Un estudio a largo plazo sugiere que sí | 16 DIC 19
¿Puede la actividad física afectar los pródromos del Parkinson?
Una mayor actividad física se asocia con una disminución del riesgo de enfermedad de Parkinson posterior
Autor: Hughes KC et al. Fuente: Neurology 2019 Dec 3; 93:e2157. (https://doi.org/10.1212/WNL.0000000000008567) Physical activity and prodromal features of Parkinson disease
Los investigadores buscaron descubrir una posible relación entre la actividad física y las características prodrómicas de la enfermedad de Parkinson (EP), características que preceden al diagnóstico clínico, utilizando el Estudio de salud de las enfermeras y el Estudio de seguimiento de profesionales de la salud.
Los participantes fueron seguidos desde 1986 hasta 2012, con evaluaciones al inicio y longitudinalmente en muchos períodos consecutivos de 24 meses a partir de entonces.
Las probabilidades de manifestar tres o más características prodrómicas asociadas con la aparición posterior de EP fueron aproximadamente un 35% más bajas en la cohorte de pacientes clasificados al inicio del estudio en el quintil más alto de actividad física en comparación con el quintil más bajo.
Los autores señalan investigaciones anteriores que muestran que una mayor actividad física se asocia con una disminución del riesgo de enfermedad de Parkinson posterior. Los hallazgos actuales se suman a la literatura al examinar los efectos sobre los síntomas prodrómicos.
Una debilidad importante de este estudio fue que las características prodrómicas no estaban presentes al inicio del estudio. Además, la pérdida temprana de dopamina en estos pacientes puede haber contribuido a menos ejercicio.
Sin embargo, los autores destacan probabilidades similares en un metanálisis reciente sobre actividad física y riesgo de EP, que mostró un riesgo 34% menor con la tasa de actividad más alta versus la más baja.
Colectivamente, la evidencia sugiere que el ejercicio es una recomendación razonable para aquellos en riesgo o preocupados por su riesgo de enfermedad de Parkinson.
Los participantes fueron seguidos desde 1986 hasta 2012, con evaluaciones al inicio y longitudinalmente en muchos períodos consecutivos de 24 meses a partir de entonces.
Las probabilidades de manifestar tres o más características prodrómicas asociadas con la aparición posterior de EP fueron aproximadamente un 35% más bajas en la cohorte de pacientes clasificados al inicio del estudio en el quintil más alto de actividad física en comparación con el quintil más bajo.
- Estas características prodrómicas fueron estreñimiento, probable trastorno del comportamiento del sueño REM, somnolencia diurna excesiva, depresión y dolor.
- Ciertas características prodrómicas (hiposmia y problemas de visión del color) no se asociaron con la actividad física.
Los autores señalan investigaciones anteriores que muestran que una mayor actividad física se asocia con una disminución del riesgo de enfermedad de Parkinson posterior. Los hallazgos actuales se suman a la literatura al examinar los efectos sobre los síntomas prodrómicos.
Una debilidad importante de este estudio fue que las características prodrómicas no estaban presentes al inicio del estudio. Además, la pérdida temprana de dopamina en estos pacientes puede haber contribuido a menos ejercicio.
Sin embargo, los autores destacan probabilidades similares en un metanálisis reciente sobre actividad física y riesgo de EP, que mostró un riesgo 34% menor con la tasa de actividad más alta versus la más baja.
Colectivamente, la evidencia sugiere que el ejercicio es una recomendación razonable para aquellos en riesgo o preocupados por su riesgo de enfermedad de Parkinson.
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