Cáncer de próstata, nutrición y suplementos alimentarios (PDQ®)–Versión para profesionales de salud
Licopeno
Aspectos generales
Esta sección contiene la siguiente información clave:
- El licopeno es un carotenoide y pigmento natural producido por las plantas y varios tipos de frutas y vegetales como tomates, albaricoques, guayabas y sandías.
- La absorción de licopeno mejora con la ingestión simultánea de grasa en la alimentación.
- El licopeno inhibe la expresión in vitro del receptor androgénico en células de cáncer de próstata y, al igual que algunos de sus metabolitos, disminuye la proliferación celular del cáncer de próstata y puede modular la evolución del ciclo celular.
- El licopeno también puede afectar la vía intracelular del factor de crecimiento similar a la insulina (FCI) en células cancerosas de próstata.
- En los resultados de varios estudios in vitro y en animales se indicó que el licopeno puede tener efectos quimiopreventivos en el cáncer de próstata, piel, mama, pulmón e hígado; sin embargo, los resultados de los estudios con seres humanos han sido incongruentes.
- Los hallazgos han sido incongruentes en los estudios clínicos en los que se utilizó licopeno en pacientes de cáncer de próstata con diferentes presentaciones clínicas (por ejemplo, estadio temprano, recaída por aumento en la concentración del antígeno prostático específico [PSA], enfermedad avanzada).
- La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) aceptó la especificación de varias compañías en cuanto a que los productos que contienen licopeno cumplen con las exigencias de la FDA para calificarlos como sustancias generalmente reconocidas como inocuas (GRAS). En los ensayos clínicos de pacientes con cáncer de próstata, estos toleraron bien dosis de 10 a 120 mg/día y solo se presentaron efectos tóxicos gastrointestinales ocasionales leves a moderados.
Información general y antecedentes
El licopeno es un fitoquímico que pertenece a un grupo de pigmentos que se llaman carotenoides. Es rojo y lipofílico. Este pigmento natural producido por las plantas sirve como protección contra agresiones lumínicas,[1] y además transfiere energía lumínica durante la fotosíntesis.[2] El licopeno se encuentra en diversas frutas y vegetales, como los albaricoques, las guayabas y las sandías; pero la mayoría del licopeno consumido en los Estados Unidos proviene de los productos derivados del tomate.[1]
Se ha investigado el licopeno por su función en las enfermedades crónicas, incluso la enfermedad cardiovascular y el cáncer. En numerosos estudios epidemiológicos se indica que el licopeno tal vez ayude a prevenir la enfermedad cardiovascular. Es posible que el licopeno proteja contra la enfermedad cardiovascular al disminuir la síntesis del colesterol y aumentar la degradación de las lipoproteínas de baja densidad,[3] aunque en algunos estudios intervencionistas se observaron resultados incongruentes.[4]
En varios estudios in vitro e in vivo se indica que también es posible que el licopeno proteja contra los cánceres de piel, mama, pulmón e hígado.[5] Sin embargo, los resultados de estos estudios epidemiológicos presentaron hallazgos incongruentes sobre la capacidad del licopeno para reducir el riesgo del cáncer.
Los pocos ensayos de intervención en seres humanos que hay son pequeños y, en general, se concentraron en criterios de valoración intermedios y no en la respuesta de enfermedad clínica manifiesta ni en la supervivencia general; por lo tanto, los datos se trasladan de forma limitada a la práctica.[2,6]
Son escasas las pruebas de relación entre el consumo de tomates y la disminución del riesgo de cáncer de próstata.[7]
Estudios preclínicos o con animales
Estudios in vitro
En muchos estudios in vitro en los que se examinó la relación entre el licopeno y la carcinogénesis de la próstata se sugiere que hay varios mecanismos por los que el licopeno podría reducir el riesgo del cáncer de próstata. El licopeno se descompone en varios metabolitos que se cree que producen ciertos efectos biológicos, entre estos, capacidades antioxidantes y una función en la unión intercelular comunicante.[8].
