INFECCIÓN | Tatuajes
¿Quién controla una tinta contaminada?
Un hombre haciéndose un tatuaje en la espalda. | El Mundo
Casi como si se tratara de los hermanos de los investigadores de 'C.S.I.' o de los laboratorios de 'Bones'. Así fue la investigación que llevaron a cabo desde el departamento de Salud Pública de Monroe County, un pequeño condado del oeste de Nueva York (EEUU), y la agencia estadounidense del medicamento (FDA). A principios de año, las autoridades sanitarias comenzaron a investigar un brote de erupciones cutáneas granulomatosas persistentes (es decir, unas lesiones inflamatorias) aparecidas en la ciudad de Rochester con bastantes similitudes: además de tener un diagnóstico parecido, todos los pacientes acababan de hacerse un tatuaje en la zona afectada.
Para encontrar el origen de estas infecciones, los investigadores se basaron inicialmente en el informe de un dermatólogo que había tratado a un paciente sano de 20 años que presentaba esta patología en la piel de su más reciente tatuaje en el brazo. Ante las lesiones que padecía, el chico fue tratado sin éxito con glucocorticoides por su médico de cabecera, pero viendo la falta de respuesta, se le envió al citado dermatólogo.
Al descubrir que se estaban produciendo más casos parecidos, las autoridades realizaron al paciente una serie de pruebas entre las que se incluía una biopsia, análisis de tejidos e, incluso, una secuenciación del ADN para descubrir el origen de esta infección. El resultado apuntaba a una micobacteria no tuberculosa que tiene nombre y apellido: 'Micobacterium chelonae'. Los investigadores han publicado todo su estudio en 'The New England Journal of Medicine'.
"Se pueden dar infecciones de todo tipo por realizarse un tatuaje o un piercing en lugares con condiciones sanitarias dudosas simplemente porque es más barato", explica a ELMUNDO.es la dermatóloga Paz Cerdá, de la Academia Española de Dermatología. "Normalmente, las infecciones se producen dependiendo del estado del sistema inmunológico del paciente, normalmente más débil de lo normal, y del recinto donde se hagan los tatuajes. Yo llevo 15 años tratando con tatuajes, sobre todo para quitarlos, y en estos años yo no he visto infecciones por 'Mycobacterium chelonae', pero sí por ejemplo de 'Estafilococos aureus' (bacteria que puede producir una amplia gama de enfermedades, entre ellas, problemas cutáneos) o infecciones por hongos. Éstas suelen ser las más comunes", asegura esta especialista.
Sin embargo, la sorpresa se encontró cuando, al investigar el centro de tatuajes y a los pacientes, se descubrió que el origen de la micobacteria no se debía a las condiciones o praxis del tatuador (del que se comprobó que seguía todas las normativas de seguridad y cuyos instrumentos estaban especialmente bien esterilizados), sino a uno de los colores premezclados que utilizaba el tatuador.
"En todos los pacientes se utilizó una tinta premezclada para conseguir diferentes tonalidades de grises. Para ello, se utilizó tinta negra mezclada con agua destilada, hamamelis y glicerina", explican los autores del estudio. "Al investigar si la mezcla la hacía el dibujante, éste explicó que la consiguió ya hecha tras entrar en contacto con un distribuidor en una feria de tatuajes de Arizona, por lo que la premezcla la recibía en diferentes envases dependiendo del nivel de diluido".
Analizando tanto los envases utilizados como algunos todavía sin estrenar en la base de Arizona de la empresa productora se demostró que la micobacteria se encontraba en todos ellos, por lo que el fabricante retiró los lotes del mercado. "Los informes con los que contábamos antes del brote de Nueva York señalaban que las micobacterias no tuberculosas relacionadas con tatuajes se producían normalmente al usar agua del grifo o agua destilada para diluir los tintes en los salones de tatuajes. Sin embargo, los resultados de esta investigación sugieren que la contaminación se ha realizado en cualquier momento del proceso de producción de la tinta", explica en un editorial continuo al estudio Pamela M. LeBlanc, doctora y miembro del FDA.
Evaluando los resultados, la FDA intentó identificar casos adicionales por todo el país, encontrándose situaciones parecidas en otros estados donde estaban implicadas múltiples tipos de micobacterias.
La normativa es parecida a la que rige en España, donde se siguen las disposiciones aprobadas por el Consejo de Europa más un Real Decreto (como el Real Decreto 209/2005). En las normativas se ofrece un listado con aquellos componentes que no se pueden utilizar para comercializar una tinta, la concentración máxima de impurezas permitidas o que todo el proceso se lleve a cabo con productos esterilizados.
La aprobación sanitaria de las tintas las da la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios basándose en documentación toxicológica y garantías de calidad que presentan las empresas que quieran venderlas. Por su parte, son los Ayuntamientos y Comunidades Autónomas (con sus propias normativas al respecto) los encargados de velar por la seguridad higiénica-sanitaria de los establecimientos y las actividades en los mismos.
"El problema es que aquí hablamos de una infección producto de una contaminación de la tinta, no de un componente no autorizado, pero en las normativas no se concreta las medidas de seguridad para evitar estos casos", explica Paz Cerdá.
Por ello, Pamela M. LeBlanc recuerda las dificultades en el tratamiento de aquellos que han sido contaminados y pide a las autoridades respuesta ante estos hechos, contemplando mayores sistemas de seguridad no sólo en los componentes de las tintas, sino también en su producción y manejo. "Así, mejoraríamos el conocimiento, diagnóstico y tratamiento con el fin de desarrollar medidas más eficaces para los problemas de salud pública que pueden relacionarse con una práctica tan extendida como es la del tatuaje", afirman tanto LeBlanc como los autores del estudio.
