El objetivo principal para las autoridades sanitarias mundiales es la contención del coronavirus, y todos los resultados apuntan a que las medidas están consiguiendo los resultados esperados. Se aspira a que el nuevo agente no se incorpore como un agente habitual en la patología de la especie humana, lograr lo que se consiguió con la epidemia de SARS de 2003, cuando el virus se propagó de pequeños mamíferos a personas en China. Este brote alcanzó rápidamente proporciones globales, pero se contuvo en 2003. No se han reportado nuevos casos de SARS desde 2004.
Para ello, entre las actuaciones más destacadas está la suspensión de actividades que suponen una congregación de personas, como partidos de fútbol, conciertos, etc. El alto riesgo de contagio se debe a que no hay inmunidad previa contra el SARS-CoV-2 (el virus que causa el COVID-19) , y tampoco hay una vacuna preventiva, según informan los expertos.
El coronavirus está afectando a todos los sectores de la vida, desde la Economía y su impacto en la Bolsa, hasta los deportes, las empresas, las escuelas, etc. En el ámbito político, parece que hay consenso entre el Ministerio de Sanidad y las CC. AA. para manejar una situación que varía cada día. De hecho, son diarias las comparecencias de Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, para dar los datos actualizados y ofrecer una imagen de transparencia y rigor, mientras que el Consejo Interterritorial está jugando su papel integrador con las comunidades autónomas.
En el ámbito sanitario, el Ministerio de Sanidad está liderando todas las acciones que se desarrollan en torno a la situación. Además, y en constante coordinación con las CC. AA., ha tomado una serie de medidas que afectan muy directamente a los profesionales sanitarios. Una de ellas fue anunciada recientemente por Salvador Illa, ministro de Sanidad, y se refiere a la cancelación de los congresos que impliquen a personal sanitario.
Baja letalidad
Según datos de la OMS, la letalidad es inferior al 2%, si bien son especialmente vulnerables pacientes con patologías respiratorias previas, inmunodeprimidos, etc. La mortalidad en menores de 40 años es solo del 0,2%. Los informes internacionales apuntan también a que en China la epidemia está siendo controlada, aunque el nivel de riesgo continúa muy alto. A modo de ejemplo, destaca que el 20 de febrero aparecieron 399 casos nuevos y fallecieron 115 personas, mientras que el 4 de marzo se produjeron 130 casos nuevos y 31 fallecimientos. En contraste, el número de casos está en crecimiento en el resto de países.
El doctor José María Molero, del Grupo de Trabajo en Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), cree que España registrará un “incremento de casos de forma contenida” durante las próximas “4-6 semanas” hasta alcanzar un pico máximo de incidencia, y que a partir de ahí se producirá “un descenso progresivo de nuevos casos”.
Además, el experto no descarta que el virus mute, aunque no lo haya hecho hasta ahora. “Es un virus nuevo, que ha mutado con anterioridad a la infección del ser humano, por lo que es más inestable y no podemos estar cien por cien seguros de qué camino tomará. No obstante, es cierto que desde su aparición ha mantenido unos rasgos constantes en cuanto a letalidad y a características de la población infectada. La secuenciación de diferentes muestras de este coronavirus no han mostrado mutaciones”, concluye.
Por ahora, la parte más positiva es que el cuadro clínico parece no distinguirse mucho de uno gripal, es decir, tos, fiebre y cefalea autolimitados en unos pocos días. Solo las personas con edad avanzada y/o con otras patologías previas (bronquitis crónica, insuficiencia cardiaca, cáncer, etc.) pueden experimentar complicaciones respiratorias más graves. Especialmente deben tratarse las sobreinfecciones bacterianas y las neumonías.
Posible desabastecimiento de fármacos
Otra de las consecuencias de la epidemia, según la patronal Medicines for Europe, podría ser el desabastecimiento de fármacos, aunque por ahora no hay problemas de suministros. Si la situación dura más tiempo se podría producir “un fuerte impacto en el suministro”. Por su parte, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) está pendiente de los posibles problemas de las compañías derivados del parón en la producción en las fábricas de China por la crisis del Covid-19.
Investigación y tratamientos eficaces
Los representantes de las principales compañías farmacéuticas de EE. UU. se han reunido recientemente con el presidente Donald Trump, para intentar acelerar la elaboración de una vacuna contra el coronavirus. Los expertos consideran que dicha medicación podría tardar más de 18 meses en llegar a los pacientes.
Una de las compañías que ya ha comenzado a trabajar es Takeda, que precisamente ha anunciado a miembros del Congreso de Estados Unidos que está iniciando el desarrollo de una globulina hiperinmune (H-IG) policlonal anti-SARS-CoV-2 para el tratamiento de personas de alto riesgo. También está analizando si productos comercializados y en desarrollo de su cartera podrían ser tratamientos eficaces para los pacientes infectados.
Eficacia y seguridad
Otras compañías que han iniciado también investigaciones y ensayos clínicos son PharmaMar, Janssen, Moderna, GSK, Inovio Pharmaceuticals, Novavax, MSD o Gilead Sciences, así como la Universidad de Queensland (Australia). Las investigaciones están muy avanzadas, pero todavía queda probar los efectos secundarios, etc.
En España, un grupo del Centro Nacional de Biotecnología (CNB), perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), está trabajando desde hace años en vacunas contra los coronavirus.
Todos estos grupos de investigación esperan obtener pronto buenos resultados en eficacia y seguridad. Por ahora, el lavado de manos frecuente con agua y jabón es la manera más eficaz de evitar el contagio.
Ilustración realizada por “The visual Thinker”.


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