El tratamiento con licopeno en células epiteliales sanas de próstata humana produjo inhibición dependiente de la dosis en la multiplicación, lo que indica que esta inhibición de la proliferación celular en la próstata puede ser uno de los mecanismos del licopeno para disminuir el riesgo de cáncer de próstata.[9]
Además, el tratamiento de células cancerosas de próstata con licopeno produjo una disminución significativa en el número de células tratadas que se encontraban en la fase S del ciclo celular, lo que indica que licopeno puede disminuir la proliferación celular al alterar la evolución de dicho ciclo. Por otra parte, el apo-12’-licopenal, un metabolito de licopeno, disminuyó la proliferación de células cancerosas de próstata y podría modular la evolución del ciclo celular.[10]
En algunos estudios se ha descrito que las células cancerosas presentan vías modificadas para la biosíntesis del colesterol. El tratamiento con licopeno de células cancerosas de próstata produce aumento en la apoptosis y disminuciones dependientes de la dosis en la hidroximetilglutaril-coenzima A (HMG-CoA)-reductasa (enzima reguladora de la síntesis del colesterol), el colesterol total y la proliferación celular. Sin embargo, al añadir mevalonato se bloqueó el efecto inhibitorio del licopeno sobre la proliferación, lo que indica que la vía del mevalonato podría ser importante para la actividad anticancerosa del licopeno.[11] El licopeno también podría afectar las concentraciones de colesterol en células cancerosas de próstata por activación de la vía del receptor activado por el proliferador de peroxisomas γ (RAPPγ)-receptor X del hígado α (RXHα)-casete de unión al TFA, subfamilia 1 (ABCA1), lo que induce disminución de las concentraciones de colesterol y, a la larga, podría disminuir la proliferación celular. La vía ABCA1 media la salida de colesterol y se observó que la vía RAPPγ inhibe la multiplicación y diferenciación de células cancerosas de próstata. En un estudio, el tratamiento con licopeno en células cancerosas de próstata aumentó la expresión de RAPPγ, RXHα y ABCA1, y también disminuyó el colesterol total. Además, la multiplicación celular aumentó cuando se trataron las células con antagonistas de RAPPγ; mientras que la multiplicación se redujo cuando el tratamiento consistió de una combinación de antagonistas de RAPPγ y licopeno.[12]
Tras añadir licopeno a un medio que con una línea celular de adenocarcinoma prostático humano LNCaP, se redujo la síntesis de ADN y se inhibió la actividad y la expresión del elemento génico del receptor androgénico.[13] En un estudio para evaluar la expresión proteica de células epiteliales primarias de próstata humana expuestas durante 48 horas a una concentración fisiológica relevante de licopeno (2 mmol/l) o un placebo, se encontró que las proteínas que presentaron aumento o disminución significativa tras la exposición al licopeno participaban en respuestas antioxidantes, así como en la citoprotección, apoptosis, inhibición de la proliferación, señalización del receptor androgénico y secuencia Akt/mTOR. Estos datos son congruentes con los de estudios previos, lo que indica que el licopeno podría prevenir la transformación maligna en las células epiteliales de próstata humana durante las etapas de iniciación, promoción o progresión del cáncer.[14]
En un estudio en el que se examina el efecto del licopeno en puntos múltiples de las vías de señalización del factor nuclear kappa B (NF-κB) en líneas celulares prostáticas, se demostró una disminución de 30 a 40 % en el inhibidor de la fosforilación de kappa B (IκB) , la actividad transcripcional del NF-κB y una disminución significativa en la proliferación celular frente a una concentración fisiológica importante de 1,25 μM o superior.[15] Estos resultados son datos probatorios de que las características antineoplásicas del licopeno pueden ocurrir por inhibición de la vía de señalización del NF-κB, que se inicia en la etapa temprana de la actividad citoplasmática de la cinasa IKK, que produce luego una disminución de la regulación génica en respuesta al NF-κB. Además, los efectos en las células cancerosas se observaron en concentraciones de licopeno aplicables y alcanzables in vivo.
