“Las vacunas para la alergia al polen modifican la respuesta inmunológica del niño alérgico. De esta forma, el niño deja de reconocer el polen como algo ‘malo y extraño’ y deja de generar una respuesta inmune perjudicial”. Así lo defiende María Mesa del Castillo, coordinadora del Grupo de Trabajo de Inmunoterapia de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP), explicando que, ante el aumento de casos de alergia al polen en niños, las vacunas siguen siendo el tratamiento más efectivo.
Hasta un 30 por ciento de los jóvenes españoles padece alergia al polen y su incidencia es cada vez mayor en niños más pequeños, según datos de SEICAP. Además, parece que los síntomas de la alergia aparecen cada vez antes debido a los cambios de temperatura derivados del cambio climático. “El cambio climático hace que los periodos de polinización comiencen antes y sean más prolongados e intensos, lo que hace que sea posible observar niños con síntomas polínicos en algunas zonas del país durante los meses de febrero y marzo”, sostiene Javier Torres, miembro del Grupo de Trabajo de Alergia Respiratoria y Asma de SEICAP.
Los cuadros debidos a alergia al polen en niños son fundamentalmente rinocojuntivitis y asma bronquial. “Si estos síntomas coinciden con la primavera se puede sospechar que el niño tiene alergia al polen”, indica el doctor Torres.
Tratamientos más fáciles de aplicar
La inmunoterapia clásica se hace por vía subcutánea. Sin embargo, “desde hace unos años disponemos de extractos de calidad que se administran por vía sublingual, en forma de gotas o comprimidos, lo que supone una alternativa más cómoda para los niños”, asegura por su parte Mesa del Castillo.
De esta forma, la experta recuerda que este tratamiento tiene una duración de entre 3 y 5 años. En cuanto a su seguridad y eficacia, esta especialista destaca “la administración de la ITE es muy segura, de hecho, la ITE sublingual se administra en domicilio por carecer de reacciones adversas sistémicas. La eficacia está garantizada siempre que combinemos buen diagnóstico y un extracto de calidad”, concluye.