los controles (-0,87 ng/ml; intervalo de confianza de 95 %, -1,66 a -0,09).[42] Si bien los resultados de este estudio estadounidense parecen contradecir la magnitud del efecto indicado en otro estudio [42,44,45] en el que se informó de una reducción de 90 % del cáncer de próstata en los hombres con NPIGA, en general, en los ensayos controlados aleatorizados se ha observado una disminución de la tasa de progresión a proliferación microacinar atípica o cáncer de próstata en los hombres con NPIGA tratados con CTV.
Estudios prequirúrgicos
Se aleatorizó a los pacientes que tenían programada una prostatectomía radical para durante 5 días bebieran té verde, té negro o refrescos 5 veces por día. Se encontraron polifenoles biodisponibles de té verde en las muestras prostáticas de los pacientes que consumieron té verde y té negro. Además, se trataron las células cancerosas de próstata con suero de los participantes y se encontró menor proliferación con los sueros extraídos después del consumo de té que con los obtenidos antes de la intervención.[46] En un estudio sin anonimato de fase II, se asignó al azar a 113 hombres con cáncer de próstata a beber 6 tazas de té verde, té negro o agua antes de una prostatectomía radical.[47] Noventa y tres pacientes completaron la intervención. Aunque no se presentaron diferencias significativas en los marcadores de proliferación, apoptosis y oxidación en el tejido de la prostatectomía, solo los hombres que bebieron té verde presentaron disminuciones pequeñas, pero significativas en las concentraciones del PSA (P = 0,04).
En otro estudio clínico de fase II sin anonimato, los pacientes con cáncer de próstata que tenían programada una prostatectomía radical consumieron cuatro comprimidos diarios de Polyphenon E con polifenoles de té verde, (equivalentes a 800 mg diarios de GEGC) hasta el momento de someterse a la cirugía. El tratamiento con Polyphenon E logró un efecto positivo en varios biomarcadores de cáncer de próstata como el PSA, factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF) y FCI-1 (una proteína relacionada con riesgo alto de cáncer de próstata).[48]
En un estudio de 2011, se aleatorizó a 50 pacientes con cáncer de próstata para recibir Polyphenon E (800 mg, GEGC) o un placebo a diario durante 3 a 6 semanas antes de la cirugía. El tratamiento con Polyphenon E produjo disminuciones más pronunciadas en las concentraciones del PSA y de FCI-1 que el placebo, pero estas diferencias no fueron estadísticamente significativas. En los resultados de este estudio se indica que los efectos quimiopreventivos de los polifenoles de té verde podrían estar mediados por vías indirectas y que se podrían necesitar nuevos estudios de intervención más largos.[39]
Cáncer de próstata en estadio avanzado
En un estudio pequeño de un solo grupo, los pacientes con cáncer de próstata resistente a las hormonas recibieron 2 veces por día cápsulas con extracto de té verde (375 mg de polifenoles totales diarios; no especificaron el tipo de polifenol) durante un máximo de 5 meses. Aunque la mayoría de los participantes toleró bien la intervención con té verde, ningún paciente presentó respuesta del PSA (es decir, al menos 50 % de disminución del valor inicial) y se consideró que los 19 pacientes presentaron enfermedad progresiva después de entre 1–5 meses.[49]
En un estudio de 2003, pacientes con metástasis de cáncer de próstata independiente de los andrógenos consumieron 6 g diarios de un extracto pulverizado de té verde durante un máximo de 4 meses. Entre 42 participantes, un paciente presentó disminución de 50 % en la concentración sérica del PSA comparada con la inicial, pero esta respuesta no duró más de 2 meses. La mayoría de los participantes del estudio toleró bien el té verde; no obstante, se presentaron seis episodios de toxicidad grado 3 con insomnioconfusión y fatiga. En estos resultados se indica que el té verde podría tener pocos beneficios en pacientes con cáncer de próstata avanzado.[50]

Ensayos clínicos en curso

Realizar una búsqueda avanzada en inglés de los ensayos clínicos sobre cáncer auspiciados por el NCI que ahora aceptan pacientes. La búsqueda se puede simplificar por ubicación del ensayo, tipo de tratamiento, nombre del fármaco y otros criterios. También se dispone de información general sobre los ensayos clínicos.