En algunos estudios se investigaron las posibles interacciones benéficas entre licopeno y los tratamientos convencionales para el cáncer. En uno de estos estudios, se trataron varios tipos de células de cáncer de próstata con una combinación de licopeno y docetaxel, un fármaco que se utiliza para tratar a pacientes con cáncer de próstata resistente a la castración, o con fármacos separados. El tratamiento combinado inhibió la proliferación en cuatro de cinco tipos de líneas celulares en un grado superior al de docetaxel solo. En estos resultados se indica que la vía del receptor FCI-1 (RFCI-1) parece estar implicada en los mecanismos de estos efectos.[16]
Estudios con animales
En un estudio de quimioprevención, se administró a 59 ratones con adenocarcinoma transgénico de próstata de ratón (TRAMP) una alimentación con complementos de pasta de tomate o gránulos de licopeno (ambas preparaciones con 28 mg licopeno/kg de comida). Los ratones que recibieron gránulos de licopeno presentaron una disminución más pronunciada en la incidencia de cáncer de próstata en comparación con los de control que recibieron pasta de tomate, lo que indica que los gránulos de licopeno pueden tener un efecto de quimioprevención mayor que la pasta de tomate.[17]
Las cetosaminas son derivados de los carbohidratos que se forman por deshidratación de alimentos. En un estudio se encontró que FruHis (una cetosamina de los tomates deshidratados) en combinación con licopeno logra una inhibición más pronunciada de la proliferación de células cancerosas de próstata implantadas en ratas que licopeno o FruHis solos. Además, en un modelo de carcinogénesis de próstata inducido por N-metil-N-nitrosourea y testosterona, se encontró que las ratas alimentadas con pasta de tomate y FruHis presentaron un tiempo de supervivencia más prolongado que las que recibieron pasta o polvo de tomate solos.[18]
También se evaluaron los efectos terapéuticos posibles de licopeno en modelos con xenoinjertos. En un estudio, se aplicaron inyecciones de células humanas de cáncer de próstata independiente de los andrógenos a ratones atímicos desnudos que, luego, recibieron tratamiento con licopeno (4 o 16 mg/kg de peso corporal) o betacaroteno (16 mg/kg de peso corporal). La administración de suplementos de licopeno o betacaroteno redujo el crecimiento tumoral en los ratones.[19] En un estudio in vitro, los investigadores comprobaron los efectos de licopeno en líneas celulares de cáncer de próstata independiente de los andrógenos.[20] En otro estudio, se inyectaron células cancerosas de próstata humana a ratones desnudos que, luego, recibieron tratamiento con inyecciones intraperitoneales de docetaxel, licopeno (15 mg/kg/día) administrado por sonda o una combinación de ambos. Los ratones tratados con la combinación de docetaxel y licopeno presentaron tiempos de supervivencia más largos y tumores de menor tamaño que los tratados con docetaxel solo.[16]
Estudios con seres humanos
Estudios epidemiológicos
En estudios epidemiológicos múltiples se ha investigado la posible relación entre el consumo de licopeno y la incidencia de cáncer de próstata.
Los estudios epidemiológicos han permitido demostrar que las poblaciones con consumo elevado de licopeno en la alimentación presentan menor riesgo de cáncer de próstata.[7,9-13] En estudios prospectivos y de casos y controles se describió que los pacientes con cáncer tienen concentraciones séricas y tisulares de licopeno significativamente más bajas que los controles,[7,16-19,21] mientras que en otros estudios no se logró mostrar dicha relación.[22]
La relación entre la concentración sérica de licopeno y el riesgo de cáncer también se estudió en los hombres participantes del estudio finlandés Kuopio Ischaemic Heart Disease Risk Factor. En este estudio prospectivo de cohorte, se observó una relación inversa entre las concentraciones de licopeno y el riesgo general de cáncer, que indica que las concentraciones más altas de licopeno podrían ayudar a disminuir el riesgo de cáncer en general. Los hombres con las concentraciones séricas más altas de licopeno presentaron un riesgo de cáncer 45 % menor que aquellos con las concentraciones más bajas (cociente de riesgos, 0,55; intervalo de confianza (IC) 95 %, 0,34–0,89; P = 0,015). Sin embargo, cuando el análisis se restringió a los tipos específicos de cáncer, se observó relación con otros tipos de cáncer (cociente de riesgos, 0,43; IC 95 %, 0,23–0,79; P = 0,007), pero no con cáncer de próstata.[23]
En una revisión sistemática y un metanálisis realizados en 2015 de estudios de investigación sobre el consumo de licopeno alimentario o concentraciones circulantes de licopeno, y el riesgo de cáncer de próstata, se encontró que, cuando el consumo de licopeno fue más alto, se redujo la incidencia de cáncer de próstata (P = 0,078).[24] De modo similar, una concentración más alta de licopeno circulante se relacionó con un riesgo más bajo de cáncer de próstata. Del mismo modo, en una revisión sistemática y un metanálisis de 2017 se evaluaron la ingesta alimentaria de licopeno y el licopeno circulante con el riesgo de cáncer de próstata. Se observó una relación inversa entre las concentraciones elevadas tanto de licopeno circulante (RR, 0,88; IC 95 %, 0,79–0,98; P = 0,019) como el licopeno alimentario (RR, 0,88; IC 95 %, 0,78–0,98; P = 0,017) y el riesgo de cáncer de próstata.[25]
