Tesis doctoral sobre obesidad en la adolescencia
Aunque exista una predisposición genética a la obesidad, los hábitos de vida deben cambiar
La influencia de las variantes genéticas en el riesgo de padecer obesidad durante la niñez y la adolescencia es el objeto de estudio de la tesis doctoral de Adriana Moleres, del departamento de Ciencias de la Alimentación, Fisiología y Toxicología de la Universidad de Navarra, quien insiste, además, en la importancia de factores ambientales como la dieta y el ejercicio para explicar la enfermedad.
Carolina Vega Colina | 20/08/2012 10:46
Según Moleres, que participa en el programa EVASYON (ver DM 5-9-2007) para el estudio de la obesidad en las primeras etapas de vida, entre el 40 y el 70% de la variabilidad en el peso corporal está determinado genéticamente. Sin embargo existen otros factores que influyen en el desarrollo de obesidad, especialmente factores ambientales como la dieta, el ejercicio físico, factores intrauterinos y postnatales, que pueden modificar las marcas epigenéticas.
"Lo que hay que tener siempre en cuenta es que, independientemente de que una persona esté o no genéticamente predispuesta a padecer obesidad, debemos siempre aconsejarla y alentarla a que consuma una dieta adecuada, y disminuya sus actividades sedentarias aumentando su nivel de actividad física, ya que estos factores siempre van a ayudar, si no a una gran pérdida de peso, sí al menos a su mantenimiento, así como a una mejora de sus perfiles lipídicos y metabólicos", explica la especialista
La tesis que recibe el nombre de "Influencia de alteraciones genéticas y epigenéticas sobre la obesidad y la pérdida de peso en niños y adolescentes" analiza cómo el efecto conjunto de algunas variantes genéticas asociadas a la obesidad potencian el riesgo de obesidad en comparación con el efecto individual de cada una. Además, describe la relación entre genética y acumulación de ácidos grasos.
"Una variante genética situada en el gen FTO (uno de los más analizados en obesidad), asociada a un elevado consumo de ácidos grasos saturados, aumenta considerablemente el riesgo de padecer obesidad, mientras que este riesgo no se eleva en sujetos con la mutación pero con un bajo consumo de estos ácidos grasos", afirma Moleres.
A pesar de que aún faltan más estudios que profundicen en la investigación, el análisis de la relación entre genética y obesidad podría abrir el camino para el desarrollo de test genéticos que ayudaran a elaborar dietas y planes de control de peso personalizados.
"Lo que hay que tener siempre en cuenta es que, independientemente de que una persona esté o no genéticamente predispuesta a padecer obesidad, debemos siempre aconsejarla y alentarla a que consuma una dieta adecuada, y disminuya sus actividades sedentarias aumentando su nivel de actividad física, ya que estos factores siempre van a ayudar, si no a una gran pérdida de peso, sí al menos a su mantenimiento, así como a una mejora de sus perfiles lipídicos y metabólicos", explica la especialista
La tesis que recibe el nombre de "Influencia de alteraciones genéticas y epigenéticas sobre la obesidad y la pérdida de peso en niños y adolescentes" analiza cómo el efecto conjunto de algunas variantes genéticas asociadas a la obesidad potencian el riesgo de obesidad en comparación con el efecto individual de cada una. Además, describe la relación entre genética y acumulación de ácidos grasos.
"Una variante genética situada en el gen FTO (uno de los más analizados en obesidad), asociada a un elevado consumo de ácidos grasos saturados, aumenta considerablemente el riesgo de padecer obesidad, mientras que este riesgo no se eleva en sujetos con la mutación pero con un bajo consumo de estos ácidos grasos", afirma Moleres.
A pesar de que aún faltan más estudios que profundicen en la investigación, el análisis de la relación entre genética y obesidad podría abrir el camino para el desarrollo de test genéticos que ayudaran a elaborar dietas y planes de control de peso personalizados.
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