Efectos adversos

La inocuidad del té y de sus derivados se sustenta en cientos de años de consumo en la población humana. En ensayos clínicos de fases I o II, se documentaron la biodisponibilidad y tolerancia a las CTV en dosis que oscilan entre 600 y 1000 mg de GEGC en dosis únicas y múltiples con una duración que osciló entre algunos días y un año.[36-40,43,46-50] Los autores de un ensayo de fase I de extracto de té verde oral en pacientes con tumores sólidos notificaron que una dosis inocua de extracto de té verde (1,0 g/m2, 3 veces por día equivalía a 7 a 8 tazas japonesas (120 ml) de té verde por día consumidas durante 6 meses.[51] Los autores llegaron a la conclusión de que los efectos secundarios (neurológicos y gastrointestinales) de la preparación del extracto de té verde se relacionaban con la cafeína, no con el GEGC. En cuatro estudios de fase I de una sola dosis y dosis múltiples para voluntarios sanos que tomaron una sustancia farmacéutica botánica que contiene una mezcla de catequinas, Polyphenon E y un intervalo de dosis de 200 a 1200 mg, el GEGC se toleró bien.[33,34,40-42,44,45] Los efectos adversos que tal vez se vinculaban con la sustancia en estudio fueron de grado 2 a 3 e incluyeron los siguientes: astenia, cefalea, dolor abdominal, dolor torácico, diarreadispepsia, eructos, flatulencia, náuseasvómitos, mareos, vasodilatación y exantema. En estos estudios, se demostró que, aunque se presenta un aumento de biodisponibilidad oral cuando se consumen CTV en ayunas, es también más común que aumente la toxicidad gastrointestinal. Los efectos adversos gastrointestinales por lo común fueron leves, y aparecieron con más frecuencia cuando se administraba una dosis más concentrada. En general, los episodios gastrointestinales ocurrían en el término de 2 a 3 horas de la administración de la dosis y se resolvían en el término de 2 horas. No se notificaron episodios de grado 3 o más altos con una relación posible con la sustancia en estudio.[48]
El té verde ha sido bien tolerado en estudios clínicos de hombres con cáncer de próstata.[43,48] En un estudio realizado en 2005, los efectos secundarios notificados por lo común fueron síntomas gastrointestinales. Estos síntomas eran leves para todos los hombres con excepción de dos de ellos que experimentaron anorexia grave y disnea moderada.[49] Dada la duración de la intervención en estos estudios, que osciló entre la administración única por una sola vez y un máximo de 90 días, los datos de inocuidad de estos estudios se limitan a la inocuidad a corto plazo del GEGC y las CTV.
Los datos de ensayos clínicos [42,44] informan sobre la inocuidad a largo plazo de GEGC que contiene CTV para su uso en hombres con lesiones precursoras del cáncer de próstata para prevenir el cáncer de próstata. En un estudio [44] se administraron aproximadamente 300 mg de GEGC por día durante 1 año sin ningún efecto tóxico notificado.
En un ensayo de los Estados Unidos recientemente finalizado, se administraron 400 mg de GEGC que contenía Polyphenon E durante 1 año para hombres con NPIGA y proliferación microacinar atípica que no estaban en ayunas. Se observaron más episodios de grados 2 a 3 posibles y probables en los hombres que recibieron Polyphenon E y se los comparó con los de los hombres que recibieron un placebo. Solo un hombre que recibió Polyphenon E notificó náuseas de grado 3 y se determinó que posiblemente estaban relacionadas con la sustancia en estudio.[42]
En años recientes, el consumo oral de dosis y composiciones diversas de extractos de té verde (ETV) se vinculó con varios casos de hepatotoxicidad.[25,38,52-54] La mayor parte de los pacientes afectados eran mujeres, y muchas de ellas consumieron los ETV para adelgazar. Aunque la mayor parte de los casos de hepatotoxicidad se resolvieron tras 4 meses de suspender el ETV, hubo casos de reexposición positiva e insuficiencia hepática para los que se necesitó un trasplante de hígado. En un informe se describió el caso de una mujer que consumió cápsulas con ETV y presentó insuficiencia hepática aguda que necesitó trasplante.[53] Las cápsulas contenían Polyphenon 70A (un extracto de té verde en agua caliente, concentrado, enriquecido y pasteurizado) y 120 mg de ETV. Debido a que no se logró identificar otra relación causal plausible, los médicos tratantes concluyeron que lo más probable era que el consumo de suplementos de venta libre con ETV para adelgazar fuera la causa de la insuficiencia hepática fulminante en la paciente. Además, en 2003 se suspendió la venta de un ETV etanólico comercializado como ayuda para adelgazar, tras informes sobre hepatotoxicidad vinculada con su consumo (cuatro casos en España y nueves casos en Francia).[54] El tiempo transcurrido entre el consumo del ETV y la hepatotoxicidad osciló entre algunos días y varios meses. La biodisponibilidad oral aumentó cuando los ETV se consumieron con el estómago vacío después de ayuno nocturno. Se observó aumento en la toxicidad, como hepatotoxicidad, cuando se administró Polyphenon E o GEGC a perros en ayunas.[25] La división de medicamentos oncológicos de la FDA recomendó que los participantes de ensayos clínicos ingieran el Polyphenon E con alimentos. Además, se debe considerar la realización de pruebas de control del funcionamiento hepático durante el tratamiento.
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