El estudio del Instituto Nacional del Cáncer denominado Prostate, Lung, Colorectal, and Ovarian (PLCO) Cancer Screening Trial es un ensayo prospectivo en curso; sirve como fuente en la identificación de participantes para investigar la relación entre el consumo de licopeno y el riesgo de cáncer de próstata. En un estudio de 2006 se investigó el consumo de licopeno y productos de tomate en relación con el riesgo de cáncer de próstata en participantes del PLCO seguidos durante un promedio de 4,2 años. Se evaluó el consumo de licopeno y de productos del tomate mediante cuestionarios sobre la frecuencia de alimentos. En general, no se encontró relación entre el consumo de licopeno o de productos de tomate y el riesgo de cáncer de próstata. No obstante, el aumento del consumo de licopeno se relacionó con disminución del riesgo de cáncer de próstata en los hombres con antecedentes familiares de este cáncer.[26] Se llevó a cabo un estudio de seguimiento para evaluar el licopeno sérico y el riesgo de cáncer de próstata en el mismo grupo de participantes del PLCO. En los resultados se describe que no se presentaron diferencias significativas en las concentraciones séricas de licopeno de los participantes sanos y los que presentaron cáncer de próstata.[27]
En el Health Professionals Follow-up Study se recopiló información sobre alimentación y los casos constatados totales y mortales de cáncer de próstata, desde 1986 hasta el 31 de enero de 2010. Se presentó una relación inversa entre el consumo más alto de licopeno y el riesgo total de cáncer de próstata (cociente de riesgos instantáneos [CRI], 0,91; IC 95 %, 0,84–1,00) así como el riesgo de cáncer mortal de próstata (CRI, 0,72; IC 95 %, 0,56–0,94). Uno de los análisis por subgrupos se limitó a los hombres que presentaban al inicio al menos una prueba negativa del PSA, con el fin de reducir la influencia del examen de detección con PSA en la relación en estudio. La relación inversa se tornó mucho más sólida (CRI, 0,47; IC 95 %, 0,29–0,75) para el cáncer mortal de próstata. Se controlaron las concentraciones de los marcadores tumorales de angiogénesis, apoptosis y proliferación y diferenciación celular. Se encontró que tres de los marcadores tumorales de angiogénesis presentaron una relación sólida con el consumo de licopeno. Por lo tanto, los hombres con el consumo más alto presentaron tumores con menor potencial angiogénico.[28]
En al menos dos estudios se examinó el efecto de las concentraciones sanguíneas de licopeno en el riesgo de cáncer de próstata de grado alto. En el primer estudio se examinó la relación entre las concentraciones de carotenoides y el riesgo de cáncer de próstata de grado alto, y también se tuvieron en cuenta los genes relacionados con antioxidantes y la inestabilidad tumoral. En este estudio se indicó que los carotenoides en el plasma en el momento del diagnóstico, en especial en los hombres portadores de ciertas variantes somáticas, presentaban una relación inversa con el riesgo de cáncer de próstata de grado alto. Las concentraciones altas de licopeno se relacionaron con menos inestabilidad genómica en los hombres con enfermedad de grado bajo, que indica que el licopeno tal vez inhiba la progresión del cáncer de próstata al comienzo de la evolución natural de la enfermedad.[29]
En otro estudio para determinar si la ingestión de carotenoides y las concentraciones de carotenoides en el tejido adiposo tenían una relación inversa con la malignidad del cáncer de próstata, los resultados indicaron que la alimentación alta en licopeno tal vez proteja contra el cáncer de próstata agresivo a las personas blancas estadounidenses, y que la alimentación alta en β-criptoxantina tal vez proteja contra el cáncer de próstata agresivo en los afroamericanos.[30]
En uno de los estudios se investigó la correlación entre las concentraciones sanguíneas de licopeno y la tasa de progresión del cáncer de próstata. Se examinó la relación entre las concentraciones plasmáticas de carotenoides y tocoferoles y las concentraciones del PSA en hombres que presentan recurrencia bioquímica del cáncer de próstata. En este estudio se observó que las concentraciones plasmáticas de cis-luteína/zeaxantina a los 3 meses tuvieron una relación inversa con las concentraciones del PSA a los 3 meses (P = 0,0008), mientras que las concentraciones de α-tocoferol (P = 0,01), β-criptoxantina (P = 0,01) y all-trans-licopeno (P = 0,004) a los 3 meses tuvieron una relación inversa con las concentraciones del PSA a los 6 meses. El aumento porcentual en las concentraciones de α-tocoferol y trans-β-caroteno con respecto a los valores de referencia hasta el mes 3 se relacionó con concentraciones del PSA más bajas a los 3 y 6 meses. El aumento porcentual en β-criptoxantina, cis-luteína/zeaxantina y all-trans-licopeno se relacionó con concentraciones del PSA más bajas pero solo a los 6 meses.[31]
En un estudio se examinó el vínculo entre la ingestión alimentaria de licopeno y productos de tomate antes y después del diagnóstico y la mortalidad específica por cáncer de próstata en una cohorte prospectiva de hombres con diagnóstico de cáncer de próstata no metastásico. No se observó relación entre el licopeno sérico, los productos de tomate y la mortalidad específica por cáncer de próstata. Los hombres con cánceres de riesgo alto (T3–T4, puntaje de Gleason 8–10, o compromiso ganglionar) que notificaron un consumo constante de licopeno equivalente a la mediana o superior a esta, se vincularon con una mortalidad específica por cáncer de próstata que fue menor.[32]
La variabilidad de los resultados de ese estudio epidemiológico se podría relacionar con la fuente de licopeno, una clasificación errónea de la exposición; mediciones incongruentes de la ingesta; diferencias de absorción; diferencias individuales en el metabolismo del licopeno; falta de respuesta a la dosis y factores de confusión del estilo de vida, como obesidad, consumo de tabaco o de bebidas alcohólicas u otras diferencias en la alimentación. También se podrían deber a los diferentes métodos de normalización de las cantidades y composiciones de licopeno, la localización geográfica y los factores de riesgo genético. En la mayoría de los estudios se examina la relación de la ingesta del licopeno con el riesgo de los cánceres de próstata en conjunto; no hay estudios que separen la enfermedad de crecimiento lento de la enfermedad de mayor malignidad. Dadas estas salvedades, los resultados de los estudios epidemiológicos deben interpretarse con prudencia.
