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El manual de la discordia
Sam Hood- Ya está a la venta en EEUU la nueva edición de la 'biblia' de la psiquiatría
Ya está a la venta en EEUU uno de los libros más esperados en Psiquiatría de los últimos años. Casi 1.500 especialistas han aportado su granito de arena durante la última década para que el llamado DSM-V vea al fin la luz. Se trata de la nueva edición del 'Diagnostic&Statistic of Mental Disorders', un tratado considerado, hasta ahora, como la 'biblia' de la psiquiatría, cuya primera edición se imprimió en los años 50 del siglo pasado. Costará 199 dólares conseguir el texto que clasifica las patologías mentales de una forma que hasta las compañías de seguros al otro lado del Atlántico reembolsan el coste del tratamiento que ofrecen los psiquiatras en función precisamente del tipo de diagnóstico que marca el DSM.
Sin embargo, el manual llega a las librerías sobrado de discordia porque desde hace ya tiempo está siendo muy negativamente criticado por un número alto de especialistas de prestigio probado. El porqué de tanta opinión opuesta tiene que ver con la metodología que se sigue en el texto, que basa los diagnósticos psiquiátricos en los síntomas que describen los pacientes. Al contrario que la mayoría de las patologías orgánicas que sufre el ser humano, en las que se está profundizando hasta en su intimidad molecular para certificar la causa y así su tratamiento, y para las en las que existen además marcadores e imágenes con las que objetivar las manifestaciones que relata un enfermo, en el DSM-V se abunda en datos generales, síntomas, comportamientos, estados de ánimo; sin diferenciar la mayoría de las veces la razón que subyace detrás de tanto síntoma.
De esta forma, algo tan común en el día a día como, por ejemplo, suele ser la depresión o la ansiedad puede ser causado por multitud de patologías en principio distintas. Desde enfermedades cerebrales que puedan observarse con pruebas muy comunes hasta otras patologías más complejas como el trastorno bipolar, la esquizofrenia, el alcoholismo, la drogadicción, las deprivaciones, las pérdidas, la introversión y hasta la timidez o los temperamentos vulnerables.
En manifestaciones escritas estos días de algunos expertos, "muchos síntomas en psiquiatría son el equivalente a lo que es la fiebre en medicina orgánica. Una temperatura elevada puede estar motivada por una enfermedad bacteriana o viral, pero también por crisis de autoinmunidad, cierto tipo de cánceres o hasta por sobre esfuerzo tras un ejercicio intenso que ha provocado inflamación sistémica".
Lejos están los tiempos en los que los problemas de la mente se intentaban justificar acudiendo al inconsciente humano o a los deseos reprimidos de la infancia. Un número elevado de firmas de relieve han insistido estos días pidiendo que se profundice mucho más de lo que se está haciendo en las razones de las psicopatías y que no se intente medicalizar comportamientos individuales que pueden estar incluso en el rango de la normalidad.
Hay expertos que hasta afirman que entre el DSM-V y la abundancia de psicofármacos para casi todo se le está haciendo un flaco favor a las especialidad.
Por otra parte, no se puede ocultar la gran dificultad que tiene investigar la mente de los seres humanos, quizá el área más compleja que existe en Biología. Pero en cualquier caso, el Instituto Nacional de la Salud Mental, en EEUU, ha afirmado que no patrocinará ninguna investigación en Psiquiatría en la que los diagnósticos se basen precisamente en el controvertido texto.
Sin embargo, el manual llega a las librerías sobrado de discordia porque desde hace ya tiempo está siendo muy negativamente criticado por un número alto de especialistas de prestigio probado. El porqué de tanta opinión opuesta tiene que ver con la metodología que se sigue en el texto, que basa los diagnósticos psiquiátricos en los síntomas que describen los pacientes. Al contrario que la mayoría de las patologías orgánicas que sufre el ser humano, en las que se está profundizando hasta en su intimidad molecular para certificar la causa y así su tratamiento, y para las en las que existen además marcadores e imágenes con las que objetivar las manifestaciones que relata un enfermo, en el DSM-V se abunda en datos generales, síntomas, comportamientos, estados de ánimo; sin diferenciar la mayoría de las veces la razón que subyace detrás de tanto síntoma.
De esta forma, algo tan común en el día a día como, por ejemplo, suele ser la depresión o la ansiedad puede ser causado por multitud de patologías en principio distintas. Desde enfermedades cerebrales que puedan observarse con pruebas muy comunes hasta otras patologías más complejas como el trastorno bipolar, la esquizofrenia, el alcoholismo, la drogadicción, las deprivaciones, las pérdidas, la introversión y hasta la timidez o los temperamentos vulnerables.
En manifestaciones escritas estos días de algunos expertos, "muchos síntomas en psiquiatría son el equivalente a lo que es la fiebre en medicina orgánica. Una temperatura elevada puede estar motivada por una enfermedad bacteriana o viral, pero también por crisis de autoinmunidad, cierto tipo de cánceres o hasta por sobre esfuerzo tras un ejercicio intenso que ha provocado inflamación sistémica".
Lejos están los tiempos en los que los problemas de la mente se intentaban justificar acudiendo al inconsciente humano o a los deseos reprimidos de la infancia. Un número elevado de firmas de relieve han insistido estos días pidiendo que se profundice mucho más de lo que se está haciendo en las razones de las psicopatías y que no se intente medicalizar comportamientos individuales que pueden estar incluso en el rango de la normalidad.
Hay expertos que hasta afirman que entre el DSM-V y la abundancia de psicofármacos para casi todo se le está haciendo un flaco favor a las especialidad.
Por otra parte, no se puede ocultar la gran dificultad que tiene investigar la mente de los seres humanos, quizá el área más compleja que existe en Biología. Pero en cualquier caso, el Instituto Nacional de la Salud Mental, en EEUU, ha afirmado que no patrocinará ninguna investigación en Psiquiatría en la que los diagnósticos se basen precisamente en el controvertido texto.
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