Relevancia para la prevención y el tratamiento | 27 AGO 18
La neurociencia de la adicción
Alteraciones de la capacidad de priorizar comportamientos que resulten en un beneficio a largo plazo por encima de los que ofrecen recompensas a corto plazo
Autor: Nora D. Volkow, M.D., Maureen Boyle, Ph.D. Psychiatry on line
La adicción, la forma más severa de trastorno por consumo de sustancias, es un trastorno cerebral crónico, moldeado por factores biosociales importantes, que tiene consecuencias devastadoras para los individuos y la sociedad.
Nuestra comprensión del trastorno por consumo de sustancias ha avanzado de manera significativa en las 3 últimas décadas, en parte gracias al importante progreso de la investigación en genética y neurociencias y al desarrollo de nuevas tecnologías, incluyendo herramientas para interrogar cambios moleculares en poblaciones neuronales específicas en modelos animales de trastorno por consumo de sustancias, y también gracias a los dispositivos de imágenes cerebrales para evaluar la función cerebral y la neuroquímica en los humanos.
Estos avances han permitido entender los procesos neurobiológicos a través de los cuales los factores biológicos y socioculturales contribuyen a la resiliencia o la vulnerabilidad al consumo de drogas, o a la adicción a las mismas.
La delineación de neurocircuitos alterados en la adicción, que incluye circuitos que median la recompensa y la motivación, el control ejecutivo y el procesamiento emocional, nos ha permitido entender los comportamientos aberrantes de los individuos adictos y ha planteado nuevos objetivos para el tratamiento.
Lo más prominente son las alteraciones de la capacidad de un individuo de priorizar comportamientos que resulten en un beneficio a largo plazo por encima de los que ofrecen recompensas a corto plazo y la dificultad creciente para ejercer control sobre esos comportamientos, incluso cuando están asociados a consecuencias catastróficas.
Estos avances en nuestra comprensión del desarrollo cerebral y del papel de los genes y el entorno en la estructura y función cerebrales han conformado un fundamento a partir del que se pueden desarrollar herramientas más efectivas para prevenir y tratar el trastorno por consumo de sustancias.
Nuestra comprensión del trastorno por consumo de sustancias ha avanzado de manera significativa en las 3 últimas décadas, en parte gracias al importante progreso de la investigación en genética y neurociencias y al desarrollo de nuevas tecnologías, incluyendo herramientas para interrogar cambios moleculares en poblaciones neuronales específicas en modelos animales de trastorno por consumo de sustancias, y también gracias a los dispositivos de imágenes cerebrales para evaluar la función cerebral y la neuroquímica en los humanos.
Estos avances han permitido entender los procesos neurobiológicos a través de los cuales los factores biológicos y socioculturales contribuyen a la resiliencia o la vulnerabilidad al consumo de drogas, o a la adicción a las mismas.
La delineación de neurocircuitos alterados en la adicción, que incluye circuitos que median la recompensa y la motivación, el control ejecutivo y el procesamiento emocional, nos ha permitido entender los comportamientos aberrantes de los individuos adictos y ha planteado nuevos objetivos para el tratamiento.
Lo más prominente son las alteraciones de la capacidad de un individuo de priorizar comportamientos que resulten en un beneficio a largo plazo por encima de los que ofrecen recompensas a corto plazo y la dificultad creciente para ejercer control sobre esos comportamientos, incluso cuando están asociados a consecuencias catastróficas.
Estos avances en nuestra comprensión del desarrollo cerebral y del papel de los genes y el entorno en la estructura y función cerebrales han conformado un fundamento a partir del que se pueden desarrollar herramientas más efectivas para prevenir y tratar el trastorno por consumo de sustancias.
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