Estudios de intervención
Se llevaron a cabo varios estudios clínicos para investigar el licopeno como sustancia de quimioprevención y posible tratamiento del cáncer de próstata.
Biodisponibilidad
Se examinó la biodisponibilidad del licopeno y en varios estudios se comprobó un vínculo entre el licopeno y el cáncer de próstata y otras enfermedades. Hay mayor biodisponibilidad de licopeno en los productos procesados del tomate como la pasta de tomate y el puré de tomate, que en el tomate crudo.[4] Se observa una enorme variación en la biodisponibilidad del licopeno, que conlleva a efectos biológicos diversos después del consumo de licopeno. Se postula que estas variaciones, se deben en parte a varios polimorfismos de un solo nucleótido en los genes que participan en el metabolismo del licopeno de pigmentación roja y de los lípidos. En un estudio para definir los efectos de porciones comunes de productos de tomate comercializados en las concentraciones de plasma y de licopeno prostático,[33] se asignaron al azar a hombres con una prostatectomía programada (n = 33) a varios grupos: un grupo de control con restricciones de licopeno (<5 mg/día) o grupos de intervención con consumo diario de 25–35 mg de licopeno en sopa de tomate (2–2¾ tazas preparadas/día), salsa de tomate (142–198 g/día o 5–7 oz/día), o jugo vegetal (325–488 ml/día u 11–16,5 oz/día). Se observó una concentración final de licopeno prostático de 0,16 nmol/g (error estándar de la media, 0,02) en el grupo de control; sin embargo, fue superior en los otros grupos de consumo de licopeno: sopa de tomate (P = 0,001; 3,5 veces más alta), salsa de tomate (P = 0,001; 3,6 veces más alta) y jugo de tomate (P = 0,165; 2,2 veces más alta). Hubo una correlación moderada entre la concentración prostática y plasmática del licopeno al finalizar la intervención (coeficiente de correlación, 0,60; P = 0,001), que indica que otros factores influyen en las concentraciones tisulares. Aunque el isómero geométrico primario del licopeno en los productos de tomate fue 80 a 90 % all-trans, se observó una tendencia a la acumulación cis-licopeno en los isómeros plasmáticos (47 %) y prostáticos (80 %). El consumo de porciones representativas de productos procesados de tomate produce concentraciones distintas de licopeno plasmático y prostático. Entre otros factores, la composición de las comidas y las características genéticas merecen mayor evaluación para determinar la repercusión de estas en la absorción, la isomerización y la biodistribución del licopeno.[34]
Se dispone de pruebas que indican que la grasa alimentaria tal vez ayude a aumentar la absorción de carotenoides, entre ellos, el licopeno. En un experimento, los voluntarios sanos consumieron ensaladas de vegetales mixtos con aderezos sin grasas, con grasas reducidas o con grasas normales. En los análisis de sangre posteriores se observó que el aderezo con grasas normales produjo una mayor absorción de carotenoides que los aderezos con grasas reducidas o sin grasas.[35] En un estudio aleatorizado publicado en 2005 se demostró que la cocción de tomates picados con aceite de oliva resultó en un aumento significativo de la absorción del licopeno, en comparación con la cocción de tomates sin aceite de oliva.[36] En otro estudio,[37] no se observó diferencia en la concentración plasmática del licopeno después del consumo de tomates mezclados con aceite de oliva o del consumo de tomates mezclados con aceite de girasol; esto parece indicar que la absorción del licopeno no depende del tipo de aceite. Sin embargo, en este estudio se descubrió que la combinación de los tomates con el aceite de oliva producía mayor actividad plasmática antioxidante, pero esto no ocurría con el aceite de girasol.