Para encontrar el origen de estas infecciones, los investigadores se basaron inicialmente en el informe de un dermatólogo que había tratado a un paciente sano de 20 años que presentaba esta patología en la piel de su más reciente tatuaje en el brazo. Ante las lesiones que padecía, el chico fue tratado sin éxito con glucocorticoides por su médico de cabecera, pero viendo la falta de respuesta, se le envió al citado dermatólogo.
Al descubrir que se estaban produciendo más casos parecidos, las autoridades realizaron al paciente una serie de pruebas entre las que se incluía una biopsia, análisis de tejidos e, incluso, una secuenciación del ADN para descubrir el origen de esta infección. El resultado apuntaba a una micobacteria no tuberculosa que tiene nombre y apellido: 'Micobacterium chelonae'. Los investigadores han publicado todo su estudio en 'The New England Journal of Medicine'.
Tintas contaminadas
Siguiendo pesquisas y datos, los autores del artículo encontraron un total de 19 personas que presentaban el mismo problema en recientes tatuajes realizados por el mismo autor, por lo que la investigación se centró en el tatuador, creyendo que posiblemente el origen de las infecciones se encontraba en la mala praxis del artista."Se pueden dar infecciones de todo tipo por realizarse un tatuaje o un piercing en lugares con condiciones sanitarias dudosas simplemente porque es más barato", explica a ELMUNDO.es la dermatóloga Paz Cerdá, de la Academia Española de Dermatología. "Normalmente, las infecciones se producen dependiendo del estado del sistema inmunológico del paciente, normalmente más débil de lo normal, y del recinto donde se hagan los tatuajes. Yo llevo 15 años tratando con tatuajes, sobre todo para quitarlos, y en estos años yo no he visto infecciones por 'Mycobacterium chelonae', pero sí por ejemplo de 'Estafilococos aureus' (bacteria que puede producir una amplia gama de enfermedades, entre ellas, problemas cutáneos) o infecciones por hongos. Éstas suelen ser las más comunes", asegura esta especialista.
Afectado por la bacteria Micobacterium Chelonae | NEJM
"En todos los pacientes se utilizó una tinta premezclada para conseguir diferentes tonalidades de grises. Para ello, se utilizó tinta negra mezclada con agua destilada, hamamelis y glicerina", explican los autores del estudio. "Al investigar si la mezcla la hacía el dibujante, éste explicó que la consiguió ya hecha tras entrar en contacto con un distribuidor en una feria de tatuajes de Arizona, por lo que la premezcla la recibía en diferentes envases dependiendo del nivel de diluido".
Analizando tanto los envases utilizados como algunos todavía sin estrenar en la base de Arizona de la empresa productora se demostró que la micobacteria se encontraba en todos ellos, por lo que el fabricante retiró los lotes del mercado. "Los informes con los que contábamos antes del brote de Nueva York señalaban que las micobacterias no tuberculosas relacionadas con tatuajes se producían normalmente al usar agua del grifo o agua destilada para diluir los tintes en los salones de tatuajes. Sin embargo, los resultados de esta investigación sugieren que la contaminación se ha realizado en cualquier momento del proceso de producción de la tinta", explica en un editorial continuo al estudio Pamela M. LeBlanc, doctora y miembro del FDA.
Evaluando los resultados, la FDA intentó identificar casos adicionales por todo el país, encontrándose situaciones parecidas en otros estados donde estaban implicadas múltiples tipos de micobacterias.
El limbo de las tintas
En EEUU, las tintas de los tatuajes se consideran dentro del ámbito de los cosméticos en su normativa, por lo que las leyes que se han de seguir se ajustan a los de estos productos. "Precisamente por ello, los componentes de los pigmentos de las tintas requieren de su aprobación para ser comercializados y se investiga que en ellos no se encuentren ciertos componentes peligrosos para la salud", explica LeBlanc.La normativa es parecida a la que rige en España, donde se siguen las disposiciones aprobadas por el Consejo de Europa más un Real Decreto (como el Real Decreto 209/2005). En las normativas se ofrece un listado con aquellos componentes que no se pueden utilizar para comercializar una tinta, la concentración máxima de impurezas permitidas o que todo el proceso se lleve a cabo con productos esterilizados.
La aprobación sanitaria de las tintas las da la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios basándose en documentación toxicológica y garantías de calidad que presentan las empresas que quieran venderlas. Por su parte, son los Ayuntamientos y Comunidades Autónomas (con sus propias normativas al respecto) los encargados de velar por la seguridad higiénica-sanitaria de los establecimientos y las actividades en los mismos.
"El problema es que aquí hablamos de una infección producto de una contaminación de la tinta, no de un componente no autorizado, pero en las normativas no se concreta las medidas de seguridad para evitar estos casos", explica Paz Cerdá.
Por ello, Pamela M. LeBlanc recuerda las dificultades en el tratamiento de aquellos que han sido contaminados y pide a las autoridades respuesta ante estos hechos, contemplando mayores sistemas de seguridad no sólo en los componentes de las tintas, sino también en su producción y manejo. "Así, mejoraríamos el conocimiento, diagnóstico y tratamiento con el fin de desarrollar medidas más eficaces para los problemas de salud pública que pueden relacionarse con una práctica tan extendida como es la del tatuaje", afirman tanto LeBlanc como los autores del estudio.
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