Un estudio internacional publicado en New England Journal of Medicine, indica que variantes de dos regiones del genoma humano se asocian con un mayor riesgo de desarrollar formas graves de COVID-19.  Una de ellas se localiza en el cromosoma 3 y puede afectar a la expresión de genes que favorecerían la entrada del virus. También en la generación de la “tormenta de citoquinas”, que se desarrolla en las formas graves de COVID-19.
La segunda región se localiza en el cromosoma 9, en concreto en el gen que determina el grupo sanguíneo del sistema ABO. Esto supone que tener el grupo sanguíneo A se asocia con un 50 por ciento más de riesgo de necesidad de apoyo respiratorio. Por el contrario, poseer el grupo sanguíneo O confiere un efecto protector frente al desarrollo de insuficiencia respiratoria (35 por ciento menos de riesgo).
Este trabajo colaborativo ha contado con la participación del CIBER en su área de Enfermedades Hepáticas y Digestivas (CIBEREHD), así como de Enfermedades Respiratorias (CIBERES).  En concreto, han participado científicos de diferentes hospitales de España y de Lombardía (epicentro de la pandemia en Italia). El estudio se ha coordinado por genetistas de Noruega y Alemania.

Diferencia entre personas asintomáticas y formas graves de COVID-19

El objetivo de este trabajo era determinar en el menor tiempo posible, si existe una predisposición génica que aumente el riesgo de enfermedad grave con fallo pulmonar en la infección por coronavirus. Para ello se recogieron muestras de sangre de 1.610 pacientes con formas graves de COVID-19, que necesitaban apoyo respiratorio. Asimismo, se extrajo ADN de las muestras de sangre para estudiar en el laboratorio de Kiel (Alemania) cerca de 9 millones de variantes genéticas.
Según explican los investigadores participantes del CIBER, “se dispuso en menos de 2 meses de toda la información necesaria para evaluar los resultados y compararlos con un grupo control de 2.205 controles sanos. Así, se identificó una mayor frecuencia de 26 variantes genéticas en los pacientes afectados por insuficiencia respiratoria en comparación con el grupo control no infectado,”. De esta forma se encontró 2 de ellas en particular localizadas en los cromosomas 3 (rs11385942) y 9 (rs657152), que mostraron una potente asociación con el desarrollo de formas graves de COVID-19.
Es reseñable que la variante genética identificada en el cromosoma 3 era más frecuente en personas más jóvenes (media de 59 años). Esto podría explicar, al menos en parte, la gravedad de ciertos casos en este grupo de edad.
Además, la frecuencia de ambas variantes genéticas en los cromosomas 3 y 9 es significativamente mayor en los pacientes que necesitaron ventilación mecánica frente a aquellos en los que únicamente se administró oxígeno. Esta asociación fue independiente de la edad y sexo de los pacientes. Por lo tanto, la presencia de estas variantes genéticas predispone al desarrollo de formas graves de insuficiencia respiratoria durante la infección por SARS-COV-2.