Estudios farmacodinámicos
Se diseñó un estudio con grupos cruzados de hombres sanos para diferenciar los efectos de una matriz de tomate de los efectos del licopeno mediante el uso de tomates rojos con mucho licopeno, tomates amarillos sin licopeno y licopeno purificado. Se asignó al azar a 30 hombres sanos de 50 a 70 años a 2 grupos para el consumo por grupo de 200 g/día de pasta de tomate amarillo (0 mg de licopeno) y 200 g/día de pasta de tomate rojo (16 mg de licopeno) como parte de su alimentación habitual durante 1 semana, separada por 2 semanas de reposo para la eliminación del licopeno del cuerpo. Luego, en un diseño paralelo, el primer grupo recibió complementación con licopeno purificado (16 mg/día) durante 1 semana, mientras que el segundo grupo recibió un placebo. Se incubaron células de ganglios linfáticos con cáncer de próstata usando las muestras séricas tomadas antes y después de las intervenciones con el fin de medir la expresión de 45 genes específicos. En este ensayo controlado con placebo, la concentración circulante de licopeno solo aumentó tras el consumo de la pasta de tomate rojo y el licopeno purificado. No se observaron cambios por el consumo de las pastas de tomate o licopeno en el lipidograma ni en las concentraciones de antioxidantes, del PSA y del FCI-1. Cuando las células de cáncer de próstata se trataron in vitro con el suero obtenido de los hombres tras el consumo de pasta de tomate, aumentó la proporción de la proteína tipo 3 de unión al factor de crecimiento similar a la insulina (IGFBP-3) y de la proporción de Bax y Bcl2, mientras que disminuyó la proporción de ciclina-D1, p53 y Nrf-2, en comparación con el grado de expresión obtenido cuando el suero se obtuvo después del primer período de reposo farmacológico. Se observaron modificaciones intermedias de la expresión génica cuando se utilizó suero obtenido de participantes después del consumo de pasta de tomate amarillo con una concentración baja de carotenoides. La incubación celular con el suero de los hombres que consumieron licopeno purificado produjo un aumento importante de la concentración del IGFBP-3, c-fos y uPAR en comparación con el suero extraído tras el consumo de placebo. Estos hallazgos indican que es posible que el licopeno no sea el único factor responsable de los efectos protectores contra el cáncer de los tomates.[38]
Prevención y tratamiento temprano
En otro estudio, se examinó el efecto de la salsa de tomate en la apoptosis del tejido de la hiperplasia prostática benigna (HPB) y en carcinomas. A los pacientes que tenían prostatectomías programadas, se les administraron platos de pastas con salsa de tomate (30 mg/día de licopeno) durante las 3 semanas previas a la cirugía. Los pacientes con prostatectomías programadas que no recibieron los platos de pasta con salsa de tomate sirvieron de grupo de control. Quienes consumieron los platos de pasta con salsa de tomate exhibieron una disminución significativa de las concentraciones séricas del PSA y un aumento en la apoptosis celular del tejido de HPB y los carcinomas.[39]
En un estudio de 40 pacientes neoplasia prostática intraepitelial de grado alto (NPIGA), los pacientes recibieron 4 mg de licopeno 2 veces por día, o ningún tipo de complementación con licopeno durante 2 años. Se observó una disminución mayor en las concentraciones séricas del PSA en los hombres que recibieron suplementos de licopeno, en comparación con los que no recibieron los suplementos. Durante el seguimiento, se diagnosticaron adenocarcinomas con mayor frecuencia en los pacientes que no recibieron los suplementos (6 de 20) que en los hombres que recibieron licopeno (2 de 20). A raíz de estos hallazgos se sugiere que el licopeno puede ser eficaz para evitar que la NPIGA se convierta en cáncer de próstata.[40] En otro estudio, se seleccionaron al azar a los hombres con mayor riesgo de cáncer de próstata (es decir, NPIGA) para que recibieran un multivitamínico diario (sin licopeno) o el mismo multivitamínico y un suplemento de licopeno (30 mg/día) durante 4 meses. No hubo una diferencia estadísticamente significativa en las concentraciones séricas del PSA en ninguno de los dos grupos de tratamiento.[41] En otro estudio aleatorizado controlado con placebo de 58 hombres con NPIGA que consumieron extracto de tomate con contenido alto de licopeno durante alrededor de 6 meses, se encontró que los efectos en la proliferación celular y la inhibición del ciclo celular fueron imperceptibles en el epitelio prostático benigno y en las concentraciones séricas del PSA, a pesar de que hubo un aumento sustancial del licopeno sérico.[42]
En otro estudio, 32 hombres con NPIGA recibieron una alimentación fortificada con licopeno (20–25 mg/día de licopeno proveniente de pasta de concentración triple de tomate) antes de que se sometieran a otra biopsia 6 meses después. No se observó un beneficio clínico general de disminución del ritmo de progresión al cáncer de próstata. No hubo cambio significativo en las concentraciones de referencia del PSA. La única diferencia que se observó fue en la concentración prostática del licopeno en las biopsias repetidas que presentaron NPIGA, prostatitis o cáncer de próstata. Se relacionó la concentración prostática de licopeno inferior a 1 ng/mg con el cáncer de próstata durante la biopsia de seguimiento a los 6 meses (P = 0,003).[21] Para obtener más información sobre ensayos clínicos de terapias con multicomponentes que incluyen el licopeno, consultar la sección sobre Terapias con multicomponentes de este sumario.
Tratamiento
Varios ensayos clínicos de investigación sobre el licopeno como posible tratamiento para el cáncer de próstata se describen en el Cuadro 2.
Preprostatectomía
En otros estudios se examinó el posible efecto terapéutico de los productos con licopeno para los hombres con cáncer de próstata. Los efectos de la administración de complementos de licopeno en los tejidos prostáticos y los biomarcadores del cáncer de próstata se investigaron en un estudio piloto de 2002 de hombres con cáncer de próstata localizado. A los hombres se les administró complementos de licopeno (30 mg/día) o ninguna intervención, 2 veces por día durante 3 semanas antes de una prostatectomía radical. Los hombres del grupo de intervención exhibieron tumores más pequeños (80 vs. 45 %, inferiores a 4 ml), una menor afectación de márgenes quirúrgicos o de tejidos extraprostáticos con cáncer (73 vs. 18 %, enfermedad limitada al órgano) y una afectación menos difusa de la próstata por NPIGA (33 vs. 0 %, afectación focal), en comparación con los hombres en el grupo de control. La media de las concentraciones plasmáticas del PSA fue más baja en el grupo de intervención en comparación con el grupo de control.[43] Para obtener más información sobre estudios con licopeno, consultar la sección sobre Terapias con multicomponentes de este sumario.
En un ensayo clínico aleatorizado de fase II controlado con placebo,[45] se le administró tratamiento a 45 hombres con cáncer de próstata localizado según la evaluación clínica, quienes recibieron 15, 30 o 45 mg de licopeno (Lyc-O-Mato), o bien, ningún suplemento desde el momento de la biopsia hasta la prostatectomía (30 días). En todos los grupos el licopeno plasmático aumentó desde el inicio hasta el final del tratamiento. El aumento más pronunciado se observó en el grupo que recibió suplementos con 45 mg de licopeno. No se notificó toxicidad. En general, los hombres con cáncer de próstata presentaron concentraciones plasmáticas iniciales más bajas de licopeno, en comparación con los controles sin enfermedad, y semejantes a las observadas en estudios anteriores en hombres con cáncer de próstata.[51,52] Con la dosificación de 30 mg de licopeno, se observó una reducción moderada en la media de la testosterona libre y aumentos significativos en la media del estradiol plasmático y en la globulina fijadora de hormonas sexuales (SHBG) (P = 0,022). Con la dosificación de 45 mg/día, se observó un aumento del estradiol total (P = 0,006), sin cambios significativos en la testosterona sérica. No obstante, en el grupo de control no cambiaron las concentraciones de SHBG y testosterona sérica. La diferencia entre las medias de los grupos que recibieron los suplementos de licopeno permitió mostrar una proporción menor de células con expresión de Ki-67 en comparación con el grupo de control. En notable que 75 % de los participantes del grupo de suplementos con 30 mg de licopeno presentó una disminución del porcentaje de células con expresión de Ki-67, en comparación con los participantes del grupo de control, en quienes se observó aumento del 100 %. Estos cambios no fueron estadísticamente significativos cuando se compararon con los cambios del grupo control para este tamaño muestral y este lapso de intervención. Aunque se planteó la hipótesis de que son las propiedades antioxidantes del licopeno las que esencialmente explican sus efectos benéficos, en este estudio se indica que también pueden estar implicados otros mecanismos mediados por hormonas esteroideas.[45]
En un estudio de un solo grupo de hombres con diagnóstico previo de cáncer de próstata localizado que no se trataron, los investigadores quisieron determinar si la administración de complementos de licopeno (10 mg/día) durante 1 año alteraba la velocidad de cambio del PSA. Se observó una disminución con significación estadística (P = 0,0007) en la velocidad de cambio del PSA después del tratamiento con licopeno. En el análisis, se observó un aumento de la mediana del tiempo de duplicación del PSA (antes y después del tratamiento) a los 174 días de la administración del complemento; no obstante, el aumento no tuvo significación estadística.[46]
En un estudio, pacientes con cáncer de próstata (N = 36) que padecían de recidiva bioquímica tras radioterapia o cirugía recibieron suplementos de licopeno 2 veces por día durante 1 año. En el estudio participaron seis cohortes, cada una recibió una dosis diferente de licopeno (15, 30, 45, 60, 90 o 120 mg/día). Las concentraciones del PSA no cambiaron con el tratamiento de licopeno. Las concentraciones plasmáticas de licopeno aumentaron y, a los 3 meses, alcanzaron una fase de meseta en todas las dosis. En estos resultados se indica que pese a la inocuidad y tolerabilidad del licopeno, este no cambia las concentraciones séricas del PSA en los pacientes con recidiva bioquímica de cáncer de próstata.[47]
En un estudio sin anonimato de 2004, los pacientes con cáncer de próstata resistente a las hormonas (CPRH) (N = 20) recibieron suplementos diarios de licopeno (10 mg/día de licopeno) por 3 meses. Entre los participantes del estudio, 50 % presentó concentraciones del PSA que permanecieron estables, 15 % presentó progresión bioquímica, 30 % presentó respuesta parcial y un paciente (5 % de la muestra total) presentó respuesta completa tras el tratamiento.[49] En un estudio de fase II, pacientes con CPRH consumieron suplementos diarios de licopeno (15 mg de licopeno/día) durante 6 meses. Al final del estudio, las concentraciones séricas del PSA casi se duplican en 12 de 17 pacientes y se estabilizaron en 5 de 17 pacientes. Aunque fue un estudio pequeño y sin grupo de control, en los resultados se indica que el licopeno podría no ser benéfico para pacientes con cáncer de próstata en estadio avanzado.[50]
En otro estudio, 46 pacientes con cáncer de próstata independiente de los andrógenos consumieron a diario pasta o jugo de tomate (ambas preparaciones con 30 mg de licopeno/día) durante por lo menos 4 meses. En ese estudio, solo un paciente presentó disminución en la concentración del PSA. Se observaron varios episodios de efectos secundarios de tipo gastrointestinal tras ingerir la pasta o el jugo de tomate.[48]
A partir de las pruebas disponibles, en los ensayos clínicos aleatorizados iniciales con monoterapia de licopeno, en productos de tomate y en combinación con otros productos (suplementos de aceite de pescado, productos de tomate con selenio, ácidos grasos omega-3, isoflavonas de soja, jugo de uva o granada y té verde o negro) se demuestra la biodisponibilidad sérica y la modulación de los biomarcadores intermedios que participan en la carcinogénesis y la progresión del cáncer de próstata en la mayoría de los estudios. En los ensayos clínicos futuros, quizás se debería incluir una exposición uniforme al licopeno de mayor duración, e informar sobre variaciones en la absorción de cada carotenoide y la heterogeneidad en poblaciones de alto riesgo (NPIGA, proliferación microacinar atípica) y de pacientes de cáncer de próstata (de escasa malignidad vs. gran malignidad, o dependiente del andrógeno vs. independiente del andrógeno).
Ensayos clínicos en curso
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Efectos adversos
En los estudios en que se evaluó el uso del licopeno en ensayos clínicos aleatorizados de hombres con riesgo alto de cáncer de próstata y de poblaciones con cáncer de próstata se observaron pocos efectos tóxicos para la dosis y la duración de la intervención.[38,40,41,46,49] En los ensayos clínicos aleatorizados sobre la próstata, se ha notificado la inocuidad de las dosis de licopeno entre 8 y 45 mg administradas durante un período de 3 semanas a 2 años. Cuando se presentaron efectos adversos, con frecuencia se trataba de síntomas gastrointestinales [48] y, en un estudio, los síntomas desaparecieron al ingerir el licopeno con las comidas.[50] En otro estudio se notificó que un participante abandonó el estudio debido a diarrea.[47]
La FDA aceptó la especificación de varias compañías en cuanto a que los productos que contienen licopeno cumplen con las exigencias de la FDA para calificarlos como GRAS.[53]
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